Almas Mudas: "Pura Velocidad"

El pasado 15 de Noviembre se puso a la venta “Pura Velocidad”, primer disco de Almas Mudas, grupo cuya andadura comenzó hace alrededor de cinco años. Desde entonces se han pateado todas las salas de Madrid y Zaragoza encontrando el sin sabor de recintos semivacíos y la gloria de haber teloneado a bandas como Sidecars, hasta que hace poco más de dos semanas llegó  ese momento culminante en la carrera de todo artista que supone la publicación de su obra inicial.
Es probable que el nombre de la banda y hasta sus canciones, sean conocidos por parte de nuestros lectores y del gran público, puesto que el suyo es un caso paradigmático dentro de nuestro panorama musical, debido a sus constantes apariciones en televisión.
 
Haciendo memoria creo que pocas bandas noveles, por  no decir ninguna, han gozado de la repercusión que ellos han tenido, aunque la mayoría de sus apariciones hayan tenido lugar dentro de la programación de Cuatro y Telecinco, en el marco de programas que, siendo generosos, calificaremos como de más que dudosa calidad.

Que nadie entienda mal nuestro planteamiento, pues creemos que tele, e incluso esos programas de cotilleos, representan un medio de difusión tan válido como otro cualquiera. Al fin y al cabo de lo que se trata es de promocionarse ante el mayor número de gente posible y el que diga lo contrario miente. 

Todo esto sería muy lícito de no ser por el hecho de que la escucha del disco despierta ciertas dudas. Personificadas en que el mismo parece dejarles a mitad de camino, y sin saber  muy bien por dónde tirar exactamente, de la comercialidad, bien entendida en ciertos pasajes del mismo, y la búsqueda de un sonido indie, que les emparenta con parte de lo más exitoso de la escena alternativa. La cual, todo sea dicho, no creemos que vea con buenos ojos la aparición del quinteto en un mismo plató a escasos metros de la figura de Tony Genil, por citar un ejemplo. Porque sí, los chicos de Almas Mudas visten modernos, emulando en sus poses y hasta en la iconografía de la galleta del disco a los Strokes, más tarde abordaremos el tema de la personalidad, pero no, no es lo mismo serlo que parecerlo. Y no creo que tarden en aparecer los que digan que lo suyo no es más que un producto de marketing. Ciertos tics invitan a pensar así.
En el otro lado de la moneda y para contrarrestar los planteamientos expuestos arriba, es innegable que han facturado un puñado de canciones, no todas pero sí unas cuantas, que suenan muy bien y que están brillantemente producidas y masterizadas, trabajo que ha recaído en las manos de Kim Fanlo (Nena Daconte) y Mike Marsh (Oasis, Depeche Mode, Stereophonics).
Algunas como decimos les acercan a una comercialidad bien entendida que les emparenta directamente con Pereza o con su sección juvenil, los anteriormente citados Sidecars. Tal es el caso de las aceleradas y guitarreras, “Secta Juvenil”, “Estilo Bowie” o “Pura Velocidad”, por poner tres ejemplos.
Otros cortes  nos hacen pensar en grupos como The Strokes, Arcade Fire e incluso The Editors,  es aquí donde más brillan y donde creo que podría encontrarse su sitio real. Como queda patente en “Guerra y Paz”, brillante en arreglos, lástima no haber trabajado un poco más la letra, “Jaula de Fiesta”, o la épica “Big Bang”.
En definitiva estamos ante un primer trabajo que muestra buena parte de las condiciones que poseen los chicos de Almas Mudas, pero que lamentablemente evidencia una serie de dudas que sería conveniente despejar de cara a la edición de un próximo trabajo.
Creo que orientar el barco hacía un destino u otro es vital, pues no es lo mismo el indie que el mainstream, aunque hay ciertas fronteras que cada vez se tornan más invisibles, y no lo decimos con ánimo de parecer talibanes ni sectarios, puesto que desde “El Giradiscos” no miramos etiquetas, aquí gusta indistintamente Pereza o The Strokes. Nuestra crítica va orientada hacia la necesidad de definir claramente el sonido del grupo y la liga en que quieren jugar.
Por último dos consejos, si se nos permite la libertad. Los referentes siempre están presentes, pero no es necesario calcar la estética, ni la iconografía de las bandas que más nos hayan calado. Es innegable el influjo de otros artistas en la carrera de cualquier músico, pero de ahí a mimetizar va un trecho y siempre es preferible buscar, para acabar por encontrar, la personalidad de uno mismo. Y por último a nivel comercial creemos que si en tu disco colabora un maestro de los arpegios, como es el caso de Juan Valdivia, ex guitarra de Héroes del Silencio, no puedes darle una canción como “Mi Estrella”. Es una lástima desperdiciar esa bala en un tema que no está, ni de lejos, entre lo mejor del álbum.
Por: Javier González.