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Entrevista: Santi Carulla (Los Mustang)

“Más de una vez nos dijeron que “unos ingleses” cantaban nuestras canciones” 

Por: Amaia Santana 

"Gracias por acordarte de Los Mustang". Lúcido y caballeroso, Santi Carulla (Barcelona, 1942), la voz del grupo de versiones por antonomasia en la España de los 60, sigue defendiendo su repertorio sobre el escenario. Casi 60 años después de que firmara su primer contrato discográfico a los 17 años, y abandonara su incipiente carrera en Derecho. "En realidad lo autorizó mi padre, pues yo no tenía edad legal para firmarlo", puntualiza. Artífice, junto al fallecido guitarrista Marco Rossi, de la traducción al pop en español de temas de Los Beatles, Cliff Richard, The Walker Brothers, Scott McKenzie o David Bowie, entre otros muchos, asegura que la música es lo único que no le ha fallado nunca. Y admite su predilección por la música de su época, es decir, "la del inicio del pop". "Seguramente me llamen antiguo, como en su momento yo mismo me reía de los que criticaban a los Beatles. Hoy en día podemos comprobar que eran unos hermanitos de la caridad…", bromea.

En más de una ocasión ha recordado que fueron la primera banda en versionar a Bowie. ¿Cómo es que hay que recordarlo? Sería un hito entonces… 

Santi Carulla: Quizás fuera un hito para la gente de nuestra edad. “Starman” fue una de las primeras canciones que se dieron a conocer, al menos aquí en España. Bowie ya era un ídolo, sin lugar a dudas. Para la gente más joven, que no vivió aquella época, está muy bien recordar que Los Mustang la tradujimos como “El Hombre Estrella”, y en su momento, tuvo mucha aceptación. 

Además de las particularidades de cada idioma (inglés, francés, italiano), ¿cómo se las arreglaban para adaptar los ritmos y melodías de las canciones al español, y que a su vez se mantuvieran fieles al original? 

Santi Carulla: El guitarra solista Marco Rossi, fallecido hace unos años, y yo, nos encargábamos de las adaptaciones. Era bastante complicado, sobre todo al principio. Querías hacer una traducción muy literal y a veces decías palabras que musicalmente no sonaban bien. Sobre todo traducíamos del inglés, un idioma radicalmente distinto del español. El anglosajón es de muchos monosílabos; en cambio en español igual teníamos que decir “a-bra-zán-do-te”, “te quiero muchísimo”, cosas así (risas). Intentábamos ser fieles a lo que el autor original quería expresar en sus textos.

Cuentan en su haber con versiones muy celebradas. Con permiso de Little Tony, considero que vuestro “Molino al viento” tiene mucha más fuerza que el original… 

Santi Carulla: Bueno, eso es un magnífico piropo, ¡fíjate que contento me quedo! (risas). Cuidábamos mucho la parte instrumental. Es cierto que mucha gente, por el mero hecho de escucharla traducida al español, le concedía un valor añadido. El público español quería entender las canciones del momento en su idioma, y allí estaban Los Mustang para decirles que “All we live in a Yellow Submarine” era “Amarillo el submarino es…”. ¡Y a por otra canción! 

Gracias a EMI, recibían música extranjera antes que nadie, y en España sonaban (mucho) antes sus versiones que las originales… 

Santi Carulla: Pues sí, teníamos esa ventaja (sonríe). Nos ocurrió con “Oh Carol”, de Neil Sedaka; también con uno de nuestros mayores éxitos, “Los Jóvenes”, versión del tema “The Young Ones” de Cliff Richard. En más de una ocasión nos dijeron: “¡Hemos oído a unos ingleses cantando vuestras canciones!” (risas). 

Al margen de las adaptaciones, en 1970 ‘arriesgaron’ con su tema más psicodélico, “Reino Prohibido en el Himalaya”. ¿Qué propició esta aventura? 

Santi Carulla: Indudablemente es una rareza en nuestra carrera. A principios de los 70, aparecieron las discotecas, la gente quería aquel volumen fortísimo y la música en directo decayó. Fue entonces cuando decidimos innovar un poco con una composición propia, basada en la teoría de la cosmogonía y en el libro de Michel Peissel, que dio título a la canción. En América tuvo mucho éxito; sin embargo en España no cuajó. La gente esperaba de nosotros otra historia. 

¿Por qué ese paréntesis de 1975 a 1978? ¿Se debió a ese auge de la discotecas, o quizá estaban agotados de seguir el ritmo de giras interminables? 

Santi Carulla: Fue un poco de ambas cosas. Llevábamos bastante tiempo en activo, desde el año 60. Muchos viajes... Ten en cuenta que las carreteras y los automóviles, en aquellos años, eran bastante incómodos. Los viajes suponían un esfuerzo titánico para nosotros. Aquello nos cansó un poco, la verdad. No parábamos de hacer giras. Había meses que hacíamos más actuaciones que días tenía el mes. Coincidió además con la eclosión de las discotecas, también aparecieron los cantautores… Quizá la gente, que cambia bastante de parecer, se inclinó por otro tipo de música. De todos modos esto duró poco tiempo, y al cabo de tres años, Gay Mercader tuvo la idea de llamar a Los Mustang y a otros grupos de la época, para iniciar este revival. Y desde junio de 1978 hasta hoy (risas). Los Mustang, sí, en el 2000 desaparecieron como grupo, pero yo me resistí a marcharme y quise continuar defendiendo nuestro repertorio. Esta es la historia. 

¿Qué le motivó a continuar al pie del cañón? Es un mundo bastante complejo… 

Santi Carulla: Sí, pero ahora me lo tomo de otra forma. Hoy en día los coches son mejores, las autopistas existen también (risas), también viajo bastante en avión con mi nueva banda, seleccionamos las actuaciones... Desde ese punto de vista, estamos mucho mejor. Cuando el grupo se deshizo, ví a amigos y fans nuestros derramar lágrimas -¡no exagero!-, decían: “Madre mía, ¿os vais? ¿Dónde os podremos ver ahora?”. Esto me animó a seguir; no quería ‘dar la espalda’ a toda la gente que nos sigue. La banda estaba cansada físicamente, pero yo me veía capaz de continuar un poco más. No fue nada problemático poder continuar en la brecha, enseguida encontré músicos que conocían el repertorio. La gente sigue recordando nuestras canciones, las cantan conmigo y las llevan en su memoria y en su corazón. Te aseguro que una satisfacción de este tipo no se paga con nada material. Tener el respaldo del público es un premio verdadero.

Recientemente, Los Bravos ‘saltaron’ a la actualidad gracias a Tarantino, quien les incluyó en el tráiler de su última película (“Once upon a time in Hollywood”). ¿Tiene que venir Tarantino a poner en valor nuestro acervo musical? 

Santi Carulla: ¡Los Bravos! Es un orgullo para nosotros, ¡claro que sí! Una cosa es el público, que nunca ha olvidado a Los Mustang, ni a Los Bravos, ni a Los Brincos, ni a ningún grupo de los que estábamos en el candelero por aquel entonces. El olvido viene más bien por parte de las instituciones. Yo llevo 59 años sin bajarme de un escenario, con la excepción de esos tres años en los que nos Guadianizamos y desaparecimos un poco. Nunca ha habido un reconocimiento ni un triste premio. Tampoco es que lo necesitemos, pero es curioso que, a diferencia de otros lugares, aquí las instituciones son más reacias. Por fortuna, tenemos un público que nos quiere y nos reconoce. Sin ninguna duda, es lo que me ha impulsado a continuar. 

En 1966, Los Mustang se alzaron con el trofeo a la banda más popular en un festival de ídolos, compitiendo con Los Bravos, Los Brincos y Los Sírex. ¿Había mucha rivalidad entre los grupos de la época? 

Santi Carulla: Había rivalidad, lógicamente. Nosotros subíamos al escenario a competir con otros grupos, obviamente queríamos ganar. Pero esta rivalidad estaba más enfocada desde el punto de vista del público: había seguidores de un grupo o de otro. Cuando nos veíamos fuera del escenario éramos todos camaradas, había una cordialidad tremenda entre los grupos. Era más bien la gente la que discutía y proclamaba su preferencia por una u otra banda. ¡Pero nosotros nos íbamos de copas todos juntos! (risas). 

Entonces, desde la perspectiva del público, no podías seguir a Los Sírex y a Los Mustang al mismo tiempo. ¿Eras de uno o del otro? 

Santi Carulla: No, no… Al cabo de un tiempo hemos comprobado que eso no es así… Es un poco el mito que se estableció con los Beatles y los Stones. A la gente le gusta exactamente igual tanto uno como otro. Con los Sírex, al ser también de Barcelona, tuvimos cierta rivalidad. Quizá en aquellos años era un poco más marcada, pero hoy en día el público asiste tanto a una actuación nuestra como a la de los Sírex, o Los Brincos. La gente se lo pasa fenomenal, con tal de que sea música de los años 60 (risas). Esto no falla. 

¿Qué opinas de la escena musical de hoy?

Santi Carulla: Evidentemente, ha mejorado muchísimo. La gente estudia música, algo que en nuestra época no hicimos. No éramos músicos de estudio, sino de oído. Hoy en día, los chavales están yendo a las facultades a aprender música, y esto es importante. Quizá nuestros padres eran más reticentes; que un hijo tuyo se convirtiera en artista tenía unas connotaciones bastante negativas. Hoy en día, tenemos ejemplos clarísimos de lo contrario. Vemos programas como “OT” o “La Voz”, donde los padres y familiares de los concursantes les apoyan de manera absoluta, y quieren que triunfen en el mundo de la música. Esto antes no sucedía. Por otro lado, la música de hoy está excelentemente interpretada, muchos músicos tienen toda mi admiración. Pero, bajo mi punto de vista, sigo encontrando más atractiva la música que hacíamos en los 60 y que supuso, en parte, el inicio de la música pop en el mundo. Existen incontables artistas; las décadas de los 50, 60 y 70 fueron muy afortunadas desde el punto de vista musical. Yo me quede aquí... 

Desempeñó el cargo de director comercial en la discográfica DIVUCSA durante 10 años. ¿Qué visión le merece la industria musical actual? 

Santi Carulla: El panorama ha cambiado mucho. Fui muy feliz durante esos diez años en que ejercí de director comercial en DIVUCSA, para mí fue muy importante. Las compañías, hoy en día, están de capa caída, por decirlo de una forma suave. Han tenido un poco la culpa internet y las redes sociales. Es muy fácil bajarte la música sin pagar ni un euro. Esto ha sido muy negativo para la industria. No hay más que ver el espacio dedicado a los discos en los grandes almacenes. Antes había toda una planta dedicada a la música; hoy en día, allá en un rinconcito encuentras cuatro discos, los últimos que han salido. ¿Qué quiere decir eso? Que la gente no compra discos, salvo una minoría -diría que casi anecdótica-, de coleccionistas, que siguen amando el vinilo. Ahora puedes escuchar música en aparatos reducidos, no hace falta tener el soporte físico. Sólo hay que fijarse en el transporte público, la gente va con sus auriculares escuchando música... 

Leo en su curriculum que ha sido ponente “sobre las costumbres de los 60 y 70”. ¿Qué hábitos de entonces echa en falta? 

Santi Carulla: Se han perdido muchas costumbres, sin duda. Desde el punto de vista de la educación, quizá antes teníamos un respeto… que hoy no se ve de la misma manera. Teníamos una preocupación incluso entre hombres y mujeres, entre mayores y jóvenes… Eso se ha olvidado un poco, y es algo que echo en falta, la verdad. Pienses de una manera o de otra, parece que nos cuesta mucho menos que antes levantar la voz en defensa de una bandera o de un modo de pensar. Creo que antes nos dedicábamos más a cosas que nos gustaban a todos, a la música por ejemplo. Había un respeto y una dedicación. Hoy en día veo esto distinto, y no me hace feliz. 

¿Estamos un poco a la defensiva, quizá? Todo nos ofende...

Santi Carulla: Quizá sea eso... En fin, yo no me considero uno de esos ofendidos, procuro seguir siendo exactamente igual que era. A lo mejor me llamarán antiguo, seguro que sí (risas); como quizá yo también en su momento me reí de los que criticaban a los Beatles, pues ahora comprobamos que eran unos hermanitos de la caridad… (risas). 

¿Qué habría sido de su vida si en lugar de haber seguido de gira con Los Mustang hubiera continuado sus estudios de Derecho? ¿Lo ha pensado alguna vez? 

Santi Carulla: No una vez, sino muchas… A los 17 años, aún no tenía la edad legal para firmar el contrato con la compañía discográfica, tuvo que firmarlo mi padre para autorizarlo. Es difícil imaginarlo, pero sí, cuando tengo un poco de tiempo, me pongo a pensar en ello… Seguramente me hubiera convertido en un sesudo abogado defendiendo causas perdidas en algún bufete (risas). Empecé la Facultad de Derecho en el 59, pero al ver que la música tiraba muy fuerte y que aquello podía ser un magnífico modus vivendi, pues no dudé en continuar en este camino… 

Eso quizá explique esta afirmación suya en una entrevista: “(La música) es una de las pocas cosas en esta vida que no me ha fallado nunca”. 

Santi Carulla: Efectivamente. La música tiene esa capacidad de ponerte en tu sitio. Recuerdo esa frase, la dije de una forma muy meditada. Sigo pensando exactamente igual: la música es lo único que no me ha fallado nunca. Te puede fallar el trabajo, la familia, los amigos… la vida, en muchísimos aspectos. Y a mí me ha ocurrido, con amigos, en la familia, incluso. Nada exagerado, pero he tenido mis desengaños y sinsabores. Con la música, en cambio, nunca he tenido ni el más mínimo problema. Sólo he recibido cariño de la gente, reconocimiento sincero, quizá porque buscábamos canciones que a la gente le gustaban mucho, e iban directamente a su corazón con aquellas letras fáciles, pero que las apreciaron desde el primer momento. Reconozco que le debo TODO a la música. Ha sido toda mi vida.