Páginas

Entrevista: Los Brazos


"Todas las personas somos mucho más parecidas de lo que creemos."

Por: Kepa Arbizu
Fotografía: Javier Gimeno

En la carrera de cualquier banda llega un momento determinado en el que despliegan todas sus aptitudes. Probablemente, "Universal", el nuevo disco de Los Brazos, represente ese esencial instante. El trío vizcaíno ha dado vida a un excelente trabajo en el que sus nueve canciones parecen talladas con todo el mimo y esmero sin perder su naturaleza visceral. Como si de extender las alas se tratara, el álbum recorre, con la siempre imponente brújula del hard-rock y el rock and roll más directo y contundente, diferentes recovecos sonoros, del blues-swing al power pop pasando por el folk o el country, hasta completar un mapa donde se refleja la excelencia y el especial momento que vive la formación.

Todavía vapuleados por el contenido escondido en este trabajo, urgía hablar sobre él con sus autores, que no son otros que Txemi Gandara, Koki Chamorro y William Gutiérrez, atronadora voz y guitarra, siendo este último el encargado de departir con nosotros para desmenuzar una de esas grabaciones llamadas a ser trascendental para la banda y para cualquier oyente de este tipo de sonidos.

Exceptuando el disco en directo, "Live", han pasado casi siete años desde vuestro anterior trabajo de estudio, "Gas", ¿todo ese tiempo ha sido parte de un proceso laborioso de realización o como en tantos casos la pandemia ha influido en su salida?

William Gutiérrez:  "Universal" iba a haberse publicado en primer lugar antes del propio "Live", pero pensamos que, por lógica, aquél tenía que salir primero. Finalmente decidimos que el actual trabajo se publicaría en la primavera del 2020, pero la pandemia vino, y ya no tenía demasiado sentido editarlo hasta que se pudiera coger la carretera en paz. Así que, con todo esto, le teníamos ya muchas ganas a este lanzamiento, vamos.

Sin ánimo de quitarle importancia a las dramáticas consecuencias de la pandemia, ¿crees que ese parón obligado en vuestro alto ritmo de conciertos, grabaciones, en los que estabais inmersos os ha servido para mirar de otra manera la elaboración de este disco y vuestra propia carrera?

William Gutiérrez: Absolutamente. La pandemia nos ha separado físicamente durante periodos, pero sin embargo los tres de alguna forma hemos llegado a conclusiones muy parecidas. Este tiempo ha traído mucha reflexión a las personas, y en nuestro caso ha sido algo similar. Nos dimos cuenta de que no imaginamos la vida sin la banda, que tenemos mucho que decir y mucho que explorar. Hemos estudiado nuestros papeles particulares dentro del grupo, hemos trabajado en ellos y la vuelta al local de ensayo fue como volver a empezar, con la  ilusión renovada y una perspectiva distinta. Es un auténtico gusto saber qué es lo que quieres y compartirlo con tus compañeros de camino.

Uno de los elementos llamativos de este nuevo álbum es el papel que toma una producción más rica en detalles, vistiendo a las canciones de más matices, ¿el disco en su concepción surgió con esa idea o es algo que las circunstancias han propiciado? 

William Gutiérrez: El disco iba a tener muchos detalles que no tenían los anteriores, eso era algo premeditado, pero ese tiempo de espera comentado nos hizo convertirlo en algo completamente distinto: volvimos a grabar el disco, y empezamos a montarlo a partir de tomas grabadas por los tres juntos en el estudio. El parón, el tiempo que hemos dedicado cada uno a estudiar nuestro papel en la banda, la técnica... todo ello renovó por completo nuestra perspectiva de las canciones y del álbum en general. Y todo lo demás lo ha dado el hecho de tener ese mayor tiempo y las ganas de ofrecer un disco muy especial.

Aunque esta vez te has involucrado en ese proceso de producción, es una labor que seguís confiando en las manos de Saúl Santolaria, quien ya parece ser el "cuarto brazo", ¿cómo de decisivo es su papel en el identificativo sonido alcanzado por la banda?

William Gutiérrez: Saúl es alguien que se vuelca mucho en que la gente tenga una experiencia acústica única, algo muy raro de ver a este lado del charco. Yo me centro mucho en la sentimentalidad de la música y en la fuerza de las tomas. Él no disfruta ya tanto de la edición y la grabación en sí, es un campo que domina y en cierta forma creo que no le motiva demasiado. Él quiere hacer sonar las cosas.

Para este disco pensé que lo que se podía probar era darle el material ya listo. Y bueno, parece que ha sido una buena idea, porque hemos encontrado cada uno su sitio y el resultado nos encanta a todos. Supongo que hay que aprender a entender a las personas.

¿Y el hecho de que el disco adopte ese sonido más rico y detallista en algún momento os ha preocupado a la hora de poder trasladarlo en toda su esencia al directo,  o es algo que no os ha detenido a la hora de grabar las canciones de la manera que os pedía el cuerpo?

William Gutiérrez: Bueno, en este caso no mucho. Por un lado ya tocábamos estas canciones en vivo hace tiempo y sabemos que funcionan muy bien. Y por otra parte con el tiempo nos hemos dado cuenta de que lo más importante de un disco es que la gente lo escuche junto al resto de la música, es decir,  llevarte bien con tu ámbito musical. Nuestro público mayoritariamente nos escuchaba aislados de la música que suena en la radio, en el reproductor de CD del coche, y había que ir dando una vuelta a ese concepto desde hace tiempo. Ya en el "Live" empezamos a pensar en ese concepto de sincronización con los discos del entorno rock.

Una de las canciones más especiales del disco es precisamente la inicial "Afraid of the Sun", que pese a su naturaleza de hard rock sureño es primitiva, retorcida, envolvente...

William Gutiérrez: Esta canción era un reto desde el principio, las pocas veces que la hemos tocado hasta el momento ha funcionado muy bien en vivo. En algún momento empezamos a hacer canciones que te transportan y a pensar en estructuras pensadas para hacer sentir cada paso de la canción. La letra habla del miedo a la realidad, a contrastar, y a llamar a las cosas por su nombre que hay hoy en día."

Hay momentos en el disco de extrema contundencia, como "Bon" o "Wait (A Minute)", donde parecen un ejercicio por sacar toda la energía y rabia que lleváis dentro...

William Gutiérrez: No andas nada desencaminado, no... (risas) "Bon" es un grito a lo desesperante que es ver como somos las propias personas las que nos estamos apretando la soga al cuello: queremos una vida de primera pero sencillamente no queremos pagar lo que cuesta y nos frustramos. 

Esta canción era un guiño en vida a Jon Andoni Franco Elorza, gran amigo y colaborador de la banda, la persona que nos llevó a Estados Unidos. Por desgracia, Jon falleció trágicamente durante la pandemia. La canción le encantaba, y de hecho dio el visto bueno a las letras (era expertísimo en inglés y siempre nos las leía antes de cada publicación). Una de las personas con más sentido común del  mundo.

Por su parte “Wait” habla del sentido sin sentido de la pasión: la necesitas aunque te destruya. Esta canción cambió mucho en la segunda grabación y se ha convertido en una de nuestras favoritas. 

Del mismo modo  hay episodios de un alto calado melódico, como el prácticamente  power pop que es "They Don't  Care", donde demostráis que Los Brazos no solo son una cuestión de músculo…

William Gutiérrez: "They Don’t Care" es un canto a las segundas oportunidades y a los finales felices, tan criticados hoy en día. Tiene un aire a los noventa y como bien decía nuestro amigo Pit Idoyaga, parece una canción de Tom Petty cantada por los Foo Fighters. Nos encaja bastante esa definición. (risas).

"(Don't Take It) Personally" transmite ese momento de confianza y seguridad musical que parece vivís, siendo capaces de sonar como una de esas big band al estilo de The Brian Setzer Orchestra donde os manejáis con apabullante soltura entre el blues, el swing..

William Gutiérrez: ¡Gracias! El swing, el country y el rockabilly están presentes desde el nacimiento de la banda y nos encanta.  “Personally” es disfrutona: la letra pone un punto de buen humor a la ruptura de una relación y tiene un aire desenfadado y optimista. 

¿El hecho de que el disco tenga "solo" nueve piezas favorece poder llevar a cabo esa percepción en el oyente de que cada canción es diferente a la otra pero a la vez mantener un espíritu común en todo el disco?

William Gutiérrez: El número de canciones ayuda mucho a tener un concepto global de disco y a enviar un mensaje único. Las grandes historias son muchas veces composiciones de pequeñas anécdotas que dibujan una realidad más compleja. Creemos que es mejor sacar más discos y no pasarse de 9 canciones que lo contrario. Hoy en día se tiende a perder la mitad del mensaje con sólo decir más de una cosa...

Precisamente el disco parece eso, una sucesión de episodio en los que hay que enfrentarse a las circunstancias, en definitiva, la eterna lucha entre lo que uno quiere y lo que la vida ofrece...

William Gutiérrez: Pues sí, efectivamente así es. “Universal” se trata de una sucesión de pequeños episodios vitales que quiere hablar de todas las cosas que afectan a las personas por igual. Nos gusta mucho la idea de intentar hacer ver a la gente que todas las personas somos mucho más parecidas de lo que creemos.

Y a la hora de realizar los textos de las canciones, ¿partes de una idea genérica y le das forma en un contexto imaginado o te inspiran más las situaciones propias y/o ajenas que recibes?

William Gutiérrez:  La mecha de la letra la suele encender, curiosamente, la propia música. Una frase, una palabra, un concepto que viene a mi cabeza cuando estoy tocando la canción. También ocurre a veces que una situación o un sentimiento hace florecer una melodía, pero nuevamente el texto nace cuando empezamos a desarrollar esa melodía.

La portada del disco también resulta muy llamativa y bonita, ese corazón tallado sobre mármol; el calor de la pasión frente al frío material inorgánico ,¿de dónde sale esa imagen y sobre todo qué poder simbólico le atribuís en el concepto  del disco?

William Gutiérrez: La portada proviene de una foto que saqué a una preciosa lápida en mi último viaje, en Segovia concretamente, antes de la pandemia. Justo dos años exactos antes del lanzamiento del single. La imagen habla por sí misma: es una composición que refleja la vida, la muerte, lo duradero de la piedra y lo efímero de la vida cuyos restos contiene. 

Encargamos a Izaskun Barrio (@Vandermottenartwork) que lo plasmara en un dibujo, y ella hizo esa obra de arte que puede uno pasarse horas mirando. Estamos muy satisfechos con el resultado y sabemos que perdurará. Para nosotros habla de nuestra intención de enseñar las cosas que unen a las personas, de nuestra filosofía de vida intentando aportar belleza y singularidad, y de que el realismo puede ser muy positivo.

"Universal" resulta un trabajo de enorme calidad y en el que el grupo parece extender las alas, ¿cómo de importante resulta para llegar a ese momento creativo en el que estáis el hecho de ser tres amigos que lleváis desde el inicio juntos en este proyecto?

William Gutiérrez:  Muchas gracias. Estamos muy orgullosos. Es muy emocionante llegar a un punto en el que todo lo que hacemos nos gusta, nos hace mejorar y nos motiva. ¡Hay que aprovechar estas cosas, que no sabes cuánto van a durar! (risas)

Sois una banda que lleváis algo más de diez años de vida, ¿sentís que ese tiempo ha pasado de forma muy rápida casi sin daros cuenta o desde dentro sois conscientes de la evolución que habéis sufrido como músicos y personas?

William Gutiérrez: Pues hay un poco de las dos sensaciones. Algunas cosas parecen que pasaron ayer, y otras parecen haber ocurrido hace mil años. Esta banda no tenía ninguna pretensión y es muy llamativo que haya evolucionado así. Nos encontramos por pura casualidad y ahora no entendemos la vida sin los demás.