Alavedra, Pantocrátor y Los Yolos; la Barcelona ácrata que zarandeó el Primavera Sound


Por: Pepe Nave

En uno de los márgenes del mastodóntico Primavera Sound, celebrado el pasaso 9, 10 y 11 de jumio en el Forum de Barcelona, en un pequeño escenario con el nombre de una famosa marca de bourbon, pudimos ver en tres días consecutivos a tres bandas de guitarras de Barcelona aparecidas en el último lustro, como son Alavedra, Los Yolos y Pantocrátor. Si algo común, aparte de la procedencia y las guitarras eléctricas, se puede decir de las tres es que sus conciertos provocaron el baile generalizado y el pogo entusiasmado de las primeras filas del público presente, y es que los tres han sido capaces de generar un fenómeno de fan que últimamente, con tanto saltar de un grupo a otro en las plataformas de streaming, no es fácil de encontrar. Para no realizar más aseveraciones engañosas en común iremos por partes, hablando de cada uno en el orden cronológico en que actuaron jueves, viernes y sábado respectivamente.

Alavedra

Se definieron ellos mismos como parte del Carmel Sound junto a Pantocrátor y Diamante Negro, una coña por su barrio de procedencia, pero posteriormente les han adjudicado las etiquetas tropipop o punketón pop; el humor corrosivo es parte fundamental de la banda como se puede comprobar además en sus letras desde su primer EP de 2018 "A la merda", que contaba entre otras con una versión del "Johnny B. Goode" de Chuck Berry en catalán titulada Jordi Pujol y otra versión de la famosa lambada, "La Llambada", que aunque no las tocaron sí interpretaron “Picatxu”, que abre el set de manera enérgica y nuevaolera. Algunos de los miembros del grupo participan en otros proyectos, caso del cantante y bajista Dani, con el alias Bearoid cuando toca en solitario, o Xiri, el guitarra al que vimos, en la batería, con Pantocrátor junto con Genís, el otro guitarra. Se palpa el colegueo y lo bien que se lo pasan en el escenario. De hecho, en alguna de las canciones Dani cede el bajo a un colega que estaba bailando entre las primeras filas del público.

El EP "Tu rostro mañana", de 2019, con un sonido más profesional siguió la onda gamberra con himnos como "Cisgluten", que contiene frases como “El trigo es el nuevo eje del mal/Benito Mussolini es el pan” durante la cual, cuenta la leyenda urbana, que en pasados conciertos los fans les tiraban trozos de pan; esta vez no la tocan, no es cuestión de provocar. Un nuevo Ep en 2020, "Mendizábal" los presentaba con un sonido más pop y menos aguerrido que el que se puede ver en sus conciertos como se vio en su interpretación de uno de sus hits, “Teleoperador”, una letra hecha para cuando os llamen a dar la chapa comercial y le confeséis al operador de turno que os estáis muriendo literalmente o “La de Instagram”, canción para fallidos aspirantes a famosos en redes sociales, o sea prácticamente la mayoría de todos nosotros, (menos quizás tú, lector de esta crónica), que resultó uno de los puntos álgidos del concierto con sus fans coreando su explosivo estribillo en medio de un pogo. Antes sonaron su estupenda versión del “Fiebre”, de Bad Gyal, y el single nuevo “Psicópata”, la más reposada del día y lo más parecido a una canción de amor que tienen, pero con una vuelta inquietante como apunta su título, avisados quedáis. Por supuesto también sonaronvarias de las canciones de su único LP hasta la fecha, "Uf Venga", del año pasado, colección con sonido más enérgico sin perder de vista el pop, como muestran “T-odio”, “Persona Deconstruida” y “Tórrido romance”, con afiladas guitarras y sentido del humor que no deja títere con cabeza. También “La jota del poliamor” una falsa balada con ritmo jotero con estrofas muy celebradas como “Todos mis amigos tienen novia menos yo/Por que se me ha ocurrido ahora hacerme del poliamor/Todos se están besando/Como en fin de año” con la que cierran el concierto por todo lo alto. El concierto fue breve, pero habrá que seguir sus desventuras y locuras en próximos lanzamientos y estar atentos a su paso por nuestras respectivas ciudades para ir a celebrar con ellos, preferiblemente en sala. No seáis brutos y no llevéis pan.

Los Yolos

Si las otras dos bandas de las que estamos hablando, comparten miembros, procedencia y hasta ciertas pautas de su música, Los Yolos van por otro lado. Ellos mismos se definen en su bandcamp como rock del Raval barcelonés. Estilísticamente, aunque en una escucha sin atención alguien podría citar el hoy en día omnipresente post-punk, algo de ello hay, lo suyo no pertenece a la rama estilizada del género, está conectado con la carnalidad y el peligro de por ejemplo los Stooges, más contenidos eso sí. No obstante, con las letras en castellano la primera referencia que le puede venir a uno podría ser Parálisis Permanente o Décima Víctima, sobre todo en la canción que abrió el concierto, “Joven Pensador”, de su primer EP, "YLS",de 2018, o en “Sintético”, de su reciente EP, "Rock Ciudad", con una progresión en la producción respecto a sus anteriores trabajos y que puede traer a la mente referencias actuales como los vascos Vulk. En todo caso, solo son pinceladas, ellos buscan su sonido en muchas otras fuentes. Por ejemplo, otra conexión que hace click al verlos en directo son los primeros Burning, hay algo de aquel tono canallesco y provocador de los madrileños en la actitud y las letras. Uno lo aprecia al escuchar “Vis a Vis”, canción carcelaria de sus "Grabaciones 17-19" con la que cerraron soberbiamente su actuación. También se palpa el golferío en alguno de los temas del citado "Rock Ciudad" que tocaron al completo. Es el caso de “Empalmao” y su explícito “hoy me he despertao empalmao” con los movimientos provocativos del cantante Raúl Paez, que impacta como imagen del grupo. No es que haga nada nuevo que no se hiciera en los años setenta, pero es que el panorama del indie y el rock de los últimos veinte años con tantos cantantes colgados del pie de micro, con actitud de timidez hacia el público o cantantes guitarrista estáticos, hace que resulte sorprendente ver a un joven frontman ataviado con un collar de perro y pantalones imitando la piel de cocodrilo, bailando con descaro entre el público, subiéndose por el andamiaje de las luces o haciendo movimientos obscenos con el micrófono. “Carita de Luna” muestra su lado tierno, es lo más mesurado del lote, antes de las más potentes “Bruja Mecánica” y “Controlo”, que traen vibraciones de los Joy Division más eléctricos y aguerridos, antes de que sonaran las más añejas “El peso del tiempo” y la comentada “Vis a vis”. Un concierto corto pero intenso.


No es fácil que te impacte en directo una banda que no conocías, de la que ni siquiera habías escuchado ninguna canción, como es el caso, pero ahora ya no se nos olvidará ni su nombre, ni su imagen, ni su sonido. Ojalá los podamos ver pronto de nuevo.

Pantocrátor

El sábado 11 de junio fue el turno de Pantocrátor, banda hermanada, como hemos comentado al principio, con Alavedra, con la que comparten dos miembros, pero no los protagonistas, que aquí son Marina, a los teclados y segunda voz, y Marta Delmont, voz principal y bajo. Por cierto, para los que queráis indagar, Marta ejercía de cantautora country pop en inglés, un registro muy distinto, previamente a formar parte de la banda. Al igual que Alavedra, apuestan por un sentido del humor crítico y gamberro y un sonido punk rock con melodías pop, pero sea por la personalidad de Marta a la voz entre otras cosas, suenan claramente diferentes. 

Hasta ahora habían publicado tres EPs desde 2019 a 2021 y un único LP, ·Sálvame, este año. Precisamente abrieron el concierto con la última del disco, “Continuará (Jeta)”, que suena a declaración de principios para no ser uno de esos sinvergüenzas con tan buena prensa.  Las referencias que a uno le vienen a la mente son muchas, desde las más pop como TCR o Juniper Moon, pasando por las ironías con guitarrazos de Los Nikis o Los Punsetes, pero hay algo en la forma de cantar de Marta y en la construcción de las letras que los hace únicos. Fueron cayendo temas de todos sus trabajos, y fueron unos cuantos en el breve concierto, ya que no suelen pasar de los dos minutos en cada canción. De "Villacapullos "(2019), gran título, por cierto, tocaron “Caballo de Troya”, “El ministerio de las básicas” y “Calatrava", con aire sixties acentuado por los teclados de Marina, en la que una resbaladiza pasarela del arquitecto valenciano es el escenario de las penurias de la protagonista. Suenan bastante fieles al trabajo en estudio pero más fieros y efervescentes, como corresponde.  

De "La Masacre de Putis", qué arte para titular, son; “La Cruzada del Amor”, “el Pánfilo de Narváez” y “No te Puto Pilles”, que suena relativamente pronto siendo su canción más escuchada en plataformas, un aviso a navegantes enamoradizos a la primera de cambio. La sorna también está presente en los comentarios entre canciones (“Hola, somos Alavedra…jeje…es una broma privada para los que nos conocen”.

De su comentado LP sonaron seguidas dos de las más aceleradas del setlist, como “Teléfono de aludidos”, una carcajada a costa de esos teléfonos de ciertos programas de televisión, y “Polígrafo”, también una guasa con el detector de mentiras del programa que da título al álbum y cuyo nombre está incluido en la titulada “En Anteriores Capítulos”: “estoy de puta madre, pero sálvame”, que aparentemente cierra el concierto con la mitad del público envuelto en un vibrante pogo. ¿El final del concierto? Pues no, porque espera, se arrancan con una versión de Coti (¡!), “Nada fue un error”, en clave de enérgico power pop, y oye, fuera ironías, suena gloriosa, la gente la corea y otro pogo al canto, pese a lo “requetescuchada” que estuvo la original, ahí había una melodía y ellos han sabido llevarla a su terreno. Ahora sí, fin de fiesta, nunca mejor dicho y con ganas de más que nos dejan. Atentos, dejad que os salven.