Los primeros pasos de Wilco, dos décadas después

Aprovechando que Wilco acaban de volver a lanzar sus dos primeras referencias en lujoso formato analizamos sus primeros pasos y repasamos los jugosos extras que han desempolvado para la ocasión. 

Por: Artemio Payá 

Si hablamos de los inicios de la banda de Illinois es inevitable acudir al abrupto final de los seminales Uncle Tupelo, grupo universitario formado por Jeff Tweedy ( bajo, voz ), Jay Farrar ( guitarra, voz ) y Mike Heidorn ( batería ), que aunaba por igual su amor por la urgente energía del punk con la música de raíces norteamericana. La cosa funcionó bastante bien en sus dos primeros y recomendables discos ( "No Depression" y "Still Feel Gone"). A partir de ahí su calidad compositiva sube un peldaño contando con Peter Buck para la producción de su tercer disco ("March 16-20, 1992"). El resultado fue ampliamente satisfactorio a pesar de las disensiones internas ya que Tweedy quería ganar más protagonismo en una nave hasta ese momento capitaneada por Farrar, lo que supuso que cada uno compusiera por su lado en vez de conjuntamente como hasta la fecha, alimentando la fractura entre los dos. No sólo eso, sino que además propició el abandono de Heidorn y la entrada de Ken Coomer en el combo. El punto final lo puso su fichaje por una multinacional para grabar el estupendo "Anodyne" ya con nuevos miembros ( Max Johnston y John Stirratt). Después de tensar demasiado la cuerda tras las sesiones del disco, Jay Farrar anuncia que deja la banda una vez termine la presentación del disco durante el año 1994 poniendo punto y final a Uncle Tupelo.

Ese mismo año recluta a su antiguo compinche Heidorn para formar Son Volt y Jeff Tweedy se queda con el resto de la banda en unos rebautizados Wilco, que casi sin pausa se meten en el estudio con Brian Paulson ( que curiosamente también estaría tras los mandos del debut de Son Volt). A modo de refuerzo reclutan a Brian Henneman, roadie de los Tupelo y capo de Bottle Rockets que aporta nervio y saber hacer a unas canciones rebosantes de energía. Editado en 1995, "A.M" no tuvo la repercusión esperada y pasó desapercibido en las listas , a pesar de ello el álbum contiene grandísimos momentos de rock americano y sigue sonando igual de fresco más de dos décadas después. Imposible que una rodaja que contiene "I Must Be High", "Casino Queen", "Box Full of Letters", "Shouldn't Be Ashamed", "Pick up the Change", "Passenger Side" o la sentida "Blue Eyed Soul" nos pueda defraudar.

Entre el material extra que nos ofrece la reedición podemos encontrar un corte de unos casi finiquitados Uncle Tupelo, una primigenia versión de "Outtasiteque adquiere vital importancia en siguiente disco apareciendo en las dos caras, la bella "Lost Love" que Tweedy aportó para el discazo de Golden Smog y sobre todo tres grandes canciones que perfectamente podrían haber sumado en "A.M": "Those I'll Provide" y tanto "Hesitation Rocks" como la concisa "Piss it Away", que desprenden un embriagador aroma a The Faces.

Tras una extenuante gira de más de doscientas fechas se pusieron a trabajar en la continuación no sin antes descubrir que su viejo amigo y ahora competidor en Son Volt había conseguido rebasarles por la derecha en cuanto a crítica y ventas con el magnífico "Trace". La reacción no se hace esperar y la banda se encierra junto con el recién incorporado Jay Bennett, un tipo me atrevería a decir que capital para el devenir de la banda y necesario para la nueva dimensión a la que quería llegar Wilco.

La apuesta fue arriesgada porque se descolgaron ni más ni menos que con un disco doble y auto producido y que aunque por su minutaje cabía en un CD, Tweedy prefería partir en dos partes diferenciadas y no sólo eso, sino que además quería que en las tiendas estuviera a precio de disco sencillo algo que chocaba con las ideas de Reprise Records. Al final se salieron con la suya asumiendo el considerable sobrecoste.

Es difícil añadir algo nuevo sobre un trabajo sobre el que se ha hablado hasta la saciedad y que es considerada una obra maestra del rock americano. La primera parte contiene mandanga de primera y aunque de primeras nos topamos con la expansiva "Misunderstood" el resto canciones entran como la seda y por qué no, son la continuación razonable y mejorada de su predecesor. La segunda parte muestra la cara más retorcida y menos directa de Wilco, son canciones con poso que necesitan calma y cariño pero es esta segunda parte la que hace que "Being There" sea considerada una joya. Es sin duda el punto extra que lo eleva por encima de otros discos parecidos. En resumen un disco en el que prácticamente todas las composiciones rayan a una altísima altura y no sobra ni falta nada y se puede considerar como una unidad perfecta.

Quizá por eso sorprende menos el material inédito, no hay ninguna tonada que podríamos incluir en el disco sin titubear y entre tomas alternativas y esbozos lo mejor que encontramos son las ya conocidas "Capitol City",que formaría parte unos cuantos años mas tarde en "The Whole Love" y "I can't keep from talking" grabado en las mismas sesiones que Tweedy cedería para "Weird Tales" de Golden Smog. Mención aparte merecen los dos discos extras aquí incluidos con un concierto en el Troubadour dónde vemos a la banda engrasada sonando de lo lindo y presentando sobre las tablas el material recién alumbrado.

Aquí pues acabó para algunos la única época que merece la pena de Wilco ya que si en "Being There" se aflojaron el corsé, en los siguientes trabajos emprenderían nuevos caminos dejando en la estacada a un nutrido grupo de fans que querían que los de Chicago siguieran practicando rock americano. El caso es que desde mi punto de vista creo que el tiempo le ha dado la razón a Jeff Tweedy: ha conseguido superar a su colega Farrar, ha conseguido el éxito de crítica, de público y sobre todo ha conseguido seguir sacando álbumes de matricula de honor sin dejar de hacer lo que le apetece.