Nuestra canción de la semana: "Hiel", de Ana Curra
Roy & Yvonne: “Believe In Yourself”
Entrevista: Óscar Avendaño
Hagamos un breve ejercicio de historia. En el 2015, el siempre inquieto músico gallego Óscar Avendaño se presentaba acompañado de Reposado, que no era otra cosa que el nombre dado a la unión junto a Andrés Cunha y Mauro Comesaña (The Soul Jacket). Su disco inaugural, "Burro", nos presentaba un lujoso muestrario de sonidos americanos donde el rock más áspero convivía con suma naturalidad con los aires campestres o el óxido destilado del boogie blues. Una sobresaliente carta de presentación que ha sido ahora, más de un lustro después, cuando ha tenido su continuación, a pesar de que el disco, de contundente nombre, "Perros Negros", fuera grabado originalmente solamente un año después de dicho debut.
Por lo tanto, aunque el tiempo de separación de la publicación de ambos sea más que considerable, la cercanía con la que fueron concebidos explica el paralelismo entre ambos trabajos. Al margen de haber sido grabados ambos en los estudios Guitar Town de Hendrik Röver, quien no solo se emplea como productor sino como músico y un integrante más del combo, las referencias estilísticas siguen siendo prácticamente las mismas, aunque sería un error no encontrar la voz distintiva, en general más desolada y cruda, que marca estas composiciones.
Hablamos por lo tanto con el artífice, aunque perfectamente flanqueado, de otro disco mayúsculo con el que desde Galicia podemos asomarnos a los paisajes y ambientes más granados del rock americano.
No dejes de escuchar a... Luback
Entrevista: Kinki Boys
Por: Sergio Iglesias
Editado a pachas entre Sweet Grooves, la Kinki Factory y Pipus Records, “Nada” es el último trabajo de Kinki Boys. Un vinilo compuesto por cuatro canciones en los que la banda formada por Marga Alday, Vila Berenguer y Tony Pick, vuelven a demostrar que, lo de las etiquetas no es para ello. En este EP, producido de nuevo por Martín Capsula, se mueven como pez en el agua en ese extraño lugar entre la luminosidad del punk rock más clásico y una vertiente más oscura o siniestra, a la vez que se atreven a versionar a Eskorbuto.
¿Ha sido “Nada” fruto de la pandemia o ya estaba pensado antes?
Marga: Pues, de hecho, había fecha para grabarlo y hubo que retrasarlo por la pandemia, íbamos a entrar al estudio en mayo y, al final, tuvimos que hacerlo a finales de junio.
Vila: Sí, estaba previsto ya, porque teníamos unos cuantos temas y lo que nos apetece ahora mismo es grabar singles y EPs de cuatro canciones y más adelante, a lo mejor sacar un LP en CD y Vinilo de 33 recopilando todos estos trabajos.
Sí, porque vuestros trabajos tienen que salir en formato vinilo sí o sí ¿verdad?
Vila: Es algo en lo que estamos de acuerdo todos, llámanos románticos… o viejos (risas); pero nos apetece el formato de vinilo, aunque sea menos rentable. De todas formas, como somos un grupo que se autofinancia y lo único que buscamos es recuperar la pasta, ahora que no hay bolos, esto es una forma de mantener la banda viva. Yo siempre digo que nos la metieron doblada con el CD, porque nos lo vendieron como si fuera la panacea, y mucha gente incluso vendió sus colecciones de vinilos, aunque luego se arrepintieron. Fue como si el vinilo hubiera perdido su valor… menos mal que ahora se está recuperando todo eso. Aunque ya poca gente escucha en formato físico, los que lo hacen optan por el vinilo y es lo que más se ve en las tiendas de música. Para mí es un vicio muy chulo, yo recuerdo que, de pequeño, abría el disco y me quedaba enganchado viendo las letras las fotos… aparte de escuchar la música, la veías. Lo disfrutabas más.
¿Ha sido productivo el confinamiento para hacer cosas nuevas?
Vila: La verdad es que en el confinamiento estábamos como dormidos porque no había previsión de nada…
Marga: Eso es. Estábamos como aletargados y funcionábamos a impulsos, porque nos poníamos con algún tema, nos salían un par de cosas, lo dejábamos una temporada, luego volvíamos al de un tiempo… y así todo el rato.
Vila: Marga y yo nos juntamos en el local y nos salen muchas ideas, las grabamos todas y algunas las cogemos y las trabajamos, pero no es que el confinamiento haya sido especialmente productivo, sino que esta es la tónica general y nuestra forma de hacer las cosas. Hay muchas cosas, ideas, y canciones esperando a salir.
La perspectiva de no poder presentar este nuevo trabajo, supongo que os echaría para atrás a la hora de poneros con nuevos temas ¿no?
Vila: Pues un poco sí. Antes, cuando tenías algo grabado, esperabas con ansia que te trajeran el disco, pero esta vez estábamos como desganados…
Marga: De hecho, cuando nos llegó el mail de que iban a llegar los vinilos pensamos “¿y ahora qué hacemos con todos estos discos?” (risas).
En cuanto al sonido de este nuevo trabajo, veo que seguís investigando nuevas cosas, pero sin perder la esencia “kinki boys”…
Vila: Sí, tenemos como dos vertientes: una más punk rockera y otra más siniestra o experimental y yo creo que la banda va un poco hacia esta segunda…
¿Es una cosa mía, o esa vertiente oscura es más evidente en los temas que canta Marga?
Marga: Bueno, en el primero ya había temas como “Voy a morir”, que es de los dos o “Perdida o muerta”, que es muy angustiosa; pero la verdad es que nos entendemos perfectamente en ese sentido… en esos temas más oscuros, preparo la melodía porque luego los voy a cantar yo, pero sin una batería o una guitarra que acompañe eso, no lo cantaría igual.
Vila: De todas formas, cuando hacemos las canciones, tampoco decimos “este tema lo canto yo y este tú”… nos sale así. Tenemos los micros puestos en los ensayos y alguno empieza a cantar porque le apetece, y así se queda. En ese sentido, nos entendemos muy bien.
¿Cómo habéis llevado el tema de trabajar en la distancia con Tony?
Vila: El problema de la distancia no es algo nuevo en Kinki Boys, sino que siempre ha estado ahí, pero ahora se acentúa más. Lo que hacemos es currarnos los temas Marga y yo y luego se los mandamos y él mete sus guitarras; lo ideal sería poder ensayar los tres juntos, pero ahora no hay posibilidad de hacerlo.
Marga: Al final, como crecen las canciones es ensayando juntos y es una pena no poder hacerlo, pero bueno… es lo que hay.
Vila: Sí, hay grupos que están acostumbrados a ensayar desde la distancia y no sé cómo lo hacen, pero el formato “kinki boy” y el rock and roll en general, yo entiendo que es algo muy visceral, de sudar y ver sudar al otro y de que vayan saliendo cosas en el local… cada uno tendrá su fórmula, pero yo soy muy viejo y lo de las nuevas tecnologías me cuesta mucho, y en el local es donde se pulen los temas; el contacto y el mirarse a la cara es fundamental.
Vila: Sí, puede seguir esa senda. Es una música de esas que nos salen en el local, empiezas a tocarla y el tema va cogiendo forma primero en “spanglish” y, a partir de una frase, va saliendo la letra con esa onda tóxica y yonki similar, como tú dices, a la de “El poblado”.
Para presentar el disco también habéis hecho un video muy especial de este tema con Luis Vil. Habladnos de esto, porque puede que hayáis descubierto un nuevo género audiovisual…
Marga: Sí, las grabaciones de emergencia (risas).
Vila: Teníamos claro que queríamos sacar un video para darle un poco de caña al disco ahora que no podemos tocar en directo. No teníamos muy claro qué es lo que queríamos hacer y Marga se puso en contacto con él y le explicó a Luis el problema de la distancia con Tony, y él se ofreció a dirigirnos desde la distancia. Lo que nos propuso fue grabarnos cada uno con el móvil, explicándonos cómo debían ser los planos y luego él se encargaba de editarlo. La verdad es que tiene una visión de la hostia, porque el video ha quedado de puta madre.
Marga: Luis hace cosas que parecen muy sencillas pero muy bien resueltas, con pocos medios es capaz de hacer maravillas. Es un genio y fue un gran acierto colaborar con él.
Un genio en lo audiovisual, pero también en lo musical, no nos olvidemos…
Vila: Sí, yo no lo conocía, pero tiene un rollo muy guapo tipo Tom Waits pero más siniestro, con una visión personal muy chula.
Siguiente tema: “Nada”, donde aparece esa vertiente más oscura de la que hablábamos antes en los temas que canta Marga…
Vila: ¿Aquí qué salió antes? ¿la música o la letra?
Marga: La música; empezó de una manera muy hipnótica y la intención era hacer todo sujetando toda la canción con la misma nota para crear esa tensión. Recuerdo que, una vez que salió la melodía de voz, ya no pude parar hasta que saqué la letra. Para eso soy muy obsesiva, mientras que Vila es mucho más tranquilo en ese aspecto…
Vila: Sí, de hecho en el primer disco, la letra de “Tengo un plan” la terminé el último día. Trabajo muy bien bajo presión (risas).
Pasamos a la segunda cara del vinilo que comienza con “Descanso eterno”. Marga, con Moonshakers ya hacéis versiones de Eskorbuto, pero ¿por qué habéis elegido, precisamente este tema de la época menos valorada, habitualmente, por los fans de la banda de Santurtzi?
Marga: Pues el otro día nos contaba Lino (Prieto) en una entrevista que hicimos con él para Musika Master, que debían ser cosas que habían hecho Juanma y Pako, pero no hemos encontrado por ningún lado el autor. A decir verdad, no es un tema que nosotros eligiéramos, sino que vino a nosotros. Yo hacía mil años que no escuchaba esta canción y un día, en su programa “Asesino el rock and roll”, Javi Rubio la pinchó después de una de Kinki Boys y fue como “¡Claro, si esta canción es para nosotros!” (risas)… Está guay porque, al final, tiene un rollo diferente a lo de siempre de Eskorbuto.
Y acabamos con “Respira”, ¿qué me podéis decir de este último tema?
Marga: Musicalmente, salió como todos, en el local haciendo el capullo (risas)… la batería y el bajo todo lo rápido que se pudiera y con la voz que, esta vez, le tocó a Vila…
Vila: Como te decía antes, siempre tenemos los micros grabando, así que empecé yo marcándome una línea de voz y al final la letra la acabé en casa.
En la producción, habéis vuelto a contar con Martín de Cápsula…
Vila: Sí. Es como jugar en casa porque, desde el primer momento, con el anterior disco, entendió nuestro concepto. Yo cuando empecé a trabajar con Martín no le conocía más que de Cápsula, pero Marga ya había grabado con él con Moonshakers y por eso nos tiramos a la piscina. Viendo su forma de trabajar y como nos entendía, esta vez también teníamos claro que lo íbamos a hacer con él.
Empezábamos la entrevista hablando de la pandemia, y es inevitable terminar hablando de lo mismo, ¿cómo os ha afectado todo esto?
Marga: Hay muchos sectores para los que esto ha sido un golpe tremendo. En el nuestro, la peor parte se la han llevado los que tienen la música como su medio de vida, como los técnicos de luces, de sonido… entre los músicos, por lo menos a este nivel “underground”, quien más quien menos, tiene otros trabajos u ocupaciones…
Vila: Es que igual habría que hacerse la pregunta de por qué una persona que se quiera dedicar en este país a hacer música lo normal es que tenga que tener otro trabajo para vivir, y la música sea sólo un hobby. No puede ser que vivan cuatro de la música y que los demás se tengan que dedicar a otras cosas para poder compaginarlo.
¿Tenéis pensado empezar a hacer bolos en esta situación de “nueva normalidad”?
Vila: Pues ya hemos esperado bastante. Ya está bien, hay que ponerse las pilas y empezar a tocar ya y, de momento, lo primero que tenemos confirmado es un bolo con Txarly Usher y Los ejemplares el 18 de Junio en Bilbao. A partir de ahí, lo que vaya saliendo.
Bonnie Tyler: “The Best Is Yet To Come”
Dolour: “Televangelist”
Por: Skar P.D.
Allá por el 2007 Shane Tutmarc decidió acabar con una emergente banda de Seattle llamada Dolour, aunque, para ser realistas, ya desde su primer disco era la denominación de origen de un proyecto en solitario. Su tiempo y esfuerzos los dedicó a otros proyectos más o menos familiares (Shane Tutmarc & The Traveling Mercies), a abrazar otros estilos que le resultaban cercanos, blues, gospel, a coqueteos con sonidos pregrabados (Solar Twin), y a mudarse de ciudad. De Seattle a Nashville.
Hasta que en el 2020 la pandemia modificó el sentido de la vida, el uso del tiempo, que hasta entonces casi era de libre disposición, y obligó, y está obligando, a muchos artistas a replantearse sus proyectos y adaptarlos a las nuevas circunstancias. En esa tesitura Shane Tutmarc decidió "volver a casa" y rebuscando entre sus discos duros rescató unas cuantas canciones, aún inconclusas, que permanecían en la recamara de los recuerdos y publicó "The Royal We", obteniendo una respuesta tan positiva que se hizo un hueco en esa red de resistencia global, amparada en los blogs y webs independientes, donde se refugian, en la actualidad, las canciones de pop luminoso, melodías fosforescentes y emparentadas con el power pop.
Dice Shane Tutmarc que no pensaba hacer otro disco inmediatamente después de "The Royal We" pero... "Con la pandemia en auge, y los encierros y la cuarentena, sin opciones de gira, las canciones seguían saliendo de mí, y es una de las principales cosas que me mantuvo cuerdo durante el verano y el otoño". Un caldo de cultivo perfecto para, amparado en la positividad que emana del concepto musical que representa Dolour, abrir las puertas y las ventanas para dejar que los rayos de luz, huidizos en estos tiempos oscuros, revitalicen energías y continúen la historia allí donde parece que se quedó por el 2007 más o menos.
"Televangelist", la canción que abre el disco homónimo fue el primer adelanto en diciembre del año pasado y parece como si el tiempo se hubiera detenido justo allí donde los tiempos eran felices y bailables y un aroma setentero y el swing a lo Gilbert O'Sullivan se hace más que evidente. La optimista "It Would Be A Delight" contiúa por el mismo sendero apuntado, por ese sendero que cualquier enamorado usaría para huir con la persona que amas: "Perdámonos cueste lo que cueste, lo haremos bien, sería un placer".
En "Summer Rain" la evocación de las lluvias livianas de las tardes de verano se reflejan en el ritmo grácil y optimista que arropa la canción, y suena tan evocadora que da pie para que los recuerdos de su ciudad de origen se hagan patentes: "Cuando estoy solo por la noche el sonido de la lluvia me lleva a Seattle y ni siquiera tengo que viajar". No hay atisbos de melancolía por otra parte.
Un sincero homenaje, eso es lo que es "The Day Tom Petty Died". Un homenaje sencillo y creíble y que plasma la sensación de orfandad que invadió, seguramente, a todos aquellos que se sintieron desamparados aquel día. Y como no podía ser de otra manera no hay atisbos de tristeza, más bien de agradecimiento: "La última vez que me drogué fue el día en que murió Tom Petty". Irresistible por otra parte el estribillo: "Eres un rompecorazones". Inevitablemente Tom Petty era y será siempre un Heartbreaker.
La incertidumbre de lo que puede suponer la vuelta de un amor por el que te sientes traicionado le da a "A Sight For Sore Eyes" cierta impronta desesperanzadora a la vez que resignada, de esas cosas que no te acabas de creer, y el medio tiempo del soft pop en que se asienta la melodía acrecienta la sensación.
Por las filas de Dolour han pasado en algún momento gente como Robin Pecknold (Fleet Foxes), y Shane Tutmarc tiene cierto currículo como productor (The Explorers Club) además de haber tocado como "pistolero a sueldo", según su propia definición, con mucha gente. "Desde que me mudé a Nashville ha sido mi principal fuente de ingresos". Y de eso va la saltarina "Baby You're A Faker", de conocer gente y sobre todo aquellos que están más preocupados por los aspectos lucrativos del negocio antes que por el origen de éste. "Y cuando tu castillo de naipes caiga verás lo delgado que es el hielo sobre el que patinas".
El largo periplo transcurrido desde su partida de Seattle hasta el momento actual es lo que describe la entrañable y cautivadora "The Scenic Route", y es que el impulso renovado que Shane Tutmarc ha adquirido con esta reencarnación, otra vez como Dolour, alberga una dosis de entusiasmo renovado y por momentos lleno de confianza en sus posibilidades. "Pick Up The Phone" rezuma vitalidad en cada una de sus notas, y son muchas, porque en todas y cada una de las de las canciones, y esta no iba a ser la excepción, la confianza que se nota en su concepción se traduce en unos arreglos luminosos por momentos. Y en "I'm Not Mad Anymore", que bebe de la americana más vaporosa y tranquila, lo vuelve a explicitar de un modo inequívoco, desde el mismo título de la canción, y muestra a un artista al que se le intuyen signos evidentes de madurez. Con la sabiduría que esto conlleva.
En un disco en el que es perceptible el estado emocional de su autor, que la última canción, "My Sweet Darlin'", sea una canción de buenas noches a su amada, no viene sino a corroborar la sensación de felicidad que parece destilar. Shane Tutmarc se ha casado durante el proceso de elaboración del disco con la cantante country Tanya Montana Coe, a la que también le ha producido algunos discos.
"Televangelist" ha sido escrito, producido, diseñado y mezclado en su totalidad por Shane Tutmarc, que además toca todos y cada uno de los instrumentos así como todas las voces. Un auténtico "hágalo Vd. mismo". La producción suena muy cuidada, con una nitidez exacta en cada uno de los sonidos reflejados y contiene un compendio de canciones no excesivamente alejadas del "sunshine pop", ya que las melodías suenan cercanas, luminosas y nada agresivas. El pop, salvo excepciones, no es agresivo, y desde luego este "Televangelist" no lo es. Las canciones suenan inspiradas y cariñosas pero también está llenas de energía y desde luego parecen reflejar la situación emocional de su autor, que parece estar atravesando una situación personal de absoluta estabilidad.
"Televangelist" no te va a alterar las neuronas porque tampoco lo pretende, su campo de acción va más enfocado a otro tipo de emociones, las que transmiten una colección de temas amables e inspirados que abordan temáticas personales pero con la capacidad suficiente como para sentirse identificado con ellas. Un disco de pop amable, inteligente y optimista. Un disco para paladares hartos de restricciones. Un disco de canciones.