Despidiendo al caudaloso río de Morgan


Sala Oasis, Zaragoza. Viernes, 9 de febrero del 2024.

Por: Javier Capapé.

Han sido casi tres años de intensa gira con "The River and the Stone" entre las manos y en estos primeros meses del 2024 estamos asistiendo a sus últimos coletazos con este "Fin de Gira", que pondrá definitivamente su punto y final el próximo día 24 en Murcia. Por eso mismo, asistir el pasado viernes a la última cita de Morgan en la ciudad del cierzo por un considerable periodo de tiempo se presentaba como un gran atractivo, tanto para los amantes del rock de los setenta y del aroma a soul y blues o simplemente para aquellos que deseaban disfrutar con la emoción que transmite una fuerza vocal tan privilegiada como la de Carolina de Juan.

La banda al completo volvió a derrochar estilo y saber hacer por los cuatro costados. Nos hizo vibrar y conmovernos desde el mismo arranque y no nos soltó en los más de cien minutos de actuación, que si de algo pudieron pecar es de sabernos a poco, porque cuando se tiene delante a una banda de este calibre querríamos quedarnos a vivir en uno de sus conciertos para siempre. A lo largo de este tiempo de gira las canciones de su repertorio fijo han ido mutando levemente, otras se han ido apeando por el camino y algunas han reforzado su magnetismo. Así, las canciones de su último disco han ido perdiendo protagonismo (aunque paradójicamente estos conciertos todavía formen parte de su presentación) frente a las ya muy consolidadas de sus dos primeros álbumes, hasta conformar un repertorio infalible, sin ninguna fisura, para dejarse arrastrar de principio a fin con la seguridad de estar ante unas canciones a las que no podemos reprochar absolutamente nada. 

El sonido misterioso de las teclas de David Schulthess arrancó la velada. "Alone" fue la escogida y rápidamente empezamos a notar en ella como la guitarra de Paco López iba marcando el terreno, conduciendo la canción por dónde él quería que marchase, con un pulso firme y majestuoso que hizo que nos engancháramos desde su primer solo. "Blue eyes" consiguió que no bajáramos de lo más alto y, enlazada con "Attempting", sirvió para dar la bienvenida a una sala prácticamente llena que aplaudía cada gesto de Nina o cada momento de lucimiento instrumental del resto del grupo. Porque en los conciertos de Morgan, todos los músicos encuentran su espacio y saben explotarlo, dando amplia muestra de su maestría en cuanto la ocasión lo permite. Así quedamos extasiados con el solo de "Chuches" en la mencionada "Attempting" o con la potentísima intro de "Paranoid Fall" que nos regalaron entre la guitarra de Paco López y la sección rítmica capitaneada por Ekain Elorza. Canción en la que ya todos esperábamos que Nina se adelantase a la parte frontal del escenario y nos regalase sus tímidos pasos de baile que por tan discretos nos cautivan aún más. Le queda como asignatura pendiente una mayor consistencia en su discurso entre canciones, más allá de mil gracias emocionadas y reiterativas (que por supuesto nos las creemos), pero he de decir que con el paso del tiempo y la experiencia de cientos de conciertos de toda índole, va dejando atrás esa timidez que le limitaba más allá de la trinchera de su piano. Tanto es así que tuvo palabras muy acertadas recordando su primer concierto en Zaragoza en el Teatro Arbolé hace ya siete años, que hizo acelerar el pulso de todos los que estuvimos en esa ocasión presenciando los primeros pasos fuera de casa de una banda que es ya cómplice y fiel compañera de muchos de nosotros. 

Los coros hicieron su magia en "Oh oh", al igual que ocurrió con "Roar", en la que la desgarrada interpretación vocal del crescendo final consiguió transformarla. Uno de los momentos más potentes, a la par que sentidos de la noche llegó con "Home". Ese soberbio solo atmosférico de Paco López emulando al David Gilmour del "Coming back to Life" abrió una vez más la canción hasta desembocar en esa cadencia conmovedora de una Nina apabullante en cada frase y esa coda final a modo de mantra que es ya santo y seña de su repertorio y que todos los presentes hicimos propia. No voy a volver a incidir en el poder de esta canción como ya he hecho en otras ocasiones, pero sin lugar a dudas cada vez que la escucho me renueva, y compartirla con el resto del público estrechando sus lazos con la banda no tiene parangón. 

"Sargento de Hierro" se nos presentó mucho más sencilla, arrancando solo a piano y voz para ir añadiendo capas, pero nos dejó algo más fríos, ya que en mi caso esperaba una versión más cercana a la que presentaron como single junto a Quique González perteneciente a su pasado directo en el Wizink madrileño. Aún con todo cumplió e hizo que todos levantáramos los brazos en señal de comunión ante un tema que funciona como guía de muchas de nuestras vidas. Los ritmos más bailables y funkys anunciaban que iba llegando el final y así "Flying pacefully" y "Thank you" funcionaron como catarsis rítmica. Esta última fluyó como pocas recordándonos lo acertado de su debut, que ya va para ocho años, e hizo que todos los músicos se lucieran entre filigranas con las teclas en el puente, leves repuntes de percusión que potenciaron su pegada y un Paco López que de nuevo fue de menos a más con su stratocaster hasta conducirnos al apoteosis. 

La recta final en forma de bises se reservó cuatro cañonazos muy bien recibidos. "Volver", tan conmovedora y directa como siempre, sirvió para que Nina lanzase un deseo de pronto regreso a los escenarios. Advirtió que no era lo que la letra sugería, pero que a estas alturas de la gira quería darle ese nuevo sentido para vernos cuanto antes tras este merecido descanso. "River" subió la temperatura, antes de estallar con la más disco "Another Road (Gettin' Ready)", donde quedamos atrapados por el solo a las cuatro cuerdas y los efectos wah wah del teclado. Sólo quedaba una bala en la recámara, pero no iba a fallar. "Marry you" es la mejor manera de despedirse y Morgan lo saben, tanto que una vez más volvieron a hacer que nuestros corazones se encogieran con ese inicio acústico mano a mano entre Nina y Paco para entrar finalmente el resto del grupo y rematar la faena mientras hacían mención a todo el equipo que les ha acompañado en esta gira, la que les ha consolidado definitivamente, la que los ha hecho imprescindibles en todas las salas y les ha permitido fluir y crecer, como el caudal de ese río que lleva por nombre el disco del que ahora se despiden. Para Morgan es tiempo ahora de dar vida a nuevas canciones, que seguro lograrán seducirnos una vez más, y esperar que no tardemos mucho en volver a escucharlos encima de un escenario, donde dan sentido a una carrera cada vez más sólida y bien construida alrededor de unas canciones de sabor añejo, sobresalientes y siempre certeras.