Madrid, Sala Rock Kitchen. 7 de Julio 2011.
Los de Nueva York llegaban a la capital para presentar su disco del año pasado, “Root for Ruin”, después de anular la actuación que tenían prevista en nuestra ciudad para el mes de Marzo, por lo que la expectación era máxima a nuestra entrada al recinto.
Y la verdad que no era para menos, pues las credenciales que teníamos de anteriores conciertos invitaban a ello. En nuestra retina permanece aun hoy la que montó Tim Harrington hace dos años en Barcelona, en el marco del Festival Primavera Sound, lo que unido a los incendiarios videos que habíamos tenido la oportunidad de ver en Internet, habían hecho de esta una fecha marcada a fuego en nuestro calendario.
El aperitivo vino de la mano de los madrileños Berlinetta quienes con su hardcore hicieron algo más llevadera la espera. Una espera que se demoró más de lo deseado, puesto que los norteamericanos aparecieron con casi media hora de retraso sobre el escenario cosa que ayudó a que el ambiente se caldeara un poco más, si es que eso era posible.
Tim, con la cara pintada, ropas andrajosas y peluca, logró atrapar nuestras miradas desde el instante inicial de la actuación. La verdad es que el vocalista impone, 1´85 de altura, más de cien kilos de peso y un poderío escénico que no deja títere con cabeza. Ya en la segunda canción se fundió en un uno con el público, donde buscaba victimas para sus bromas, poniendo el micrófono en sus barrigas o plantando algún morreo a diestro y siniestro sin distinción de sexo.
En cuanto a la música, que es lo realmente importante en esta historia, Les Savy Fav practican un rock alternativo y vibrante que bebe de grupos tan dispares como Talking Heads o Television, sin por ello dejar de sonar a ellos mismos, gracias, en gran medida, a lo descarnado y furioso de su propuesta.
En su directo no faltaron temas tan sobresalientes como la coreada “Patty Lee”, “The Year before the Year 2000”, “The sweet Descends” o “Apetties”, que Tim interpretó en ropa interior y vaciándose en la cabeza todos los líquidos que encontró a su paso.
Le secundaron en todo momento el excelente guitarrista Seth Jabour, quien también contribuía al espectáculo pegando guitarrazos en primera línea, o la precisión rítmica de Harrison Haynes a la batería, ambos hicieron que nos moviéramos casi como si estuviéramos en un concierto de sus paisanos LCD Soundsystem, sin embargo ninguno de los dos hizo sombra al protagonista de la noche. Por supuesto nos referimos al bueno de Tom. Fueron decenas las ocurrencias del vocalista, desde enrollarse con papel higiénico, disfrazarse de pájaro o arrojar los bafles de un lado del escenario, para a renglón seguido caminar sobre ellos, terminando, como era de esperar, por dar con sus huesos en el suelo. Suerte que se levantó sin rasguño alguno y el espectáculo pudo continuar.
En definitiva poco más de una hora de un show espectacular que nos dejó tan boquiabiertos como exhaustos, gracias a unos de esos conciertos en los que se aúnan buena música y diversión.
Estos neoyorkinos están llamados a ser grandes, al menos más de lo que lo son ahora. Esperemos que tengan suerte. Y a ti sólo te diremos una cosa. Si no les conoces, ¿a qué estás esperando?
Texto: El Giradiscos.
Fotos: Jorge Bravo Crespo “El Gurú”.
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*Texto y fotografías: Javier Capapé.*
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