Entrevista: Coppermine

"No hacemos canciones con intenciones, es más una necesidad de liberar"

Por: Kepa Arbizu

Desde la Cuenca Minera de Ríotinto, Huelva, llegan Coppermine, y no es baladí mencionar su origen, no hay más que observar la portada de su disco debut I Miss Your Hat. Un trabajo que pone sobre la mesa a un grupo que factura un sonido americano realmente llamativo, a la par oscuro como intenso, y por momentos íntimo, que pivota, en buena parte, alrededor de la impresionante voz de su cantante (también guitarra), Félix Copperman, perteneciente a la misma familia que la de, por ejemplo, Sean Rowe. Todo ello tratado con un mimo especial en lo instrumental para terminar de perfilar ese ambiente tan envolvente y seductor. Precisamente son las cuerdas vocales de este proyecto las que también nos explican más sobre lo que hay detrás de todo ello...


Coppermine nace como proyecto tras otras aventuras musicales, ¿cómo se llega a la determinación de tomar este camino? ¿es estrictamente musical o también hay algo vital/personal en ella? 

Félix Copperman: Coppermine nace desde la calma y tras tomar distancia suficiente con anteriores proyectos. Tiene mucho que ver con lo personal y lo vital, con un cambio de forma de vida y de espacio, con aprender a disfrutar de la música sin pretensiones y lejos del circo musical.

Estilísticamente parece claro que elegís el sonido americano interpretado de una forma profunda como eje central, pero también se nota un interés por recorrerlo a través de muchos de sus diferentes caminos, observando así influencias variadas que pueden ir de Leonard Cohen a Johnny Cash, Giant Sand, Eels, etc.... 

F.C: Los clásicos están muy presentes en nosotros, aunque tratamos de no pensar demasiado en a qué se acerca. Hacemos canciones y las influencias son muy variadas. El sonido de Coppermine no está acotado, ha llegado hasta donde estamos sin preocuparnos tener una línea definida o un sonido concreto. Pienso que es esto precisamente lo que le aporta personalidad al proyecto. 

Un debut, “I Miss Your Hat”, que contiene 9 canciones, ¿la idea era centrarse entorno a un número relativamente reducido de canciones o habéis trabajado con más y habéis hecho una criba final? 

F.C:  La grabación ha sido lenta, incluso no teníamos intención a priori de editarlo. Fuimos grabando muy poco a poco, hasta que nos pareció que este paquete de canciones tenía posibilidades de agruparse como disco. No hemos descartado canciones, más bien hemos rescatado canciones grabadas en casa y hemos decidido incluirlas tal cual. 

El título del disco además de bonito y sugerente creo que tiene un homenaje entrañable detrás.

F.C:  Si, es un homenaje a mi padre, quien influyó mucho a la hora de despertar en mí inquietudes musicales y artísticas. El sombrero además es un símbolo, y él lo usaba. 

Aceptando ese ambiente americano en lo musical, utilizáis imágenes de vuestro entorno, Riotinto (Huelva), para ilustrar el disco. ¿Significa eso una reivindicación también de vuestro origen y de qué manera creéis que eso llega a reflejarse en vuestra música? 

F.C:  Desde luego. Sentimos orgullo de nuestra tierra y vivirla día a día nos hace ser quienes somos. Hay un sentimiento común en nosotros y nos lo aporta la tierra. Creo que se refleja en nuestra música absolutamente, por la crudeza, la rebeldía, la visceralidad y los colores. 

Escuchando un tema como “It’s Time To Recap”, situado al inicio de un primer disco de un proyecto nuevo, ¿hay que leerla como una especie de carta de presentación, de declaración de intenciones? 

F.C:  Tiene que ver con lo que decía al principio. Este proyecto comienza tras un cambio de vida radical y después de una larga temporada de recapitulación. La canción declara un cambio hacia un nuevo camino. 

Podemos observar diferentes sensibilidades en las canciones que componen el álbum: la rabia de “Magic Change”, la melancolía de “Bad Game”, hasta la intimidad de “You Talk Nonstop” . Pero todas ellas tienen en común la intensidad y profundidad. Teníais claro que vuestra música debía tener ese carácter... 

F.C:  No es algo pensado, somos quienes somos y así sale. No hacemos canciones con intenciones, es más una necesidad de liberar. 

Tomando como ejemplo una canción como “Your Dirty Money”, vuestras composiciones dan la sensación de nacer de una idea sobria y casi minimalista pero a la que trabajáis para presentarla con más detalles y ornamentada. ¿Ha habido un proceso orientado a “decorar” las canciones? 

 F.C:  Forma parte del trabajo de producción en la grabación. A mí personalmente me resulta muy divertido ese momento y se descubren en las canciones nuevas posibilidades y matices que acaban determinando la manera de llevarlas al directo. Solemos grabar cada nueva canción en bruto, la dejamos reposar un tiempo y volvemos para jugar con ella, aunque siempre con mucha sutileza…somos del “menos es más”. 

En ese sentido, ¿os han planteado las canciones alguna pega o duda a la hora de mostrarlas en directo? 

F.C:  Hay canciones que funcionan en el disco y después hay directos en los que no nos encaja. Depende del tipo de directo seleccionamos el repertorio. 

Creo que es inevitable no darse cuenta del potencial de la voz con que cuenta el grupo. ¿Hasta qué punto eso lleva a plantearse, o no, un trabajo específico a la hora de estructurar canciones alrededor de ella? 

F.C:  Lo habitual es que las canciones llegan al local con voz y guitarra de acompañamiento, y a partir de ahí trabajamos. Así que de alguna manera se trabaja desde un punto de partida que efectivamente está en la voz. 

Cuando uno inicia un proyecto como éste, y teniendo en cuenta la situación de la música en la actualidad, no sé cuál es la idea de futuro, o pretensiones, que se albergan.

F.C:  La única pretensión que tenemos es seguir disfrutando de tocar y poder hacerlo en el mayor número de sitios. Si no se siente y se disfruta, esto no tiene sentido para nosotros. A partir de ahí, lo que venga…