Quäsar: “Eclipse Parcial de Luna”

Hablar de “Eclipse Parcial de Luna”, la primera referencia musical de Quäsar, es hacerlo del “sueño imposible” de dos nombres fundamentales de la historia del punk de nuestro país. Nos estamos refiriendo concretamente a Ángel Doblas y Jesús Arias, bajista y guitarrista respectivamente de los granadinos TNT, mítica banda del punk estatal que mediada la década de los ochenta editara el seminal “Manifiesto Guernika”, uno de esos trabajos que debería ser de obligada escucha para cualquier amante de la música que se precie, que en esta ocasión se hacen acompañar por Guillermo Crovetto (voz), Antonio Cervera (batería) y César Rodríguez (guitarra) para dar vida a este proyecto.

Hablamos de imposibles puesto que esta es una obra, aquí es ese el término correcto a utilizar, que lleva reposando en las cabezas de sus ideólogos desde hace más de quince años, casi compartiendo cronología vital con aquella maravilla que fue “Omega”, y que ahora, merced a la decidida apuesta de una casa de discos barcelonesa, Kasba Music, está comenzando a gestarse, como da buena cuenta de ello el primero de los cuatro discos que dará forma definitiva a “Eclipse”.

La idea original no era nada sencilla pues pretendía editar en un álbum cuarenta canciones que con el rock como principal patrón sonoro debía ser fiel reflejo de la diversidad musical inherente a la naturaleza de sus creadores, sobre todo de la de Jesús Arias, que por ser granadinos de nacimiento, músicos por elección, punks de generación espontánea, nazarís y Morentistas casi por herencia de sangre, eran las personas indicadas para dar vida a un disco que nace y busca un único objetivo formal: Bucear en la diversidad musical de una tierra que abrazó y difundió la totalidad de los sonidos que ahora se nos presentan en este “Eclipse Parcial de Luna”, utilizando el lenguaje para dar vida a un artefacto de vida y muerte, de amor y de protesta, de guitarra y quejío, capaz de transmitir emoción y sentimiento, desde la primera hasta la última de las notas que encierra.

No deja de ser paradigmático el hecho de que todo comience con una atmósfera catastrofista; la creada a través del sonido metálico de alarma industrial que aparece en “La Seguiriya Del Hierro I”, interpretada por Jaime HerediaEl Parrón” en quien recae la enorme responsabilidad de sustituir al maestro Enrique Morente, al que solamente la muerte privó de colaborar en este titánico proyecto.


Introducidos a la perfección en “Eclipse Parcial de Luna”, asistimos, a mitad de camino entre el disfrute y la reflexión, a los distintos escenarios que se abren ante nuestros ojos en los que los dramas existenciales, los paisajes de una sociedad en crisis y la crítica más punzante, se suceden sin solución de continuidad cohabitando en total armonía con  relatos de amor que encierran una sorprendente capacidad para arrebatar los corazones en mitad del caos.

En lo meramente musical las guitarras aceleradas de cortes como “Agonía, Agonía” o de la industrial “Electric Miles”, se funden con el flamenco distorsionado, moderno y andalusí de “Dos Lunas”; como también lo hacen con los ramalazos psicodélicos de querencia stoniana que aparecen en “En un Sueño Viniste”, una adaptación de un clásico de Morente que cuenta con la participación de su hija Estrella y que supone el momento culminante del álbum, con el permiso de la directa y abrasivamente punk “Europa, Europa”, en la que interviene Antonio Arias; o con el sonido étnico y las orquestaciones, presentes a lo largo de todo el minutaje en el que existe hueco, como no podía ser de otra forma, para la experimentación de “Trastorno Mental Transitorio” o “Mare Tranquilitatis”, dos buenos ejemplos de ello, y para canciones desnudas sustentadas en guitarras acústicas y pequeños arreglos de claro sabor arábigo, cortesía de Suhail Sergui, como los que aparecen en “El Jardín Extranjero” y “Vivir a Medias”, creando una atmosfera que respira coherencia y unidad, pese a dar forma a una obra que en su conjunto es hija de la heterodoxia más absoluta.

El punto y seguido a esta obra llega con “La Seguiriya del Hierro II”, donde con una introducción a base de quiebros la voz de Estrella Morente consigue dejarnos sin respiración, mientras canta aquello de “Eclipse es que se apague el sol, que no se encienda la luna, que me ciegue a mí la muerte”, en una interpretación que emociona y en la que es imposible no evocar la figura de su difunto progenitor, sirviendo como perfecto epitafio a un álbum impresionante de principio a fin.

Poco o nada queda que aportar a este “Eclipse Parcial de Luna” después del desmenuzamiento realizado. Quizás volver a recalcar el hecho de que estamos ante un trabajo titánico, al que se le pueden sumar los adjetivos de valiente, poliédrico, multifacético y de una brillantez incontestable, y en el que la sombra de la tradición, la modernidad y la expansión de miras convierten en una obra inmensa en su magnitud y repleta de belleza y sentimiento.

Por Javier González.