Sharon Van Etten: “We’ve Been Going About This All Wrong”


Por: J.J. Caballero

Revertir el concepto de álbum o devolverle su esencia. Dura dicotomía para cualquiera que se atribuya la condición de artista en general o de músico en particular. Escuchando fríamente “We’ve been going about this all  wrong”, sexto disco de la peculiarísima Sharon Van Etten, uno no sabe por cuál de dichas opciones decantarse a la hora de describirlo. Someramente explicado, estaríamos ante la constatación de que esta obra no es solo poliédrica sino también osada, hecha con los nervios a flor de piel y el bolígrafo cosido al pulmón. Con la respiración contenida y la atmósfera contaminada solo lo justo para poder respirar verdades y sentimientos más puros que el propio aire que los pretende infectar. Sin andarse por las ramas, diríase que este es un disco de redención, aunque también podría serlo de venganza. Contra una misma, que es lo curioso.

La solista intenta sobreponerse a lo largo de cada una de las canciones a la rabia y el desconcierto que supone la cancelación de planes de boda, una maternidad en ciernes y un cambio de residencia, casi emocional más que geográfica. Y lo hace de la mejor forma que sabe, preservando su identidad en el grito contra natura de “Darkish”, con el único acompañamiento de su guitarra dolorida, o en la confesión desgarrada de una madre omnipotente en “Home to me”, un tema que su hijo deberá escuchar cuando la edad le alcance a entenderlo todo. No le duelen prendas para dejar fuera del disco varias de las piezas compuestas con anterioridad, con las que presuntamente habría dado a conocer la nueva entrega (la impresionante “Like I used to”, en comandita con Angel Olsen, otra voz de las de su palo), y alterna susurro y alarido, piel y corazón, alma y carne en la ruda expresión de un tiempo y un lugar que le correspondían en su momento pero ante los que ahora se siente ajena, aunque no inadaptada. Así, “Anything” remata su esencia llenándola de voces fantasmagóricas, y a sus habituales ambientes de sintetizador y guitarras acústicas les procura un colchón de pop de cámara, como si le apeteciera de repente haber vivido en los ochenta; por eso escribe “Far away” como una suerte de final feliz después de habernos descolocado con el escalofriante inicio del baladón “Darkness fades” y los arreglos de cuerda del gran Owen Pallett para acompañarla al piano oscuro de “Burn”. Hay en todo este diseño de producción un extraño aroma de regresión, un apego a sonidos y remembranzas pasados que la hace aproximarse a los buenos modos de parte de la camada roquera de los noventa, explícitos en “Mistakes” y “Come back”, con subidones y bajadas de pop melódico en su estructura. Sin que sirva de precedente, “Headspace” se desboca en guitarrazos de corte pseudo grunge y marca cierta distancia, necesaria por otra parte, con la neutralidad dream pop de otro de sus mejores momentos, “I’ll try”. En todo llanto hay una lágrima dulce, y en cualquier sonrisa reside una sombra de duda.

Si con este álbum tan disfrutable como arduo de escuchar para un oyente no familiarizado con sus modales sonoros, Sharon Van Etten no consigue trascender la equívoca etiqueta del rock alternativo, sería un hecho más que significativo, e indicativo claro de que en general no hemos estado caminando por el camino correcto cuando se trata de escuchar y apreciar la música que nos rodea. Intrínseca al título va la frase que reza: “Hemos estado abordando todo esto de la manera equivocada”. Pues eso, que ya es hora de redimirnos de tantos errores.