Por: Nuria Pastor Navarro.
La acromatopsia es una extraña enfermedad congénita que provoca que el paciente sólo pueda percibir los colores blanco, negro y gris en todas sus tonalidades. Los ojos con acromatopsia sufren también a menudo de una gran sensibilidad a la luz en el mundo blanquinegro en el que viven. Se estima que una de cada treinta mil personas nace con esta condición, y Jesse Rutherford, vocalista de The Neighbourhood, es uno de ellos. No sorprende, entonces, la estética monocromática de la banda, que parece sacada de una película clásica con Rutherford en vez de James Dean.
La historia de The Neighbourhood no es muy larga, pero sí intensa. Formada en 2011 por cinco chicos de California, llegó a tiempo para explotar el boom de la era Tumblr. Su estilo rock alternativo (y cómo no, blanquinegro) pronto conquistó a los jóvenes que por aquel entonces disfrutaban de bandas como Arctic Monkeys o The 1975. Y en efecto, “Sweather Weather”, lanzado como sencillo en 2013, catapultó el nombre, fama y gloria de los jóvenes músicos, convirtiéndose en prácticamente un himno.
Poco después salió al mercado “I Love You”, álbum debut del grupo. Desde ahí todo fue una sucesión de portadas, vídeos y fotografías carentes de color alguno que fueron forjando la leyenda de The Neighbourhood: “Wiped Out!” en 2015, “Hard To Imagine The Neighbourhood Ever Changing” en 2018 y “Chip Chrome & The Mono-Tones” en 2020, quizá su trabajo más diferente. En este álbum conceptual, Rutherford calzaba un alter ego al más puro estilo David Bowie acompañado de melodías más estelares de lo habitual.
La trayectoria del grupo no era nada desdeñable; su marca personal había logrado ganarse una buena base de seguidores y bastante estima en el mundo musical… hasta 2022. Tras un problema de abuso por parte del baterista Brandon Fried a la vocalista del grupo The Marías, el resto de los integrantes de The Neighbourhood decidieron expulsarlo, expresando vía redes sociales que no toleraban comportamientos como ese. Si bien Fried se disculpó públicamente, el evento deterioró mucho la imagen general del conjunto y, claro está, no significaba demasiado para la mujer implicada.
Tres años más tarde, la banda volvía a reunirse, explicando el proceso de rehabilitación por el que Fried había pasado. Al parecer, los problemas que ocasionó en el pasado estuvieron motivados por el abuso de diversas sustancias, y había vuelto a ser readmitido en el grupo tras haber tomado medidas al respecto.
Con todo esto a sus espaldas, The Neighbourhood regresa a su sonido más originario y puro con “(((((ultraSOUND)))))”, álbum que coincide además con el décimo aniversario de “Wiped Out!”. Tres singles algo apresurados y una promoción bastante rápida dieron paso a un compendio de quince canciones en total que suenan mucho a discos pasados.
“Hula Girl” da comienzo al viaje con el inconfundible aire de macarras sensibles que los caracteriza. Un tema que, a pesar de mantenerse en su línea, resulta agradable, original. Nada mal para comenzar, y las pulsaciones tampoco consiguen bajar con las siguientes pistas. “OMG” inyecta de nuevo el sonido californiano y algo más cercano al hip hop, y “Lovebomb” nos recuerda a esas melodías pegadizas y suaves que tanto escuchábamos en sus discos antiguos. Todas estas canciones de amor cumplen con el “checklist” clásico del grupo: sintetizador, eco, reverberación… Comentan incluso que algunas pistas de voz se grabaron desde un teléfono para conseguir ese aspecto lejano.
Hasta aquí, un trabajo brillante y coherente con su estilo. Quizá el problema llegue con “Private”, aunque no por el tema en sí. La canción es buena y también cumple con las expectativas que un fan promedio pueda tener. Sin embargo, suena demasiado similar a la anterior, resultando sus ritmos y melodías algo así como primos segundos. En esta, que tan solo es la pista número cuatro, te das cuenta de que quince es un número muy alto y algo peligroso. Empiezas a reconocer patrones demasiado parecidos, este estribillo te recuerda a aquel puente y muchas canciones acaban desdibujadas entre sí. Es el “efecto Cigarettes After Sex”: cuando una banda tiene un estilo tan marcado, resulta difícil innovar dentro de él.
Aun a pesar de esta pequeña y progresiva pérdida de brillo, el álbum tiene alguna cosa más que ofrecer. Canciones como “Planet”, “Rabbit” o “Zombie” sacan partido al modus operandi musical de The Neighbourhood, asemejándose más al comienzo del disco. Lamentablemente, las demás pasan casi sin pena ni gloria.
Para finalizar, los californianos presentan “Stupid Boy”, que cierra con un aire rabioso y alguna reminiscencia lejana del carácter de Radiohead. Un tema desde luego llamativo que reflexiona sobre la sociedad y que despide el álbum pisando fuerte.
En definitiva, “(((((ultraSOUND)))))” alterna entre altos y bajos y peca levemente en la longitud, aunque no son grandes impedimentos para disfrutar de él de forma más distendida. Este trabajo encaja a la perfección en el pequeño universo de la discografía de The Neighbourhood, que deja patente que nunca ha existido un mundo en blanco y negro más vivo que este.
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