Melomanía: Carlos Rodríguez (Mamá)

Volver de vacaciones y encontrarnos con los textos de Carlos Rodríguez (Mamá) para nuestra/vuestra sección melómana es todo un lujo. Más si con cada explicación te encuentras con todo tipo de detalles y anécdotas relacionadas con sus inicios, con el bajo y la guitarra, y sus vivencias con el añorado Manolo Mené. Si además aprendemos algunos detalles de las canciones o los discos que no conocíamos, la jugada sale redonda.


Está hablando alguien con autoridad en esto de la música, bajista en la primera formación de Mamá, ahora también guitarrista y productor. Además, aparte de su banda de toda la vida, se le puede ver a menudo en las salas colaborando en directo con algunas formaciones en la escena madrileña.


Ahora Mamá acaban de publicar de nuevo para Rock Indiana un mini-LP “Segundo asalto, tras “Sólo por hoy (2011) y el álbum que supuso el regreso del grupo en el año 2009 con “La mejor canción". Una buena noticia para melómanos como nosotros volver a degustar las melodías pop, y los arreglos de las guitarras de Carlos Rodríguez. Desde El Giradiscos os animamos a pasaros por la sala El Sol de Madrid, el próximo sábado 20 de octubre en la presentación de “Segundo asalto. Nosotros allí estaremos.


Ahora os dejamos disfrutar a vosotros con las canciones y los discos que han inspirado a Carlos Rodríguez. En la redacción ya lo hemos hecho, y la experiencia merece la pena, leer las vivencias y el porqué han supuesto algo en su vida, mientras suenan por los altavoces a todo volumen, probarlo.


Discos:

Creedence Clearwater Revival “Bayou country”

Uno de los primeros LPs que apareció por casa, bajo el brazo de mi hermano mayor. La portada, que en aquella edición era diferente a la original que actualmente conocemos, era atrayente: las cuatro caras de los CCR en primer plano. Cuatro peludos y barbudos que hacían con energía una mezcla de rock, blues y country, con un sonido de guitarras eléctricas  que provocó que mis hermanos y yo pegáramos un micrófono a una guitarra española con cinta adhesiva y la amplificáramos a través de un radiocasete. A mí me parecía que sonaba genial. Tocábamos “Proud Mary” y hacíamos punteos sobre “Born on the Bayou”. Fue el anticipo de un montón de canciones imprescindibles que grabarían después: “Up Around The Bend”, “Green River”, “Lodi…”  seguro que cada cual tiene su favorita.

Crosby, Stills, Nash & Young “Four way street”

Fue este álbum doble, junto con alguno de Dylan, Byrds, Beatles o Velvet Underground, la excusa para que varios amigos del cole nos reuniéramos los fines de semana para escuchar discos, cantar y tocar la guitarra. Tiene la magia de haberse grabado en directo, y nos maravillaban y sorprendían las armonías vocales y las guitarras acústicas que tratábamos de imitar. Siempre sonaban “Teach Your Children” y “Cowgirl in the Sand”, “Love the One You Are With”, o “Southern Man”. Con éste disco descubrimos sobre todo a Neil Young, y creo que, además, fue el culpable de que me comprara mi primera guitarra acústica con el dinero que había ahorrado para una bicicleta de carreras. Unos años después me enteré de que las grandes tensiones entre los cuatro miembros durante la grabación de estos conciertos les llevó a la disolución. Cosa curiosa porque para mí fue totalmente lo contrario, me animó a reunirme con amigos y tocar en grupo.

Jethro Tull “Thick as a brick”

La obra maestra de Ian Anderson con Jethro Tull. Considerado cuando apareció como un disco de rock progresivo y conceptual, cuando en realidad era una parodia de todo eso, contiene aparentemente una sola canción de principio al final, con una serie de temas entrelazados a la perfección por partes instrumentales. Pero lo fascinante es que se podía tocar con una guitarra acústica y cantar los temas. Maravillosa la guitarra y la voz burlona de Ian Anderson, podría haberse grabado el álbum él solo con su acústica y lo seguiría poniendo en esta lista, seguro.  Yo ya me sabía el disco de memoria cuando les vi por primera vez en concierto en Madrid, e incluso tocaba una versión reducida con mi guitarra. A destacar también el diseño deportada: un periódico de varias páginas que se desplegaba y contenía referencias al grupo y al concepto de la obra, donde incluso se podía resolver el crucigrama. Una de esas portadas que te hace añorar la época de los vinilos. Más, si cabe.

George Harrison& friends “The concert for Bangladesh”  

He escogido éste triple LP por varios motivos: Primero, porque es la grabación del primer concierto benéfico que se realizó, concepto que se repitió en las siguientes décadas de forma habitual. Segundo, por el gran número de artistas a los que puedo homenajear en un solo disco: Harrison, Ringo, Beatles, Clapton, Dylan, Billy Preston… Incluso hay una versión del Jumpin’ Jack Flash (¿se me convalidan los Stones?). Y tercero, porque corresponde a la banda sonora de la película del mismo título, que junto a otros films musicales, marcaron las gloriosas sesiones dobles de cines como el California o el Covadonga (el Covacha), cuando no existía youtube, y era la única forma de ver a los grupos que nos gustaban. Esta película la vi varias veces (creo que tantas como “Let It Be” o “The Song Remains the Same”, así aprendí a tocar “Here Comes the Sun”, viendo las manos de Harrison. Anécdota: durante la primera parte, de Ravi Shankar, salíamos al vestíbulo a fumar un cigarrito.

XTC “Oranges and lemons” 

XTC, uno de los grupos británicos más personales y evolutivos, culminan su progreso desde el punk de sus inicios a su etapa más psicodélica con este doble álbum, para mí uno de sus mejores trabajos. Presentes en mi memoria musical desde su descubrimiento años atrás con “Drums and Wires”, tuve la oportunidad de verlos en directo en Madrid  poco tiempo antes de que dejaran de actuar debido al miedo escénico de Andy Partidge, cerebro de la banda, uno de los músicos con más talento y menos reconocimiento que conozco. Imprescindibles temas como “Gardeo of Earthly Delights”, “The Major of Simpleton”, “The Loving”, “Merely a Man”… Melodías contagiosas, armonías imposibles (algunas difíciles de digerir en una primera escucha, pero a las que te acabas rindiendo), instrumentación refinada, producción perfecta y letras inteligentes. Casi nada. Y como curiosidad, la portada fue realizada por el dibujante de Yellow Submarine.


Canciones:

Mott the Hoople “All the young dudes”  

Al comenzar el tema lo sospechas, pero al llegar al estribillo sabes que la canción es de Bowie. Compuesta para Mott The Hoople, grupo británico de corta duración que fue cuna de grandes músicos, como Mick Ralphs  o Mick Ronson, dos de mis guitarristas favoritos,  es para mí uno de sus mejores temas (con permiso de Changes, del Hunky Dory). A destacar la guitarra de la introducción del propio Ralphs, que siempre me ha puesto los pelos de punta, y los coros del estribillo de Bowie, que también hace de productor. Considerado inicialmente como un himno de juventud por el título, por la temática de la letra no lo es tanto, pero para mí sigue siendo un himno por su estribillo y guitarras. Es uno de estos temas que cuando termina lo vuelves a poner, una y otra vez. 

Tom Petty & The Heartbreakers “American girl”  

Uno de los primeros singles de Tom Petty y los Heartbreakers, de su disco de debut. Con "Born To Run" de Springsteen  o  "Possession" de Costello, siempre sonaba en casa de mi amigo Manolo Mené en las innumerables tardes en las que nos reuníamos para escuchar música, tocar la guitarra y tomar vermú blanco. Tremenda canción  de pop rock, con una base contundente y de bajo y batería, maravillosas guitarras eléctricas, riffs rocanroleros y una gran melodía de voz que solíamos cantar al unísono. Luego, al llegar al estribillo, disputábamos por hacer los coros de respuesta (make it last all night!). Icono  del rock americano, imprescindible tanto en solitario como con los Heartbreakers o Travelling Wilburys, es sorprendente que Tom Petty nunca se haya acercado para actuar en nuestro país. Aún le estamos esperando.

The Who “The real me” 

Este tema, el segundo tras la intro, pero que en realidad abre el álbum Quadrophenia, tiene para mí uno de los bajos más impresionantes que haya dejado grabados John Entwistle, quizás el  bajista de rock más sorprendente de todos los tiempos. Ponerse el disco y tocar el bajo encima es uno de los ejercicios más reconfortantes de los que disfruto de cuando en cuando en casa, tocando sus riffs o improvisando encima. Aquí el bajo es el instrumento que estructura todo el tema, frasea y responde a la voz. Ojito también con el resto de la banda: una de las últimas grabaciones en estudio con Keith Moon que desaparecería poco tiempo después, Roger Daltrey en su mejor momento, y las increíbles guitarras de Pete Townshend. En pugna con "Live at Leeds", para mí "Quadrophenia" es su mejor disco.

The Cars “Touch and go”

Mi canción favorita de los Cars. Haciendo honores al nombre del grupo, es un tema fantástico para conducir o ir en la furgo, especialmente si vas a tocar a un bolo. Comienza con un sorprendente concepto rítmico: la batería y el bajo inician el tema en un ritmo de 5/4, reteniendo a la voz de Ric Ocasek sobre el teclado sincopado en 4/4. En el tremendo estribillo toda la banda se reúne en 4/4. Y, claro, luego Elliot Easton hace uno de esos solos marca de la casa que no te puedes creer, y que no me cansaré de escuchar una y otra vez. Fabuloso guitarrista. Creo, además, que The Cars es la banda que más inteligentemente ha sabido integrar los teclados y sintetizadores en una formación de rock´n´roll guitarrero, con todas  sus piezas encajadas y bien engrasadas.

Slade “Gudbuy T’ Jane” 

Esta canción me sigue provocando la misma energía que la primera vez que la escuché, y me hace subir el volumen al 10 cuando comienza el ritmo de la batería.  Slade es una de las bandas de rock de los 70 más personales y gamberras. Con títulos con los que no aprobarían la lengua de primaria, arrasaron en las listas británicas con temas como éste. Me traje este single de Londres, con varios pósters y revistas de acordes. Era imposible no hacerlo: los quioscos y tiendas estaban llenos de fotos de ellos, y las chicas cantaban sus  estribillos por la calle.  Lo que más me gustaba era el papel del bajo de Jim Lea, que lleva todo el peso e incluso hace los riffs. La voz agresiva y descarada, las guitarras hirientes y la batería  vigorosa hacen el resto. Y las botas de plataforma, purpurina y sombreros de ala ancha, también, claro.