Radio Days: El delfín, el varano y los globos de colores


Texto y fotografías: Skar P.D.

A veces la denominación de un concierto como divertido tiene un carácter peyorativo, por aquello de, bueno no lo hacen mal pero son muy....

El concierto de Radio Days en la sala Fun House de Madrid fue ante todo un concierto divertido y dejó en evidencia el uso de cualquier carácter peyorativo. Con todo el papel vendido, o casi, Radio Days salieron a escena para presentar su último disco, "Rave On", que se lanzó va a hacer casi un año y que por motivos obvios no habían podido presentar por estos lares, y en los italianos esto no es normal porque es una banda que se prodiga bastante por las salas que configuran el circuito del pop de guitarras en este país.

Que se respiraba buena disposición por parte de todos era algo más que obvio entre otras cosas por la fiabilidad del directo que los de Darío Persi (voz, guitarra) se han labrado a lo largo de los años; por eso que la primera frase que pronunciaron antes de acometer la primera nota fuera algo tan naif como "¿estáis cargados? disfrutemos sin trabas". Lo dejaba claro, sonrisa aclaratoria mediante.

La fiesta, en esos momentos presentida, arrancó con los primeros redobles de batería con los que se inicia 'What Is Life", que es una canción fundamentalmente optimista y que es uno de los sencillos extraídos de su cuarto álbum. Cierto que a diferencia de la versión grabada no estaban a los coros de personajes como Kurt Baker o Paul Collins, pero ya se encargó la audiencia de sustituirlos. Perfecta para arrancar un concierto que parecía tener la consigna de "voy a pasármelo bien" como leitmotiv de la noche y que continuaron con un par de temas, "No One To Blame" y su infeccioso "uuuh" y "Lost Control", también de este último "Rave On". Power pop en vena, es decir, música para salir en las noches de los sábados, o sea, optimismo vitalista para dar y regalar. 

Un pequeño recordatorio por parte de Paco Orsi (batería) de lo largo que se nos ha hecho a todos recobrar parte de la normalidad y de lo bien que sienta recuperar sensaciones que se habían quedado aparcadas esperando tiempos mejores,  antecedió al "vamos a tocar unas canciones antiguas". El caso es que "las canciones antiguas", hasta tres, que vendrían a continuación formaban parte del excelente "Back In The Day", vamos, que no eran tan antiguas, y por primera vez dejaron al descubierto que Radio Days no es un banda que se ajuste milimétricamente a las armonías del power pop, y la rockera y sixtie "Subway Station Girl", que parece extraída de un disco de Paul Collins, y los acordes basados en el reggae de "Your Words", se encargaron de demostrarlo. O incluso la más garagera y bailona "Smash This Party" que vendría a continuación.

Abundando en la sutileza con la que Radio Days circula por las carreteras adyacentes a la autovía principal del power pop, los sonidos mezcla de jazz incipiente y swing clásico de "Don't Break My Heart"  sonaron a respiro necesario, o como control de avituallamiento si se quiere, antes de que nos presentaran a la nueva incorporación a la banda, un tipo muy loco que fue la definición con la que nos introdujeron a Maximiliano Raffam muy solvente a la guitarra y que a la vista de su puesta en escena parecía llevar años con la banda dándole un punto más chispeante, por si hiciera falta, y actuando como contrapunto eficiente a la sobriedad de Mattia Baretta (bajo), situado en la otra parte del escenario. 

Que a estas alturas todos los presentes se lo estaban pasando muy bien era palpable porque además el sonido acompañaba, y las armonías se apreciaban más que bien y porque los italianos lo estaban bordando como, por ejemplo, en la intensa y psicodélica oda a Lennon que es "Everything Floats". Y en esta aparecieron los globos que el nuevo guitarrista se encargó de lanzar al público con la consiguiente algarabía, siendo el preámbulo perfecto para que el fantasma de Bo Diddley tomara forma en la sensacional recreación de "Why Don't You Love Me Anymore", con toda la sala enfrascada en bailar y en hacer que los globos fueran rebotando de cabeza en cabeza.

Un breve incursión en su ya lejano "C'est La Vie", de cuando The Beatles eran más obvios en la propuesta de Radio Days, no escondieron lo innegable de esta influencia en la cantarina "Sleep It Off". Una canción feliz donde las haya y apertura eficiente a la finalización del concierto que cerraron con "Time Is Over", inundando de nuevo la Fun House de tonalidades garageras no disimuladas y que como no podía ser de otra manera acabó con la gente dando saltos. Más aún.

Por supuesto que hubo petición de temas extras, y fue una petición sincera y sin disimulos porque el ambiente festivo y optimista era totalmente visible y, con los cuatro convenientemente enmascarados, Mattia y Dario con las correspondientes al título de la canción, se arrancaron con esa rareza instrumental que se denomina "El Delfin Y El Varano", que te colocan inmediatamente en la tabla del surf más eléctrico. El concierto se cerró por todo lo alto con otra de esas joyas deudoras del más inspirado Paul Collins y que Radio Days ejecutan tan bien. Porque todo eso es el primer sencillo extraído de su reciente disco, la urgente y vitalista "I Got Love", que todo el mundo cantaba a voz en grito a estas alturas. Por eso cuando la enlazaron con el "Have Love Will Travel" de The Sonics en una muy agradecida y espitosa versión, fue como si se abrieran las puertas del garage para dejar pasar el aire y para que el sudor, a estas alturas muy perceptible, se convirtiera en gotitas de lluvia.

Si piensas en momentos felices y optimistas la imagen de las gotas de lluvia acariciándote el rostro es muy socorrida. Y esa sensación de felicidad fue la que transmitieron Radio Days en un concierto impecable en ejecución y actitud, dejando claro que la banda no olvida los matices que se incluyen en sus grabaciones y que les permiten ampliar registros más allá del power pop, coqueteando con sonidos adyacentes, sino que, además, en sus directos las dotan de esa energía que se extrae de las sinergias que establecen con la audiencia y que hacen que sus conciertos se conviertan en una auténtica fiesta. Un concierto optimista y feliz, de los que se agradecen, vaya.