Fontaines D.C.: “Skinty Fia”


Por: Skar P.D.

Han pasado ya algunos días desde que el esperado tercer disco de los irlandeses Fontaines D.C. viera la luz. Va para unas semanas concretamente y a estas alturas son ya incontables las reseñas y opiniones vertidas sobre él. Por supuesto que la inmensa mayoría son altamente favorables y, también la inmensa mayoría, fueron publicadas con cierta urgencia porque si siempre ha sido un objetivo prioritario para todos aquellos que ejercen la función de críticos o reseñistas adelantarse a los hipotéticos competidores, este disco resultaba altamente apetecible, ya lo creo, y por diversos y ciertos motivos, no en vano se trata de una banda que, por méritos propios, se ha colocado en un nivel que está un paso por encima de sus compañeros generacionales y con un componente intelectual y emotivo, por así decirlo, que avala su evidente progresión.

Pero más tiempo aún ha pasado desde la publicación del tercer disco de otros irlandeses, ahora denostados por el divismo excluyente, que no por las masas, que gira tras gira agotan todas las entradas. Aquel disco llamado "War" alcanzó el número uno en las listas británicas y dio por concluida, por así decirlo, la trilogía punk de U2. Al día de hoy también este "Skinty Fia" ha alcanzado ese mismo lugar, pero lo que no se sabe aún es si este disco cerrará también alguna trilogía, aunque quizás tengamos algunas pistas porque en una entrevista para la revista Mojo el bajista Conor Deegan lo dejaba entrever: “Cuando era adolescente, siempre soñé con hacer tres grandes álbumes, como lo hizo Nirvana. Esa era mi ambición, así que ahora que lo hemos hecho, realmente no me importa lo que hagamos”. Y aquel "War" era el disco más abiertamente político de U2, al igual que este Skinty Fia también lo es de Fontaines D.C., con un gran diferencia, claro, porque casi cuarenta años no pasan en balde. La diferencia conceptual que va desde el "Sunday Bloody Sunday" a "In ár gCroíthe go deo", así, en gaélico.

Lo que entonces era una protesta antibélica ahora es una constatación del desarraigo pero, en cualquier caso, en los dos subyace una reivindicación de la identidad. Y hablando de identidades, produce cierto desasosiego que en la portada aparezca la imagen del alce irlandés especie desaparecida no hace tanto tiempo. ¡¡Skinty Fia!! ("me cago en la leche”) que diría la expresión utilizada por la tía abuela del batería Tom Coll.

Los primeros e inquietantes acordes del corte de apertura, 'In ár gCroíthe go deo', asemejan una oración potenciada por los coros casi gregorianos que repiten una y otra vez "En nuestros corazones", que es más o menos la traducción. La historia ya sabida del impedimento de la iglesia anglicana a poner en la tumba de una mujer esa inscripción en gaélico por el "riesgo" a que fuera considerada una declaración política aporta una considerable dosis de dramatismo al tema. Incluso sin esa historia la canción es de esas que atenazarían el alma incluso de oyentes no predispuestos al drama. Esa sensación a medias entre la dulzura y la intensidad crepuscular continúa en "Big Shot", que es la única canción no escrita por Grian Chatten (voz) sino por el "madrileño” Carlos O'Conell (guitarra) y en la continuación, que a pesar del título, "How Cold Love Is", no es una canción de amor al uso, cosa por otra parte impensable en la tesitura actual de los irlandeses, antes bien, suena a las influencias, no negadas, de las bandas oscuras de los ochenta.

Una de la características de este tercer disco de Fontaines D.C. es su apertura estilística a la vertiente más liviana del post punk, esa que se coloca cerca del pop más estremecedor y así se refleja en "Jackie Down The Line", con su infeccioso "do do do la la la" y los pegadizos "sha la la" de sus coros que apenas disimulan la historia de amores obsesivos que cuenta ("haré que tus secretos sean míos"). Composición destinada a convertirse en un clásico en su repertorio. No es la primera vez que hacen esta aproximación, más en lo estilístico que en lo narrado, ya en "Roy's Tune" de su primer disco "Dogrel", lo dejaban entrever. 

Una constante y una seña de identidad reconocida, y reivindicada, en toda la obra de Fontaines D.C., o sea su acervo irlandés, se manifiesta claramente en la, por momentos, nostálgica reivindicación del día dedicado al protagonista de ese libro que casi nadie ha leído y todo el mundo reivindica, el "Ulises" de James Joyce, pero "Bloomsday" es como si fuera un adiós o un hasta luego a los paisajes donde crecieron. Cuatro de los componentes de la banda residen actualmente en Londres. Y de eso va "Roman Holiday", del deseo de integrarse en un nuevo entorno y de la constatación de que incluso lejos de casa tiendes a relacionarte con las personas de tu misma ascendencia: "Cuando pregunten por ti, no olvides quién eres, Skinty Fia".

El acordeón es el protagonista de la intimista "The Couple Across The Way", en la descripción de la letra pequeña y no escrita en los contratos de los "amores para siempre" y que constata otra de las características de la banda hasta ahora como es el abandono parcial del "spoken word" de sus inicios. Ahora Fontaines D.C. hacen canciones de melodías casi cantables.

La canción que da título al álbum es deudora tanto en su construcción sónica como en su desarrollo de bandas como The Cure, con esos sonidos sintetizados que podrían hasta convertirse en piezas de baile en garitos de música arriesgada. La añoranza que siente un extranjero, en unos lugares que no le son del todo amigable, por su tierra natal se reflejan en "I Love You", la que según ellos es su tema más político, y que por eso mismo a pesar de su declaración de amor por su ciudad no les hace olvidar los aspectos más escabrosos de la situación política actual en Irlanda, nombrando incluso explícitamente a los partidos políticos gobernantes en la actualidad. Se ponen intensos por momentos a medida que transcurre el tema y esa intensidad se explicita, aún más, en "Nabokov", la pieza más post punk del álbum que parece facturada después de una larga noche amenizada por música de bandas como Crime And The City Solutions y donde las guitarras de Conor Curley y Carlos O’Connell se muestras poderosas. A pesar de la expansión estilística de este disco siguen teniendo un hilo conductor al fin y al cabo.Si los trabajos publicados hasta ahora forman una trilogía. ésta no sería cierta sin la existencia y constatación de este hilo.

"Skinty Fia" ha sido producido por Dan Corey, el mismo de los dos anteriores y de bandas como Squid o Black Midi, y es, desde luego, el disco más accesible de los irlandeses y va en consonancia con la progresión casi geométrica que la banda ha experimentado en tan solo cuatro años tanto en su expansión sonora como en la paulatina adopción de patrones que facilitan su asimilación a pesar de la oscuridad reinante en sus surcos. Es verdad que no alberga los sonidos rebeldes de "Dogrel" ni la profundidad urgente de "A Hero's Death", pero por el contrario, es un disco elegante que alberga canciones de una incontestable ascendencia pop sin que por ello Fontaines D.C. hayan perdido su identidad, musical me refiero, porque de la otra siguen haciendo gala. Y es un trabajo audaz facturado desde un punto de vista melancólico y que refleja la inquietud de una banda que es más que posible que se ubique en ese lugar muy próximo a la aceptación más masiva aun, y solo ellos y The War On Drugs parecen tener esa capacidad. El futuro aún no está escrito, pero este disco confirma a la banda en un presente tan real como esperanzador.