Miqui Puig: “Miqui Puig Canta Vol. 7”


Por: Javier González 

Militancia, amplia trayectoria, conocimiento del negocio y una profunda melomanía... más bien parecen requisitos para buscar trabajo, pero no, no lo son, por supuesto que no. Son solo unos cuantos piropos que definen a la perfección el nuevo trabajo de Miqui Puig. Seamos francos y directos, ante semejante conjunto de condimentos es cuanto menos complicado no grabar un disco tan notable y emocional como el que ha facturado Miqui; lo realmente difícil, lo jodido, es llegar a esos niveles de dominio de la cultura pop en toda su vasta extensión, saber mezclarlos a cada paso con acierto y sobre todo no arrojar la toalla por hastío en una piel de toro que sigue mirando cuanto menos con recelo, sino despreciando miserablemente, las trayectorias largas que han tenido los suficientes bemoles para alejarse de los focos mediáticos principales, demostrando que esa es la única forma de dibujar trazos con amplitud de miras capaces de legar discografías notables. 

Pues bien, todas esas características vuelven a aparecer en este “Miqui Puig Canta Vol. 7”, aderezadas con tino, sabor a nostalgia y luces de neón; inundando unas canciones pop, llenas ramalazos funk y un regusto acid de noches infinitas, donde también hay cabida para el “italodisco”, acercamientos a Roxy Music y hasta referencias a bandas casi olvidadas como Ciudad Jardín, en un minutaje envolvente que funciona de principio a fin como declaración de experiencia donde se reivindica ese regalo maravilloso que es la vida. 

Desde el arranque con “Pors Puig”, donde Miqui es acompañado por Queralt Lahoz, todo se muestra de forma cálida, anunciando el abrazo infinito de cada uno de estos temas, enlazada con “Cadera de Mimbre, La Leyenda” repleta de mítica nostálgica, esa que tan bien practica el músico catalán, quien sabe enmarcar cortos, hechos canción, donde el oyente se convierte en casi protagonista de la trama, pese a no haber estado nunca cerca de los nombres citados; un latigazo de pura cultura mod en la que de pronto aparece la voz de Irantzu Valencia, para acabar de agarrar un pellizco en nuestro estómago que no desaparece durante el resto de la escucha; “Mañana Infierno” sigue sonando mágica y oscilante entre el funk, la música disco y el sonido Motown, pese a un trasfondo lírico crudo y certero, perfecto anticipo de “Amor Miope”, quién sabe si un título referente a su propio álbum “Miope”. 

“Yo no Quería estar Allí” es un corte potente con cierto componente oscuro y dramático, quizás un acercamiento al sonido de la Valencia primigenia de los años ochenta, la de la verdadera “Ruta”, enlazando con “Propaganda” en un viaje invisible con un denominador común que desemboca en “Adiós Samurai”, arropado en este caso por Ferran Palau y El Petit de Cal Eril, en un corte donde Ibiza parece ser el destino de esta santísima trilogía de temas que hemos citado. 

Para el final quedan los teclados amables de “La Casa Italia”, sinfonía optimista, donde la elegancia glam no se esconde, y “Los Decentes”, una mirada al pasado, melancólica, crítica y relativamente dolorosa, un ajuste de cuentas en toda regla para alguien cuyos pasos podrían haber corrido mejor suerte. 

Tras la escucha de esta nueva entrega constatamos algo que ya sabíamos: Miqui Puig es un tipo inteligente, sensible, bien leído, fino escuchador y de amplio bagaje que sabe jugar sus bazas y tocar fibras sensibles es parte de su filosofía, pero no por pose o postureo, sino por pura convicción. Es fácil imaginarle disfrutando de pinchar viejos vinilos a solas, como disfrute de un fetiche personal; también es relativamente sencillo pensar en él rebuscando en las tiendas de segunda mano en secciones de géneros de la más diversa índole con gesto infantil de sorpresa al encontrar alguna joyita oculta. Y si es sencillo imaginárnosle en esas dos escenas, es también relativamente fácil pensar en él escribiendo canciones con alma y corazón, con idea de empaquetarlas en un disco de nueve cortes como este para lanzarlas al viento, en una ceremonia que implica compartir otro capítulo más de su imaginario personal, a sabiendas que unos pocos elegidos y elegidas vamos a contener las lágrimas al enfrentarnos a otra enorme colección de temas, pensados en paladares finos y gourmets del buen gusto. ¿Qué si nos ha gustado “Miqui Puig Canta Vol. 7? ¿Todavía os queda alguna duda? Es un disco… cojonudo. Una nueva joyita oculta más y ni se sabe cuántas van ya.