Volvía el rockero del Clot de nuevo a la Capital de España para iniciar lo que será la segunda parte de su gira con el álbum “Balmoral”. La expectación desde que se anunció la fecha de su concierto ha sido máxima, su productora tuvo que habilitar otra actuación para poder hacer frente a la petición de entradas de los fans, quienes no faltaron a la cita acudiendo en masa para presenciar el enésimo directo de Loquillo en Madrid.
Y es que no en vano nos encontramos con el rockero más madrileño de toda Cataluña, se le nota a gusto en nuestra ciudad, se ve que existe una relación especial entre el público, la capital y José María. Sin duda este hecho se refleja a las mil maravillas en cada una de sus visitas y está no fue excepción.
Sobre las nueve de la noche y con una sala llena a reventar comenzó un espectáculo de casi dos horas que a todos los allí presentes supo a poco. Durante el show se dio un intercambio de golpes entre los temas nuevos y otros de anteriores trabajos, en una cuidada selección de canciones que hizo que el animo no decayera en ningún momento. El espectáculo comenzó con “Línea Clara”, potente, rotunda, directa, una auténtica declaración de intenciones que dio paso a “El hijo de Nadie”, en el momento en que comenzó a sonar la Joy Eslava ya era una fiesta, el público totalmente volcado con su ídolo, enloquecía, mientras el Loco, secundado por Igor Paskual y Jaime Stinus, daba una lección de autenticidad sobre las tablas.
Uno de los momentos mágicos de la noche, llego cuando Loquillo hizo un inciso para hacer referencia a un ramo de rosas blancas y una botella de “Don Perignon” enviadas por Andrés Calamaro a la par que presentaba “Cruzando el Paraíso”. No faltaron a la cita canciones como “Hotel Palafox”, “Arte y Ensayo”, en la que el rockero catalán se equivocó y presento “Sol”, “Memoria de Jóvenes Airados”, “Las Chicas del Roxy”, “Rock Suave”, “Todo el Mundo Ama Isabel”, “Feo Fuerte y Formal”, “Hermanos de Sangre”, “Balmoral”, “Cuando Fuimos los Mejores”, “Rock and Roll Actitud” y “El Rompeolas”.
Entre las múltiples curiosidades de la noche hay que destacar el hecho de que incluyera dos fantásticas versiones una de “Dispararé”, canción que Loquillo a cantado junto a El Columpio Asesino en la reedición de su último trabajo y “Maldigo mi Destino” de los fenomenales Sirex, momento que aprovechó para agradecer a esta generación de grupos su labor por y para el nacimiento del rock en castellano. Otro de los momentos cumbres de la noche fue el poder escuchar en directo “Con Elegancia”, canción que no suelen interpretar en directo. Se trata de un poema inédito de Jacques Brel y que fue musicado en su día junto a Gabriel Sopeña.
Pero sin duda, el momento de más emoción y culminante de la noche, con permiso del cierre con “Cadillac Solitario”, llego en el momento en que, después de muchos años sin sonar en nuestra ciudad, se oyeron los primeros compases de “La Mataré”, caras de incredulidad, emoción desatada y una sola voz en toda la sala que coreó la canción al unísono. Impresionante, uno de los grandes momentos rockeros de la capital sin duda. Después de muchos años sin sonar, de las polémicas y demás, Loquillo ha vuelto a introducir esta canción en su repertorio. El público, uno de los escasos jueces de la carrera de un músico, dio su aprobación unilateral a este hecho y desde “El Giradiscos” nos alegramos enormemente de que esta canción vuelva a ser disfrutada en las noches de Rock and Roll, más allá de los prejuicios que muchos puedan tener hacia ella.
Finalmente y tras volver a sacar a pasear su viejo “Cadillac” la noche terminó con la sensación de que Loquillo podría tocar en Madrid cada semana. Su sonido, su banda,( a destacar la labor de todos, pero ¿a quién no le gusta la actitud de Igor Paskual?, eso es puro y duro Rock and Roll), y su forma de ser casan a la perfección con la esencia vital de esta ciudad.
Texto Javi "EG"
Fotos Jorge Bravo
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