Zoé: A la Conquista del viejo Mundo

Madrid, Vodafone Secret Shows, Sala Joy Eslava, Miércoles 9 de Marzo de 2011.
Lleno absoluto en el teatro Joy Eslava para presenciar una nueva edición de los Vodafone Secret Shows. En esta ocasión los protagonistas serían los mexicanos Zoé, una banda a la que tuvimos ocasión de ver en directo durante la pasada edición del festival Rock in Rio, y que ahora han apostado decididamente por intentar abrirse camino en el panorama musical de nuestro país. Al menos eso se desprende del lanzamiento hace unos meses de un disco-recopilatorio, “01-10”, con algunas colaboraciones de auténtico lujo entre las que se encontraban Dorian, Vetusta Morla, Anni B. Sweet o Bunbury, y de esta su segunda visita en un corto periodo de tiempo a nuestras tierras.

Pese a no ser muy conocidos en España, la andadura musical de Zoé es extensa con un gran número de discos en el mercado. Se enorgullecen de ser un grupo de larga trayectoria, alejados de “hypes” efímeros. Son una de esas bandas que se encuentran en ese pelotón de privilegiados capaces de congregar a miles y miles de personas en sus directos al otro lado del Atlántico, por lo que el desembarco en nuestro país era cuestión de tiempo.

Con cierto retraso sobre la hora prevista dieron comienzo a su actuación de la mano de “No Hay Dolor”, en una versión remozada y mucho más electrónica que el original, incluida en el álbum “Reptilectric”.

En el mismo instante en el que sonaba el tema de apertura algunas cosas comenzaban a quedar claras. La primera de ellas que Zoé son muy grandes. Sonaron a la perfección desde el minuto uno. A destacar durante toda la velada el dominio a las baquetas del que hizo gala Rodrigo Guardiola, sin duda uno de los puntales del quinteto, y el personal magnetismo que envuelve la figura de León Larregui, vocalista del conjunto, quién transmite una inusitada calma a cada paso que da en el escenario.

Tras el sorprendente inicio de la mano de “No Hay Dolor”, sonaron canciones como “Reptilectric” o “Sombras”, donde quedó patente la herencia que por momentos les emparenta con ciertas bandas británicas de los años ochenta. La peculiar forma de tocar el bajo de Ángel Mosqueda, pura herencia post-punk, nos hizo pensar en más de una ocasión en la alargada sombra de bandas como New Order y, sobre todo, The Cure.

Sin duda uno de los grandes momentos de la noche llegó con la interpretación de “Nada”, desde el primer acorde el público, en un alto porcentaje compatriotas de la banda, pareció entrar en una catarsis transitoria. Coreaban y botaban, como no lo habían hecho anteriormente, en una clara señal de que disfrutaban con el trallazo que desde lo alto del escenario les proponían.

De esta manera siguieron desgranando parte de lo mejor de su repertorio. No faltaron a la cita canciones como “Peace and Love”, “Corazón Atómico”, “No me Destruyas” o “Vía Láctea”, sin duda una de nuestras favoritas.

Amagaron con despedirse con el que está siendo el single de presentación de su próximo disco, un “Unplugged” para la MTV, que llevará por título “Música de Fondo”, estamos hablando de “Soñé”.

Desaparecieron momentáneamente del escenario para, a renglón seguido, volver y acometer el único bis de la noche. Un epílogo que fue de menos a más, en lo que a intensidad se refiere. Durante el mismo tocaron temas tan desnudos y sinceros como “Poli”, “Luna”, o esa pequeña maravilla que es “Dead”. Cerraron su actuación con “Love”, canción que contiene una cadencia y un tempo más pausado de lo que muchos de los allí presentes hubiéramos deseado para un final de concierto sin duda.

El veredicto de la noche es más que positivo. Canciones repletas de belleza interpretadas con total acierto, letras personales que buscan contar historias a partir de pequeñas imágenes con un importante peso de la electrónica. Sinceramente creo que Zoé están preparados para abordar la conquista del viejo mundo. La primera parada es España, después Quetzalcóatl dirá.

Texto: Javier González.