Zahara: “Madre”


Por: Javier Capapé

Anda estos días María Zahara Gordillo cerrando la etapa que inició con "Puta" hace ahora casi dos años. Después de uno de los discos más inspirados del pop español de las últimas décadas vinieron sus intensas giras (con rave incluida), la revisión de esas mismas canciones en "Reputa" y finalmente una colección de rarezas titulada "Madre", que es la que ahora nos ocupa. No es la primera vez que Zahara nos regala en un formato sugerente algunas de las rarezas que rodean a sus lanzamientos más recientes. Ya lo hizo con "Bestiario" en la época de "Santa" o con "Alienígena" tras el rodaje de "Astronauta". Y lo mejor es que estos discos siempre aportan algo, no son una mera colección deslabazada de canciones, sino que conforman un todo con sentido. En el caso de "Madre", Zahara nos sumerge de nuevo en la temática de "Puta", pero desde un prisma mucho más básico, apelando a la raíz de la canción. Quizá por eso el disco se abre con la primera canción compuesta por la ubetense, "Una palabra", cargada de inocencia, pero convertida en el primer paso de unas canciones que han definido a la polifacética artista a la vez que le han servido de refugio y tabla de salvación. Pureza en la guitarra y la voz, nada que ver con la atmósfera que nos ofrece la versión "acústica" de "Hoy la bestia cena en casa" que, descargada de toda su bombástica, se nos presenta igualmente seductora y con un punto cautivador que nos arrastra con el exquisito arpegiado de la guitarra eléctrica. Poco más le hace falta a este temazo para incendiarnos.

La muy buscada "Piscinas en verano" suena reposada y emocionante, como cuando escuchamos a Zahara en plena calma en la parte central de sus conciertos. Un rescate más que necesario de su primera etapa que da buenas muestras de que la inspiración de esta artista viene de largo. También hay espacio para las demos de "Taylor", tan sólo con el acompañamiento del piano, o de "Sansa", donde Zahara se recrea únicamente en la maravillosa parte vocal de la canción, que es lo que la sustentaba en su versión definitiva, y que aquí se nos ofrece a modo de demo sin añadidos. 

Martí Perarnau IV, la insustituible mano derecha de la ubetense (con el que pronto volverá a la palestra junto a su proyecto paralelo _Juno), reinventa "Tú me llevas" como si estuviéramos en la fase rave de su gira, con un inicio disco que no hubiera desentonado nada en la parte más desenfrenada de sus conciertos de la "Puta Gira". Otra canción que nos lleva a sus orígenes, aunque aquí transformada por el devenir más experimental de su última fase. Como también van a los orígenes "Ahora que te dejo" y "Carreteras secundarias", aunque éstas en la versión más cantautoril de Zahara, donde casi nos llega a recordar a Bebe en sus pasajes más inspirados. Estas canciones están extraídas directamente del que fuera su primer larga duración editado en 2005 (o segundo, si tenemos en cuenta sus primeras maquetas aparecidas en 2001 bajo el título "Hecho en casa" y hoy imposibles de encontrar). Con aquel "Día 913" (cuyo título se inspiraba en el primer día en el que Zahara volvía a poder escribir una canción tras 912 días de una relación marcada por el maltrato), trató de abrirse camino en la jungla del pop, dando sus primeros pasos hasta que Universal la vio nacer poco después con su debut oficial "La fabulosa historia de...". Si nos fijamos bien en estas letras ya vienen marcadas por la misma temática que "Puta", por lo que cobra totalmente sentido que las rescate ahora. En esta línea suena también "Diciembre", una maqueta del 2009 que no llegó a formar parte de "La Pareja Tóxica", pero que sí estuvo presente en muchos de sus directos.

Más rescates, en este caso de su gira de teatros de 2019, que ponía fin al rodaje de "Astronauta". De aquella enérgica etapa nos regala las versiones de "Rey de Reyes" (con arreglos muy en la línea de los Cure) e "Inmaculada decepción", para concluir con la copla a capella de "Ojos verdes", interpretada en 2011, lo que ya nos daba muestras de cómo este género habitaba en su raíz, tal y como demostrara con la desgarradora "Dolores" hace tan sólo dos años cerrando su excelso "Puta".

"Madre" es por tanto una colección de rarezas que apelan al sentir más básico de la canción. A la artista más pura y desnuda (como muestra su portada). Quizá por eso Zahara haya desviado la mirada hacia sus inicios regalándonos algunas de las canciones más convincentes de aquellos tiempos, de la misma manera que nos ha presentado revisiones de algunas de sus canciones anteriores a "Puta" que podrían contener un hilo de inspiración cercano a su último disco, en temática y en actitud, aunque sin mostrarse tan contundente. De los rescates en forma de demo de "Puta" ya comentados podríamos decir que se hubieran sostenido sin ningún problema dentro de ese disco en estas mismas versiones, lo que ya da muestras de que el material que manejaba Zahara era fabuloso desde el inicio. Pero no es tanto la acumulación de nuevas versiones, demos o descartes lo que importa, sino más bien el hecho de que estas canciones son la "Madre" de todas. La raíz. Su origen. El que da sentido, en su transformación, a la que ha sido la etapa más decisiva de su carrera, la que la ha consagrado como una de las artistas más importantes de su tiempo o al menos la que ha conseguido crear con "Puta" el disco más grande para toda una generación. Y eso es un hecho objetivo. Tiempo al tiempo. Emblema del sufrimiento y la lucha, de la caída y el renacimiento, del fortalecimiento empoderado. Algo que, como bien se intuye en una segunda lectura de este disco complementario a "Puta", está desde el principio, desde que suena la copla y se transforma en el pop que está en la esencia de esta inigualable artista.