Hace algunas semanas que Eli Barahona fue la protagonista de nuestra sección “Ilustres Principiantes”, el pequeño rincón donde damos a conocer a proyectos emergentes que nos resultan llamativos. Meses atrás editaba su primer trabajo, “Aquí hay amor”, una colección de canciones puras donde predomina un heterodoxo “pop de autora” y en las que Eli ponía voz a los sentimientos que le embargaban tras una ruptura amorosa donde sin perder de vista la ironía y el sarcasmo, reparte mucho amor y grandes dosis de honestidad.
Nos hemos puesto en contacto con ella días antes de una fecha que tiene marcado en rojo dentro su calendario, puesto que este fin de semana estará actuando en su ciudad natal, Oviedo, donde despedirá a una sala mítica de la ciudad asturiana como “La Salvaje”, antes de su cierre definitivo que tendrá lugar apenas unas semanas después del concierto.
Os dejamos en compañía de esta asturiana repleta de talento a la que ninguno deberíamos perder de vista.
Hace unos meses editaste “Aquí hay amor”, tu primer trabajo discográfico. Ahora que han pasado unos meses y tienes una cierta perspectiva de cómo ha ido todo. ¿Qué valoración haces del recibimiento?
Eli: Estoy muy feliz y orgullosa de la acogida que ha tenido. Sobre todo, agradecida por cada persona que se ha parado a darle una escucha al disco. He recibido feedback muy positivo y un montón de comentarios bonitos. Al ser mi primer trabajo, noté bastante curiosidad y mucha gente se sorprendió al descubrir que tenía algo así entre manos. Eso me alegra, espero seguir sorprendiendo.
Sabemos que son tiempos de inmediatez y redes sociales, donde los lanzamientos de canciones y discos se suceden sin que salvo en contadas excepciones haya una trascendencia real. ¿Cómo se lucha contra la dificultad del mercado musical que no por otra parte más que la extensión de la dificultad de dar a conocer cualquier otra propuesta ya sea comercial o cultural?
Eli: Es innegable que son tiempos frenéticos y que es muy complicado captar la atención entre tanto barullo y contenido (¡y cosas de mucha calidad!). Pero es algo contra lo que no lucho ni me preocupa demasiado. Esto no quiere decir que no me lo tome en serio, todo lo contrario. El proyecto surgió de una manera muy orgánica y así quiero que siga desarrollándose. Nació por y para mí, y fue después cuando decidí compartirlo. Si una sola persona se siente identificada con alguna de mis letras, tararea alguno de mis estribillos o viene a un directo y le sirve para desconectar y pasar un buen rato, yo ya soy más que feliz.
En el álbum muestras tu peculiar forma de hacer pop de autora con multitud de referencias mostrando tu particular visión del amor. Musicalmente, ¿cuáles son las influencias de Eli Barahona?
Eli: Te diría que mis influencias están en todo lo que hay entre Bach y Bad Bunny (risas). Realmente no estaría tan alejada de la realidad. Estudié música clásica durante muchos años, tocaba el violonchelo, y he crecido rodeada de este estilo en mi familia. Alguna cosa se me habrá pegado. Por otro lado, me encanta escuchar de todo y descubrir las cosas más extrañas. Escucho mucha música en español, mucha música latina (cumbia, salsa, boleros) pero también amo los grupos extranjeros de sonidos sesenteros con guitarras y teclados chillones. En cuanto a la manera de escribir, me gusta mucho como hablan de lo cotidiano grupos como las Cariño o El Buen Hijo, pero también admiro mucho la sensibilidad y la elección de las palabras de artistas como Natalia Lafourcade, Iván Ferreiro o Xoel López.
Personalmente he hablado de “pop de autora”, aunque realmente hay una cierta heterodoxia. ¿Hacia dónde puede evolucionar tu música en próximos capítulos?
Eli: En este primer trabajo, al no tener ninguna referencia previa, sentí muchísima libertad para hacer lo que quisiera, y me apetece que siga siendo así. Creo que la evolución será natural y sin encasillarme demasiado, pero siempre con la intención de contar historias de una forma accesible y directa.
Lo digo porque cierras con “Comienzos” donde se intuye quizás una apuesta por ir surcando parajes relativamente más rockeros. ¿Debemos tomarlo como una pista?
Eli: No necesariamente. Cuando coloqué “Comienzos” como la última track del disco no fue tanto por una cuestión estilística o pista de lo que puede venir, sino puramente por un tema de contexto. “Comienzos” cierra el círculo de la historia que se está contando (o abre una nueva vuelta a la espiral, según como lo queramos ver) y aporta un toque de optimismo que creo que no viene nada mal entre todo el desamor del álbum.
“Al final he creado algo bastante chulo a partir de una situación complicada”
Las letras dan la impresión de mostrar un desnudo sentimental bastante importante. ¿Hasta qué punto las mismas están condicionadas por una relación que no salió a flote?
Eli: (Risas) ¡Al 100%! El disco surgió en una época en la que las canciones eran un poco la vomitona que iba echando por todo el malestar, dudas y dolor que sentía. Cuando me quise dar cuenta, noté que cada tema hablaba de una etapa de ese viaje y que, si los ordenaba, contaban una historia. La historia. Soy bastante libro abierto, no lo pensé demasiado y dejé salir lo que no paraba de ocupar mi cabeza. Eso me ayudó a distraerme y me hizo bien porque, a pesar de seguir dándole vueltas al mismo tema, había un trabajo, una concentración y un “intentar ordenar todo”. Al final, fue reconfortante ver cómo había creado algo bastante chulo a partir de una situación tan complicada.
De la producción se ha encargado Germán Mingote, miembro de los más que interesantes Puño Dragón. ¿Qué ha aportado su sapiencia al resultado final de la colección?
Eli: Germán es esencial en todo este proyecto. Cuando llegué al estudio recibió mi propuesta con mucho respeto e interés. Había algunas canciones que venían muy definidas, con maquetas grabadas en casa y arreglos muy claros. Aún así, él siempre supo cómo ayudarme a hacerlas más grandes. Otras venían mucho más desnudas, solo estructura, voz y guitarra. Ahí su aportación fue fundamental, junto a la de Jesús Colino (bajista de la banda), a la hora de definir los arreglos y ver por donde llevar esos temas. Además de todo su trabajo en el estudio, que me parece exquisito y admiro infinitamente, también ha sido un gran apoyo cuando he necesitado algo de guía en cuestiones más “administrativas” o de gestión del proyecto. Tengo mucha suerte de contar con él.
“Asturias es una región pequeñita donde pasan muchas cosas porque hay mucho talento”
Pauline en la Playa, Australian Blonde, Ilegales, Nacho Vegas, Puño Dragón, Pablo Und Destruktion. ¿Qué tiene Asturias que nos regala siempre propuestas tan personales y repletas de calidad?
Eli: Está claro que Asturias es una región pequeñita pero donde pasan muchas cosas. Hay muchísimo talento, pero también ganas de currárnoslo y una buena dosis de perseverancia, eso hace que haya propuestas muy finas. También creo que, al igual que llevamos la bandera y el “ser asturiano” por todo lo alto, que sepamos reconocer a nuestros paisanos, apoyar lo local y sentirnos orgullosos de proyectos que empiezan a sonar fuera de la región, nos hace marcar la diferencia.
Más allá de Puño Dragón, por razones obvias, de entre todos los citados y citadas. ¿Cuál te ha servido como mayor referencia? ¿Hay algún nombre con el que tengas una mayor vinculación personal?
Eli: Admiro a cada uno de los citados y se me vienen a la mente aún más nombres como Rodrigo Cuevas o Alberto y García. Pero no puedo negar mi debilidad por los Puño, ver el camino que están haciendo, la acogida que tienen sus canciones y todo el esfuerzo que le meten, es muy emocionante e inspirador. Por otro lado, intento escuchar y estar al tanto de lo que ocurre en la región. Me hace mucha ilusión que cada vez seamos más quienes creamos y compartimos nuestros proyectos. Ahora mismo De Fem es una propuesta interesantísima, también están los chavales de DeDeDeDe que tocan en breves por primera vez en Madrid, o mi querido Antonio Irún que se lo está currando un montón.
Este fin de semana estarás actuando en “La Salvaje”, un hecho paradigmático porque la señera sala ovetense cerrará definitivamente apenas unos días después. ¿Cómo estás afrontando un concierto tan especial a nivel emocional?
Eli: Con toda la ilusión del mundo, porque hace un tiempo ni siquiera me habría imaginado algo así. El disco empezamos a trabajarlo hace casi tres años y surgió como una vía de desahogo. Lo grabé porque un amigo me animó, pero en aquel momento era más bien un proyecto personal, algo que quería guardar para mí. Nunca pensé que seguiría escribiendo ni, mucho menos, que acabaría dando conciertos. Ahora hemos tocado ya varias veces en Madrid y Oviedo, y poder estar en “La Salvaje” una semana antes de su cierre es un sueño y todo un privilegio. Lo afronto como un reto, como algo que voy a recordar siempre y que pienso disfrutar al máximo con toda la banda. Jugar en casa siempre es especial, pero esta ocasión es irrepetible.
“Espacios como “La Salvaje” son cruciales para la vida cultural de cualquier ciudad”
¿Qué pierde una ciudad como Oviedo con el adiós de “La Salvaje”? ¿Cómo de importantes crees que son este tipo de espacios para el engranaje socio cultural de la ciudad?
Eli: Oviedo pierde un gran lugar de encuentro para muchos de nosotros. No sólo una sala de conciertos con una excelente programación, sino también un sitio donde disfrutar de pinchadas en el Refugio, de micros abiertos, un club de lectura, de jams de jazz, de noches con cervezas y amigos, o de tardes tranquilas en sus sofás charlando mientas te tomas algo. Este tipo de espacios son cruciales para la vida cultural de cualquier ciudad. Por suerte en Oviedo hay otras propuestas muy interesantes como “La Lata” o “Kuivi Almacenes”, pero siempre serán bienvenidas nuevas salas o instituciones que apoyen el arte de la ciudad con respeto y condiciones que permitan a los artistas mostrar sus proyectos y seguir creciendo.
“Estar afincada en Madrid me enriquece musical y artísticamente”
Estás afincada en Madrid. ¿Cómo te trata la ciudad? ¿Ves posibilidades desarrollar tu carrera con garantías desde esta puerta al infierno que es nuestra capital?
Eli: Madrid es una ciudad a la que le tengo mucho cariño y en la que me siento muy cómoda, a pesar de que la tierrina siempre tire y llame desde ahí arriba. En cuanto al proyecto, todo el proceso de grabación fue en Asturias y mi banda entera vive allí, lo que a veces ha complicado un poco la logística. Por eso, siento que tengo una pierna en cada ciudad. Hemos tocado ya tres veces aquí, cada una en un lugar muy distinto, pero la sensación siempre ha sido muy buena. Garantías no hay en ningún lado y menos en esta industria tan complicada, pero sin duda es una gran oportunidad para conectar con otros artistas y enriquecerme musical y artísticamente.
¿Qué podrán presenciar todas aquellas personas que se acerquen a disfrutar de tu directo?
Eli: En los directos voy acompañada de una banda increíble, nos preparamos mucho para cualquier concierto y presentamos todo el disco de una manera cercana y dinámica, que hace que el público pueda conectar con la parte más cruda, pero también se anime a echar unos bailes y disfrutar. Al próximo concierto del 21 de junio en La Salvaje, se suma lo especial de la despedida de la sala. Todos en Oviedo le tenemos mucho cariño, así que estoy segura de que no sólo los músicos, sino también los asistentes, pondremos todo de nuestra parte para que sea una noche inolvidable. En el setlist incluiremos música nueva que se estrenará para la ocasión y habrá alguna sorpresilla más. Luego nos iremos todos juntos a celebrar con una cerveza.
He detectado una vena cañera en ciertos pasajes de las letras, donde lanzas alguna que otra pulla demostrando que se te dá muy bien, cosa que también detecto en otros paisanos tuyos por cierto (Jorge Martínez, Pablo Und Destruktion). ¿Puedes prometer que seguirás tirando de acidez en próximas canciones?
Eli: ¡Los asturianos tenemos carácter! (risas). A mí me gusta mucho escribir y decir cosas bonitas, de hecho, en el disco se dicen muchas cosas y no todas son malas… hay mucho amor y se expresa de muchas maneras. Me gusta escribir de forma directa y honesta, y si alguien me toca las narices, también lo voy a decir sin problema. Creo que un punto de acidez siempre es divertido.