Pereza Aviones

Ya teníamos ganas en El Giradiscos de que llegara la hora de escuchar Aviones. Un disco que por lo poco que sabíamos, iba a suponer un cambio en el sonido de los Pereza. La primera sorpresa llega en el mismo instante en el que nos encontramos con el álbum en la estantería de la tienda. Uno puede pensar que se trata de una edición de vinilo, pero no, se trata de la edición especial, una carpeta al viejo estilo de los singles de diez pulgadas, una lástima que no sea así, porque el sonido de este álbum en vinilo debe ser una auténtica delicia. La carpeta trae consigo Cd más Dvd, antes de escuchar el disco un servidor, que es un enamorado de la música como objeto, que colecciona discos casi de manera compulsiva, y si es vinilo mejor que mejor, ya está loco por llegar a casa abrir la carpeta y comenzar a escuchar cada una de las canciones que componen Aviones.

Al llegar a casa, abrir el disco y colocarme los cascos comienzo a escuchar el primer corte del álbum, se trata de Windsor, un medio tiempo absolutamente acústico, con guiños para el edificio que la noche de un 12 de febrero hizo de antorcha en mitad de la castellana iluminando Madrid, y para el mítico Camarón de la Isla, de quien Leiva es un fanático.

Las referencias a lugares, músicos, fechas, etc. Son una constante en todo el álbum. Sólo ha sonado la primera canción y ya tenemos el ya carbonizado y derrumbado Windsor, que tantas sospechas levantó aquel invierno 2005 y el grandísimo Camarón. Más adelante encontraremos Burning, Ronaldos, Lou Reed, Rolling Stones, Sweet Jane de Velvet Underground, etc.

El siguiente corte es Violento amor, canción de la que ya poco se puede decir, es imposible que a estas alturas alguien no conozca o no haya tenido oportunidad de escuchar, como ya cada uno tendrá su propia impresión… entonces comienzo a fijarme en el libreto para saciar mi curiosidad sobre qué instrumentos han utilizado y de qué colaboradores se han servido en esta ocasión.

Entonces es cuando uno es consciente de que esta vez se la han jugado, pero de verdad. Lo producen ellos dos, sin ayuda de Nigel Walker quien produjo sus anteriores trabajos. Han pasado de sonar de una manera juvenil y desenfadada a tocar instrumentos completamente folk y acústicos como el banjo, las Ricken Walker de doce cuerdas, mandolinas, contrabajos, trémolos, slide guitar, la locura del theremin que quien haya visto Baires sabrá a que me refiero. Y han cambiado las letras pegadizas y vacilonas, por las emociones, el sentimiento y el amor.

Ahora son más maduros, más adultos, eso queda patente en letras con mucha más emoción, más sentimiento de lo que habían mostrado hasta ahora, lo demuestran en cortes como Amelie, en la que participa Andrés Calamaro y es una clara muestra de delicadeza, dulzura y fragilidad, sin duda una de las mejores canciones que contiene el disco, también cabe destacar la emoción de Champagne o Está lloviendo, en la que Rubén abre su corazón y descubre a todos su dolor causado por el desamor. Hay cosas, pequeños detalles que quien se ha enamorado de verdad jamás podrá olvidar, ya sea una tarde gris, la luna llena, o un atardecer, eso queda grabado a fuego en la memoria. Rubén refleja ese sentimiento, ese recuerdo, esa melancolía de manera sublime en Está lloviendo.

Aparecen varias y dispares colaboraciones en este trabajo, ya he hablado de Andrés Calamaro quien hace que Amelie gane en emoción debido a su ya más que celebre manera de cantar, pues en su sangre argentina queda reflejado el dolor del tango que sin ser evidente hace que se eleve la emoción, pero hay mucho más, Juancho (Sidecars) Sara Iñiguez (Rubia), Clara (Los Peces), hacen coros. Tuli introduce saxos, Cesar Pop teclados y sintetizadores, Carlos Raya toca con su ya conocida genialidad el slide Guitar y me guardo una colaboración para el final, que ya bastante me estoy dispersando.

También hay cabida para canciones con espíritu canalla, como es el caso de Pirata, aquí Rubén saca a relucir su lado mas salvaje, su lado Walk on the wild side, que también queda reflejado en Voy a comerte, en Que parezca un accidente, uno de los cortes más descarados, o Señor kioskero tema de Pity Álvarez. O temas como Escupe que hacen de limpieza interior cuando se ha fracasado.

Para el final y el tema que cierra el disco queda Llévame al baile (canción favorita de quien escribe) es el único tema en el que comparten autoria los dos Perezosos, se hacen acompañar de la guitarra de Ariel Rot en un solo que junto con los coros y el clima que toma el tema es imposible de describir sin decir que hace que se pongan los pelos de punta, más emoción y sentimiento para acabar. Este tema hace que después de haber escuchado una a una las diecisiete canciones que componen Aviones, uno sienta la necesidad de volver a pulsar el play y comenzar de nuevo a escucharlo, un gran final antes de bajar el telón.

Es un disco que hará que vuelvan sentimientos olvidados, que volvamos a sentir el calor que un día el amor nos entregó, o el dolor que otro día nos dejó cuando se fue.

Por ahora están en plena campaña de promoción, como nos dijo Paco López, manager de la banda, en las próximas semanas estarán en Barcelona y Argentina, antes de dar comienzo a la gira de teatros que seguro dará mucho que hablar, y que será una oportunidad de oro para los que gustan de la música sencilla al desnudo, sin adornos y sin disfraces.
Un avance es el Dvd que acompaña al álbum, siete temas interpretados en un piso de la madrileña calle Bailén propiedad del padre de Rubén, donde en compañía de amigos (por lo que dicen, porque por lo que se ve, solo hay chicas guapas) interpretan parte del disco de forma brillante, sin necesidad de adornos, ni músicos para respaldarse, se sirven de Cesar Pop, Carlos Raya por dos ocasiones, sus guitarras y sus voces. Queda clara su filosofía, menos es más.


Por Iván González “Vanvan”