Kenneth Ishak & The Freedom Machines

Ya tenemos entre nosotros el que es el cuarto disco en solitario de Kenneth Ishak, y, a su vez, el primero con su nueva banda, “The Freedom Machines”. El noruego que en su día fue líder de la banda de power-pop Beezewax, vuelva a revestirse de actualidad con este trabajo, un compendio de nueve canciones con un barniz eminentemente pop que nos muestra a un artista con mucha clase y talento, pero que, lamentablemente, en esta ocasión no sale a relucir en todo su esplendor.

Kenneth Ishak & The Freedom Machines” es un disco que comenzó a grabarse en diciembre de 2008 y que vio la luz en Noruega a principios de 2010. Ahora, casi un año después, Rockindiana lo distribuye en nuestro país, como anticipo de lo que será su gira de presentación en nuestro país durante el próximo mes de Marzo.
Desde el primer acorde es patente una vuelta hacia el sonido propio de la década de los ochenta. Las ambientaciones oscuras, el juego de bajos que nos hacen pensar en Peter Hook – Joy Division o New Order- y, sobre todo, el sonido general del trabajo, que nos retrotrae por momentos a bandas como Echo and The Bunnymen, los más actuales, The Raveonettes, “The Broadest Avenues” recuerda a “Love in a Trashcan” sobremanera, e incluso, en canciones como “The Hoaxxx”, sin duda el gran tema de éste trabajo, a los eternos Pet Shop Boys.

Contiene buenas canciones como “You Lived in a World of your Own”, un titulo que me trae, otra vez, al duo formado por Neil Tennant y Chris Lowe, o “Across the Ice”, probablemente, la más cercana a unos New Order en su vertiente más popera, aquella que les alejada de sus habituales sonidos electrónicos.

El problema viene cuando sigues degustando el álbum y va creciendo la sensación de que es un disco con mucha clase y buen gusto... pero que ni transmite ni emociona. Las canciones amenazan con romper y despegar para acabar por quedarse como meros bocetos de temas memorables. Ni que decir tiene que esa sensación que al comienzo de la escucha te hace prestarle atención, con la esperanza de algo grandioso, acaba por evaporarse a medida que el minutaje avanza dejando pasar oportunidades para reivindicarse.

Personalmente considero que el disco adolece de cortes que aporten nervio al conjunto. Seamos francos. Le falta algún tema realmente cañero. Un contrapunto que acabe por descolocar y hacer fijar la atención en él, puesto que al final, y pese a las diversas atmosferas que se dibujan en las canciones, la tónica general es que estamos ante un trabajo muy plano que no genera grandes pasiones más que en, contados, momentos puntuales.

Creo firmemente que el directo hará un gran favor a las canciones de éste disco. Será en apenas dos meses cuando comprobaremos si eso es cierto y un servidor deberá o no retractarse de sus palabras y, quizás, loar la labor de Kenneth Ishak. Nada me agradaría más sinceramente.

Texto: Javier González.