Entrevista Abraham Boba

Más de cuatro años han pasado desde que Abraham Boba debutó en el mundo de la música. A día de hoy se dice que desfila entre el pop y la canción de autor, y no ha pasado desapercibido para nadie.

El vigués nos habla de su último álbum, “Los días desierto”, una metáfora que para él recuerda una etapa de su vida en la que lo acompañó la soledad, y que por otra parte nos sumerge en sentimientos intensos que se entremezclan sobre las notas de un piano. Un pentagrama plagado de música de vivos colores que contrasta con algunos de sus discos anteriores por su luminosidad.

Un músico, un poeta. Una de esas personas capaces de hacer que te quedes petrificado durante sus conciertos. Si cierras los ojos, suena un piano y te hipnotiza una voz, no hay duda. Es Abraham Boba.


Tu nombre real es David Cobas Pereiro. ¿De dónde nace el artístico Abraham Boba? ¿Podrías hablarnos de tus inicios en el mundo de la música?

He contado tantas historias distintas acerca del seudónimo que ya ni me acuerdo cuál es la de verdad. Supongo que algún día se dejará de hacer esta pregunta. En cualquier caso la razón principal es que no me apetecía firmar las canciones con el nombre que aparece en mi DNI, aunque quizá algún día termine haciéndolo.

A los 15 años empecé a tocar la batería, luego fui cantante de un grupo de rock, luego empecé a tocar varios instrumentos, entre ellos el piano, e hice un grupo de piezas instrumentales a medias con un amigo. Sacamos un par de discos. Cuando vi que aquello no daba para mucho más empecé a estudiar música y me centré en el piano. Cuando terminé de estudiar empecé a hacer canciones y a firmarlas como Abraham Boba.


Antes de ser conocido como Abraham Boba, grabaste un primer disco con Tedium, y después formaste el dúo instrumental Belmonde… ¿Cuáles han sido las diferencias entre esos grupos y el actual Abraham Boba? Y, ¿cómo has notado la evolución desde el primer disco hasta este último?

Pues las diferencias son muchas y muy grandes. Con Tedium era muy jovencito y no me enteraba de casi nada. Era un grupo de rock en el que intentábamos imitar a los grupos que nos gustaban por entonces. Con Belmonde era un poco más mayor, pero seguía sin enterarme de mucho. Belmonde era un experimento; nos encerrábamos dos personas en una habitación y grabábamos todo lo que se nos ocurría mezclando instrumentos de juguete con otros “de verdad”. Casi no hicimos conciertos.

Ahora ya no soy tan joven, desde luego y me voy enterando cada vez más de las cosas. La diferencia básica es que los dos primeros eran proyectos temporales y Abraham Boba es algo que sólo se acabará si yo me canso, cosa que dudo porque me gusta mucho hacer canciones.

En cuanto a la evolución musical intento variar cosas en cada nuevo disco, sobre todo para no aburrirme de hacer siempre lo mismo..


Tu último álbum se llama “Los días desierto”. ¿Por qué este título?

El título del disco hace referencia a la etapa en la que compuse las canciones, días que pasaba en soledad en mi casa y en los que parecía que no ocurría nada. Utilicé la imagen del desierto para describir un estado emocional. Un desierto puede ser un lugar maravilloso para ver las estrellas, pero como pases demasiado tiempo en él puedes llegar a perderte.


¿De dónde proviene tu relación con Limbo Starr?

En 2005 hice una maqueta de cinco canciones y la envié a tres o cuatro sellos sin ningún tipo de información. David López la escuchó y me llamó para ver quién estaba detrás de esas canciones. Luego nos conocimos y fiché por ellos.

Este disco es más luminoso y menos triste que “La educación”, muestra de ello es la irónica “Podría haber sido peor”. ¿A qué se debe este cambio de actitud?


Las canciones son fruto de un momento vital y esto se nota mucho más en proyectos personales que en grupos. Las canciones del nuevo disco reflejan la etapa en la que las compuse, dos años en los que mi vida dio un giro importante. Si intentas hacer canciones tristes cuando no lo estás es casi seguro que no te van a salir bien.


Se dice de tus letras que son “inteligentes y certeras”. ¿Cuál es el secreto? ¿Qué te sirve de inspiración a la hora de componer? ¿Es real el mito que dice que cuando nos atacan sentimientos pesimistas y negativos es más fácil componer?

No conozco ningún secreto para hacer música, casi siempre se trata más de trabajo que de otra cosa. A mí personalmente me gusta servirme tanto de cosas que leo como de diálogos de películas o conversaciones con los amigos. En este último disco, por ejemplo, me apetecía hacer letras menos escabrosas y más claras y cotidianas, y lo que te diga la gente que conoces muchas veces es la mejor manera de llegar a expresar con palabras llanas sentimientos que nos tocan a todos.

No creo que sea más fácil componer cuando estás derrotado, simplemente te saldrán canciones tristes, pero pueden ser tan malas o tan buenas como cuando estás feliz. Lo importante es no acomodarse, ahí si que es cuando no te va a salir nada bueno.


¿Te consideras un crooner, tal y como la crítica te ha etiquetado?

No, en absoluto. Los crooners son cantantes de otra época y además son viejos o están muertos. Y rara vez componían algo.


Como muchos otros artistas, creaste un blog en el que vas escribiendo novedades sobre tu música y anécdotas. ¿Crees que las nuevas tecnologías pueden ayudarte con tu carrera musical?

Soy bastante reacio a creer que las redes sociales hagan que se llenen tus conciertos, como muchos músicos piensan. Internet es una biblioteca infinita y eso es lo que más me gusta. Pero me dan bastante pereza todas estas cosas y el blog no tengo mucho tiempo para actualizarlo.


En tu blog subiste un vídeo de una sesión de fotos que la gente de Colectivo Anguila te hizo a principios de enero en Zaragoza. ¿Podrías contarnos la anécdota de la silla? ¿Cómo fue la experiencia y en qué derivó el resultado de esas fotografías en un lugar tan inhóspito?


Cuando estaba grabando el disco en Zaragoza ellos me llamaron porque querían hacerme un retrato. Quedamos un día lluvioso, de mucho frío y yo además apenas había dormido. Así que no tenía muy buen cuerpo. Me llevaron a un barrio a las afueras de Zaragoza en el que solamente había casas derruidas, escombros, basura y jonkis pillando droga. Allí en medio había plantada una silla y detrás un colchón. Me dijeron que tenía que dejarme caer hacia atrás. Lo hice unas cuantas veces hasta que tuvieron lo que buscaban. Luego el photoshop hizo la magia.


Como curiosidad: también he leído la anécdota del nacimiento de la tapa. ¿Qué opinas de que en muchos bares de España no se ponga una tapa con la caña?

Me parece fatal. Algún día crearé una plataforma a favor de la tapa. Mi madre siempre me ha dicho que el alcohol cae muy mal con el estómago vacío.


Has participado tanto en la grabación de El Manifiesto Desastre como de La zona sucia de Nacho Vegas, y en su gira de presentación. También tocas habitualmente con otros artistas como Julio de la Rosa o Aaron Thomas. ¿De dónde nace esta iniciativa? ¿Con qué otros grupos te gustaría compartir cartel?

Es una buena manera de crecer como músico y además una manera de ganarse la vida haciendo lo que te gusta. Me aburriría haciendo solamente mis canciones y además me da la oportunidad de trabajar con gente a la que admiro.


¿Qué proyectos de un futuro próximo tienes en mente?

Hacer la gira de presentación del disco y en verano empezar a hacer canciones para un disco nuevo que espero grabar a final de año.


Por Paula Rodríguez Martín
Fotografía Iván González