The Polecats y Nu Niles: Rockabilly Rules en Madrid

Madrid, Sala El Sol, 12 de Noviembre de 2011.

Gran noche para los amantes del rockabilly. De esta forma podemos calificar lo que el pasado sábado aconteció en la madrileña Sala “El Sol”, gracias en buena medida a la inclusión en un más que acertado cartel de dos de las bandas que mejor defienden en la actualidad dicho género.

                                                         

Desde Gran Bretaña, concretamente de Londres, aterrizaban en nuestra ciudad The Polecats, una legendaria agrupación que cuenta entre sus integrantes como Martin “Boz” Boorer, actualdirector musical de la banda de Morrissey,
y que vivió su momento de mayor éxito en la década de los ochenta siendo en gran medida, junto a la fundamental aportación de Stray Cats, culpables del apogeo que durante esos años vivió el rockabilly en Inglaterra.

Más cercanos geográficamente, y sin nada que envidiarles en cuanto a fuerza y presencia escénica, desde Barcelona llegaron Nu Niles, para dejar patente que su ciudad, tierra por excelencia de rockers, tal y como atestiguaron en su día bandas seminales como Los Rebeldes o Loquillo y Trogloditas, no se ha convertido solamente en una de las canteras más prolíficas en cuanto a referentes del pop alternativo actual se refiere sino que el rock más puro sigue gozando de buena salud, y conformando ya de paso el otro cincuenta por cien de una velada pensada única y exclusivamente para el disfrute.

Sin embargo la alegría no sería completa, al menos para el que suscribe, pues rápidamente nos percatamos de que el aforo a duras penas superaba las doscientas personas, más que suficientes, por otra parte, para dotar de calor a un recinto en el que la estética cincuentera, los tupés y la ropa vaquera, tanto en ellos como en ellas, se imponía por goleada, cosa que un servidor agradece por contraposición a la tan saturada y anodina en muchos casos, sobre todo en lo que a indumentaria se refiere, escena indie.

Sobre las once menos cuarto hicieron acto de aparición Nu Niles, trio formado por Mario Cobo, a la guitarra y encargado de las voces, Iván Kovacevic, al contrabajo y coros, y Blas Picón, a la batería, para dar el pistoletazo de salida de un concierto que podemos calificar, a modo de titular, como de corto pero muy intenso.

Comenzaron arrasando al enlazar sin solución de continuidad dos temas que ya eran viejos conocidos del público madrileño como “I Let Mess her my Hair” y “Shot Shot Shot”, correspondientes a sus álbumes “Destination Know” y “You didn´t come to my Funeral” respectivamente.

No fue hasta el quinto tema cuando se atrevieron a tocar un tema interpretado íntegramente en castellano como fue la festiva “No lo vi Venir”, en la que por momento se nos vino a la cabeza el mítico “I Fought the Law” de The Bobby Fuller Four, popularizada en su día por los Clash de Joe Strummer con el que curiosamente Mario guarda cierto parecido físico, tal y como escuchamos comentar en más de una ocasión a nuestra alrededor.

Tras ella llegó el momento de presentar la canción que abre su último trabajo el homónimo “Nu Niles”, “Para qué Esperar”, instante a partir de la cual el peso principal de las letras de las canciones recaería en nuestra lengua.

A las mil maravillas sonaron “Tramposo y Mentiroso” o “El Crujir de tus Rodillas”, en las que el contrabajista Ivan Kovacevic, decidió dar un paso al frente tanto en su labor a los coros como en la faceta escénica haciendo recaer gran parte de las miradas en su figura, o las novedosas “Nada será Eterno” o “Cada Día”, interpretadas con tal intensidad por la banda que sin temor a equivocarnos confesamos que hubieran impresionado al más pintado.

En la recta final llegó el turno de “Ya Llegan”, “Every Nena”, y una de nuestras favoritas de toda su discografía, “Bajo tu Colchón”, con la que casi dieron por finalizado su recital dejando en el aire la interesante papeleta de mejorar lo que habían ofrecido en escena a los británicos The Polecats.

El breve espacio de tiempo necesario para acondicionar el escenario fue aprovechado por un amplio porcentaje de los asistentes para salir a la calle a fumar un cigarro y comentar lo anteriormente acontecido, produciéndose una súbita avalancha en las escaleras cuando desde la calle comenzaron a escucharse los primeros acordes de “John I´m only Dancing”, canción del mítico David Bowie, con la que The Polecats abrieron su concierto.


A partir de ahí lo que nos mostraron los londinenses- entre los que por cierto no se encontraba el anunciado a bombo y platillo “BozBoorer , por lo visto se encontraba en el inicio de gira de Morrissey. Después hemos sabido que precisamente por su culpa, al parecer hubo un problema con el visado, el ex vocalista de The Smiths no pudo comenzar en la fecha prevista sus actuaciones, por lo que ni le vieron actuar en Estados Unidos ni le vimos hacerlo aquí en la capital, cosa que lamentamos profundamente- fue un compendio perfecto que les emparentaba con lo mejor del rockabilly aderezado con las efectivas píldoras de la new-wave, que en algunos casos acercaban sobremanera sus composiciones al pop más elegante sin perder la fuerza del siempre presente Rock and Roll.

Sonaron a las mil maravillas en cada canción, mostrando en todo momento su infinidad de recursos técnicos, personificado sobre todo en la voz y dominio de la guitarra de un hiperactivo Tim Worman, lo que unido a joyas del calado de “Big Green Car”, “Red Ready Amber”, “Hip Hip Baby”, “Sunglasses” o “Crash The Party”, que fueron intercaladas con acertadas versiones como “What Do I Get”, de los mancunianos The Buzzcocks, o ese emocionante homenaje que tributaron al siempre escasamente valorado Marc Bolan y sus T.Rex de la mano de una acelerada “Jeepster” , hicieron bailar por momentos a todos los presentes en “En Sol”.

La parte final del concierto fue testigo de la interpretación de sus temas más famosos como “Make a Circuit with Me” o “Rockabilly Guy”, con la que dieron por finalizado el concierto para, casi sin un segundo de descanso, volver ipso facto e interpretar unos últimos compases, con los que, entonces sí, despedirse del público capitalino, no sin antes recibir una cerrada y calurosa ovación por parte de un respetable que en sus caras reflejaba el hecho de haber disfrutado sobremanera con el espectáculo que les habían brindado ambas bandas. Y es que no hay nada mejor que una noche de buena música en la que poder gritar a los cuatro vientos aquello de “Rockabilly Rules”, parafraseando a Crazy Cavan.

Texto y Fotos: Javier González.