Entrevista: Alcalá Norte


“Somos tres amigos que se juntaron para hacer una cosa marciana de ciudali” 

Por: Javier González.

Alcalá Norte son una cosa muy seria; ya parecían anunciarlo en cada uno de los adelantos que nos iban regalando desde hace tiempo, hasta que por fin la semana pasada publicaron su homónimo debut, superando las expectativas generadas en un disco rotundo en el que predomina un post-punk de alta escuela donde la cotidianeidad y el barrionalismo sobresalen en un collage de textos divertidos, socarrones y críticos, capaces de desarmar mientras son cantados a voz en grito. 

Amantes del frikismo ilustrado, mezclan pasajes bíblicos con litronas, habitaciones oscuras conviven al lado de batallas de la primera Guerra Mundial; aluden a Jünger y Tolkien a la par que acuden a “Todocolección” para mostrar su amor incondicional por la figura aspiracional del mítico Antonio Alcántara

Alcalá Norte son desde ya parte de lo mejor del pop-rock madrileño, una maravillosa aberración cuyo plan secreto pasa por hacer que una multitud los persiga como oscuro objeto de deseo, tal y como nos confiesa en esta entrevista sin filtros su batería, Jaime Barbosa

Vienen dispuestos a pegarse “La Vida Cañón” con un espíritu desinhibido y cheli, escuchar sus canciones es sinónimo de querer juntar cuatro perras para buscar en Idealista un pisito en “La Calle Elfo” con intención de poder vivir cerca de estos gamberros, golfos y deslenguados que han grabado un caramelito con el que han conseguido dejar el listón bien alto. Os dejamos en compañía de una de las sensaciones de la temporada, cuidado que son adictivos como descarados. Avisados estáis.

Vayamos directos al grano. ¿Cómo surgió esta maravilla llamada a romper con todo que lleva por nombre Alcalá Norte? 

Jaime: Mira, tenía un grupo antes de versiones punkis, nos llamábamos Guarrerías Preciados. Allí estuve siete años, fue el sitio donde comencé a tocar la batería, ya que nunca lo había hecho antes. Ahí empezó la tontería. Me acabé yendo porque no hacíamos “ná”. Me cansé. Entonces Juampi, el guitarrista, ya me conocía de mi anterior grupo, habíamos intentado hacer algo juntos, pero nunca cuadraba. Al irme le dije “tú, ahora sí que sí, vamos a juntarnos para hacer algo”. Y el día que nos juntamos para ver qué hacíamos estaba también Rivas que es colega nuestro, “Ah, qué guay, vais a ir a un local a cantar algo y tal”. El caso es que pensamos un par de canciones que fueron “Boys don´t Cry” de The Cure y “Perlas Ensangrentadas” de Alaska y Dinarama. Y el Rivas empezó “Qué guay, ¿puedo ir a verlo?”. Y le dijimos “¿Quieres cantarlas tú?”. Y dijo, “Vale”. Y así empezó. Eso fue en diciembre de 2019. 

Cinco años con pandemia de por medio, tiempo más que suficiente para que el proyecto se hubiera ido al garete. 

Jaime: Sí, ya no solo la pandemia, la gente que ha entrado y se ha ido. Han pasado un montón de cosas que nosotros mismos hemos pensado: “¿cómo es posible haber llegado hasta aquí?”. Todo eran problemas. La formación ha ido cambiando por diferentes motivos. Ha sido difícil por ese aspecto. Juampi se fue a vivir a Suecia, que sigue allí, y viene para algunos conciertos, así que fíjate. Hemos ido parcheando como hemos podido. Para Rivas, Juampi y yo, la cosa va más allá de la música. Somos tres amigos que se juntaron para hacer una cosa marciana de “ciudali”. Siempre pensamos que si tardamos más o hay que apañar, lo haremos, pero vamos a intentar llevarlo adelante. Hasta ahora. Y al final, fíjate. 

Venís de ambientes musicales totalmente distintos y públicamente, Administrador, amenaza en redes a todo aquel que osé decir que la banda hace post-punk. ¿Cómo podemos definir vuestro sonido para evitar ser golpeados con saña? 

Jaime: La cosa es que el sonido que se empezó a hacer fue por descarte. En mi otro grupo acabé hasta las pelotas de tocar canciones de grupos como Eskorbuto, Los Porretas, Cicatriz y La Polla Records, que me gustan mucho y están muy bien, pero siempre hacíamos lo mismo. Le dije a Juampi, “mira, tío, lo que quieras, lo que te apetezca porque quiero dejar lo que hacía antes”. A Rivas y a Juampi les gusta mucho el rollito Oasis, Stones Roses… también a Juampi le molan mucho The Smiths, que a mí también, pero luego le gusta el indie noventero español, como Los Planetas. A mí no, a mí me gusta el heavy y el flamenco. El caso es que lo que nos podía poner en común era el tema ochentero oscurita, new wave, rollo Joy Division y The Cure, que no es que yo hubiera oído mucho más allá de Parálisis Permanente. Era algo que por probar estaba bien, todavía no había salido Depresión Sonora y probamos con el rollo del post-punk, pero ya te digo, por descarte. Luego la gente que ha ido viniendo, venían de su padre y su madre. Describir el sonido es complicado simplemente porque es el que sale. Me parece más sano y bonito que en las bandas a cada uno le guste una cosa, para que cada uno aporte su estilo y se cree un Frankenstein nuevo. Si te montas un grupo de seguidores solo de Iron Maiden, te va a quedar Iron Maiden, mal. Ya fue, ya está y está muy bien. No intentamos más que hacer lo que sale con lo que hay. A lo mejor todo se ha unido de forma maravillosa. No pensamos que vayamos a hacer algo diferentes. 

Hay ecos de muchas bandas DAF, Joy Division, The Cure, Biznaga, Gabinete Caligari, La Dama se Esconde…¿Hasta dónde llega vuestra paleta sonora? 

Jaime: Ya…Te lo digo de coña y de verdad, estoy en esto para que la gente vuelva a escuchar Heavy Metal. Tengo mi programa de radio donde pongo heavy, hago pinchadas donde casco heavy metal en bares que no son del palo. Mi plan secreto y maligno es poquito a poquito ir escalando para implantar el “new wave of british heavy metal”. ¿En qué se cataloga nuestro estilo? Hay veces que decimos que post-punk, ahora hay canciones que lo son y otras que no tanto. Cada vez decimos que es una cosa: “Ciudali wave”, “adult orient rock”, “adulto oyente post-punk”. Al final esto es pop rock con sintes y que cada uno lo llame como le salga de las pelotas, como quieran. 

“La picaresca española está siempre entre nosotros” 

En vuestras letras hay un collage de imágenes que pretende atacar al pensamiento del oyente, invitándole a crear su propia película sobre vuestras letras que sin embargo tiene un espíritu tan crítico como burlón.  

Jaime: La picaresca española está siempre entre nosotros. Las letras las escribe Rivas, las dos primeras canciones que hicimos no están en el disco son “Barbacoas en el Cementerio” y “El Verdugo”, que hablaba sobre Casimiro Nemesio, el último verdugo de Madrid antes de la guerra, me gustaba su figura porque daba miedo, me hacía gracia. El resto de letras las ha hecho Rivas, algunas con material y frikadas que se me han ocurrido a mí, luego las da forma para hacer letras frikis en su estilo. Me mola que sean cripticas, extrañas, mezclas de apuntes y cosas que lee y se le ocurren. Es un collage, como bien dices. Hay veces que mezcla dos letras en origen distintas para dar un sentido. Nos mola que la gente saque sus conclusiones, que se monte sus películas y las canciones hagan recordar por la letra a sus vivencias. No somos un grupo de coña, pero siempre hay cachondeo. En Alcalá Norte nos gusta la broma. 

“En Alcalá Norte no hay nadie al volante” 

Algunos hemos caído rendidos desde primera hora por vuestro “barrionalismo”, aquel escrito reivindicando los sueños de Arturo Soria, era brutal.

Jaime: Muchas gracias por tus palabras. El escrito de la unificación fue una ventolera del Rivas, quedó pintón, pero al leerlo pensé: “La madre que te parió”. Yo qué sé, qué más da, lo pone ahí… a tomar por culo. Al final desde el nombre, Alcalá Norte, se nota que es algo que nos gusta. Vivimos aquí, en Ciudad Lineal. Hablamos de La Concepción, de la Calle Elfo…de donde hemos estado siempre. Madrid nos gusta, evidentemente, somos de aquí, pero no es nada pensado. Es lo que ha ido saliendo en este primer disco, quizás en el siguiente nos pensemos un poco la movida. Hemos parido esto. Por parte nuestra, del grupo, no hay nadie al volante. Carlos Elías Caballero, el productor, fue afinando los sonidos y las cosas para que todo tuviera un sentido y una coherencia.

En “Los Chavales”, mezcláis castellano, catalán y francés, dado que son tres pueblos históricamente en conflicto. ¿A cuánta cantidad de gente estimáis que habéis podido ofender con la mezcla? 

Jaime: Espérate, una cosa te voy a decir… en la versión original hay una parte cantada en euskera que sí haremos en directo. No la metimos en el disco porque Carlos nos dijo que iba a ser “mucho refrito de idiomas”. Al final hemos acabado cayendo en un sello vasco, fue un error no grabar la parte en euskera. 

Por cierto, en dicha letra, apeláis a “Les Enfants de la Patrie”. ¿Cuánta gente os ha acusado ya de rojipardismo? 


Jaime:
Qué va… no pasa nada, coño. Joder, no pasa nada. No nos han dicho nada. No estoy puesto en esos temas. Te cuento de qué va la historia de cantar “La Marsellesa”, fue porque Rivas venía de escuchar la versión dub de Serge Gainsbourg en “Aux Armes et Caetera”. Como en el local vamos tocando y él va metiendo cachos. Se lo tiró así y quedó curioso. Se quedó. Es como lo que dices del collage. De acusaciones, no tengo constancia, así que bien, me imagino. 

Uno de los trallazos del disco es “La Vida Cañón”, personalmente me la he tomado como una crítica que enfrenta a los chavales de barrio frente a los chulazos de barrios más adinerados. 

Jaime: Qué va, para nada. Te has equivocado (Risas). Sigo muchas páginas de Facebook viejunas de fotos de Madrid, historia antigua, etc… De pronto veo una foto de un artículo de “Mundo Gráfico”, un semanal del año 35, en que preguntan en una corrala de Lavapiés a uno qué haría si le tocara la lotería. El entrevistado decía: “Buah, si me tocara, se acabó de ir a la clac en los teatros, me compro una butaquita, un tendidito en Las Ventas, un mantón para mi señora y un gramófono… y a vivir la vida cañón. También viajaría iría a Burgos y Soria de donde eran mis padres”. Buah, la polla. Vi eso, se lo mandé a Rivas y a Juampi, diciéndoles “mirad qué guapo”. A los pocos días estábamos Rivas y yo en una fiesta y escribí la letra. Lo que vi en aquel artículo fue a Antonio Alcántara. “Cuéntame” es mi serie favorita, las primeras quince temporadas las he visto once veces. Jurado. Vi a Antonio Alcántara. Después, Rivas, pervirtió la letra con el rollo de Georgina y la cocaína. Le dije “¿Qué has hecho, hijo de puta?”, “No sé, no sé”… pero como puso la frase “Hace tiempo que no pienso en el horror”, me gustó mucho y dije “me da igual”. Esa letra, la concebí como Antonio Alcántara, un señor de Lavapiés de los años treinta. Finalmente estuve mirando para descargarme el PDF, pero me acabé comprando la revista en “Todocolección” que me costó siete euros, dije, “por siete euros me la compro”. Y aquí la tengo y ya está. (Risas) 

“El Rey de los Judíos” es vuestra revisión de “Cosquilleo” de La Paloma. ¿A qué se debió la elección de este tema para versionarlo? 

Jaime: Esto salió porque el año pasado cuando sacaron su disco, decidieron invitar en la presentación a bandas de colegas y que cada uno tocara una canción asignada por ellos. Nos dijeron: “¿Querías participar?”. De puta madre. Son colegas porque su primer concierto fue con nosotros en Moby Dick en julio de 2021, también era nuestro segundo bolo. Ahí nos conocimos. Les dijimos que sí y nos dijeron: “Podéis hacer lo que queráis”. Muchos de los grupos cambiaron la música, pero no la letra, nosotros como nos dieron libertad total cambiamos la letra, dijimos, “A tomar por culo”. En ese momento Rivas estaba flipado con el evangelio de San Juan, estaba “Joanico”. Hizo esa letra que se repetía, ya que se hizo deprisa y corriendo. Al ver que estaba guapa, los de La Paloma nos dijeron que había que grabarla y Rivas decidió meter más letra de otros evangelios. Otra frikada. Una canción sobre el vía crucis de Jesucristo. Ese día, le hice al Rivas una corona, me fui a un parque, cogí unas parras y salió a cantar como Jesucristo. Es una de mis favoritas del disco, ha quedado potente, la verdad. 

Os habéis clavado una de las canciones del año en “No Llores, Dr.G”, por cierto con una letra de lo más política incorrecta. ¿Cómo surgió un bombazo de tal calibre? 

Jaime: Joder, joder. Esa también en otra chotera del Rivas. Salió hace tiempo, fue el primer ejercicio de pop que hicimos. Era un riff de Pedro, nuestro antiguo bajista. La letra te la podría explicar mejor Rivas. De primeras es polémica, te diría que es una canción, yo creo, antifascista. Aunque lo más fácil es quedarse con que dice Goebbels. Es una canción antihijos de puta, anti peña que quiere manipular a la masa para pervertirla a su antojo y no reconocer que es un mierdas. La peña si no dices “puta policía” parece que no es antifascista. A mí me parece una canción muy bonita y si alguien quiere ver cosas extrañas es su problema. Creo que es evidente que la canción habla de un desgraciado.

¿Qué tiene “La Calle Elfo” que los chicos de Alcalá Norte quieren tener su pisito allí? 

Jaime: La historia no es tanto el pisito en la calle Elfo que también, vino del rollo Antonio Alcántara. La explicación de la letra es que el dios Dionisos, Baco, vive en la sierra de Guadarrama y los fines de semana se baja a su ático en la calle Elfo. Los findes se van de after con el resto de dioses, bajan la carretera, van al Alcalá Norte a rendirle tributo, que es lo que se ve en la portada del Lp, los dioses arrimándose al monolítico. Luego se van al after de la calle Elfo a tomarse la última y a hacer el canelo. ¿Qué tiene la calle Elfo? Es una calle importante del barrio, pero sobre todo que el nombre mola un huevo. La calle Sambara es igual, está al lado, pero su nombre mola menos. Nos gusta “El Señor de los Anillos”, nos gusta Tolkien y nos flipan los habitantes de “La Tierra Media”. 

¿Es “Langemarck” vuestro particular “Cómo Perdimos Berlín”? 

Jaime: Claro, esta canción viene porque Rivas tiene como escritor de cabecera Jünger, le flipa. Estuvo leyendo “Tempestades de Acero” que son diarios de guerra. La primera Guerra Mundial es nuestro conflicto bélico favorito, porque es el que más miedo da. La gente pensó que irían a una batalla épica de toda la vida y llegaron allí: todo explotando, una maquinaría brutal para matar gente, 500 muertos en cinco minutos, todos destruidos en una trinchera llena de ratas y mierda. Aquello debió ser horrible, da miedo pensarlo. La canción surgió con el Rivas leyendo los diarios de guerra de Jünger. 

Otra cosa que os está haciendo una publicidad enorme es la particular forma que tenéis de mover vuestras redes sociales, sobre todo en el antiguo Twitter. 

Jaime: El Instagram lo lleva Rivas, el famoso administrador, es el bajista. Lleva Twitter, es un personaje que lleva un montón de tiempo en Twitter. Le encanta y juega un montón. Yo no tenía hasta hace poco, ahora lo tengo y solo sigo a Alcalanorton. No subo nada. Pensaba “¿a ver este personaje qué va a poner?”. Nos conocimos hace tiempo, él es de Barcelona, vino aquí a tocar con nosotros, dejó todo y se vino a currar. Tiene una manera de ver el mundo muy curiosa. Administra el Twitter, a la gente le hace gracia, tiene su legión, estamos contentos con eso. Hemos visto que lo sabe hacer y que hace disfrutar a la gente con ese arte que es llevar el Twitter. 

Ahora que el disco ha tocado la calle. ¿Qué valoración hacéis del resultado final? 

Jaime: Estamos contentos porque ha sido un parto duro hasta por fin ver el disco en nuestras manos. El otro día lo miraba y decía “parece de verdad”. Nos ha costado mucha paciencia, cabreos, tensiones y alegrías después de todos estos años. Aquí está y ahora toca presentarlo. 

La recepción está siendo tremenda, al menos es lo que desprende de los comentarios generales de la gente. 

Jaime: Estamos un poco ilusionados/acojonados. Antes de que saliera había expectación, la gente decía “Buah, buah”. Digo, verás que sale y dicen: “vaya mierda”. Le habrá pasado a alguien tras tanta expectación, no le puede gustar a todo el mundo. Aunque de momento no he visto a nadie decir “no es para tanto”. No lo he visto. Será buena señal. Ver a la gente con tantas ganas, me impacta. El otro día en la firma de discos del Marilians había gente de los nervios. Una chica que decía que se iba a tatuar la vela y la mano del single “Los Chavales” el día 22. Y yo pensando, “estamos chalados”. Ya hasta con tatuajes de Alcalá Norte. Te cagas. 

Personalmente me hizo gracia un comentario del gran John Resnais, un tipo muy escuchado y leído, al que no tengo el gusto de conocer, que decía algo así como: “Un puto milagro. Un grupo madrileño con un disco cojonudo. Lo único que pido es que no cite a Los Planetas entre sus referentes”. 

Jaime: A Rivas y a Juampi les flipan. A mí no. Que no se entere nadie. A estos les encantan, a mí novia también. A mí el indie no me gusta. (Risas) 

¿Qué perspectivas hay de cara a la gira de presentación? 

Jaime: Hemos hecho las sesiones vermú, la semana que viene presentamos viernes y domingo el disco en el Sótano. A finales de mayo vamos a Valencia y Barcelona. Más tarde, el 15 de junio, iremos a Valladolid, aunque no sé si está publicado. En verano estaremos en un par de festivales, uno en Zaragoza y otro en Granada. En septiembre comenzaremos a movernos en salas. Veremos qué más va saliendo. Intentaremos movernos lo máximo posible por la geografía. 

Antes hablábamos de Administrador, quien está persiguiendo literalmente a la gente del Canela Party para que toquéis en la edición de 2024 que ya está cerrada. 

Jaime: Son esas cosas que no entiendo que digo. “Chico, deja a esta gente en paz”. Debe ser que funciona. No me atrevería, soy muy cortado, no me gusta dar la chapa. Las cosas si salen bien, si no a otra cosa. No me mola taladrar al personal. Él dice que el Twitter funciona así, que la gente lo entiende. Le dejamos que gestione. A la gente le gusta y le encanta. Fantástico, alegría. 

Y ahora que sois la banda favorita de un montón de gente. ¿Qué expectativas te gustaría haber visto cumplidas para la próxima vez que hablemos? 

Jaime: Me gustaría que Alcalá Norte estuviera implantado en el corazón de las personas. Que la gente lo tenga como grupo de cabecera y que vayan a vernos a su ciudad. Que escuchen el disco y guste. Ir a tocar a todos los sitios posibles a lugares lo más grande posibles. Lo que nos dejen y se pueda. Que la gente disfrute lo que hacemos y guste para poder hacer más y continuar con esto.