Entrevista: Mike Kennedy (Los Bravos / Mike Kennedy)

"Nosotros reflejábamos una especie de liberación en la etapa del franquismo, cantábamos “Los chicos con los chicas”, que estuvo al borde de la censura."

A mediados de los 60, España era un país que experimentaba un nuevo proceso de apertura al exterior. Las influencias musicales, moda, cine y cultura pop-rock iban incendiando a una juventud sedienta de cambios, que tenía sus miras puestas por encima de los derechos que poseían y fijaba sus deseos en ejemplos procedentes de más alla de nuestras fronteras. 

En este contexto es donde surgieron Los Bravos, un grupo de rock que consiguiría captar a toda esta generación con letras como "Las cosas han cambiado / yo soy feliz / los chicos con las chicas pueden vivir. Por fin hemos ganado / hay que reir.", conviertiéndose en uno de los grupos de mayor repercusión a nivel nacional e internacional que ha tenido nuestro país

Y como no, ocupándonos de Los Bravos, tenemos que rendir tributo a la figura de Mike Kennedy (Mike Volker Kogel), un espigado alemán de media melena rubia, sonrisa canalla, timbre vocal único y perfecta dicción inglesa, que transformaría unas letras escritas tanto en inglés como en castellano, en canciones que forman parte de nuestra historia musical y de la memoria colectiva de varias generaciones de nuestro país.  

Así mismo, Mike Kennedy gozaría de una voz prodigiosa que permitió en gran parte abrir unas fronteras que hasta entonces eran muy dificiles de atravesar por grupos de rock español. De hecho, la fama de Mike Kennedy no se ligaría únicamente a Los Bravos, pues gozó de un destacable éxito inicial en sucarrera en solitario, que quedó encuadrada entre finales de los sesenta e inicios de los setenta. Mike Kennedy se convertiría así en un icono de la música, una figura que reflejaba la forma de entender el rock de una época concreta.

Es por ello, que desde El Giradiscos hemos tratado de ponernos en contacto con el artista, para así conocer de primera manos sus impresiones y recuerdos sobre aquellos años que marcaron una de las páginas doradas de la historia de la música. Esperamos que os guste leerla, tanto como a nosotros realizarla y escribirla

Si empezamos ocupándonos por los inicios de tu andadura musical en España, el primer grupo del que tenemos noticias es The Runaways, ¿Cómo empezaste a formar parte de ellos?

Todo empezó entre Colonia (Alemania), donde empecé a formarme como vocalista y Palma de Mallorca, donde tenía una casa e iba bastante a menudo. The Runaways estaba formado en gran parte por gente de Palma de Mallorca y fue un amigo mío, un productor alemán, quien me puso en contacto con ellos pues los había facilitado ir a tocar a Alemania. En principio, nuestra relación se debió a que tenían un cantante con continuos problemas vocales, pues no estaba acostumbrado al clima de Colonia, lo cual acabó provocando que el productor les hablara de mi y facilitara una prueba. Al final, ellos acabaron encantados y acabé en el grupo. De hecho, alternamos el nombre de The Runaways con el de Mike Rat.

¿Cuál fue el siguiente paso antes de formar Los Bravos?

Pues al final, en 1965 decidí quedarme en Palma de Mallorca, me atraía el Sol y la gente. Además, pese a que Alemania es muy bonita, nunca me he llegado a llevar realmente bien con los alemanes (risas). Fué allí, en un festival en Palma de Mallorca, donde al tocar con The Runaways, conocí a otra banda llamada The Sonors, donde militaban Manolo Díaz y Tony Fernández. Nos conocimos y comenzaron a tener interés en mí, pero al final Miguel (Vicens) bajista y Pablo (Sanhellí)  batería, ambos de The Runaways, acabaron metidos también en el proyecto y creamos una nueva banda.

¿Cómo recuerdas los comienzos de Los Bravos?

Pues una vez que nos formamos, fuimos a Madrid, tocamos en “El Gran Musical” en 1966 y conocimos a grandes figuras de la radio de esos años como Tomás Martín Blanco. Pronto, nos comenzaron a promocionar buscándonos un nombre y aunque yo creo que era algo que estaba decidido premeditadamente, hicieron un concurso para que la gente decidiera nuestro nombre. A partir de ahí el éxito llegó rápidamente.

 ¿Cómo recuerdas el fenómeno fan?

Creo que no es tan diferente a como es ahora. Fan viene de la palabra “fanático” y tuvimos muchos de ellos, como tuvimos muchas grupies, chicas que nos perseguían y que siempre trataban de pasar una noche con nosotros y a veces lo conseguían (risas). Nosotros reflejábamos una especie de liberación en la etapa del franquismo, cantábamos “Los chicos con los chicas”, que estuvo al borde de la censura.

De hecho vuestra fama os llevó a la gran pantalla a finales de los 60 con “Los chicos con las chicas” (1967) y “¡Dame un poco de amor! ”(1968) ¿Qué recuerdas de esas películas?

Fueron dos experiencias formidables, pudimos trabajar con grandes profesionales y aunque a la primera la guardo un gran cariño, especialmente a nuestro trabajo con Javier Aguirre; me quedo con la segunda, donde fuimos dirigidos por el gran José María Forqué. 

Con la primera película, estrenada en los Cines Palafox, conseguimos situarnos como la segunda película más taquillera en España por detrás de “El Último Cuplé” de Sara Montiel y la segunda, tuvo también un enorme éxito y me parece mejor pues contaba con guión más asentado y original. 

También me gustaría preguntarte acerca de la polémica surgida con vuestras grabaciones en Londres con el sello Decca Record, pues se ha afirmado que la banda no pudo tocar sus instrumentos y sólo la voz y los coros eran vuestros por problemas con los sindicatos de músicos británicos ¿Qué nos puedes comentar de ello?

Es verdad, pasó más o menos lo que tu comentas. Por un lado, fue en parte por los sindicatos, pues había muchas reticencias hacia los artistas extranjeros, así como existían una complejas relaciones diplomáticas entre nuestros países. Y por otra parte, no se consideraban a los artistas foráneos tan profesionales como los músicos británicos, así que los sellos y discográficas preferían optar por ellos para así alquilar los estudios de grabación el menor tiempo posible. Ya sabes “el tiempo vale dinero”.

¿Realmente Jimmy Page colaboró con vosotros en dichas grabaciones?

Si, estaba entre los artistas que tocaron nuestras canciones, es una sorpresa y un honor visto con la perspectiva del tiempo, pues aquellos eran sus inicios. Pero también tocó con nosotros el batería de Led Zeppelin, John Bonham, lo que te puede hacer una idea de la calidad de aquellos músicos.

De hecho, tuvisteis la suerte de participar en un programa mítico de la historia de la música como era Top of the Pops. ¿Qué recuerdas de aquella grabación?

Si, claro, conocimos a Jimmy Savile, un tipo de lo más peculiar, cada día se teñía el pelo de un color y fue una experiencia de esas que no se olvidan. Pero lo realmente curioso y lo que nos dio mayor popularidad, fue la emisión de algunas de nuestras grabaciones en un barco a seis millas de la orilla a través de la radio pirata, creo que hace poco se hizo una película de ello. Allí se llamaba “Radio Caroline” y permitió que gente muy metida en la música nos empezara a escuchar.

Si pasamos ahora a ocuparnos de vuestro tema más conocido y popular, “Black is black”, podríamos decir que aunque dio en la diana al encontrar la melodía, el ritmo y la fuerza perfecta para una canción rock & roll, quizás oscureció a algunos temas que o bien  rayaban a su nivel o incluso eran mejores que aquel como “Bring a little loving”, “Baby Believe Me”, “Baby, baby” o Get Out Of My Life” ¿Crees así que aunque “Black is Black” abrió muchas puertas, se convirtió en una etiqueta muy difícil de superar? 

Tienes razón en la primera parte. Por ejemplo, para mí “Bring a little loving” es una canción más completa y compleja. De hecho fue la primera vez que un grupo español grabó una canción con dos baterías y no sé si hubo muchas antes en el extranjero. Esa canción es, a mí de forma ver, mejor que “Black is Black”.

Sin embargo es innegable que el gancho de “Black is Black” nos catapultó y hay que estar muy agradecido. En casi toda Europa fuimos número 1 ó 2 con ese tema, porque conjuntaba la calidad musical y vocal, con un ritmo que posteriormente sería imitado en algunos temas por otros grupos. Creo recordar que en Inglaterra fuimos número 1 y en EEUU número 2.




Sin embargo, llegó un momento en el que tomaste la decisión de romper con todo y desligarte de Los Bravos ¿Qué te llevó a dejarlo?

Fueron muchas cosas. Después de la trágica muerte de Manolo (Díaz) que se suicidó, las relaciones se volvieron más frías, entramos en una dinámica muy negativa y mi mánager y productor me a animó a tomar una decisión que ya rondaba en mi cabeza.  En general, las relaciones se habían ido enfriando y nos habíamos convertido en un matrimonio que no funcionaba.

 A partir de ahí, comenzaste una carrera en solitario que tuvo una muy buena acogida y que te permitió variar en parte tus registros, pues tras al continuista “Enigmático Mike”, le siguió un trabajo más melódico con “Mike is Mike” ¿Cómo recuerdas esa etapa en solitario?

Pues la verdad es que los discos funcionaron bastante bien, pero por ejemplo a mi no me gusta nada el tema “La lluvia” que se convirtió en un gran éxito en 1969 y años posteriores. De hecho, nunca lo canto en ninguna de mis actuaciones porque es una canción muy festivalera. Pero me permitieron hacer giras y ofrecer un nuevo repertorio que quizás perdió parte de mi faceta más rockera.

Sin embargo, tras dichos éxitos, poco a poco, tu fama se fue diluyendo a lo largo de los 70 ¿A qué crees que se debió este declive?

Pues, no sé, cuando uno es joven tiende a menudo a hacer el gilipollas, el tonto… ha pasado siempre y es algo muy difícil de controlar. Hay muchos factores que se empiezan a escapar de tus manos y eso dio paso a diversos problemas. Hay que esforzarse y no requerir de ayudas exteriores en el mundo de la música, es algo que ha pasado siempre con diferentes estrellas o grupos y lamentablemente es algo que posíblemente pasará siempre .

Te resultó extraña la acogida del público a inicios de los 90 del disco “De nuevo en casa”, presentado como obra de Mike y Los Bravos, en el que recogías parte de tu trayectoria en aquel grupo y parte de tu carrera en solitario junto con algún tema nuevo.

Sí, eso fue una gran equivocación porque Los Bravos siguieron evolucionando, introdujeron a otros cantantes y ya la unión era casi imposible. Además, Pablo se quedó con los derechos del nombre de Los Bravos y eso ha dado paso a problemas, malentendidos… así que luego se hablaría de “Mike Kennedy de Los Bravos”.

A finales de los 90, formaste parte del proyecto Mágicos 60, donde colaboraste con artistas como Jeanette, Micky, Tony Ronald o Karina. ¿Qué nos puedes decir de esta experiencia?

Pues que fue una experiencia muy buena, fabulosa. El ambiente era muy bueno, había mucho feeling con el público y nos servía para revivir otra época. Además firmábamos bastantes galas. Sólo en verano eran más de 20, algo que de cara al año que viene por ejemplo será imposible, pues como mi paisana Angela Merkel dice "el 2012 va a ser el peor año de la historia" y eso acaba afectando a la música, pues este año ha sido mucho más difícil tocar. Creo que sólo he contado con unas 10 galas.

Llama la atencia esto, pues parece que cuando los medios se referiren a tu carrera en solitario o con Los Bravos siempre ofrecen siempre buenas palabras y alabanzas, pero a la hora de recibir homenajes o promoción, la ayuda se vuelve inexistente. Piensas que no se os ha tratado como merecíais.

España, pese a tener muchas cosas muy buenas, tiene el gran problema de cuidar mal a sus artistas. De hecho en Francia tienen a Johnny Hallyday, Sylvie Vartan y un conjunto de artistas que están siempre en potestad, así como pasa lo mismo en Inglaterra, EEUU o Italia. Sin embargo, aquí nos olvidamos muy rápido. 


Además es curioso, porque actualmente gente joven cercana a la veintena y treintena os suele reivindicar escuchando vuestra música.

Claro, me ha pasado mucho que vienen los hijos de mis antiguos fans porque descubren ahora nuestros discos y les encantan. Es un fenómeno muy curioso y yo creo que se debe a que el rock difícilmente pasa de moda

Ahora ¿qué tipo de música te gusta escuchar?
Pues escucho mucha música americana e inglesa. Música española no escucho mucho, si que hay canciones que me llaman la atención, pero como grupo a seguir quizás destacaría a Amaral, que me gusta especialmente como canta las letras.

Luego a nivel americano y británico suelo escuchar mucha música de mi época como The Doobie Brothers o algo posteriores como Michael Bolton y en la actualidad me gusta bastante James Morrison, Michael Buble, Coldplay… Pero por ejemplo música del estilo Lady Gaga no me gusta mucho, aunque he de reconocer que he visto videos suyos en directo y es un animal escénico. Es capaz de dominar diferentes estilos que luego no muestra en los discos, así que me quedo con la artista, pero no sus canciones. Amy Winehouse por ejemplo también me gusta mucho, era un talento de futuro y lamenté mucho su muerte, porque podía haber renovado el jazz y soul moderno.

¿Te sigues sintiendo rockero?

Sí claro, es una esencia personal, eso no se pierde con los años. Pero en el escenario es más difícil, ahora los proyectos no salen y no lo puedes demostrar.

Actualmente, te hemos podido ver como colaborador en alguno de los programas de “Qué tiempo tan feliz” de María Teresa Campos, pero poco sabemos de otros proyectos en los que andas trabajando ¿Qué nos puedes comentar?

Pues en el programa de María Teresa he podido colaborar algunos días y me parece un buen espacio musical para recordar grandes canciones o dar oportunidad a artistas que han ido saliendo posteriormente. Y de momento tras un proyecto fallido muy reciente con el que esperaba poder grabar un disco (salío un single llamado "Just be you" que se puede encontraR en iTunes), estoy esperando nuevos movimientos. Pero como te comentaba está todo muy parado, nadie tiene dinero. Y tampoco parece que nadie tenga una salida o solución. Esperaremos al año nuevo a ver que nos ofrece, pero “lo último que se pierde es la esperanza” y yo siempre trato de animarme gracias al apoyo de mis fans a los cuales estoy muy agradecido.


Por: Rubén López y Javier González
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