De fantástica debemos calificar la obra que semanas atrás nos hacían llegar los compañeros de la editorial Efe Eme. En este caso se trata de “From Elvis in Memphis, la última gran evasión de Elvis”, un retrato milimétrico que recoge todo lo relativo al mítico disco con el que el único rey al que reconocemos en esta casa reclamó su trono, legando para uno de los mejores álbumes no solo de su trayectoria sino de la historia de la música, suponiendo muy probablemente el culmen de la carrera de este mito inmortal.
Sinceramente, poco se puede añadir a la reseña del libro que no quede reflejado en las maravillosas páginas firmadas por Eduardo Izquierdo, erudito acerca de la figura y obra de Elvis que se luce magistralmente a la hora de elaborarlo, pues aquí repasa con sumo acierto desde la génesis del proyecto, mostrando con meticulosidad dónde se encontraba la carrera del artista de Tupelo en aquel preciso instante, filmando películas sin apenas valor artístico y en un descenso de popularidad evidente, fruto de la tiranía comercial impuesta por el siempre despreciable Coronel Parker, hasta los diversos acontecimientos que posibilitaron la gestación del mismo, con un Elvis tomando la iniciativa de ciertas decisiones, así como la aparición de nombres clave en el resultado final del mismo, tal es el caso de Chips Moman, cuya sabía dirección guiaron elevaron la calidad del álbum a unas cotas que sin su presencia quizás no hubiera alcanzado.
Pero más allá de la colección de nombres y datos, afinados al máximo, que a buen seguro harán las delicias de los fans del rey, personalmente destacaría la capacidad que ha tenido Eduardo Izquierdo para pergeñar un libro que por momentos posee la capacidad de hacernos sentir testigos directos de un instante único. Es inevitable sentir cómo te embarga la emoción cuando se abordan ciertos pasajes con todo lujo de detalles; por ejemplo el intenso relato de las las primeras sesiones de grabación, donde la sombra de la duda acechaba y un Elvis griposo sacó los mejor de su repertorio para mostrar su calidad como intérprete, presentándose también ante los músicos de sesión como alguien cercano y para nada altivo, demostrando la grandeza de su talento y talante, así como una innegable capacidad de trabajo puesto que dichas tandas duraban horas y horas, dando un golpe en la mesa para demostrar que no solo era un inmenso cantante, sino también un currela del rock y un tipo que encarnaba la cercanía en el trato como virtud, descubriéndose en digno representante de los valores del sur americano tan denostados en tantas ocasiones, al cual representaba a las mil maravillas en su trato.
No podía faltar tampoco un sesudo desarrollo de la grabación e historia de las canciones que finalmente dieron forma a tan enorme obra, ni mucho menos la colección de curiosos descartes que quedaron fuera de la edición original de “From Elvis in Memphis”, destacando los flagrantes casos de “Suspicious Minds” y “Kentucky rain”, temas que sí han visto la luz en reediciones posteriores del mismo, una cuestión que todavía hoy resulta poco entendible, pero que habla de la categoría del álbum, capaz de mantenerse por sí mismo, pese a la ausencia de los citados hits que por sí mismos ya hubieran elevado cualquier disco a la categoría de trabajo maestro.
“From Elvis in Memphis. La última gran evasión de Elvis” es un libro que emociona de principio a fin. No solo es el reflejo sobre la gestación de un disco mítico, también es la constatación de la resurrección artística del mito. Tras un sinfín de traspiés y bastantes años vagando errático bajo la sombra del maldito Coronel Parker, Elvis demuestra al mundo que su talento y voz tan solo habían permanecían ocultos, secuestrados y subordinados ante la insaciable maquinaria capitalista de su representante. Elvis destapaba el tarro de las esencias para dejar claro que su aura, pose y gestualidad seguían vigentes. Resucitó cual ave fénix de sus cenizas, para hacer suyo aquel lema que dice: solo los fuertes sobreviven. En su caso el premio trascendió a la vida. La eternidad es un Olimpo donde solo habitan los más grandes. Y Elvis sigue siendo hoy día el único y genuino Rey.
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