Two Door Cinema Club: "Beacon"

La banda norirlandesa Two door cinema club nos presenta por fin uno de los trabajos más esperados del presente curso, “Beacon”.

Desde que hace dos años este trío británico conquistara al público con “Tourist History”, muchos han sido los medios que los habían etiquetado como sorpresa pasajera. Sin embargo, la formación ha aprovechado el empuje de su primer disco para compaginar su presencia en los más grandes festivales y recintos musicales mundiales, con la concepción, producción y grabación de los once temas que componen su segundo trabajo. De hecho, para que los fans puedan conocer de primera mano el proceso completo, han sacado a la luz el documental “What we see”, que ha contado con la dirección de Gregg Houston.

Volviendo a “Beacon”, nos encontramos con un trabajo que asume a la perfección lo que se espera de él, pues en una primera escucha descubrimos una continuidad evidente con su primer trabajo. Se mantienen así temas con guitarras y percusiones potentes, sonidos digitales, sintes y rabiosos riffs que agitan tu cuerpo y te trasladan automáticamente a la primera fila de uno de sus conciertos o a una sala a altas horas de la mañana. “Someday”, “Wake up”  o “Sleep Alone” tienen asegurado su sitio en las maletas de los más destacados djs internacionales, así como en las discotecas de medio mundo. De hecho, el grupo tampoco ha abandonado la inclusión de instrumentos de viento, cuerdas y percusión metálica, que o bien aparecen fusionados con su vertiente más electrónica (“Sun”) o bien se acompañan de ritmos exóticos, románticos y coros femeninos (“The world is watching”).

Sin embargo, escuchando el trabajo en profundidad, hallamos un importante cambio que no es otro que la madurez con lo que todo está diseñado, grabado y pensado. Aquí habría que destacar el trabajo de producción de Jacknife Lee, habitual de grupos como U2 o Bloc Party. Encontramos así cortes que tratan de poner mayor peso a la voz de Alex Trimble (aunque algunos coros y guitarras terminen por sobrepasarla en momentos), así como letras concebidas desde una parcela más sentimental y reflexiva (“Next Year”, “Handshake”, “Spring”). De hecho, se han introducido “medios-tiempos” (dígase con ironía desde el conocimiento de su faceta electro-digital), siendo destacable el tema que da nombre al disco o parte de “Pyramid”, que acaba sintetizando algunos de los grandes conceptos (algunos a priori antagónicos) que se mezclan a lo largo del disco: velocidad, potencia, sentimiento y madurez. 

En definitiva tenemos un trabajo que engrandece a este trío y los convierte en una de las apuestas más sobresalientes de la última hornada. Ya no es una sorpresa, es un grupo que se presenta en sociedad como un valor en alza y seguro, dando así un paso adelante para quedarse.

Rubén López