Leon Benavente + Ricardo Vicente, Joy Eslava (Madrid)

Joy Eslava, Madrid, sábado 6 de Diciembre de 2014

La noche se volvió a encender para unos León Benavente que, tras haber colapsado el antiguo teatro Eslava el jueves, ampliaron segunda fecha el sábado. En esta ocasión con Ricardo Vicente compartiendo escenario, cuadrando así un programa doble excepcional. 

 Abre la velada el músico maño al que le tocó luchar contra los elementos con su guitarra y su voz como única arma, algo que no le intimidó en lo más mínimo pues parece tener muy claro que su búsqueda de la belleza pasa por subrayar el contenido. Las canciones resistieron la interpretación desnuda sin perder dinámica, incluso algunas resaltaron aún mas en este formato como fue el caso de las más intensas. Era tan bello veros caer o la que da título a ese grandioso álbum novela que es Qué haces tan lejos de casa. A la altura de las circunstancias como siempre. Richi no cambies nunca nada, ni siquiera aquello de la Costa Brava

Con el público ovacionando el compás secuenciado de Década fueron apareciendo uno a uno los componentes de esa súper banda en estado de gracia que es León Benavente, con Abraham Boba y Eduardo Baos agitando a la multitud desde el minuto cero. Merecidas y alabadas todas las virtudes de este grupo en plena proyección. Canciones vibrantes, fieras, crudas y afiladas, una tras otra, sin tomar apenas aliento. 

El contenido político aquí impregna tanto el mensaje que se llega a confundir con lo personal. Paradójico fue que precisamente el día que se conmemora la Constitución no se parara de cantar alto y claro sobre todos esos derechos que estamos perdiendo. Los mismos que vienen recogidos en ese libro que cumplía 36 años y que este gobierno casposo y hortera ha decidido pasárselos por...en fin, vamos a lo que importa: Revolución, Hienas, Todos contra todos, aquí hasta los títulos hablan por sí mismos. Energía y empatía a partes iguales Cerraban la noche viniéndose muy arriba rematando su triunfante faena con Ser Brigada. Una velada inolvidable donde la experiencia fue la evidencia. 

Texto y fotografía: David Doinel