Temples: "Volcano"

Por: Alejandro Guimerà 

Con "Sun Structures" (2014) nos dejaron flipados: cuarteto con look retro (solista a lo Marc Bolan inclusive ) , buenas canciones "neo psicodélicas" y pegada clásica. Un barco lisérgico que se fue haciendo un nombre en el circuito indie con sus entregados directos y que navegaba tripulado por un talentoso dúo formado por el vocalista/guitarrista James Bagshaw y el vocalista/bajista Thomas Walmsley.  Con ese álbum precioso llenaban ambientes sembrados de melodías delirantes, ritmos arrebatadores y una rickenbacker que evocaba al rasgueo de Roger McGuinn en los momentos más psicodélicos de los inmensos Byrds. Redobles de batería del "Tomorrow Never Knows", folk-pop sinfónico, similitudes con Kula Shaker, aromas de los Zombies del “Odessey & Oracle”, algo de Pink Floyd y algo del sonido Canterbury

Un elepé que nos devolvía  mucho de lo que el paso del tiempo se llevó y que les ponía un reto de dimensiones titánicas con el maldito segundo álbum con el que muchas bandas se acaban estancando. Y es que la repetición puede llevar a desmerecer su primer paso discográfico y las expectativas de volver a sorprender irán siempre en contra. Aunque a decir verdad el giro hacia lo electrónico se intuía tras escuchar el "Sun Restructured", disco que publicaron en 2014 con las remezclas de su ópera prima. 

Así, para lo nuevo, los guitarrazos y baterías trepidantes se difuminan en pro de un mayor protagonismo de los sintes que dotan de nuevas texturas a sus aún pegadizos estribillos. "Certainty" fue el single de adelanto y nos hacía pensar en los MGMT, algo lógico atendiendo a los paralelismos de las carreras de ambas bandas. Y es que no solo el colorido de la portada de este "Volcano" puede recordar al de la portada del "Congratulations" (2010) del dúo norteamericano, sino su mirada hacia la cara dream pop de la psicodelia desde las nuevas tecnologías de sus segundos álbumes parece pareja. 

En cualquier caso la identidad de los Temples queda intacta, pues la psicodelia sigue siendo luminosa a pesar que el camino optado para llegar no hayan sido las cuerdas sino los teclados y los moduladores. Aunque el uso de la guitarra no queda apartado, pues el punto de partida de "Oh The Saviour" es la guitarra acústica, lo mismo de "In My Pocket", no falta de retales muy Pink Floyd de la etapa Syd Barrett. Para "Roman God-Like Man" el guitarreo es eléctrico, mención aparte de su estribillo y "pa-pa-pa-pá "que recuerda demasiado a "David Watts" de los Kinks

El barroquismo lo encontramos en el inicio y el ritmo de "I Wanna Be Your Mirror" , pieza que deriva hacia momentos donde recuerdan a los mejores Tame Impala. En "Mystery of Pop", en cambio, quien viene a la mente es Jacco Gardner en su versión más animada. La delicadeza y las conjunciones vocales se quedan en "Celebration", mientras que llega en el final, con el otro single "Strange Or Be Forgotten", la melodía más acertada y emotiva del paquete. Un bonito epílogo para este trabajo que confirma, sin duda alguna, que los de Kettering no estaban de paso.