La plenitud de Editors

Sala Razzmatazz, Barcelona. Jueves, 26 de abril de 2018 

Texto: Blanca Solà 
Fotografía: Gemma Terol 

Las ganas de tambalearse se palpaban en el ambiente el jueves pasado y Razzmatazz se rellenaba de calor y emoción esperando la ansiosa entrada de la banda inglesa, Editors. El grupo de Birmingham, liderado por la inconfudible voz de Tom Smith, se volcó desde los primeros segundos, presentando su sexto álbum "Violence". Un disco, que dio la luz el 9 de marzo, con canciones pegadizas y fondos levemente oscuros que nos vuelven a aproximar al pop más rock y a la electrónica que aparece, desde hace años, en sus melodías. 

"Hallelujah (So low)" fue la escogida para empezar desde lo más alto con un sonido que inundaba toda la sala. Los sintes y las guitarras se trenzaban duramente con los coros de su público. Las notas eléctricas más que reconocibles de Chris Urbanowicz y la batería de Ed Lay dieron paso a "A ton of love" de su anterior disco "The Weight of your love" (2013). Una locura en el escenario con explosión de nerviosismo corporal y expresividad facial de Tom mientras, como siempre, nos deleitaba con las mejores entonaciones vocales. Sus fans, entregados, seguían deseando, entre sudores, reconocer sus grandes éxitos desde los primeros compases como ocurrió con "Formaldehyde", "Munich", "An end has a start" o "The racing rats". Cuatro temas que rememoraban la grandeza de la banda mientras se iluminaban con luces duotono. El diálogo con el público fue difuminado en todo momento, pero supieron ser agradecidos con ellos con un "gràcies Barcelona!" que se pronunciaba enérgicamente de vez en cuando. 

El concierto seguía y las ganas de saltar también. La acústica fue notable, pero la plena fuerza de los ingleses se apoderó de ella y consiguió que los sonidos no pasaran desapercibidos. Las canciones vibraban y bañaban de placer Razzmatazz. Los temas del nuevo álbum también tuvieron un papel primordial y se escuchaban tararear palabra a palabra por los asistentes. Los ritmos remarcados y el querido bajo de Russel Leetch en "Violence" dando nombre al disco, los estruendos sin respirar en "Darkness at the door", la tranquilidad armoniosa en "Belong" o los ecos jugosos en "Nothingness" saborearon la gloria con los sintes más apetecibles y una voz siempre indescriptible positivamente. La unión de todos los elementos visibles te permitían cerrar los ojos y soñar. Lo volvían a conseguir. Volvían a marcar un antes y un después con este disco y sin decepcionar. 

¿Y el piano? Sí, hubo piano acariciado. "Ocean of night" fue la protagonista destacada antes de desaparecer del escenario. Un tempo rítmico que sonreía y te transportaba a un óceano lleno de emociones. Qué gusto salir así y volver segundos después para acabar de rematarlo. Aplausos. Y más aplausos. "Cold" y "Magazine" aparecieron en el retorno. Y vaya retorno. La gente eufórica con lo nuevo y con lo menos nuevo. "Papillon" y “Marching orders" sirvieron para un cierre de ensueño.

Editors sigue estando en la cumbre después de 16 años y siguen ganándose el cielo con las novedades que desprenden cada 2/3 años. Esperamos que en 2020 nos vuelvan a sorprender y no desgasten nunca su estilo personal.