Jim McCarthy y Marc Olivent: “Keith Moon & The Who”

Por: Txema Mañeru 

¿Hay alguien que conozca a alguien a quien no le cayera bien Keith Moon? Yo no lo conozco, la verdad. Por eso me parece una brillante idea la de revivir su vida y al mismo tiempo recordar los años más gloriosos de The Who. La verdad es que tras su muerte han seguido haciendo muy buenos directos, pero no han vuelto a crear un solo disco cercano a la categoría de “My Generation”, “Tommy” o “Who’s Next”.

También es buena idea la de recuperar el equipo formado por McCarthy y Olivent que se encargaron ya de la novela gráfica “Guns N’ Roses: Reckless Life” (Ma Non Troppo / Redbood Ediciones). Bien es cierto que los brillantes textos del especialista Jim McCarthy han estado presentes en todos los títulos de “La Novela Gráfica del Rock”. Además de estos dos citados tenemos retratados a Metallica, Ramones, Sex Pistols, Bob Marley y Kurt Cobain. ¿Quién o quiénes serán los siguientes? Habrá que estar atentos a www.redbookediciones.com, y así descubrirás que para esta campaña navideña también nos han traído un fantástico “Jim Morrison” con la firma del italiano Roberto Caselli, quien firmó otro buen y similar libro para Freddie Mercury. Igualmente acaba  de aparecer la segunda parte de “Crónica Del Rock: Nuevos Hitos, Del Rock Progresivo al Grunge”. Como el anterior volumen, y otros dos como “Rutas del Rock” y “Nuevas Rutas del Rock”, llevan la firma de Ezio Guaitamacchi

Regresando a nuestro simpático y loco Keith Moon decirte que el libro lleva el subtítulo “Vida y Muerte del Genial Batería de la Mítica Banda Británica”. La introducción de McCarthy, “Baterías y Bebida y Rock’n’Roll”, ya nos trae un gran semblante de uno de los mejores baterías de todos los tiempos. También es bonita la galería final de Olivent, en la que además de Moon aparecen músicos vitales para él como Jimi Hendrix y Chuck Berry. Como dice Butler, asistente personal de Moon, este es un cómic sobre el mayor bromista del rock, pero también es la historia de un hombre que no se sentía querido y eso le llevó a refugiarse en el alcohol. Una combinación de todo ello y las pastillas fue lo que le llevó a la tumba. Me encanta la despedida emotiva de la historia: “Fuiste querido, Keith, aunque no lo supieras ni lo sintieras, realmente fuiste… querido”. ¡De verdad que sí y está es una excelente forma de acordarse también de sus mejores y más desternillantes momentos!