Entrevista: Voodoo Grass


"No estamos inventando nada nuevo, pero tampoco queremos repetir lo viejo"

Por: Kepa Arbizu

Difícil resultaría encontrar un lugar dentro de la geografía estatal en la que no exista una escena, más boyante o menos, en la que se entremezclen bandas que tenga sus orígenes estilísticos en los sonidos tradicionales americanos, 

Por supuesto Asturias no es una excepción, y Voodoo Grass, ahora convertidos en quinteto, es una de las pruebas empíricas de dicha realidad. Hijos musicales del hillbilly, el country, el blues, el swing, o en general de cualquier sonido clásico y primigenio, también lo son de una educación marcada por el rock y sus diferentes ramificaciones. Una mezcla de castas que hace que su segundo disco, "Revolución-Revelación", suene apegado a ese espíritu añejo pero bajo una expresividad de nervio y sonido contemporáneo. Unas nuevas canciones que mantienen como línea maestra la variedad y eclecticismo y su función de servir de grito contra la realidad injusta. Hablamos del lanzamiento del álbum y de su contenido con David Brea, voz y guitarra de la formación

Desde vuestro anterior disco han pasado cuatro años, una pandemia de por medio y la formación ha cambiado de trío a quinteto. ¿Ha sido una época de incertidumbre para la banda o teníais claro que este segundo disco iba a llegar? 

David Brea: Teníamos muchas ganas de poder grabar un disco nuevo, ya que la banda en ese tiempo creció con la incorporación de Nico al banjo y mandolina, y con Mon a la percusión, y los temas e ideas que había también habían evolucionado en sonido y consistencia. En verdad, este disco estaba previsto entrar a grabarlo en noviembre de 2020, pero con esa maldita pandemia se pospuso para noviembre de 2021 y acabó saliendo hace muy poco finalmente. 

Nuestro primer trabajo fue un poco de “prueba”, éramos tres nada más, no llevábamos mucho tiempo juntos y quedó un poco cojo en cuanto a cantidad de temas y poso. Creemos que este último ya es mucho más redondo en todos los aspectos, y estamos muy ilusionados y contentos con el resultado. 

Tanto por su extensión, como por supuesto por su sonido, y sus diversos matices, este trabajo se desarrolla de una forma más variada y con mayor amplitud de miras, ¿ha sido determinante en ese paso dado el haberos convertido en quinteto o era una evolución natural? 

David Brea: Ambas cosas influyen: tanto pasar de tres a cinco miembros, como el tiempo que vamos pasando juntos, ensayos, directos… Eso va haciendo que evoluciones como banda. Tener más gente aporta más ideas, aunque también luego sea un handicap para poder cuadrar ensayos, conciertos, etc…, (risas), y eso se nota. Al entrar Nico, tocando banjo y mandolina y que también canta, abrió un abanico muy grande de opciones, tanto en lo musical como en el tema de coros, voces y demás. Y Mon dio el empaque y engrase de maquinaria necesario para ir todos a una con el ritmo. 

Llama la atención que nutriéndoos de influencias tan clásicas y añejas como el folk, el country, el jazz o el blues, el sonido que transmitís es realmente fresco y nada "retro". No parece que haya sido nunca vuestra meta sonar "puros" y revivalistas... 

David Brea: Así es. Cuando quedamos la primera vez siendo tres, no sabíamos ni que íbamos a hacer. No fue algo premeditado. Veníamos de estilos distintos cada uno (Camilo, Adrián y yo). Desde el Hardcore, el Hard-Rock o el Folk&Roll americano. Adrián estaba estudiando y empezando con el contrabajo, quedamos con un par de acústicas y nos pusimos a tocar sin pensar en sonar así o asa, sin influencias de grupos, ni versiones ni nada. Tocar por tocar. Y las ideas y temas empezaron a surgir de manera espontánea y natural. Pensamos que lo mejor era partir del origen, de ese primigenio blues, jazz, folk y oldtime, y ver hacia dónde nos llevaba, sin más… No estamos inventando nada nuevo, pero tampoco queremos sonar como nadie, o repetir nada viejo… 

De qué manera entró en vuestra vida ese tipo de músicas tradicionales, ¿siempre habéis sido desde el principio unos enamorados de ellas o habéis llegado a ellas previo paso de bandas o sonidos más contemporáneos? 

David Brea: Pues está relacionado con lo comentado anteriormente. Cada cual de los tres que empezamos escuchaba y venía de tocar en estilos distintos. Adrián (contrabajo) siempre estuvo en grupos hardcore, Camilo (guitarra) quizá tira más por el hard y glam-rock de los ochenta, y yo (guitarra y voz) siempre crecí con vinilos de Rock’n’Roll de los setenta, americano sobretodo. 

Pero escuchamos muchas más cosas (como Pearl Jam, concierto al que fuimos todos juntos a Barcelona) y nos molan mucho bandas del estilo de Devil Makes Three o Pokey Lafarge, que recogen ese legado de sonidos y aires añejos y lo llevan con tanta clase a su terreno a día de hoy. Luego Mon viene de bandas de rock progresivo instrumental e influencias como Sonic Youth, y Nico quizá sea el más folk/bluegrassero. Todo ese compendio y mezcla hace que no nos centremos en algo en concreto y así las ideas y canciones sin forzar a llevarlo a determinado terreno. 

Vuestras letras, aunque en el disco debut tenían ese poso social, en esta ocasión son mucho más explícitas y contundentes, ¿hasta qué punto son la respuesta a la época concreta que vivimos o reflejan una actitud más global y atemporal?

David Brea: Creemos que las letras son una parte muy importante de una banda. Son la voz y representan una manera de ver y sentir la vida. Aquí me toca a mi el papel y responsabilidad de tener que escribirlas, pero siempre con la aprobación del resto. Más aún, siendo una banda que por estilo, debería cantar en inglés para sonar “como debería”. Choca mucho hacer lo que hacemos y cantar en castellano. Pero es como sabemos expresarnos y como mejor podemos decir lo que queremos. 
Siempre hay un "algo" en todos los textos de aquello que nos toca vivir de cerca, pero muchas otras dejan margen a volver a escucharlas y. pasado un tiempo, puedan alcanzar un sentido distinto al que en ese momento pensabas o sentías que tenían. Las letras deben tener esa vida propia que las hagan imperecederas, y eso es lo que intentamos. 

"Negres cenices" la interpretáis en asturianu, ¿ha sido su temática más "localista", en relación a las referencias a esa dura reconversión industrial, la que os pedía de alguna manera utilizar ese idioma?

David Brea: Teníamos muchas ganas de hacer algo en asturiano y que mejor que hacerlo en un tema sobre la Cuenca Minera y lo que nos tocó y toca vivir. Nos encanta la gente que apuesta por cantar en su lengua. Bandas como Moonshine Wagon que cantan en inglés y están a nivel internacional, tienen temas en euskera que molan muchísimo. Hay que apostar por ello, y que no se pierda la maravilla y riqueza de idiomas y lenguas que existen, ya que forman parte de la cultura e idiosincrasia de cada lugar. Y si, creíamos que encajaría perfecta con la temática, ya que la gente de aquí la sentiría “más suya”. Y así está siendo, porque está gustando mucho según lo que nos van diciendo. 

En esa variedad de la que hace gala el disco llama la atención que hay varios momentos lentos y nostálgicos, ¿es consecuencia de vuestro propio desarrollo musical o era la intención darle al disco ese tono más melancólico en ocasiones? 

David Brea: Hay un par de temas en el disco como son “Cien Mil Lágrimas” y “La Memoria de los Necios” que son bastante lentos y sirven para bajar un poco revoluciones. Pensamos que los discos, al igual que los conciertos o la propia vida, son una montaña rusa de emociones. Hay momentos que estás arriba, celebrando y dándolo todo, y otros que tienes ese bajón y esa sensibilidad a flor de piel. No es algo premeditado. 

Intentamos no meter muchos tiempos lentos, porque luego (sobretodo a mi) me cuesta meterlos en directo, ya que ves que la gente está pasándolo bien y moviéndolo, y de repente te pones a tocar alguno y corta bastante el rollo. Pero también es necesario. Dar aire, un poco de tranquilidad, respirar y volver a coger impulso. Nos gustan mucho cómo quedaron, y seguiremos haciendo en el futuro más si así lo pide la temática o el momento. 

Más allá de esa crítica global al sistema, entre vuestras letras se esconden personajes ("Zombie de barrio") o sentimientos ("Salvaje corazón" o "La memoria de los necios") que se centran en todo aquello que se aleja, o lo alejan, de lo convencional, de lo normal, ¿es aquello que se queda en los márgenes lo que más os interesa reflejar? 

David Brea: Pues no lo habíamos pensado de esa manera, pero puede que así sea. Al igual que creemos que somos una banda un pelín distinta, que vamos a nuestro aire, sin dar cuentas a nadie y siempre haciendo lo que nos sale de los mismísimos acordes, puede que escribir sobre ello sea un reflejo de nuestra propia actitud y manera de sentir las cosas. 

También mucha culpa de eso la tiene el lugar de dónde venimos y lo que nos tocó y toca vivir. Lo que no podríamos sería cantar a las plantaciones de algodón o que si “llevo a mi chica de paseo en mi Cadillac azul”, porque no sería algo sincero ni sentido, y estaríamos engañándonos a nosotros mismos y al público… Aquí nos pilló la época cuando dio con fuerza la heroína, cuando grandes empresas empezaron a cerrar mandando a familias enteras al paro… Somos hijos de obreros, gente trabajadora que tendemos al apoyo social, y por mucho que queramos disimularlo, siempre llevaremos en vena ese espíritu de lucha y reivindicativo con los más desfavorecidos. 

Uno de los momentos más intimistas llega de la mano de "Cien mil lágrimas", que parece una dedicatoria a alguien que ya no está o se ha perdido, no sé si es un tema especialmente autobiográfico y si me puedes contar algo sobre él.. 

David Brea: Si. Trata de la pérdida de un ser querido, de lo doloroso de su marcha y el vacío de su ausencia. En este caso surgió primero la música, esa melodía con toque nostálgico y pedía escribir algo sobre ello. Si te digo la verdad, aunque suene chocante, en este caso me inspiré en una “compañera de 4 patas” que tuve. La pobre murió con 3 años y medio por un fallo renal y lo pasé muy jodido por ver esa decadencia, aferrándome a la esperanza de que se pondría mejor, aunque en el fondo estás ya despidiéndote cada día. De hecho la parte que dice “un arco iris surgió, y sin ti, en la tempestad, cien mil lágrimas derramé”, fue así. La estábamos enterrando en la huerta del pueblo, y justo en ese preciso momento se nubló el cielo, se puso a llover en un día de solazo, y empezó a formarse delante de nosotros un arco iris que casi lo podías tocar. Nunca había visto nada igual. Estaba con un amigo, y cada vez que lo recordamos, nos respigamos. Fue algo mágico, como una especie de última despedida, y me dio mucha paz… 

En contraposición, uno de los temas aparentemente más festivos, es "Brindemos", que bajo la ironía de la famosa frase, nunca cumplida, de" no volveré a beber", no sé si se esconde un pequeño aliento de ánimo o solo una forma de autoengañarse, como decís en la propia canción.. ¿Hay esperanzas todavía para brindar a pesar de lo apocalíptico que en ocasiones suena el disco? 

David Brea: ¡Claro! Eso siempre. Hay que aprovechar cada momento con la gente que uno quiere; con la familia, pareja, amigos, compañeros y brindar, beber, bailar y disfrutar cada instante porque nunca sabes cuándo será el último. Ya ves, te llega una pandemia como ésta, te corta las alas sin previo aviso, te priva de toda libertad e incluso de poder salir a tomar algo o dar un simple abrazo, todo siempre tan necesario. Quizá nuestra condición de ser asturianos influya, que a pesar de vivir bajo ese cielo mayormente gris, encapotado y amenazante, nunca perdemos la esperanza de que salga el sol para aprovecharlo a tope (risas)… 

Aunque no parece que os hayáis callado mucho en vuestro disco, donde os despacháis a gusto, en "Malos tiempos" habláis de esa falta de libertad de expresión, del sentimiento de que mejor estar callado por si acaso... ¿dónde creéis que radica hoy en día el mayor obstáculo para ejercer esa plena libertad? 

David Brea: “Malos tiempos para la lírica”… ya lo cantaban hace unos cuantos años Golpes Bajos, y a pesar de evolucionar y avanzar en el tiempo como especie hay cosas que parece que siguen igual o incluso peor. No puede ser que haya esa cúpula que roba públicamente y a la cara a todo el pueblo y se vayan de rositas. Y luego que alguien se ponga a cantar, escribir, dibujar o expresar esa rabia e impotencia de cualquier manera artística, (cuando no son conjeturas, sino hechos fehacientes) y haya gente a la que censuran, vetan conciertos e incluso hayan metido en la cárcel. Es como cantamos en el primer disco “El Mundo del Revés”, porque así lo sentimos. Muchas cosas son como no deberían ser y viceversa. No se concibe que el atracado vaya a la cárcel, y el ladrón viva “como un rey”. Pero lo peor es que haya gente que lo defienda y apoye. Son cosas que no concebimos y que no vamos a callarnos jamás… 

El disco cuenta con un buen número de colaboraciones, ¿era algo que ya teníais en mente lo de invitar y rodearos de amigos o fueron las propias canciones las que os fueron "reclamando" ciertas aportaciones?

David Brea: Más lo segundo. Ahora ya somos cinco en la banda, y el primer disco si que pensamos en meter gente para darle mas profundidad y color a los temas. En este segundo, fue más según lo pidieron algunos temas. No nos quisimos pasar, porque aunque un disco es un disco, y tienes más margen para hacer cosas, luego toca defenderlo en directo. Hubo gente como Rubén Bada, que también participó en el primer disco al violín, para darle ese toque bluegrass/folk que tanto mola. Pirri de “Escuela de Odio” metió coros y voces con esa rabia “hardcore” en el tema en asturiano (nos lo pedía a gritos). Avisamos a Álvaro Bárcena para el tema “Salvaje Corazón”, porque siempre quisimos ver que tal podía sonar, encima en un tema tan de carretera y manta, y da gusto cómo quedó. Puri, Silvia y Gema (GPS) metieron unos coros angelicales y muy cincuenta en el tema de “Cien Mil Lágrimas” y flipamos como elevaron la canción. Y Miguel Herrero fue a través de Tutu, donde grabamos, que hablamos de ver cómo podía quedar una trompeta en el tema “Para No Ver el Final”. Cuando oímos el resultado, no dábamos crédito. Todos engrandecieron los temas, y estamos muy orgullosos y agradecidos con los amigos y compañeros que participaron… 

Sois una banda autogestionada en todos los aspectos, ¿hasta qué punto, y dado el estado terminal de la industria discográfica, las redes sociales y el boca a boca en estos casos resulta esencial para la supervivencia de una banda como la vuestra?

David Brea: Fundamental. Realmente nuestra supervivencia se basa en la ilusión que tenemos y le ponemos. No vivimos de ello. Cada cual tiene su curro y la música es nuestra vía de escape y pasión. Es muy jodido vivir de la música hoy en día, y más siendo cinco, cada cual con su vida, tirando de autogestión y todo el carro nosotros mismos. 

Pero si, gracias que hay redes sociales que facilitan el llegar a mucha gente y sobretodo eso, el boca a boca. Tenemos la suerte de que nos llaman o escriben de sitios para tocar, en un mercado ahora mismo donde el estilo de música que hacemos no esté muy de “moda” y más aún haciendo canciones propias que no mucha gente conoce. Cada vez que alguien nos escribe o llama para tocar en algún sitio, es como una inyección de moral y subidón, y gracias a esa gente que cuenta con nosotros desde el principio, y los que se van sumando, seguimos con todo hacia adelante. 

A pesar de todos los inconvenientes editáis una edición en vinilo y cuidáis la presentación jugando con la iconografía de la serie B, del cómic.. ¿Se trata de una cuestión de romanticismo, de que hoy en día en ciertos círculos se venden más vinilos que CDs..? 

David Brea: Claramente somos unos románticos empedernidos, y cada año más vintage, por la edad (risas). Tanto el primer disco como este segundo, están pensados para ese formato. En el primero, el CD iba como quien dice de regalo en el propio disco, y en éste lo separamos, ya que cada edición está cuidada y tiene su aquel. El vinilo (cuando llegue, dentro de 2-3 meses, que ya sabes cómo está el tema fábricas de vinilo hoy en día…), será en edición “gatefold” con el disco prensado en color azul transparente. Quisimos hacer una edición muy chula, y ya de perdidos, al río… Nos sigue pareciendo magia ese sonido crudo y directo, sin trampa ni cartón. Una aguja recorriendo unos surcos y emanando música de ellos. 

Lo del tema de serie B, fue una idea que teníamos ganas y fue cogiendo fuerza. Y tiramos por ese rollo comic años 40-50 para todo el tema de diseño. Gracias a The Hunter, que hizo un trabajo increíble y se portó genial, quedó una edición de escándalo. 

Y si, el vinilo nunca murió, pero parece que vuelve a resurgir con más fuerza que nunca. Pero como nos dijeron, fueron “grupinos” como el nuestro y cientos y miles más que siguieron apostando por ello los que lo mantuvieron vivo, y ahora, las grandes compañías como ven que se vende y hay negocio, están copando y acaparando las fábricas, creando un embudo brutal de producción para las bandas humildes. La continua lucha entre David y Goliat… Pero sí, seguiremos apostando siempre por el vinilo, por su tamaño, sonido y quizá también ese toque de romanticismo por toda esa época dorada de la música...