Entrevista: Iván Ferreiro

 
"Culturalmente estamos todos mucho más unidos de lo que nos parece"

Texto y fotografía captura de pantalla: Javier Capapé

Fotografías: Pau Roca

“Trinchera Pop” ya lleva un tiempo entre nosotros, ya forma parte de nuestro paisaje, al menos para un grupo de afortunados a los que Iván Ferreiro nos atrapa cada vez que vuelve a nuestras vidas. Me disponía a encarar esta entrevista con los hermanos Ferreiro desde la emoción porque a estas alturas ya hemos leído mucho acerca de este disco y quizá podía encontrarlos algo cansados de volver una y otra vez a las mismas preguntas. Así, con la nueva gira dando sus primeros pasos y después de titulares rodeados de cierta polémica, quise conversar con Iván y con Amaro desde nuestras particulares trincheras. Con el corazón y la sinceridad por delante. Exprimiendo el jugo de cada una de sus canciones, perdiéndonos en sus significados e intenciones y sacando a relucir lo que todas ellas pueden enseñarnos. Estas son nuestras trincheras, las de compartir lo vivido y convertir una entrevista al uso tras la pantalla de meet en un fantástico diálogo a tres voces.

Llevamos un tiempo desde que salió el disco, leyendo muchas entrevistas y opiniones sobre él, pero quiero que me lo contéis vosotros. Si os parece, empezamos por el principio. Quería preguntaros, en referencia al título del disco, ¿cuáles son vuestras trincheras?

Iván: Yo veo la trinchera como un significado metafórico, como el compromiso que tengo con mi trabajo. Después ha llegado la guerra de Ucrania y la trinchera ha pasado a tener otro significado, pero para mí tiene el significado del que está su casa escribiendo canciones y tratando de hacer lo suyo, de poner sus propios límites a sus cosas y utilizar sus propios principios, algo que considero que es mi oficio. En una palabra, tiene que ver con el compromiso. Le hubiera llamado “Compromiso Pop”, pero igual no es un título tan sonoro.

Amaro: Yo creo que la trinchera de Iván es una trinchera de compromiso de un artista de largo recorrido que siempre se toma muy en serio todo lo que hace. Para mí quizá la idea del disco tiene que ver más con la trinchera cultural, con esta idea que Iván ha remarcado muchas veces de que no hacen falta más canciones, que hay ya demasiadas y que hay canciones maravillosas que lo cuentan todo. Me gustaba también la idea de la trinchera cultural, más que de la música exclusivamente, de cultura en general. El cómo nos refugiamos siempre en las películas, en los libros, en los discos, en las canciones… y cómo eso nos ha mantenido vivos en estos años tan difíciles, con una pandemia de por medio y con un montón de cambios. 

Iván: Creo que en la pandemia la música fue una trinchera para un montón de personas. La música, las series, las películas... Y creo que, en el fondo, en un mundo donde es muy difícil interactuar o dejar una huella, muchas personas, en lugar de pretender dejar esa huella, dejamos claro lo que sentimos o cómo pensamos con la música que escuchamos, con el cine que vemos o con los libros que leemos. Hay una gran diferencia entre lo que es el producto pop y la trinchera pop. Un producto pop sería un producto hecho para consumirse rápidamente, pero de alguna manera me di cuenta con los meses de pandemia que todos estábamos muy conectados y que una canción bonita o un gesto hermoso de alguien nos emocionaba a todos.

Amaro: Estoy pensando estos días como en el mundo real cada uno está en su trinchera. Cuando hablas con tus amigos cada uno tiene su ideología y está en su propia trinchera. Me he aburrido un poco de las trincheras de la conversación entre la gente normal y creo que este disco o esta entrevista es una conversación en una trinchera, pero pop. Es una conversación entre canciones o una conversación de pensamientos que tiene que ver con hablar más de la música, las películas o de los libros que hemos leído.

Iván: La trinchera pop de cada uno es una trinchera mucho más amable que las ideologías en un mundo tan polarizado donde hay que tener mucho cuidado con lo que dices. En muchos aspectos es curioso que puedes meterte en problemas sin ni siquiera proponértelo, sin ni siquiera tratar de molestar a los demás. A veces nos encontramos con nuestros amigos, tomándonos una caña y comentando la actualidad, y  las ideologías de cada uno nos separan. Yo, que tengo una perrita, voy a la playa y viene otra persona con un perro y tenemos una conexión increíble. Igual si estuviéramos hablando de política nos veríamos muy alejados, pero nuestro perro nos convierte y hace que una mascota nos conecte. Nosotros buscábamos en la trinchera una unión. Creo que culturalmente estamos todos mucho más unidos de lo que nos parece. Están tratando de  que nos separemos unos con otros y la trinchera sirve para defendernos de los que quieren que peleemos.

Entonces, ¿qué era para vosotros esa cultura pop? 

Iván: Lo que más me gusta del disco o del título es que nos une un poco a todos. Tú eres alguien con la música muy presente y tienes tu propia trinchera, pero la trinchera son los libros, las películas… Y creo que forma parte de la cultura pop tanto lo que amas, como lo que odias, lo que nos gusta como lo que no nos gusta. Ese contraste es lo que forma la cultura pop de cada uno. Al final estamos mucho más unidos que separados. Podemos decir también que la cultura pop permite el diálogo, el contraste de que a uno le guste mucho un disco que otro odia. Es uno de los pocos lugares donde podemos hablar sin enfrentarnos y donde el diálogo fluye y pueden llegar a convencerte, mientras que no podemos convencer de ciertas ideologías políticas. Con la cultura pop podemos dialogar y convencernos de lo maravillosa que es una serie si le das una oportunidad aunque los primeros capítulos no te gustaran mucho. 

¿Cómo fue el inicio del proceso de creación de estas canciones? Habéis dicho también que son parte de la pandemia, pero no sé si es exactamente de ese punto de dónde habéis partido para darles forma.

Iván: Venían ya desde la gira de “Casa”, donde ya estábamos con nuestros aparatitos y haciendo música desde otros lugares y estábamos como jugando con la música de otra manera, buscando nuevos conceptos. 

Amaro: Cuantos más discos haces es más difícil saber dónde empieza el proceso de uno y acaba el proceso de otro. Seguramente este proceso empezó antes de que terminara la gira de “Casa”, pero empezó de una manera muy tímida porque no sabíamos muy bien a dónde ir. Quizá a partir de la pandemia fue cuando empezamos a darnos cuenta de qué queríamos hablar y de cómo íbamos a montar todo esto, pero antes de tener una idea clara, hay ciertos aires que te van guiando, aún sin saber muy bien cómo va a ser finalmente el disco.

Iván: Al principio digamos que los discos empiezan con pequeños deseos de cosas, de ideas que a uno le pasan por la cabeza y que no acabas de poder definir. De hecho es muy difícil explicarle a alguien de qué va tu disco porque en el fondo no lo sabes muy bien ni tú mismo. Y lo cierto es que hay veces que son las propias canciones las que nos van diciendo de qué va el disco. En este caso, por ejemplo, cuando escribimos “En las trincheras de la cultura pop” ya habíamos escrito algunas cosas y estábamos trabajando en otras, pero el hecho de hacer esa letra empezó a definir un poco a dónde queríamos llegar. Así, la siguiente vez que nos enfrentamos a una canción ya teníamos los puntos cardinales por los que queríamos tirar.

Amaro: Hacer una canción es una cosa, pero construir un disco es algo muy diferente. Podemos estar escribiendo cosas, tener ciertas ideas, pero hasta que no te das cuenta realmente de qué quieres que hable el disco, todo es muy vago. “En las terceras de la cultura pop” fue la primera canción que escribimos y la que nos marcó el tono que creíamos que era interesante para construir el disco. Esto fue en medio de la pandemia realmente, aunque ya existieran cosas previas.

En cuanto al sonido del disco, lo veo más uniforme o unificado que los discos anteriores, donde había más variedad. Aquí la electrónica hace que esté más cohesionado y lo veo como una versión hi-fi de “Canciones para el Tiempo y la Distancia”, en esa intención de partir de cero o de ser artesanos.

Amaro: “Canciones para el Tiempo y la Distancia” es un álbum hecho casi sin querer, pero en el fondo, creo que en la carrera de Iván hemos hecho más colecciones de canciones que discos en sí mismos. Y me gusta pensar que “Trinchera Pop” es nuestro mejor disco porque es algo más homogéneo. Finalmente, con nuestra edad, hemos aprendido a hacer discos.

Iván: Hablabas de “Canciones para el Tiempo y la Distancia”, que es un disco que hago saliendo justo de Piratas, después de hacer “Relax”, que es muy sofisticado y del que estoy muy orgulloso, pero sí, yo creo que sí que hay dos cosas que se parecen entre este último y el primero en solitario. La primera es que en “Canciones para el Tiempo y la Distancia” tenía ganas de mostrar cuál iba a ser de mi forma de hacer canciones. No quería imitar a los músicos con los que tocaba en Piratas, que eran fantásticos, con ideas alucinantes y con una técnica flipante. Yo quería hacer un disco que dejara claro que sabía componer canciones, que mostrara lo que era mío de todo el universo de Piratas. Pero por otra parte, con “Trinchera Pop”, también quería volver a la sofisticación de “Relax”, al hecho de proponerle al oyente una forma nueva de tocar la canción, de enfrentarme a la letra, algo que tiene que ver con exigirle más al oyente. Pero así como creo que en “Relax” forzamos un poco la máquina, ahora no quería que éste fuera un disco difícil de escuchar. El que sabe de música puede ver que pasan una serie de cosas que no son al azar y que no están en tantos discos, pero sin llegar a ser un disco para sabios. Nuestra intención siempre es gustar al mayor número de personas posible.

"El éxito y el fracaso son ideas bastante erróneas y mentirosas."

Cuando escuché “Trinchera Pop” la primera imagen que me vino a la cabeza fue la de Suso Saiz. Luego vi en los créditos que Suso estaba como supervisor de electrónica y conecté todo, porque éste es el disco más Suso de los que habéis hecho con Ricky Falkner.

Iván: Totalmente. Cuando terminamos “Relax” grabamos una serie de singles con toda la electrónica que teníamos, que nos sobraba, y recuerdo que Suso Sáiz me riñó por hacer eso. Me dijo: “Yo me dedico al ruido y el ruido no es cualquier cosa”. Y me echó un poco en cara el hecho de que hubiéramos metido en esos singles algunas cosas que no tenían la calidad suficiente. Por eso esta vez, antes de llamar a la banda para trabajar con estas canciones, decidí llamar a Suso para que me hiciera de auditor. Le puse todas las bases que tenía y algunas las retocamos. El hecho de que Suso me supervisara me ha dado mucha más tranquilidad.

Amaro: Es que además Suso ha tenido mala suerte con nosotros porque nos ha grabado discos que no eran precisamente en los que podía aportar más cosas, que no tenían canciones como éstas. Le tocó una época de nuestra vida que quizá no era la más interesante para que él fuera nuestro productor. Y ahora pienso en este disco y quizá sí que sea el más Suso de todos los que hemos hecho, pero porque él siempre ha formado parte de nuestra vida aunque no nos produzca ya los discos, porque nuestra manera de afrontar la música tiene mucho que ver con todo lo que nos ha enseñado él.

Iván: Suso Sáiz ha sido nuestro maestro en un montón de aspectos, no sólo en la música sino también en la filosofía. Para mí es uno de los grandes pensadores que tenemos actualmente. Además Suso siempre ha sido muy magnánimo con nosotros, incluso cuando hemos hecho discos que a él no le gustaban especialmente. Él nos ha dado siempre amor, cariño y apoyo. Y me parece precioso que digas eso porque yo espero que la parte de Suso siempre se note en mi obra y ahora que me dices esto lo voy a tener más en cuenta.

Me llama la atención que sois dos hermanos que trabajáis desde el principio en la concepción de las canciones y creo que cada vez Amaro está más presente. Hasta ahora Iván es el que da la cara en las portadas, pero no sé si algún día os presentaréis como los Ferreiro. Amaro hasta ahora ha aportado muchas canciones importantes en tu carrera, pero en este disco todas aparecen con la autoría compartida, no hay ninguna solo de Amaro, y me gustaría saber cómo dos hermanos forman un equipo tan bien cohesionado sin sufrir esa lucha de egos, que es algo que parece más normal en los grupos.

Amaro: Bueno, entre algunos hermanos pasa, mira a los Gallagher, pero a nosotros no nos pasa porque creo que nos conocemos muy bien, sabemos nuestro papel y entendemos perfectamente la labor que hace cada uno. Cuando leo Iván Ferreiro veo mi nombre todo el rato. No necesito que mi nombre aparezca impreso en letras grandes para saber que formo parte de él.

Iván: Oyendo nuestros discos anteriores me doy cuenta de que hay canciones que son muy Amaro y otras muy mías. Creo que ahora también está en nuestra cabeza colaborar más juntos. Cuando hacemos una canción no la damos por terminada siempre y no nos importa que sea el otro hermano el que entre en esa canción para mejorarla o sea un amigo el que llegue y la remate, es decir, creo que nuestro ego no existe mucho a la hora de hacer canciones porque queremos hacer la mejor posible y si tenemos una canción casi terminada y de repente llega Leiva y nos da una buena idea pues Leiva pasa a entrar dentro de la autoría y no tenemos ningún problema. Puede ser Leiva, Nicolás Pastoriza o Sergio Martínez Puga, cualquiera que venga a mejorar esa canción.

Amaro: Es cierto que este disco es en el que es más difícil saber de quién es cada canción, porque no son de nadie, no son ni de Iván ni mías, son todas de los dos. Seguramente en otros discos se notaba más qué canción era de Iván y cuál de Amaro, pero visto con perspectiva creo que es un error, un error nuestro, porque ahora me parece mucho más interesante no saber cuándo empieza mi parte o dónde está la de Iván. Así la canción es mejor. El otro día me hablaba una amiga y me decía que “Miss Saigon” se parecía mucho a Prefab Sprout y como a mí me gusta mucho Prefab Sprout decía que la habría compuesto yo, pero precisamente en esa no hice nada. Pero es verdad que ahí están los acordes de “Bonny”, que es una de mis canciones favoritas. Seguramente de tanto ponérsela a Iván algo le ha quedado ahí que ha hecho una canción con esos acordes, pero en el fondo no estoy yo ahí dentro, aunque al final todo se mezcla y también forma parte de la propia “Trinchera Pop”.

Iván: Mucha de nuestra influencia entre hermanos tiene que ver con lo que hablamos normalmente. Hace un rato, Amaro me estaba hablando de unos podcasts sobre la película de “Casablanca”, contándome lo mucho que le habían gustado, y creo que toda nuestra parte permeable tiene que ver con que nos comunicamos todo el tiempo y nos emocionamos juntos. Cuando veo una serie que me gusta le digo que tiene que verla porque es increíble. A veces Amaro tiene una interpretación diferente a la mía y eso nos enriquece. Siempre hemos tenido diálogos sobre lo que sentimos que dicen las letras de los demás. Amaro me dice que tengo que escuchar una canción porque la letra habla de algo que a mí puede no decirme exactamente lo mismo. Creo que cada vez que juntamos nuestras ideas estamos en ese concepto de las trincheras de la cultura pop. La cultura pop que tenemos los dos es que nos emocionamos con las cosas, las comentamos y tratamos de contagiar al otro en lo que nos ha emocionado y con lo que hemos conectado. Al final en las canciones se ve reflejado todo eso. Hubo un momento que con la pandemia y la paternidad de Amaro parecía que él tenía la idea de que no había estado mucho en el disco, pero no era porque no hubiera estado sino porque había estado muy concentrado en ser padre. Y entonces llegué y le dije: “mira, esta canción es tuya, esta es tuya también…”. A veces nos mezclamos tanto que cuando vemos la idea del otro siempre nos parece del otro y no nos damos cuenta de que esa idea llegó porque le habíamos dado una antes. Y cuanto más nos mezclemos mejores discos haremos y más felices seremos.

Quería centrarme en algunas canciones para hablar a continuación. Concretamente quería empezar por “En el alambre”. He leído que no te sientes derrotado, pero justamente ésta da ese pie a la rendición, por eso quería saber qué es más importante según esta canción, ¿no cesar en el empeño o decir basta?

Iván: Habla de las dos cosas, porque para poder seguir peleando ciertas cosas hay que descansar de vez en cuando y rendirse un poco. A veces, cuando nos superan las situaciones y estamos realmente agotados, pero queremos seguir siendo fieles a nuestros principios y a esa lucha, basta que te rindas una vez para que descansando un par de días te des cuenta de que puedes volver a retomar la lucha desde otro lugar más cómodo. Tiene que ver con no empecinarse.

Amaro: No cesar en el empeño y decir basta es parte del mismo proceso. Hay que saber decir basta para para después continuar.

Iván: Donde quiero llegar es que muchas veces tenemos que continuar por nosotros mismos porque los demás esperan que consigamos todo. Son esas pequeñas obsesiones que tenemos. Tirar siempre es agotador. Por eso es necesario decir: “no sigo”. Y entonces te sientas en un banco, descansas y de repente puede que entiendas que lo que ayer no podías hacer hoy eres capaz de hacerlo porque has parado. Simplemente con decirle a alguien que estás agotado o que no puedes más, ya te da fuerzas para poder seguir adelante. Con esta canción yo quería hablar también del perdonarnos a nosotros mismos. Estoy seguro de que esa frase de “sueña muy fuerte que lo cumplirás” es una puta mentira. Yo sueño con medir dos metros pero voy a seguir midiendo lo que mido, y sueño con ganar un Grammy pero no va a pasar. Cuando pienso en lo que es el éxito y el fracaso me doy cuenta de que son ideas bastante erróneas y bastante mentirosas que nos ponemos a nosotros mismos. A veces pensamos en conseguir ser número uno y llegamos al número tres y nos sentimos fracasados, pero joder, ser el número tres es la leche también. Me gustaba la idea de hacerle un canto épico a perder, a rendirse. Eso no significa que al día siguiente no puedas volver a ganar o a intentarlo.

"Tengo muchas más ganas de conectar con la gente que de marcar mis diferencias."

El sonido de “En el Alambre” es muy electrónico, pero sin embargo “Dejar Madrid” o “Los puntos de Lagrange” son mucho más acústicas y menos programadas a priori. En “Los puntos de Lagrange” está también presente la ciencia, con esos conceptos que siempre nos exigen y que tenemos que ir a buscar lo que significan. Y con esta canción entiendo que hablas de ese equilibrio, por lo que inevitablemente me viene la imagen de “El equilibrio es imposible” y me pregunto si es ahora posible.

Iván: En la ciencia existen ciertos equilibrios y “Los puntos de Lagrange” cuentan muy bien dónde queremos estar muchas veces, cuando queremos estar en el medio, sin que la gravedad nos lleve ni para un lado ni para otro. En los libros de ciencia ficción “Los puntos de Lagrange” son donde aparcan las naves espaciales. Me pareció una idea súper bonita y muy poética. Creo que es bonito buscar en la ciencia algunas nomenclaturas que nos explican mucho mejor las cosas. Y la verdad, no sé si el equilibrio es posible o no lo es, pero desde luego hay unos puntos en el espacio donde uno se puede quedar colgado y esa idea me parece preciosa, sobre todo cuando estamos un poco cansados. Con esta canción pienso en esas veces que estoy en algún bar con mis amigos y viene a hablarme alguien a quien le gusta mi música, casi siempre de forma amable, pero pienso que hay veces que me pesan un poco mis propias canciones, porque sé que las personas tienen una relación conmigo a partir de las canciones y me gustaría estar en medio, entre el público y la canción, y no tener que intervenir. Esa idea me gusta mucho, la de poder existir sin tener que hacer nada más, simplemente estar ahí colgado y desaparecer.

Amaro: Es curioso que “Los puntos de Lagrange” recuerda mucho a “El equilibrio es imposible”, pero mientras que “El equilibrio es imposible” es una canción muy sentimental, “Los puntos de Lagrange” es una canción muy individual de Iván, que tiene que ver con las relaciones entre él y su público. Me encanta que haya gente que la escuche de una manera romántica, pero de inicio no es tal.

Iván: En el disco no quería hablar de las relaciones románticas, pero sí de las relaciones.

Amaro: Hay un montón de relaciones que tenemos con los demás que son mucho más interesantes ahora mismo que las relaciones románticas. En este mundo es más importante cómo nos relacionamos con los demás que con nuestras propias parejas.

Iván: Va a ser muy difícil que tengas una relación sana con tu pareja si no eres capaz de relacionarte de forma sana con los demás. Hay muchas frases de “Mister Wonderful” que no me gustan porque tratan de tener toda la verdad o de definirlo todo. Todas son ciertas y todas son mentira a la vez. En el fondo yo quería hacer un disco que hablara del amor, de la relación que tengo con la música, con las canciones, con mi trabajo, con mi hermano, con mi banda, con mi mujer, con mis hijos, contigo, y de que mi forma de aproximarme o abrazar a los demás tiene que ser la misma con todos. Pienso que debería tener la misma filosofía a la hora de querer a mi hijo o a ti, que acabo de conocerte ahora, cosa que no pasa porque vivimos en un mundo donde existe el “nosotros” y los “demás” y se defienden cosas como “para nosotros todo y para los demás ni agua”. Cada vez estoy menos de acuerdo con eso. No tengo ningunas ganas de decir “con este tío ni agua”, tengo muchas más ganas de conectar con la gente que de marcar mis diferencias, y a veces simplemente quiero estar colgado en el aire como en “Los puntos de Lagrange”.

Exacto, porque a mí me sugeriría también ese punto de desaparecer o de dejarse estar que también lo veo de forma derrotista en “Gran Columpio”. 

Iván: A medida que pasa el tiempo tengo más la sensación de que “Gran Columpio” sugiere ese querer rendirse también. Realmente toda la primera parte de esta canción nos la regala Nicolás Pastoriza. Él tenía varias personas muy cercanas enfermas, con cáncer, y venía muy cansado de estar en ese “tiovivo de larga distancia que vuelve a estar en el mismo punto otra vez” y yo quise llevarlo un poco más al mundo de las relaciones. Me gustaba también la idea de protestar contra el destino. Aunque no tengamos mucho que hacer contra la vida, a veces conviene negarla y decir: “ya basta, dejémonos de lamentarnos, peleemos y, aunque no sepamos qué va a pasar, no dejemos que la propia vida nos aplaste”. La vida es horrible a veces, pero también es maravillosa otras, así que veo esta canción como una rabieta contra la realidad, una rabieta casi infantil contra el devenir de las cosas.

En “Gran Columpio” entonces está la rabieta y en “Canciones para no escapar” la libertad. Siempre has sido un crack para empezar tus discos, con canciones-gancho.

Iván: Siempre uso la última que compongo para empezar el disco, porque suele tener un poco de todo.

Eso es, el compendio de todo el sonido. Pero en ésta hay mucha libertad por ese punto con el que empiezas con los ruidos y la electrónica, que luego se repetirán en el resto del disco. Se respira una libertad total que después se transmite a las demás canciones. ¿Es esta tu manera de demostrar que eres libre de verdad, que haces lo que quieres, que este es exactamente el disco que querías hacer?

Iván: No lo había pensado desde ese punto de vista, pero tienes razón. Cuando comentábamos antes el título de “Trinchera Pop” yo quería hablar mucho de la libertad, de la libertad de cómo hacemos canciones y cómo nos enfrentamos al mundo. Y creo también que cuando le llamo “Canciones para no escapar” es precisamente porque hablo de una libertad que no necesita enfrentarse a los demás. A veces tenemos una sensación de que somos libres cuando rompemos algo o cuando rompemos las normas, y a mí en “Canciones para no escapar” me apetecía hacer un decálogo o una especie de resumen de lo que creo que es mi trabajo. Habla de romper las líneas por solidaridad o de no romperlas por respeto, y en un mundo donde podemos ofender a alguien porque algo nos haga gracia, en un mundo donde podemos enfadar a alguien porque elegimos una frase y no se presenta completa con todo lo que viene detrás, sí quería que que el primer tema contara eso: “nuestra trinchera se basa en el amor a la canción, en sentir libertad, pero en ningún caso se basa en tratar de aplastar al que tenemos al lado”.  Y luego me gustaba la referencia de Bruce Springsteen de “Born to run” y esa idea de que las canciones nos sirven para escapar, cuando yo pienso lo contrario. Quiero unas canciones que me permitan seguir viviendo. No quiero hacer una canción que haga quererme ir a vivir a otro país o encerrarme en una cueva. Quiero canciones que me den ganas de escucharlas y a la vez me den ganas para enfrentarte al día siguiente un poco mejor.

Sí porque utilizamos a veces las canciones para marchar y no para quedarnos. 

Iván: Esa contradicción me gustaba mucho. Usamos las canciones para evadirnos, pero en el fondo, aunque nos evadimos con ellas, nos sirven para enfrentar la vida. Sobre todo tenía esta idea y quería que en el disco se respirara mucho amor. Amor hacia los demás y amor a uno mismo. A nuestras ideas y a hacer lo que sentimos. Considero que si yo valoro lo que siento y tengo amor hacia mis afectos y hacia las cosas que disfruto, tengo que tener el mismo respeto por el amor de los demás. Porque yo no sea fan de Enrique Iglesias no puedo en ningún caso tirar por tierra lo que sienten a los que les gusta. Y sí que veo muchas veces eso de enfrentarnos porque nos guste una u otra música. A todos nos gusta la música y ya deberíamos querernos solo por eso. A unos les gusta el flamenco y a otros la música clásica. Todas las músicas están bien y, sobre todo, lo que seguro que está bien es todo lo que sentimos todos cuando escuchamos música.

Amaro: La verdad es que son tiempos en que la libertad se está haciendo cada vez más pequeña y es más difícil disfrutar de esos sitios de libertad. La gente cree que es libre porque puede ser cualquier cosa en cualquier sitio y eso no te hace más libre. Quizá esta canción habla de esa libertad. Al final no tenemos muchos espacios para ser libres, pero nosotros tenemos el espacio de hacer la canción que queramos y ese es nuestro compromiso.

Iván: Y al final de la canción utilizamos esa frase de Los Rodríguez que dice que nos movemos en las fronteras de la libertad pero igual no tenemos dónde ir, es decir, que aunque soy libre para irme a cualquier sitio igual me tengo que quedar en mi casa para ser verdaderamente libre.

Hay un poco de provocación en la forma y en los textos. “Pinball”, por ejemplo, me parece provocadora por ese regusto actualizador que os hace utilizar hasta autotune, o “La Humanidad y la Tierra”. Cuando la escuché por primera vez pensé: “¿qué han hecho con esta canción que todo el mundo cantábamos en nuestra casa de pequeños?”. Ese es el punto provocador que creo que nos conecta mucho a los oyentes con vosotros ¿Dónde creéis que terminan esos límites por explorar en estas canciones?

Iván: Con la primera estrofa de “La Humanidad y la Tierra” quería mostrar la idea de que las canciones son como los libros, las películas o los videojuegos, en los que todo está permitido. Así como no creo que en la calle esté todo permitido, en las canciones, en las películas o en los libros sí podemos hacer lo que queramos. Me gustaba toda esa primera parte en la que hago del malo, del villano, y me encantaba hacer una canción que no fuera como las demás en el sentido emocional, ya que nuestras canciones suelen tener una parte emocional muy fuerte y aquí desaparece de alguna manera para ser cambiada por el ritmo, por el sonido o por las texturas. Me gustaba eso de decir que no quiero cumplir ninguna ley, que prefiero romperlo todo a que los demás tengan razón, y que luego las Tanxugueiras pusieran un poco de sentido común diciendo que aún hay que ser libres, fuertes y tolerantes.

Es verdad que en la forma de cantar hasta pareces un poco el malo de la película, realmente.

Iván: Es que es tal y como lo veo. Es una canción que veo con personajes claramente, donde esa cosa masculina que tenemos de “por mis cojones”, que utilizamos un montón de veces, la introduzco para dejar claro que no tenemos razón, que en el fondo, los “por mis cojones” siempre acaban trayéndonos un montón de problemas.

Amaro: Cuando empezamos a hacer este disco teníamos muchas ideas en la cabeza. Una que teníamos era hacer un disco de colaboraciones, una especie de disco extraño, como si fuera un Gorillaz pero de Iván Ferreiro. Ese proyecto se iba a llamar “Colectivo Mugatu”, que es el malo de Zoolander. “La Humanidad y la Tierra” estaba en ese repertorio, pero después fue mutando, aunque de alguna manera el espíritu de Mugatu se quedó en la canción. Es como el que la canta.

Iván: En esa canción todo el texto que se hizo al principio fue el de “hacer el bien, hacer el mal”, “somos cuerpo y mente”, o el de “a bailar, a bailar”. Nos faltaba el principio y un día Leiva nos hizo la melodía y fue cuando pensé que esto era el colectivo Mugatu. Y entonces visualizo a ese diseñador de moda que quiere esclavizar países, que es como la metáfora menos ecologista del mundo, y que, de alguna manera, aunque Mugatu sea el malo, en el fondo todos somos un poco los malos también, porque uno trata de llevar una vida ecológica y te das cuenta de que la marca de ropa que compras tiñe ríos no sé dónde, que queremos hacer comercio justo y un montón de cosas más y en el fondo no sabemos muy bien si lo conseguimos.

Amaro: Es este mundo en el que vivimos, todo significa lo que tú crees y lo contrario. Nosotros decidimos hacer una canción en la que canta Mugatu, que es el tipo menos ecologista del mundo, pero hemos hecho la canción más ecologista de nuestras carreras. Vamos, que todo es como lo contrario, como lo vea cada uno y la verdad no existe.

Iván: La contradicción existe en casi todo el disco. En “La Humanidad y la Tierra” cantamos “a bailar, a bailar”, pero tiene un ritmo casi imposible y es muy difícil de bailar. Eso me gusta, las canciones para no escapar, el “a bailar” que no se puede, el no saber muy bien si el que canta es el bueno o el malo… Hay algo de “La Humanidad y la Tierra” que tiene un discurso en el que si hablamos de la creatividad o de algo de todos juntos tiene razón, pero por otro lado si lo ves como el discurso de ciertos partidos políticos también funciona. Teníamos una canción que no metimos en el disco que la habíamos hecho con el mensaje de la película “El Manantial”, en la que hay un gran discurso sobre el individualismo y de cómo el creador tiene que seguir sus ideas. Nos encantaba porque ese mismo discurso, que para nuestros trabajos o para la creatividad es maravilloso, se lo puedes poner a Ortega Smith y, de repente, se convierte en algo completamente distinto. De alguna manera, lo que decimos tratando de hacer algo que esté bien o tratando de no ofender a nadie acaba ofendiendo a la gente. El cómo nuestras palabras se tergiversan todo el tiempo dependiendo de la cabeza que las escucha.

Hay una idea de reciclaje que habéis hecho con este disco, que se ve perfectamente en su edición física, concretamente en los vinilos. Es una idea muy curiosa que sugiere ese sentido de reciclar en la música y dar paso a los nuevos, quizá. Te pones encima de portadas de discos demodé, están cantando contigo Tanxugueiras y, de repente, es como si fueras a ceder el paso a las nuevas generaciones, a una nueva manera de entender la música. ¿Necesitamos reciclar también en este sentido?

Iván: Sí y además la idea realmente la sacamos de Max Richter. Él lo que está haciendo es un un movimiento social en el que para hablar del propio reciclaje del plástico utiliza a Vivaldi y nos llegó muy fuerte esa idea. Por otro lado, la mayoría no tenemos la opción de ser realmente ecológicos, ni de ser realmente gente que recicla. Podemos poner las cosas en los cubos que corresponden, con los colores que corresponden, pero nos sentimos un poco maniatados. Así que la manera de que podamos tener eso en nuestras conciencias es con pequeñas ideas. Cada vez que veamos un vinilo que está hecho con otro, o cuando escuchemos a García Abril en una canción donde cantan Tanxungueiras… Creo que esas pequeñas cosas las hacemos para recordárnoslo principalmente a nosotros mismos y luego si de alguna forma llega a los demás será maravilloso. Creo que esta idea también tiene que ver con el hecho de que en una época donde todo es de usar y tirar nos hemos dado cuenta de que el disco que nosotros hemos hecho no hubiera sido posible hacerlo si no hubiera existido Mocedades, el Boom 12, Miguel Bosé o la Pantoja.

Amaro: La música evoluciona en cuanto que se recicla a sí misma y cuanto más arriesga la música y cuanta más música tengamos, mejor le irá. Nadie inventa nada ni nadie es 100% original.

Iván: Los nuevos oyentes también son gente que viene a reciclar lo que oímos, porque el disco que hicimos hace diez años y le gusta a alguien que no lo conocía de pronto, ya es algo reciclado. Ese disco se supone que ya no le importa comercialmente a la compañía de discos, ni a nadie y en ese momento a alguien le parece súper emocionante. Me encanta cuando descubro discos antiguos, y cuando me refiero a antiguos son discos de hace cinco años, porque hoy hay muchísimas novedades y me gusta la idea de pensar que nuestro reciclaje tiene que ver con que todo es nuevo para nosotros. No es que cojamos cosas viejas y las utilicemos, es que tenemos la idea de que las cosas son viejas, pero las cosas no tienen porque ser viejas nunca por necesidad.

Has dicho que hay muchísimas novedades en la música y es verdad que estamos abrumados. Vosotros solo lanzasteis dos singles del disco, pero ahora todo el mundo lanza seis y cuando llega el disco a mí casi se me quitan las ganas de escucharlo porque ya me lo sé. Si me destrozas todo con tantos singles al final no lo degusto de verdad como obra global. Ya sé que esto se pregunta mucho, pero ¿creéis que se pierde esa esencia con tantos singles previos? ¿Creéis que esto va a cambiar o es una tendencia ya inamovible?

Iván: Lo que creo es lo que hablábamos antes de reciclar y a los músicos también nos reciclan cuando nos sustituyen con músicos nuevos. Lo lógico, lo sano, lo natural es que vengan chavales nuevos que hagan cosas. Está claro que ha habido una regeneración en la música y que la música tiene unos códigos, unos sonidos y unos artistas nuevos. Entonces lo único que sé es que el que venga tiene que hacerlo como le dé la gana. Si la gente que viene ahora quiere hacer singles, me parece maravilloso. En ningún caso creo que gente que lleva tanto tiempo como nosotros haciendo música tenga derecho a decir cómo tienen que hacerse las cosas. Hoy me preguntaban si la forma correcta de hacer los disco es como los hacemos nosotros, con más tiempo, y yo espero que no, porque cada uno tiene que hacer las cosas como le salen y el mercado supongo que se adaptará. El mercado de la música, por mucho que la gente piense lo contrario, es un mercado que se tiene que adaptar a los artistas que llegan. La mitad de la gente de las compañías no entendía nada de lo que hacía Rosalía al principio, ni de lo que hace Quevedo o C. Tangana. Y ahora es C. Tangana el que le dice a su compañía cómo tienen que hacerse las cosas porque él es el que lo peta. Al final se habla mucho de la industria de la música y yo solo puedo opinar de lo que hago yo porque creo que todo lo que hagan los demás está perfectamente hecho.

Amaro: Es que no hay una sola manera y lo que funciona para los nuevos no tiene por qué funcionar para nosotros y viceversa. Y lo que funciona para alguien nuevo, igual no funciona para otro nuevo también. Vamos, que hay tantas maneras de hacer un disco, hay tantas canciones y tantas maneras de vender un disco como artistas. Nosotros nos dedicamos a hacer discos y cómo se vendan es algo que nos dice la compañía. Ellos se dedican a vender los discos y nosotros nos dedicamos a hacerlos.

Iván: Es más, nosotros ni siquiera elegimos los singles. Hace muchos años que nosotros escribimos un disco, se lo damos a nuestra compañía y la compañía decide cuál es el single porque nosotros estamos totalmente seguros de todas las canciones.

Amaro: Creo que la propia industria no tiene muy claro cómo vender la música. A veces les funciona una cosa y entonces hacen eso todo el rato, pero a lo mejor no se debería hacer siempre lo mismo, si no que cada artista necesita una manera y una forma de aproximarse a su público.

Iván: Cada artista, igual que nos pasa a nosotros, vamos probando cosas. Ninguno tiene una respuesta, somos pequeñas almas en pena tratando de hacer que suene lo nuestro. A veces parece que sabemos lo que hacemos, pero muchas solo hacemos lo que creemos que deberíamos hacer.

Amaro: Y ahora, claro, estamos pendientes de este disco, hay que venderlo y llegar a los sitios, pero después está el poso que deje. Y ¿qué pasará con este disco dentro de uno, cinco o diez años? Ojalá alguien entonces siga escuchándolo.  

Bueno, si tiene al menos la vida de “Casa”, que ha sido un disco con un recorrido tan largo, con una gira, festivales, etc. La gente dice que han sido siete años de espera desde “Casa”, pero no ha sido exactamente así. En estos siete años, aparte de girar sin parar, haciendo el espectáculo “Cuentos y Canciones”, habéis sacado “Cena recalentada”, que quizá quedó un poco apartado o no se le hizo el suficiente caso. Incluso ahora Iván ha publicado también un un libro. Vamos, que se dice lo de los siete años de parón, pero no sé si vosotros pensáis lo mismo.

Iván: De la misma manera que cuando Rigoberta Bandini dice que se va a ir a su casa a hacer un disco, todo el mundo dice que se retira. Igual solo ha hecho una gira muy larga y necesita ir a su casa a rehacerse, pero bueno, al final la interpretación de la gente de lo que hacemos viene dada por ciertos titulares, por ciertas formas de decir las cosas. Yo ni siquiera había pensado que habían pasado siete años desde “Casa”, ni siquiera pensé en ello porque no tuve en ningún momento la sensación de parar. Excepto en la pandemia. Los primeros meses venía de terminar la gira de “Casa” y hubo ese parón tan grande para todo el mundo que inevitablemente todos sentimos que parábamos. Yo no he sentido que haya parado de trabajar nunca, la verdad, pero ni entre este disco y “Casa”, ni entre “Casa” y “Val Miñor”. Nunca. Yo siempre tengo la sensación de estar trabajando.

En este tiempo, ¿no os queda un poco la espinita de que “Cena recalentada” se haya quedado como un experimento puntual? 

Iván: No teníamos una intención comercial con “Cena recalentada”, más bien teníamos la intención de cumplir un sueño y para nosotros fue un éxito absoluto.

Amaro: Todos los conciertos que hicimos con ese disco fueron fantásticos y lo pasamos súper bien haciéndolos. 

Iván: Sí, yo lo veo como un momento álgido de nuestra carrera que tiene que ver con unos tíos que se dan un capricho, que la compañía les deja grabar un disco de un grupo que hace treinta años que no tocan y que tampoco era el grupo más vendedor del mundo. Que nos lo dejen hacer y que después venga a los conciertos un montón de gente lo disfrutamos mucho. Mucha gente me dice eso de que les parece que no tuvo la repercusión suficiente y a mí me parece que tuvo mucha más repercusión de la que esperábamos. Imagínate las esperanzas que teníamos con este disco que nos parece que nos salimos de la tabla. Y luego esto también me lleva a un pensamiento sobre qué es el éxito para los demás o para uno mismo y cómo se valora el éxito en ciertos lugares. Muchas veces hay gente que me dice que debería ser mucho más reconocido y yo pienso que soy reconocidísimo, siento que se me trata muy bien. Es decir, que si hablara con el que yo era a los quince años, ese yo pensaría de mí ahora que soy un Dios dorado, así que supongo que la percepción del éxito es distinta para unos y para otros.

Empezáis ahora gira, en festivales sobre todo, y se da un poquito la paradoja de que en un festival es quizás donde menos vayan a sonar estas nuevas canciones o las vais a reivindicar por encima de todo.

Iván: No, no, nosotros vamos a tocarlas todas. Nosotros vamos a los festivales a tocar “Trinchera Pop”.

Amaro: Las otras ya las hemos tocado mucho, vamos, que nos merecemos tocar las nuevas canciones.

Aunque después de los festivales, espero que pronto llegue la gira por salas, la gira del disco, propiamente dicha.

Amaro: Cuando haya gira por salas ya podrás escuchar las canciones antiguas (risas).

Iván: Siempre hemos tocado el grueso de nuestros discos en los festivales. Por ejemplo con “Casa” me di cuenta de que teníamos un concierto muy animado. Recuerdo cuando Ricky Falkner empezó a girar con nosotros por la época de “Confesiones de un artista de mierda” que cuando veía nuestro repertorio en los festivales se extrañaba porque él tenía una idea de que había que meter canciones rápidas en los conciertos y veía que no había muchas canciones rápidas en el setlist, que había muchas emocionales. Y creo que a nosotros nos ha ido bien tratando de emocionar a la gente, no tratando de hacer que bailen ni que se animen.

Amaro: No somos un grupo muy festivalero de entrada. No somos el grupo para cerrar un festival.

Iván: Por eso nos gusta mucho tocar a eso de las ocho o las ocho y media. En los festivales hay espacio para todos y a nosotros esas horas nos gustan, que son las primeras, esas horas donde la gente aún no ha bebido mucho. Creo que una buena manera de empezar un festival es con canciones bonitas, con canciones que le recuerden al público sus cosas, con canciones de la emoción y de la patata, que es lo nuestro.

Y la banda supongo que será la misma, ¿no? Porque se habla también de Piratas y de volver con tu grupo, pero con esta banda llevas mucho más tiempo de lo que estuviste con Piratas.

Iván: Efectivamente, llevo mucho más tiempo haciendo mi vida sin Piratas que con ellos. La banda es la misma, aunque hemos tenido un cambio este año. Martiño no está y viene Sergio Martínez Puga. Es una banda que la hemos hecho a partir del amor, del corazón y la amistad. Te podría decir una cosa muy cierta y es que nosotros no trabajamos con nadie que no queremos muchísimo. Esto lo digo desde Ricky Falkner, que está al bajo, hasta Javito, que es nuestro backliner, o José, que es el chófer. Hace mucho tiempo que nos dimos cuenta que lo interesante era vivir rodeados de gente y de amor y bueno, Piratas eran increíbles, eran una banda maravillosa, pero la banda que tenemos ahora también son maravillosos y son unos músicos estupendos.

Yo era un seguidor de Piratas en su día, pero ahora que está muy de moda lo del resurgir de las bandas y pediros que vuelvan, sí que recuerdo que en los conciertos de Piratas de hace veinte años no éramos muchos. Entonces pienso que quizá haya demasiado postureo nostálgico, porque realmente, ¿cuántos seguidores de Piratas les reivindican ahora?

Iván: El otro día en una entrevista se me malinterpretó cuando dije que no quería volver a tocar con Piratas, pensando que les despreciaba. Lo que trataba de explicar es que a veces nos ofrecen conciertos para juntarnos, promotores que nos han ofrecido dinero, y yo, que soy una persona con los pies en el suelo, les digo que Piratas no vendían tantas entradas. Creo que hay una nostalgia muy grande, pero parece que la gente se olvida de que Piratas nos hicimos más grandes cuando nos morimos, como los grandes pintores. Hace falta morirse para que te valoren. De hecho hay conciertos de Piratas donde había ciento cincuenta personas en los que afirman haber estado mil doscientas. Y creo que lo que me daría más miedo de juntar a Piratas sería ver cómo se quedan medio vacíos algunos recintos.

No, porque iríamos los seguidores de Ferreiro, no únicamente los de Piratas.

Iván: Siempre me queda esa duda de pensar si la gente es realista con el éxito de Piratas. Me gusta cuando la gente cree que llevo toda una vida de éxitos y me hablan de la época de Piratas. Entonces yo ponía copas en un bar para vivir porque nunca llegué a vivir del grupo, desgraciadamente. Lo digo con pena, porque además pienso que como era antes de las redes a lo mejor había mucha más gente escuchándonos de la que creíamos. No teníamos ese feedback. Cuando Piratas nos separamos estábamos un poco cansados de sentir que no llegábamos a ningún sitio y a lo mejor sí que había mucha más gente pendiente de nosotros y si hubiera habido ese feedback igual hubiéramos durado más.

Creo que lo que tenéis que hacer es un concierto en el Náutico o algo así. Una sorpresa (risas). Volviendo al tema del postureo, me lleva directamente a las redes. Estáis presentes en redes, aunque tal vez con un perfil bajo, quizá porque no queréis tener que dar siempre vuestra mejor cara. ¿Estáis cansados de ese postureo mediático en el que siempre dar una buena imagen y donde no se puede decir ninguna barbaridad que nos venga a la cabeza?

Amaro: A mí me pasa con mis compañeros músicos. Me doy cuenta que cuando los sigo en redes me caen un poco peor que cuando no los sigo. Nosotros no queremos caer en eso.

Iván: Además de que las redes te pueden meter en algunos problemas. Yo tengo la sensación personal, con Twitter por ejemplo, que estamos viviendo en una sociedad donde no importa demasiado lo que digas exactamente o lo que dejes de decir, si no que importa más lo que interpretan los demás. Últimamente uso las redes para promoción,  para avisar de conciertos, de firmas de discos o lanzamientos. Y retwitteo cosas de ciencia y demás.

Amaro: Nos gusta más avisar de dónde vamos a estar que decir al día siguiente lo guay que fue la noche anterior.

Iván: Jamás pongo cuando hacemos sold out. Me parece que decir que está todo vendido no tiene nada que ver con mi personalidad. Trato de que la gente venga, pero además me gusta cuando hay buenos conciertos, donde pasan cosas interesantes o donde hay un invitado increíble. Creo que eso es un regalo para el que está ahí y no tengo ningún interés en celebrarlo dos días más tarde. Sí que puedo agradecerle al público lo bien que me han tratado, pero cada vez esos postureos van menos conmigo. No los critico, me parece maravilloso que lo haga quien lo hace, pero no va mucho con nosotros. Ahora mismo, Amaro y yo tratamos de hacer las cosas con las que nos sentimos cómodos. No vamos a la playa y ponemos una foto nuestra, ni publicamos la comida que comemos, ni nada de eso. No me parece mal los que lo hacen, simplemente a mí no me va eso. Me hago mayor.

"Si pudiera tener el mismo trabajo con menos popularidad lo preferiría mil veces."

Quería hablar de “Miss Saigón” y ahora veo que conecta con el tema del postureo por el rollo de “la necesidad”, porque esa canción refleja que estamos un poco cansados de adversidades por todos lados y hay que mostrar solo lo guay, lo bueno, porque si no parece que somos unos miserables. No digo que haya que mostrar las miserias, pero quizá crecemos también con ellas y parece que esta canción, que a mí me encanta (sobre todo en su parte final repitiendo ese bucle súper sano), refleja que estamos cansados de que nos digan que ya nos levantaremos tras nuestros fracasos, porque cuando te van las cosas mal ya es bastante mierda. No sólo tenemos que mostrar lo positivo, ¿no?

Iván: Con esta canción quería hablar de que con la adversidad aprendemos, pero no es especialmente necesaria. Se nos suele olvidar, pero hay una gran diferencia entre lo que necesitamos y lo que deseamos y en “Miss Saigón” hablo de una necesidad metafórica. No hablo de la gente que necesita tener dinero para comer o para pagar la calefacción. Eso es una necesidad horrible, eso es una adversidad. Pienso cada vez más en esas cosas. Yo hago canciones porque las necesito, hago conciertos porque los necesito, y me gusta pensar más en lo que necesito que en lo que deseo, porque los deseos son muy traicioneros. A lo mejor desear algo te hace pensar que no lo has conseguido y te estás olvidando de lo que necesitas de verdad y supongo que tiene que ver con lo que dices. Lo que yo no necesito es que me den palmaditas en la espalda todo el rato. No necesito explicarle a la gente que no conozco de nada qué me va bien y qué me va mal. No necesito un público al que tenga que explicarle ciertas cosas. No necesito más popularidad. No necesito un montón de cosas. De hecho la popularidad es una cosa que está ahí y que en el fondo me gustaría tener menos. Si pudiera tener el mismo trabajo con menos popularidad lo preferiría mil veces. La exposición es una cosa difícil y a veces pienso en la exposición como una adversidad, no como una necesidad. Yo necesito hacer música, vender entradas y necesito poder comer para poder seguir haciendo música, pero que tengan que verme la cara me parece una adversidad. Si hubiese sido tan listo como Daft Punk y me hubiera puesto un casco a los dieciocho igual estaría más contento, no lo sé.

La adversidad son también problemas como las depresiones, que tú has visibilizado.  Es un paso adelante mostrar algo así. Creo que es sano hacerlo, que hay que verbalizarlo. ¿Cómo crees que ayuda que figuras como vosotros podáis abrir ese camino y decirnos a los demás que no todo es genial, que también nos construimos con esto? A mí me pareció súper valiente cuando lo hiciste público porque decirlo dio pie a otros a atreverse con naturalidad a mostrarlo.

Iván: Cuando hice el programa con Jordi Évole realmente no pensé que fuera valiente. Lo contaba igual que lo sentía, como si tengo gripe y te digo que tengo gripe. Y Jordi Évole, que es una persona muy inteligente, sacó el programa en un momento donde eso ya estaba sobre la palestra. No creo que fuéramos nosotros los que lo sacamos porque ya estaba ahí, pero sigo agradeciendo a Jordi que me llamara porque casi todas las semanas viene alguien a darme las gracias porque al ver el programa le ayudó. Creo que tenemos que ayudar a los demás normalizando todas las cosas que podamos y espero conseguir una sociedad en la que tengamos que fingir menos y en la que podamos decir a cara descubierta lo que nos pasa, lo que nos duele, lo que nos molesta y lo que no. Doy gracias a Dios porque tenemos una juventud que es mucho más inteligente que mi generación. Me hace mucha gracia cuando la gente habla de la generación de cristal. Es una expresión que me molesta bastante. Que la gente diga que le duelen las cosas y que es horrible está muy bien y supongo que los que hablan de esa generación de cristal son algunos de mi generación, en la que todos hemos vivido el bullying y hemos hecho bullying porque era lo normal. A mí me venía uno y me pegaba porque era enano y yo me metía con él porque era gordo. Y en el fondo yo lo tenía totalmente normalizado, hasta que me hago mayor y me doy cuenta que prefiero estar en espacios seguros. Cada vez que alguien no pueda con la realidad y necesite estar en un espacio seguro, estaré ahí para apoyarle. Habrá alguno que dirá que es una generación de cristal y que son unos débiles o lo que sea. No sé a que se enfrentan las personas en su día a día, pero si tener que estar haciéndote el duro todo el rato y tener que tener la fuerza para recibir golpes es lo normal en la vida, entonces igual no somos tan civilizados. Se supone que la civilización viene para mejorar la vida de las personas, para que haya agua caliente en nuestros grifos, para que tengamos alimentos, para que podamos relacionarnos unos con otros sin tener miedo a que venga alguien a robarnos a nuestra casa ni a atacarnos. Realmente creo que hay que decir las cosas y que tenemos que buscar espacios seguros para todo el mundo, que esta sociedad, nuestra sociedad o el país en el que vivimos debería ser un sitio seguro para todos. En todos los aspectos, ya sea a nivel sanitario, económico o a nivel de poder expresarnos sin sentirnos atacados.

Todo esto que estás diciendo me parece lo más palpable, lo más real y lo más cotidiano. Y de eso también habla el disco, porque se ha dicho mucho que era muy filosófico, pero creo que esta reflexión que tenemos aquí no es tan filosófica o compleja, es una reflexión totalmente humana y creo que nos la da el disco, de alguna manera. Habéis hablado de amor, de que había más amor del que parecía en el disco y me encanta, porque he oído hablar tanto de que el disco es un disco de filosofía que yo creo que también está cargado de amor, amor entre todos nosotros.

Iván: Curiosamente la palabra filosofía es solo una forma de provocación. Porque, ¿qué es la filosofía al final? Es hablar de las cosas, tratar de buscarles un porqué, tratar de entenderlas, que es lo que hacen los filósofos. Entendernos a nosotros mismos y entender el mundo a partir de cómo lo interpretamos. A mí me gustaba esa idea de la filosofía como una cierta provocación, igual que la palabra pop, que también lo es. Lo contaba Amaro en alguna entrevista, que curiosamente a mucha gente le parecía más provocadora la palabra pop que la palabra trinchera porque el pop tiene algo denostado y me gusta que la filosofía esté también denostada.

Amaro: En este disco lo que hay es una filosofía emocional, no racional. No es entender Descartes, sino entender cómo nos relacionamos, cómo sentimos, lo que nos pasa por la cabeza, nuestras debilidades… y eso es filosofía, pero es una filosofía de la emoción.

Iván: Porque los discos, desde mi punto de vista, van sobre la emoción y creo que son las emociones las que nos ayudan a pensar mejor.

Exacto, la música es emoción. Da igual escuchar a Ferreiro que a Madonna si consiguen emocionarnos. Quizá estaba mal visto antes decir que te gustaban algunos artistas, pero lo que buscamos es esa emoción, venga de quien venga. Y lo mismo desde la redacción de “El Giradiscos”, si no me emociona algo, ¿para qué voy a escribir sobre ello?

Iván: Efectivamente. De hecho creo que en el disco la única crítica que hago es en “Dejar Madrid” cuando hablo de “político en lo cardiovascular”, porque me parece que hay que ser emocionales en todo, menos para votar. Para eso sí debemos usar la cabeza. No dejar que las emociones de ciertos artículos nos hagan votar lo que no queremos y es para lo único que creo que hay que estar muy equilibrado entre lo que pensamos y lo que sentimos, porque es un problema tener una idea política a partir del corazón.

Amaro: Es que la “Trinchera Pop” sirve para sentir cosas, para lo emocional, y cuando ordenas lo emocional puedes votar con la cabeza. Hay mucha gente que se está olvidando de lo emocional, no está dejándose llevar por las emociones cuando lee sus libros, cuando ve sus películas o cuando oye su música y está llevando la emoción a la política, que es el gran error ahora mismo.

Iván: Sin contar con que yo creo que las “Trincheras Pop” de las que hablamos nos permiten sentir para poder pensar con calma, para no pensar desde el enfado ni desde la tristeza o la desesperación. Creo que sirven para sentirnos nosotros mismos y saber muy bien lo que pensamos y así poder decidir cómo queremos relacionarnos con los demás. Cuando hablo de política también me refiero a cómo nos relacionamos con el otro. Cualquier relación entre personas tiene que ver con la política y por eso creo que alguien que es sano emocionalmente, que escucha música que le hace pensar, que ve películas que le hacen pensar y sentir, sabrá cómo tratar con su vecino. Y si tienes un vecino un poco borde, que te deja una nota chunga en el coche con un “aparca bien, gilipollas”, creo que la persona que está sana emocionalmente llega y le pregunta a su vecino: “oye, perdona, ¿estás bien? porque he visto esta nota y, si quieres, muevo el coche”. Estar bien emocionalmente te permite no enfadarte con alguien que está enfadado y tratar de darle un poco de comprensión y entender que quizá está enfadado por algo, pero eso no significa que tengamos que atacarle. Creo que la inteligencia emocional está para eso, para equilibrarnos y para que nos ayude a pensar cómo actuar en un mundo que ya es de por sí bastante hostil. Supongo que al final todos queremos tratar a los demás como nos gustaría que nos traten.

Y la trinchera como ese sitio para repensar y conectar.

Iván: Y para quitarte el cabreo. Siempre hace falta un amigo para decirle: “es que este tío es un gilipollas…” y que él te diga: “bueno, no es para tanto”. Y así, cuando vas a hablar con esa persona, ya llegas relajado. Hay que desahogarse en casa, no hay que desahogarse por ahí.

Hemos hablado de mucho amor en este disco y en esta conversación. Encuentro cierto amor a la profesión, a la tierra y amor a uno mismo entre estas canciones. Y quizá haya conseguido entender que hay que reivindicar más ese amor a uno mismo, quererse un poco más para tirar adelante. Os agradezco de veras que hagáis esto visible. No sé si me queda algo en el tintero por preguntaros. Seguro que sí. Pero os agradezco enormemente vuestro tiempo y vuestro modo de compartirlo con nosotros. Gracias infinitas por ser parte de nuestra trinchera.

Amaro: Si te queda algo en el tintero habrá otra oportunidad, seguro. Ha sido una charla maravillosa.

Iván: Hablar con otras personas tan a gusto siempre es algo que agradecemos mucho. Es un placer hablar con alguien que no tiene ninguna intención de malinterpretar lo que decimos. Creo que eso es lo bonito y de lo que va el disco, de poder decir las cosas y que nadie le busque una parte trasera a las frases, una mala leche detrás. Ha sido un placer hablar contigo. Un abrazo enorme.