Javier Barrado: “Aquellos planes”


Por: Fran Llorente. 

Nuestro protagonista es un compositor y letrista de primera. Vaya eso por delante. Su préstamo de canciones a figuras reconocidas lo pone de manifiesto. Este ‘viejo’ rockero de Illescas, Toledo, (bastante desconocido para el gran público) presenta hechuras de gran músico, y ahora vuelve por sus fueros con un segundo álbum en solitario para quitarse el sombrero. 

Rodeado por una banda de auténtico lujo donde se encuentran musicazos de la talla de Luis Cruz (Topo) a la guitarra solista, además de ser el autor musical de la mayor parte de las canciones, más el sin par Luis Rodrigo (Furgoband) a la guitarra rítmica, presenta una base rítmica para frotarse las orejas con Carlos Mirat (Obús, Lucky Dados, Víctor Coyote…) a la batería y Carlos Belmolte al bajo. A ellos se suma Pilar Machi en los coros, hermana de la conocida actriz Carmen Machi. Comentar que también participan en el álbum, instrumentistas de gran fuste como Lorenzo Azcona al saxo, Eva Reina y Isabel Gisbert ‘Berkana’ en segundas voces, más Josele Megia, Paco Yebra, Miguel Rodríguez y Nacho de Lucas, entre otros ilustres del panorama rocanrolero estatal.

Abren el álbum dos auténticos himnos como “Inteligencia Artificial” y “Palestina”, que dan para reflexionar de lo lindo en estos días de pensamiento castrado y borreguismo por doquier. En esta época oscura donde el gregarismo impone su ley sin pudor alguno, Barrado afirma: “La Inteligencia Artificial es un espejismo del mundo ideal. Los que van tarde se quedan atrás… Tiene el control y las malditas llaves y el poder de verdad, hay que entender que en el futuro nadie encontrará el esplendor. La Inteligencia Artificial es un camino de desolación, ya vamos tarde, no hay marcha atrás, vamos muy tarde para salvar a la humanidad. Tiene el control, tiene las putas claves, tiene el Botón Nuclear…”.

Y que decir de ese grito sordo y desesperado contra el genocidio en Gaza (extensible a toda Palestina) según está el patio en aquellas desafortunadas tierras: “Hombres que ya no saben querer, hombres que solo quieren poder, dioses que vuelven a tener sed, de sangre otra vez, hombres que solo saben matar, Genocidio en Palestina… Palestina implora socorro, Palestina precisa refugio, ayuda y favor…”. En estos tiempos criminales donde la mayor parte de la orbe artística evita tratar estos temas sangrientos y polémicos, Javier Barrado sale a pecho descubierto a batirse en desigual batalla contra la inhumanidad que vemos a diario por televisión.

Como si fuera el caballero de la triste figura, en desigual duelo contra la mediocridad que nos invade, en sin par ofensiva contra las ruedas de molino que pretenden hacernos tragar, nuestro protagonista también quiere imprimir una nota positiva en “Todo irá mucho mejor”, invitándonos a “salir al balcón de la vida, sin pensar (demasiado) y todo irá mucho mejor…”. Con la ironía por bandera, se atreven a versionar al mismísimo Iggy Pop en “El Pasajero”, antes de desplegar “Alas Negras” al más puro estilo Ghost, no sin antes recordar tiempos mejores en “Aquellos Planes”.

La canción que da título al disco. Los viejos anhelos de aquellos añorados años ochenta que pasaron tan rápido como el sueño de una noche de verano. La recién estrenada democracia y las ilusiones colectivas intactas. El más amplio caudal de libertad (con mayúsculas) que ni siquiera nos habíamos atrevido a imaginar. El efímero resplandor y los viejos ecos de las ‘Arañas de Marte’, los riffs inolvidables, aquellos recuerdos de la infancia, aquella juventud despierta y rebelde, antítesis de la domesticada generación actual, “aquellos discos, aquellos billares, aquellos flashes, aquellos bares y locales, aquellos planes… arde el veneno y arde la calle…”

“El rock’n’roll restaura mis heridas” (que verdad más grande), “nada es eterno, nada es estable”, que preciosos apuntes en un disco muy filosófico y con una lírica realmente rutilante que tiene continuidad en otras rolas más intimistas como “Me conoces”, a dúo con Pilar Machi, o “Preciosa Anabel”. Javier Barrado firma el disco del año en unos tiempos donde los medios apenas prestan atención a este tipo de propuestas. No está el horno para bollos, y menos para para este tipo de ambrosías sonoras. Cabe destacar también el bonito diseño y el currado libreto que acompaña, con las letras de las canciones y donde se explicita también quien participa en cada tema, autorías y varios detalles más.

Todo muy trabajado y bien hilvanado. Auténtico Rock’n’Roll con alma de la mejor canción de autor, todo un discazo sobre sus espaldas. Por último, subrayar que las diez canciones del disco salieron como single previo, con su correspondiente video-clip en YouTube. Solo nos queda quitarnos el sombrero ante una de las mejores propuestas vistas por estos pagos en los últimos años. Estén atentos a la jugada y si ven anunciado a Javier Barrado en algún garito, no duden en acudir a la cita. Dulce satisfacción garantizada.