Para nuestra revista fue una noticia sorprendente saber que la caja de música de Berrio todavía disponía de tesoros ocultos, que el 28 de marzo salieron a la luz en el doble disco titulado elocuentemente “No es para menos”. El artífice de este acontecimiento musical es el músico donostiarra Joserra Senperena, uno de los mejores amigos y cómplices de Rafael Berrio antes de su fallecimiento y después, habida cuenta de la dedicación que le ha prestado a este proyecto que dio comienzo en 2022, cuando Gema Amiama, compañera del músico añorado, puso a la disposición del protagonista de nuestra entrevista, en diversos formatos, canciones, maquetas, demos, improvisaciones y toda clase de audios valiosos de toda la carrera musical de Berrio (desde 1984 hasta 2018, dos años antes de su prematura pérdida).
Joserra Senperena, uno de los músicos más inquietos y polifacéticos de Euskadi, ha realizado la banda sonora de numerosas películas, como músico profesional ha grabado más de 100 discos y participado en casi 2.000 actuaciones en España, Francia, Reino Unido, América y Asia. Ha colaborado con los grupos más emblemáticos del pop donostiarra: 21 Japonesas, Duncan Dhu, La Buena Vida, Amateur y con los tolosarras Bide Ertzean. Como productor de Berrio se embarcó con él en alguna de las aventuras musicales más excitantes de este último, a saber, el período “afrancesado” como lo definió Diego Vasallo, formado por el ciclo de los discos “1971” y “Diarios”, o la ópera chica barojiana, “Adiós a la bohemia”. Nos concedió esta entrevista desde el barrio de Gros, cuyas calles fueron también decisivas en la vida de su compañero de tabernas y canciones.
Joserra, fuiste uno de los cómplices más fieles de Berrio a lo largo de toda su larga trayectoria. ¿Recuerdas cuándo te encontraste con el pequeño gran hombre?
Joserra: Supe de su existencia en los años noventa, concretamente en el año noventa y cuatro, cuando salió el primer disco de Amor a traición, el disco negro. Más tarde le conocí personalmente en un bar de Donosti, por medio de Diego Vasallo, quien a su vez le había conocido gracias a Cheli Lanzagorta. Precisamente Cheli se ha ocupado del diseño de este disco y de algunas otras cosas más.
Este es un proyecto de lo más ambicioso, donde recogéis casi cincuenta canciones que van desde 1984 hasta 2018, un año antes de “Niño Futuro”. ¿Cómo ha sido el proceso desde su génesis hasta la forma final del mismo?
Joserra: Ha sido un trabajo muy largo y verdaderamente laborioso. Arrancamos en diciembre del 2022, hemos tardado más de dos años y medio. Pasé mucho tiempo buceando en casi las 90 casetes, tres bobinas y miles de audios digitales, porque a partir de 2012 Rafael empieza a grabar sus temas en formato digital. En principio estábamos valorando hacer otra cosas, después escuché algunas de las canciones que había guardado Cheli, observando que era un material inédito por lo que me dije que lo que urgía era publicar todo esto. Habíamos hecho un homenaje muy importante dedicado a Berrio en Donost que salió en ETBi, también hubo charlas en una casa de cultura en el barrio de Amara y una exposición en la que Cheli descubrió que Berrio no tiraba nada, que había un montón de casetes y otro material que cronológicamente arrancaba en los años ochenta. No sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, creíamos que quizás unas decenas de canciones inéditas, no ochenta y pico como así ha sido. Es algo que hemos hecho, en primer lugar, porque las canciones valen la pena, son extraordinarias como casi todo lo que hizo Rafa, y por una razón personal, por el amigo que fue. Gema Amiama, la compañera de Rafa, puso todo este material a nuestra disposición, incluido su ordenador portátil y desde entonces lo tengo aquí en mi casa.
¿Qué criterio habéis utilizado para quedaros con algunas canciones y descartar otras?
Joserra: Había unas cuantas canciones que de sonido estaban muy mal, temblaba la cinta o estaban cortadas, como además las del segundo disco, Cabaret Utopía son demos, en algunos casos, en los que está Rafa tocando su guitarra, y pasa de estar está cantando en castellano a cantar en inglés, luego se detiene, en fin, ocurren muchas cosas, entonces no todas eran canciones presentables. Luego comprobamos que la mitad de las composiciones estaban grabadas con banda y otra mitad él solo. Había más de las primeras, con banda. Así que salían un par de CDs, podríamos haber editado alguna más, pero nos parecía que iban a ser demasiadas. Y una vez establecido el criterio técnico, intervino el aspecto musical y subjetivo. No muchas se quedaron fuera. Tal vez hoy elegiría de otra manera, sin embargo creo que lo más importante está ahí.
Joserra: Desde primeros de los ochenta hasta el año 92, y en cambio el segundo cd reúne canciones de toda la carrera de Rafa Berrio, aunque en este aparece solo con la guitarra.
En el primer disco aparecen canciones que no llegaron a ser publicadas en un primer disco de Amor a traición.
Joserra: También están incluidas tres canciones que Berrio ya tocaba cuando era miembro de UHF, su primer grupo.
Estamos hablando del grupo que descubrió Santi Ugarte, ¿verdad?
Joserra: Así es, Ugarte publicó un disco con canciones de tres grupos, Puskarra, donde tocaba Cheli, UHF, en el que militaba Rafa, y Mogollón, del que formaba parte Ricardo Aldarondo, que ha participado en “No es para menos” con un texto. Esas tres primeras canciones ya las tocaba Rafa en la época de UHF, el resto son de Amor a Traición y las tres últimas de Hola y adiós, el primer cd, son las que pertenecen a un disco inédito que no se llegó a culminar que se iba a grabar en los Estudios du Manoir en Francia, a hora y media de aquí. No vio la luz por varias razones. Algunas se grabaron para el disco negro de 1994 y estas tres que hemos recuperado para el final del disco.
Habéis sido testigos excepcionales de la evolución de Berrio, desde el estilo punkarra de U.H.F., el grupo que encandiló a Santi, hasta el período en solitario de Berrio. ¿Qué destacarías de esa evolución musical?
Joserra: En cuatro décadas los músicos suelen evolucionar, lo que no es habitual es que en un músico de rock se preste a tantas aventuras, porque esto es más que una evolución. Pasa del rock and roll a discos orquestales como “1971” y “Diarios”, vuelve al rock y luego se atreve a cantar una zarzuela, “Adiós a la Bohemia”. A ver qué músico de rock es capaz en su trayectoria de hacer discos tan diferentes entre sí. Siempre se cita a Rafa como un letrista extraordinario, pero es que además era un músico extraordinario. Pocos cantantes son capaces de cantar discos de rock, orquestales y una zarzuela a piano solo. O cantar “Prima Dona” donde canta en falsete, como Jagger en “Emotional Rescue”, hay otra canción que se llama “Utopía” donde Rafa se convierte en un crooner. Sus cualidades le permitieron hacer trabajos y pasar por épocas tan diferentes.
En el libro hay dos textos, uno de Iñaki y otro de Aldarondo, creo que es éste último quien dice que primero hacía la letra y luego la música, una particularidad casi única.
Joserra: Sí, es el único músico con el que he trabajado y que he conocido que componía primero las letras. De hecho, en “Cabaret Utopía” hemos dejado algunas de las notas que se hacía a sí mismo antes de cantar las canciones, normalmente eran consideraciones de carácter técnico, sobre las cejillas, acordes y afinación. En la previa de “Yo te Mato” dice “si no para “Mi Turno”, ¿sí para “Yo te Mato”?. Tiene unas letras y necesita ver si lo que ha encontrado puede ser la música adecuada a la letra. Rafa muestra muchas versiones de canciones editadas y sin editar, no con añadidos de un teclado y guitarra, con muchas músicas distintas. Recuerdo que cuando grabamos “La desgana” para “1971” era de una manera, luego volvimos a grabarla para “Diarios”, y era totalmente distinta. Rafa daba muchas vueltas a las letras y músicas antes de grabarlas. Las notas que hemos dejado ilustran el proceso de composición y cuentan cosas de cómo trabajaba.
Es Warner quien licencia el álbum, que es la casa que editó los últimos trabajos de Rafa. ¿Hasta qué punto han colaborado con la edición de esta obra?
Joserra: Hablamos con Warner que nos concedió algo de dinero para digitalizar y restaurar el material, así es como nos metimos en este “berenjenal”. Cabe recordar que fue la compañía que licenció algunos de sus discos, “1971” y “Diarios”, también produjo el disco de Amor a Traición. Hay cierta relación entre Warner y Rafael Berrio. Hemos tenido un presupuesto muy limitado, la verdad. También es cierto que el disco sale en formato CD, tampoco sale en vinilo.
Cuando pensamos en Berrio, siempre tenemos en la mente a un artista que se movía en los márgenes, pero que sin embargo, tal y como se desvela en el libreto, siempre quiso tener mayor repercusión. ¿Cuál es bajo tu percepción “el hit” del que habla Iñaki Berrio a propósito de la búsqueda del éxito que siempre quiso tener Rafa?
Joserra: Me gusta mucho el single, “Hola y Adiós”, me parece una pedazo de canción. Hay muchas. El segundo son demos, pero muchas son completas y tal cual aparecen están muy bien. “Utopía”, “El curso de un día”, “Vivir el presente”... no sabría decirte, las he escuchado tanto.
Personalmente nos han dejado muy buen sabor estas canciones, pero creemos que “Barrio Obrero” resume tantos matices de la obra de Rafa que nos ha encantado. En ella muestra su genialidad, el origen barrial y el punto cínico y descreído que tanto bien ha hecho a sus letras. ¿Qué destacarías del poder de la palabra que encerraba en sus composiciones?
Joserra: Rafa era un artista único. Nadie escribía letras como él. No digo mejor ni peor, digo cómo él. Nadie. Tenía una ironía fina y no fina en otras ocasiones. Es cierto que tenía un origen obrero. En este disco hay canciones que muestran la cuestión social, algo que muy de vez en cuando trataba. En “1971” se incluyó “Es Simple”. En este trabajo hay algunas que hablan de sexo, “Amor a Traición”, “Rienda y Montura” y un par de ellas más. Igual no soy la persona más adecuada para hablar de las letras. Hablaba de cosas trascendentes, pero con humor, de otra manera, habría sido “grotesco”, que era un adjetivo que él utilizaba mucho. En canciones como “Simulacro”, “Santos Mártires Yonkis” y “María Inmaculada”, que son las que conozco mejor, donde hay un punto de humor. A veces es nihilista, pero también habla de amor de forma rotunda. En “No es para Menos” hay una cuarta parte de letras que son de Iñaki, porque él al principio no escribía, creo que parte de su influjo se nota en la obra de Rafa.
Es sorprendente que Rafa, al principio de su carrera, le pidiera letras a su hermano Iñaki, dudando de su propia capacidad, cuando a lo largo de su trayectoria sobre todo en sus últimos discos compuso unas letras de gran calidad.
Joserra: Sí, creo que él coge un tono más solemne y más filosófico, quizás pierde un poco el tono gamberro que tenía a los veinte, pero nunca pierde el humor. Hablar de la filosofía de la vida sin humor es imposible.
Otras que siguen sonando a menudo en nuestros reproductores por su grandeza son “No pienso bajar más al centro” y “Santos Mártires Yonkis”, que por cierto fue grabada por ti.
Joserra: Esa canción es la segunda de “1971” que descartó tras grabar. Y así como “La Desgana” la trajo a “Diarios” con otra melodía, “Santos” la grabamos casi tal cual, moviendo solo un par de puntos de metrónomo. Me hace pensar que había algo que no le terminaba de convencer. Desde luego la letra está en la línea floja, hablando de “yonkis” con un punto entre trágico y cómico. Es una letra muy delicada. No sé cuál es el tono de la línea delgada, es algo que pienso ahora, jamás se lo pregunté. Recuerdo que “1971” no estaba previsto que fuera un disco orquestal, me había gustado el disco de Deriva. En principio estaba previsto grabar en Madrid, con músicos de allí, en directo y con producción de José María Rosillo. Me pasó la maqueta y alguna que otra referencia como Anthony and the Johnsons, vi que había algo de cuerda y metimos un cuarteto de cuerda, muy poquito, porque no había un duro para aquel disco. Al empezar al escuchar el arreglo inicial decía “es muy pequeño”, pero claro, para aumentarlo había que contratar más músicos y apenas había presupuesto. Fue descubriendo que le gustaba el sonido de la gran orquesta, brillante y ampulosa, quería que sonara grande. Al ir montando el álbum nos reíamos, decíamos “qué disparate”. Había encontrado el equilibrio entre la solemnidad para sus textos y lo grotesco.
Es curioso que a continuación regresara a lo eléctrico en el formidable disco, “Paradoja”...
Joserra: Tras dos discos orquestales en “Diarios” me dijo “aquí solo orquesta y pianos”, creo que le entraron ganas de hacer una segunda parte que sería un trabajo de guitarras.
Demostrando que era ante todo un músico sin prejuicios.
Joserra: Ninguno, ninguno. Y muy inquieto, piensa que tras “Paradoja” hicimos “Adiós a la Bohemia”. Un salto sin red, propio de un tipo aventurero e inquieto.
Joserra: Pudiendo hacer otras cosas, siempre hizo lo que le pedía el cuerpo. Y no lo tuvo fácil. Estuvo trabajando en otros ámbitos hasta “1971”, ese disco le pone en el candelero y lo deja todo para dedicarse en cuerpo y alma a componer. Hizo canciones extraordinarias, aportando un cancionero tremendo que gusta mucho a los músicos, básicamente porque se atrevía a hacer cosas que otros no se planteaban.
Con este trabajo sale a la luz todo el material que habéis considerado digno de mostrar de todo lo creado por Rafa. ¿Queda algo que en un futuro pueda ser evaluado para ver la luz?
Joserra: Quedan cosas que se podrían editar, no cabían en este primer disco. Creo que lo más relevante de su repertorio inédito está en este trabajo.
Permite que te hagamos una pregunta de carácter personal, ¿en qué momentos le echas más de menos?
Joserra: Los dos vivíamos en el barrio de Gros. Rafa era una presencia, estaba en la calle todos los días. Hay una canción en el segundo CD llamada “Postmeridiano” que habla de la necesidad de salir a la calle a las ocho o las nueve de la noche a tomarse un pote. Creo que unía a muchos músicos. Para el concierto de 2021 de homenaje que hemos comentado antes comencé a llamar a antiguos colaboradores, y mira qué diversidad de músicos respondieron. De La Oreja de Van Gogh a Mursego, todos admiradores de Rafa. La suya es una ausencia muy relevante. Todos nos vamos a ir al otro barrio, tarde o temprano, pero Rafa era un músico fuera de la norma.
Te emplazamos para hacerte una visita en el barrio de Gros, donde nombres como Nacho Goberna, nuestros añorados Poch y Rafa, y tú mismo, sois ejemplos del enorme talento que atesora aquella zona de San Sebastián.
Joserra: Cuando vengáis por aquí os atenderé encantado. Has citado a Poch a quien hace como veinte años Rafa le hizo un homenaje en varios bares. En estas cintas con las que hemos trabajado había grabado un mano a mano entre los dos cantando donde interpretan una canción de Poch y otra de Rafa. No han entrado porque eran temas inéditos que hemos pensado que debían respetarse. Rafa admiraba mucho a Poch.