Monkey Weekend SON Estrella Galicia: “Somos un festival alejado de los tópicos y lugares comunes”


Por: Javier González. 
Fotografías: Javier Rosa.

En El Puerto de Santa María está todo listo para que a partir de mañana las calles se llenen de alegría y color al abrigo del cartelazo que una vez más han vuelto a preparar desde la dirección del Monkey Weekend SON Estrella Galicia, donde unos pocos miles de afortunados podrán volver a disfrutar del paraíso gaditano escuchando “hoy la música del mañana”. 

Como es tradición en cada edición de un festival que sentimos de la familia, nos hemos puesto en contacto con Tali Carreto, co-director del mismo, para que en las horas previas al arranque nos hable con total cercanía de uno de los grandes eventos del año musical estatal. 

Vuelve una nueva edición del Monkey Weekend SON Estrella Galicia ¿qué tal van esos últimos retoques que siempre son tan necesarios? 

Tali: Con los nervios habituales, aunque es cierto que después de siete ediciones de Monkey Weekend SON Estrella Galicia y otras dieciséis de Monkey Week SON Estrella Galicia, su hermano mayor, a nuestras espaldas, pues la experiencia es un grado y uno afronta esta edición con otros ánimos y menos sobresaltos. 

Muchos ya somos conocedores de cómo os las gastáis y el embrujo que tiene El Puerto de Santa María, donde la historia, el mejor ambiente musical y la alta gastronomía se funden con el gracejo de sus gentes, el buen tiempo y la playita, pero para los que todavía no sepan de qué va esta feria. ¿Qué dirías para animarles a darse un garbeo por tu tierra el fin de semana del 13, 14 y 15 de junio? 

Tali: Pues que es un festival muy diferente, y no es un tópico. Precisamente su mayor reclamo es como bien dices la ciudad que lo acoge, y como el festival además se celebra en espacios no habituales en pleno casco histórico, pues sirve también como una guía turística ideal para conocer a fondo la localidad. Piensa que, entre nuestros escenarios, puedes encontrar un castillo como el de San Marcos, una fábrica de harinas como El Vaporcito, una destilería como Cacao Pico, una peña flamenca como El Nitri o una sala de conciertos como Milwaukee, que en su día fue una casa de pescadores. Además de un festival que apuesta por un cartel alejado también de los tópicos y los lugares comunes, Monkey Weekend es un destino turístico y un paseo por la Historia de primera. 

Ante un panorama tan atomizado por los festivales, inflados en muchos casos por unos precios abusivos y plagados por carteles miméticos, donde no hay apuestas reales y se desprende un tufillo a “amiguismo” que echa para atrás. ¿Cómo sobrevive este festival siendo avanzadilla de nuestras propuestas, referencia y encima con unos precios que parecen de broma? 

Tali: Tenemos la suerte de contar con la colaboración de entidades como la Diputación Provincial de Cádiz, el Ayuntamiento de nuestra ciudad, la Fundación SGAE o AIE, que entienden y valoran un evento con las características diferenciales de este. Y también es indispensable la colaboración de patrocinadores privados como SON Estrella Galicia y Jägermusic, ambos partners también entienden a la perfección que el Monkey, sea Weekend o Week, es siempre algo diferente, y son eventos muy en sintonía con su filosofía como impulsores de nuestra escena independiente. Y claro, también por supuesto, tenemos ese público tan Monkey y tan fiel, y que cada edición es más y más numeroso. 

Sabemos que otros de los encantos de vuestra propuesta es la peculiaridad de los recintos que utilizáis, donde hay cabida a sitios con historia, como el Castillo de San Marcos, hasta conciertos casi a pie de calle. ¿Qué escenarios míticos y novedosos proponéis para esta ocasión? ¿Cuál es el encanto de cada uno de ellos?

Tali:
Destacaría tres escenarios que son una gozada: el Hospitalito, que fue convento y hospital de mujeres y hoy acoge el Museo Arqueológico Municipal; la Peña Flamenca El Nitri, que un día pisaron leyendas como Camarón o El Lebrijano, y que en el Monkey acoge conciertos no flamencos; y la Destilería Pico, una de las más antiguas de toda Europa, y que permite saborear los conciertos, este año el de Roy Borland, entre alambiques centenarios y aromas de cacao y alcohol. 

¿Os vais a sacar de la manga algún truquito nuevo con los que romper moldes al personal? 

Tali: En el Weekend siempre hay sorpresas. El viernes sin ir más lejos y antes de que todo comience, ya el mismísimo Fernando Alfaro, toda una institución de nuestra música independiente, presentará en la Librería Zorba su libro “Mundo turbio”, en compañía de otra gran escritora de canciones como es Lea Leone. El sábado a mediodía, ojo: cualquier que se acerque al concierto de Mata Mua y Music Komité en la Fábrica de Harinas El Vaporcito, podrá además disfrutar de ¡pizza frita! cocinada por el maestro Francesco Furno. Además, siempre está ese escenario tan singular como la pista de coches de choque, más pequeña que la de su hermano Monkey Week, pero ¡igual de salerosa! Y el domingo a mediodía la despedida de esta edición no podrá ser tampoco menos especial: Emilia y Pablo Tampoco faltará una bizarrada marca de la casa como el “Karaoke” que como siempre contará con la participación de Los Jaguares de la Bahía, tras los que se esconde el enorme Paco Loco. 

¿Qué trampas habéis preparado para hacer desatar la locura más absoluta este año? 

Tali: Este año el Karaoke es en uno de los espacios privilegiados que te comentaba antes, el Hospitalito. Hay mash ups imposibles que han preparado nuestros felinos favoritos, como Oasis vs. Opus, Miguel Bosé vs. Dua Lipa, Alaska & Lola Young o Backstreet Boys vs. Britney Spears, entre otras barbaridades marca de la casa. Cada año se superan… 

Como cada año habéis preparado un auténtico cartelón, por favor, haznos unas recomendaciones de lo menos evidente, de aquellas bandas y propuestas que el “enterado” musical necesita conocer para poder ser el primero en fardar dentro de su grupo de amigos. ¿Cuál que crees que será “la música del mañana” que sonará en la edición de este año? 

Tali: Tengo debilidades personales, y algunas de ellas ya están dando que hablar, y darán mucho más aun en los próximos meses, como julia de arco, mariagrep, Roy Borland, Cometa… En esos nombres hay mucha música del mañana. Pero también hay sitio para nombres ya veteranos pero que no pierden frescura: Colectivo da Silva, Carlangas, o Detergente Líquido, por ejemplo. Luego está esa vertiente más punk, rock o guitarrera, que viene bien fuerte últimamente: Finale, Boston Babies, Ideal Victim, Ortopedia Técnica, el diablo de shanghai… No faltarán las bizarradas que tanto nos gustan, como Beta Máximo, Susobrino o Sal del Coche. Para los amantes de las letras con sorna, Parquesvr y Jordi Ganchitos, dos de los mejores shows en directo que se pueden disfrutar en nuestro país. Y sí, también hay sitio para la delicadeza: Cantes Malditos, Fajardo, Arianna Casellas & Kauê, Emilia y Pablo… ¡Vamos, que hay donde elegir! (Risas) 

Para aquellos que no sepan del olfato de los organizadores del “Monkey chico”. ¿Qué bandas de las que han pasado por el cartel están subiendo como la espuma en el panorama? 

Tali: ¿Te suena Rosalía? (risas)… También pasaron en su día por el Monkey chico propuestas entonces emergentes como Carolina Durante, Bejo, Bronquio, Verde Prato, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, Cala Vento, Camellos, Biznaga, Los Estanques, Melenas, Mujeres, Tiburona, Rosario La Tremendita, La Paloma, La Élite, Ghouljaboy, Teo Lucadamo… ¡siete ediciones han dado para mucho! ¡Y si habláramos del Monkey, ni te cuento! (Risas) 

Vamos a detenernos, si te parece, en alguno de los nombres que conforman el cartel de este año. Quiero empezar citando a algunos sospechosos habituales, gente que me consta que son de la familia como Carlangas y Parquesvr. ¿Has avisado ya a las autoridades del peligro que tienen esos tipos sueltos por El Puerto? 

Tali: Están acostumbrados a fauna tan encantadora como esa, descuida. 

De entre los veteranos me seduce muchísimo la presencia del enorme Fernando Alfaro. ¿Qué tipo de espectáculo llevará a cabo? 

Tali: Fernando Alfaro estará por partida doble. El viernes, como te apuntaba antes, presentará su libro en compañía de Lea Leone. El sábado, ofrecerá una actuación ¡de dos horas de duración! en la que basa su repertorio precisamente en el libro, estableciendo además un diálogo con el público en el que repasa además su estupendo cancionero. Recordemos que Alfaro estaba en dos de las formaciones más atractivas y singulares de nuestra escena como Surfin’ Bichos y Chucho. ¿Qué más se puede añadir?

“Ojalá Cometa y el diablo de shangai formen parte de los elegidos del rock patrio en un futuro cercano” 

Y de la “nueva hornada”, si es que se les puede llamar así, debo confesar que me mata que llevéis a dos de los autores de algunos de mis discos favoritos de los últimos meses como el diablo de shangai y Cometa, una de las bandas del momento, quienes además de sobrado talento tienen un cantante con un gusto innegable a la hora de elegir equipo de fútbol. ¿Qué os ha llevado a meterlos en el cartel? ¿Crees que son candidatos a estar en un futuro entre el grupo de elegidos del rock patrio? 

Tali: Ambos habían pasado ya por Monkey Week SON Estrella Galicia, y merecían estar en el Weekend también. No solo tienen talento y actitud, también tienen canciones cojonudas, de esas para corear a viva voz. ¡Y no hay nada que nos guste más! Y ojalá, como dices, estén entre los elegidos del rock patrio en un futuro cercano, bien se lo merecen ambos. 

También creo que debemos prestar mucha atención a dos “novismos” como son Ideal Victim y Boston Babies, sangre fresca del punk estatal. ¿Nos preparamos para danzar como malditos? 

Tali: A Boston Babies tuve el placer de verlos en directo en un CRANC, después de que ya me hubieran soplado en los círculos de Madrid que tenía que verlos. Desde ese momento me enamoré de ellos. Pocas bandas nacionales tienen esa pegada, esa visceralidad. A Ideal Victim no los he podido ver aún, aunque sí lo habían hecho dos de mis socios, César y Jesús, y el resto, Migueli y yo, nos fiamos totalmente de su criterio. Fe ciega. Y seguro que no nos defraudan. (Risas)

Tali, estás detrás del engranaje de “los Monkeys”, colaboras llevando la comunicación en el Canela Party y la de un montón de bandas interesantes bajo “La Mota Comunicación”, donde sobre todo das soporte técnico a propuestas llegadas desde el sur peninsular. Siempre has sido un agitador cultural, empeñado en demostrar que más allá de Barcelona o Madrid hay vida. ¿Te sientes un precursor, un revolucionario o solamente un soñador que pisa tierra firme? ¿Qué tiene Andalucía que se mueven tantas cosas chulas más allá de Granada y Sevilla? 

Tali: No me corresponde a mí sentirme nada. Pero gracias por tus palabras. Al final, todo se reduce a lo mismo: trabajo, trabajo y más trabajo. Y por supuesto, poner amor en lo que haces. Y sí, Andalucía tiene un potencial brutal, siempre lo ha tenido. Es una pena que a veces, más de lo que nos gustaría, tanto talento y tantas iniciativas no cuenten con el apoyo que merecen. 

¿Para cuándo un libro y un documental que narre toda esta aventura que has llevado adelante a lo largo de tu vida como amante de la cultura y la música? 

Tal: ¡Habrá que proponérselo a Netflix!

Brian Wilson: Love & Mercy


Por: Àlex Guimerà. 

El amor y la pasión por la música es algo que surge a lo largo de la infancia. En mi caso, desde muy pequeño me crié entre discos de los Beatles y de Elvis (por mis padres), pero también entre álbumes de moda en aquella época como los de Michael Jackson, Geogre Michael o Europe (por mis hermanos). Pero fueron los sonidos más añejos los que realmente me robaron el corazón. Un día apareció por casa un vinilo recopilatorio de los Beach Boys con aquella etiqueta tan cutre de "Anunciado en Televisión" y al escucharlo flipé tanto como había flipado con los de Liverpool y con el Rey. Esa nueva banda para mi era de la época de los Beatles, y como aquellos también eran divertidos, luminosos y juveniles, aunque me parecían algo distintos. Canciones como "Fun Fun Fun", "I Get Around" o "Barbara Ann" fueron irresistibles para mi desde sus primeras escuchas, con esas voces afeminadas tan bien compactadas, esa guitarra rockanrolera - años después supe que Carl Wilson las "robó" del gran Chuck Berry - y ese carsima único. Tiempo después aluciné del todo con la escena de la peli "Teen Wolf" en la que Scott el personaje encarnado por Michael J. Fox surfeaba encima de la furgoneta de su amigo Stiles al son de "Surfin USA". Esa secuencia hizo que me estallara la cabeza, los Beach Boys ahora eran algo atrevido, salvaje, aguerrido... todo lo que un niño deseaba ser en esa edad. También ayudó a ese descubrimiento el medley inicial de la película gamberra "Top Secret" basado en la música de los Beach Boys. Tenía que escucharlos más, por eso con un amigo nos compramos a medias con las pocas pesetas que teníamos ahorradas una cassette doble de un recopilatorio de los "Chicos de la Playa" en el que había muchas canciones nuevas que no conocía.

Con ellos crecí, pero fue ya pasada la adolescencia cuando descubrí que detrás de esas canciones había un genio musical, un compositor único que no sólo creó esas melodías formidables que marcaron mi infancia si no que creó una de las obras magnas más decisivas de la música moderna: el disco "Pet Sounds". Cuando finalmente me hice con él y leí en algún libro su historia descubrí como el hermano mayor de los Wilson, Brian, tenía un universo infinito en su mente de notas musicales y ritmos, y cómo a finales de 1965 comenzó a idear esa Capilla Sixtina del rock motivado (o mejor dicho, obsesionado) por el "Wall Of Sound" de Phil Spector y por el "Rubber Soul" de los Beatles. Ese disco iba en una dirección opuesta a la dirección comercial que abogaba su primo y cantante principal en la banda Mike Love y supuso meses de esforzados ensayos y grabaciones, eternas repeticiones, correcciones insignificantes y el apoyo de los mejores músicos de estudio de la época como eran The Wrecking Crew. Pero el resultado acabó dando el que fue sin duda alguna uno de los álbumes decisivos para que el rock y el pop asumieran el estatus de arte. Tras escucharlo, Paul McCartney se impulsó a grabar el también monumental "Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band" (1967). El rock había llegado a su cruce más decisivo, junto con aquel entre Bob Dylan-Beatles-Byrds, y ya no había marcha atrás. Las multipistas y el trabajo de producción, el uso de músicos o instrumentos ajenos al rock, la exploración musical fueron aspectos de los que Brian Wilson fue uno de los grandes pioneros. Qué lástima que esa canción tan y tan perfecta como es "Good Vibrations", cuya creación tomó meses de trabajo, quedara fuera del álbum ya que de lo contrario estaríamos hablando de una locura si es posible aún mayor.

Sin embargo, la etapa posterior al "Pet Sounds" llegó a mi alcanzados la veintena, seguramente por tener que digerir los matices infinitos de ese disco. Con esa edad fui descubriendo poco a poco trabajos imbatibles como "Surf' s Up", "Wild Honey" o "Sunflower", gracias a unas ediciones dobles (venían dos álbumes en un cedé) de su discográfica Capital Records. Qué maravilla de álbumes gestados en estudio por un recluído Brian que inmerso en sus problemas mentales decidió abandonar las giras y centrarse en la composición. Luego llegaría la bomba en 2005 cuando Brian Wilson volvió a ser noticia cuando decidió recuperar su proyecto fallido de 1967 del disco "Smile", el álbum que nunca publicó debido a su perfeccionismo obsesivo y que para el nuevo milenio conquistó a todo el mundo, incluso a los más esnobs musicales y al indie modernete. A partir de esa época, el hermano mayor de los Wilson y su mítica banda dejaron de ser para el imaginario popular y para la juventud moderna algo divertido y desenfadado para ser considerados lo que realmente son, un legado musical inigualable. 

Para la gira de "Smile" tuve la fortuna de poder ir al concierto del 5 de julio de 2005 en el Pueblo Español de Barcelona. Vimos a Brian con toda esa banda espectacular que montó y que trasladaba la complejidad sonora del estudio al directo. Observarle detrás del piano y de los teclados por primera vez, desplegando su simpatía y talento, realmente me emocionó. 

Años después volvió a juntarse con Mike Love, Al Jardine y Bruce Johnson con un disco "That' s Why God Made The Radio" bajo la firma de los Beach Boys y en el que se notaba la mano de Brian. Para su promoción volvió nuevamente a Barcelona en pleno verano (23 de julio de 2012) y en el mismo lugar en el que lo había visto siete años antes. Acompañado por la que era mi mujer desde hacía año y poco pero también por un nutrido grupo de amigos, todos enfundados con camisetas de los Beach Boys, disfrutamos del que aún considero uno de los mejores conciertos a los que nunca he asistido nunca. Las voces, las melodías, los instrumentos, el repertorio, la dinámica, nada falló esa maravillosa velada en la que un Brian aquejado por la salud y postrado tras los teclados dio muestras esporádicas de su grandeza.

Los años han seguido y he intentando contagiar el amor por su música a mis hijos. También he intentado no perderme sus documentales (imprescindible ver el de la gira de "Smile" que estrenaron en el Festival In-Edit) , sus biografías, sus discos en solitario, el estreno de la película "Love & Mercy" y todo aquello que girara alrededor del músico. En la retina me queda la imagen del encuentro con Paul McCartney antes de su concierto de la gira Smile en Londres donde aquel le agradeció por su música y le reconoció su gran admiración. Años después el californiano devolvió el gesto a Macca cuando hizo una maravillosa versión de "Wanderlust" que se incluyó en el disco de versiones-homenaje "The Art Of Mc Cartney", sin duda la mejor versión de las 34 que tenía el álbum. O esa escena en la que el mismísimo Leonard Berstein en televisión lo reconocía como a uno de los grandes compositores del siglo XX. 

Brian Wilson fue frágil, inestable, tuvo una vida difícil desde pequeño, sus enfermedades condicionaron toda su vida, las pérdidas prematuras de sus dos hermanos Dennis y Carl le supusieron dos duros golpes, durante muchos años fue incomprendido, pero no cabe duda que su legado es algo hoy en día indiscutible. Se va uno de los grandes de nuestros tiempos, y nos deja de la forma que mejor podría hacerlo, sin hacer ruido y a puertas del verano. Descansa en paz Brian, gracias por tu música.

Antónimo: "Libélulas"


Por: Txema Mañeru. 

A la tercera ha sido la vencida. Lo demostró hace 3 años con "La Virgen del Patrocinio" y lo había hecho algún año atrás con un “Extractos de Naturalia”, que tengo pendiente de oír al completo. Lo ha vuelto a hacer ahora con un "Libélulas" (Satélite K) más etéreo, más introspectivo y más experimental, pero siempre moviéndose dentro del terreno del flamenco fusión, pero con una personalidad propia avasalladora. Antes estuvo en el recomendable grupo Fondo Flamenco, pero lo que está haciendo como Antónimo son palabras mayores. En los medios hablan de Veneno, Bola de Nieve, Pata Negra, Manuel Molina, Devendra Banhart o Albert Pla. Todas ellas me parecen referencias más que apropiadas y más que válidas, pero su nuevo LP (mejor en su versión en vinilo) va más allá.

El disco se pasa como una leve exhalación por sus 7 temas y rondando (solo) la media hora de duración. Abre con un "Sana" que lógica y sanamente fue elegido como single previo con razón. Hermoso tema lento con un teclado de aromas eclesiales. Su increíble voz tiene algo, sí, de Albert Pla o de Kiko Veneno, pero también te puede recordar al mejor Zenet o a Chet Baker, lo que redunda en un extraordinario estribillo en una especie de tango sadcore ralentizado. Desde luego es un tipo y un sonido más que original y personal. 

En otro de los singles (ambos y alguno más con curiosos videoclips), como "Cachita", son indiscutibles sus aires flamencos, pero siempre muy a su bola. Espectacular piano y precioso violín, luego rematados con unas percusiones que parecen sacadas de una procesión de Semana Santa. "Estornino 2"’ viaja del flamenco al blues y de nuevo te viene a la mente la voz de Albert Pla. Suena triste y desesperado con exquisitos coros y una limpia guitarra acústica. Destacan también el bajo y las percusiones así como su “quejío” flamenco en la voz cuando el tema va avanzando. Cierra la cara A "Todo Está Bien" con buena guitarra española y un órgano muy chulo que impregna el tema de melancolía y nostalgia. Luego aparece un acordeón brillante y hasta un buen estribillo melódico sobre un órgano que recuerda al de Booker T & The MGs. A eso hay que añadir sus historias siempre emotivas y brillantes, aquí con frases como “Bonita cuando te enfadas… nadie va a joderme este momento te lo juro por todos mis muertos”.

La cara B arranca con otro single impepinable. Te hablamos de un "Caballo de Triana" con la buena colaboración especial de la fina guitarra flamenca de Diego Pozo “El Ratón” (Los Delinqüentes). Hermosa tristeza y más melancolía con ricas percusiones y una guapa guitarra eléctrica ácida que tiene un toque a los Smash. Más ternura y desnudez en la íntima "De Mí Para Ti" con un tono de voz combinando a Devendra Banhart o Jimmy Scott, pero con el toque flamenco propio de Antónimo. Finaliza el disco con otro tema desnudo y delicado titulado "El Último Melómano". Alma y pasión en la historia que nos vuelve a contar y guapos teclados psicodélicos finales. 

En general es más que llamativo y atractivo que una propuesta tan minimalista albergue emociones tan maximalistas y melodías que no dejan de embriagarte. Estoy muy de acuerdo con aquellos que dicen que estamos ante un artista muy singular lleno de creatividad y magnetismo. Ganas locas de poder gozar de esta propuesta en unos directos que tienen la pinta de que serán muy especiales.

The Lemon Twigs: "Nos gusta escribir canciones que sean agradables de cantar"


Por: Àlex Guimerà.

Fotografías: Anastasia Sanchez.

Les hemos seguido atentamente desde sus inicios, cuando irrumpieron con su álbum de debut siendo aún adolescentes y ofreciéndonos ese particular pop que mezclaba la sofisticación clásica de los 60 y 70 con la urgencia juvenil propia de su edad. Han andado mucho desde entonces y han demostrado que son capaces de hacer de todo y bien: son grandes compositores y arreglistas en estudio, tocan con habilidad varios instrumentos, vocalistas privilegiados y tienen un directo enérgico y entregado. Son los hermanos Brian y Michael D’Addario, conocidos como The Lemon Twigs, a los que tras su impactante paso por nuestro país del año pasado volveremos a tener por aquí el próximo verano - Azkena Rock de Vitoria (21 de junio), Santiago de Compostela (22 de junio), Sevilla (26 de junio), Degusta Fest de Granada (27 de junio), Vida Festival de Barcelona (4 de julio) y Block Party de Madrid (5 de julio). Finalmente hemos podido charlar con ellos para repasar brevemente la trayectoria meteórica, los conciertos y los planes de una de las bandas más fascinantes del panorama musical actual. 

Debutasteis en 2015 con "Do Hollywood", cuando apenas teníais 17 y 18 años, aunque formasteis la banda mucho antes. ¿Os consideráis músicos precoces? 

The Lemon Twigs: Creemos que en esa época éramos bastante técnicos para nuestra edad, especialmente en comparación con el pop actual. Pero tiene sentido si se tiene en cuenta que empezamos a tocar muy jóvenes, hacía unos cinco años. 

Personalmente quedé flipado con la ópera pop "Go To School" (2018). Vuestro segundo disco me impresionó tanto por el concepto como por su sonido: parecía sacado de una máquina del tiempo de los 70. ¿Cómo lograsteis grabar algo tan brillante a tan corta edad? 

TLT: En ese momento estábamos aprendiendo a grabar. Cuando recibimos un adelanto de 4AD, decidimos que no queríamos contratar a nadie para producir nuestros discos. Compramos una grabadora de 24 pistas y una consola, ¡y ese álbum fue nuestra manera de aprender a usarlas! 

El siguiente álbum, "Songs for the General Public" (2020) mostró un lado más accesible y melódico. ¿De dónde salen esas melodías tan irresistibles? 

TLT: Es difícil de explicar, pero en general surgen cuando no las forzamos y simplemente nos divertimos tocando o cantando. A los dos nos gusta escribir canciones que sean agradables de cantar, así que tiene sentido que también conecten con los demás. 

En los últimos cinco años habéis lanzado tres álbumes (incluyendo el álbum en solitario de Brian). ¿Cómo mantenéis ese nivel de productividad creativa? 

TLT: Grabamos todos los días en casa. Creemos que grabar impulsa la composición. Además, las giras también nos motivan a terminar proyectos: es emocionante tanto para nosotros como para el público poder tocar música nueva. 

Esta pregunta es para Brian: acabas de sacar al mercado "Till The Morning", tu debut en solitario, que me parece un disco increíble. ¿Qué nos puedes contar sobre él? 

TLT: Todas las canciones fueron pensadas originalmente para proyectos de The Lemon Twigs, pero quedaron fuera de los discos por cuestiones estilísticas. Afortunadamente, encajaron bien entre sí. No es un disco en solitario en el sentido estricto, ya que Michael lo produjo conmigo y también toca y canta en muchas partes. 

¿Cómo os organizáis para componer para The Lemon Twigs? ¿Cada uno aporta ideas por separado o lo hacéis todo en colaboración? 

TLT: Sí, ambos escribimos por separado. Nos mostramos las canciones en distintas etapas del proceso. A veces colaboramos con un acorde o una frase, pero en general, cada uno escribe por su cuenta. 

Vuestra música suena meticulosa y muy elaborada. ¿Cómo es el proceso de producción? ¿Preferís el estudio casero o uno profesional? 

TLT: Para trabajar a fondo en los arreglos, es mejor un estudio casero: no estás pendiente del reloj. Pero un estudio profesional es ideal para mezclar o grabar cuerdas, y contar con ayuda técnica te permite concentrarte más en la música. 

¿Qué artistas actuales os inspiran hoy, más allá de vuestras obvias influencias clásicas? 

TLT: Nos inspiran muchas bandas nuevas como Tchotchke, Uni Boys, Brower, Josephine Network y The Umbrellas. También artistas que empezaron hace tiempo pero siguen dando grandes conciertos, como The Rubinoos, Swamp Dogg, Roger McGuinn, Todd Rundgren y Bob Dylan. ¡Son increíblemente inspiradores! 

¿Qué papel juega la estética visual —moda, portadas, videoclips— en vuestra identidad artística? 

TLT: Es importante que el arte visual acompañe el espíritu de la música. No es nuestro medio principal, pero contamos con artistas visuales muy talentosos. Eva Chambers se encarga de la mayoría de nuestras fotos y diseño gráfico; Anastasia Sanchez hizo las fotos del disco solista; y Paul Millar, Ambar Navarro y Max Flick han colaborado en varios de nuestros videoclips. 

¿El teatro musical ha influido en vuestra manera de componer o actuar en directo? 

TLT: Quizá al principio, pero más por la influencia de músicos que admirábamos que por nuestra experiencia directa en el teatro. Hace tiempo que no nos sumergimos en ese mundo. 

Os he visto en directo dos veces y me impresionó vuestra fuerza escénica, virtuosismo instrumental y talento vocal. Me transportasteis a los conciertos de los grandes grupos de los 60 y 70. ¿Sois conscientes de que vuestro directo ofrece algo especial? 

TLT: Sí, creemos que esta formación actual es especialmente fuerte. La voz de Danny y la batería de Reza nos aportan mucho. Además, todos en la banda tocan varios instrumentos y cantan. Hay muchos detalles en los arreglos y todos colaboramos para completarlos en directo. 

Me sorprendió ver un público muy diverso en edad, desde jóvenes veinteañeros hasta personas de 40 o 50 años, entre los que me incluyo. ¿Sentís que habéis conectado con distintas generaciones? 

TLT: Sí, el público es bastante variado. Tenemos suerte de contar con una audiencia tan amplia. ¡Creemos que la música pop melódica puede gustar a cualquier edad! 

En 2024 tocasteis diez veces en España, incluyendo festivales como Primavera Sound y CanelaParty. ¿Qué recordáis del público español? 

TLT: Fue muy emocionante la primera vez que tocamos en Madrid. Estábamos versionando "I Don’t Wanna Cry" de The Keys, una canción que normalmente la gente no conoce. ¡Pero había al menos 30 personas en primera fila cantándola entera! Fue extraño, pero dio la sensación de que el público español conoce muy bien la música underground actual. 

Sin embargo, vuestro primer concierto en España fue en 2017 en el BBK Live de Bilbao. ¿Cómo han cambiado vuestras actuaciones en directo desde entonces? 

TLT: ¡En aquel entonces no teníamos a Reza! Ahora tenemos más confianza, aunque tal vez antes éramos un poco más engreídos. ¡Pero definitivamente preferimos los conciertos que damos ahora! 

En 2025 tenéis fechas en festivales como Azkena, Vida, BLOCKPARTY y Degusta Fest. ¿Cómo os preparáis para esta intensa gira española? 

TLT: Con una gira por Estados Unidos. Para cuando lleguemos a España, ya estaremos bien ensayados. 

Como hermanos y compañeros de banda, ¿cómo sobrelleváis una gira tan larga juntos? ¿Tenéis alguna rutina o truco para mantener el equilibrio? 

TLT: No compartimos habitación, ¡eso ayuda mucho! En realidad no tenemos una rutina fija. Solo intentamos mantener la calma y hacer que los conciertos sigan siendo interesantes, cambiando alguna canción sobre la marcha. 

En vuestros conciertos del año pasado tocasteis inéditos como "You’ve Got A Broken Heart" y "You Still My Girl". ¿Formarán parte de un próximo álbum? 

TLT: ¡Sí! Grabamos mucho material antes de salir de gira, y esperamos terminarlo cuando regresemos. 

¿Qué viene después de esta gira? ¿Qué proyectos tenéis para el futuro? 

TLT: Queremos terminar un nuevo disco y probablemente grabar algunos vídeos. ¡Y después, seguir tocando en vivo!

Chucho: “Prehistoria, demos y demonios”


Por: J.J. Caballero. 

Los basamentos del rock independiente patrio se remontan a la endiosada década de los noventa. Y digo endiosada porque de aquella cosecha recogimos frutos de variada jugosidad, algunos injustamente podridos antes de tiempo y otros afortunadamente lozanos a través de las subsiguientes épocas de vacas cada vez más flacas. En el hueso de toda aquella pequeña revolución se instaló sin fecha de caducidad un sonido que recogía la esencia de las diversas bandas que la inspiraron y la dotaron de personalidad y sonido propios. 

En Albacete surgió un músico llamado Fernando Alfaro cuya tendencia al exceso sonoro y personal articuló Surfin’ Bichos, una entente creativa sin parangón por los siglos de los siglos. De ahí surgieron con el paso del tiempo y la divergencia de sendas otras asociaciones artísticas no tan relevantes pero igualmente memorables: Chucho, Burrito Panza, Mercromina, Travolta… El talento de Joaquín Pascual como secundario estelar tuvo y tiene mucho que decir al respecto, mientras que el resto de actores implicados en el reparto se distribuyen méritos y aportaciones varias e imprescindibles. Juan Carlos Rodríguez y Javier Hernández, los socios más aventajados, tienen gran parte de culpa de la grandeza.

En esta intrahistoria que es “Prehistoria, demos y demonios” hay mucha historia que contar. Resumir la de una banda esencial en apenas unas cuantas muestras primerizas de su legado es mucho más fácil de escuchar que de escribir. Queda constatado cuando revisas demos como las de “Perruzo”, “Cerca del animal” y “Magic” –su éxito más palpable, aquí en una escuálida toma con apenas un secuenciador como acompañante a la voz de Alfaro-, más próximas al tuétano y el fluido vital de un sonido arrastrado y expandido en posteriores producciones. Pero también cuando vuelves a piezas incendiarias del corte de “Piedras de Palestina”, título encomiablemente clarividente, hasta ahora sólo incluida en un recopilatorio de la revista Rockdelux, o “Tres filas de dientes”, algo así como la cara B del CD “Sal” publicado en 1997. 

Esmeraldas sin pulir que se complementan con la falsa dulzura de la versión de Family “En el rascacielos”, el sucio temporal de “Huracanes con nombre”, como si Johnny Thunders hubiera invadido por sorpresa la mesa de mezclas, las ráfagas de punk furioso encajadas en “El bala”, la infección provocada por el blues de la fantástica “Jaime y el malestar de sus células” y la rabiosa deconstrucción emocional de “Cabeza de lobo, piel de serpiente”. 

Un recorrido no tan aleatorio (las sesiones de grabación pertenecen al período inmediatamente anterior o coetáneo al primer EP de la banda) que acaba remezclando una “Sin piel” a la que no le hacía ninguna falta el traje big beat que le diseña Nathan McCree. La nota discordante –o no- que pone el punto final a una zambullida arqueológica tan interesante como apabullante, con las catacumbas del sonido Chucho en su punto justo de restauración. Un regalo inesperado y digno de agradecimiento.

Van Morrison: Un rugido desde la eternidad


Noches del Botánico de Madrid. Miércoles y jueves, 4 y 5 de junio de 2025. 

Texto y fotografías: Ricardo Virtanen. 

La apertura de los conciertos de las Noches del Botánico 2025 ha sido adjudicada a Van Morrison (Belfast, 1945), quien llenó las dos primeras fechas del Festival madrileño por antonomasia, con 4000 personas por día, en su esperado regreso a la capital. Algo más delgado que la última vez, sombrero claro, gafas azules de espejo, y traje azul con su saxo en ristre, es la icónica imagen de gánster napolitano de un genio de la música que en verano llegará al status de octogenario, alcanzando a otros históricos como John Fogerty o Eric Clapton, sumados recientemente al club.

El memorable concierto de esta noche, el primero de los dos que ofreció en Madrid, en formación de noneto, sin duda es un ‘concierto de autor’, lejos de lo que se esperaría en una de las más altas figuras de la historia del rock (quizá ya solo por detrás de Dylan, Springsteen y Young), huraña a más no poder, con fama de gruñón, con sus 42 discos de estudio (ocho de ellos en la última década), y una lista de súper éxitos que llenarían —o sea, que llenan de hecho— un doble álbum. El impecable concierto estuvo rodeado de músicos muy talentosos: desde el cuarteto de base: Dave Keary (guitarra), John McCullough (teclado y moog), Neal Wilkinson, (batería) y Samuel Burguess (bajo/contrabajo), hasta cuadrar su actual superbanda: Alan Wickett (percusión), Chris White (saxos soprano, tenor y barítono), Matt Holland (trompetista, el músico que más ha colaborado con Morrison) y coros ( la irlandesa Jolene O’Hara y la cantante de jazz Sumudu Jayatilaka). Todo ello, con un ciclón de estilos superpuestos como fichas de dominó, en una arrolladora coctelera sónica: Jazz, R&B, Blues, Swing, Soul, Skiffle... 

El concierto se inició cinco minutos antes de lo previsto, lo que le hizo, a quien esto escribe, que llegara cuando terminaba “Only A Dream”, una canción antigua de 2002, pero de cierta actualidad, porque Morrison la incluía en su último trabajo: New Arrangments an Duets (2024). Ya todos sentados en la gradas y la pista a reventar, sonaba la segunda canción: “Cutting Corners”, adelanto de su próximo vinilo: "Remembering Now", que saldrá a la calle en algunas semanas. Aquí Morrison ya iniciaba su periplo de cambio de instrumentos en cada canción, deleitándonos con su saxo alto. Tras “Back On Top”, donde Morrison sopló su armónica, y algo más hablador que en otras ocasiones, nos presentaba un tema de Ray Charles: “What Would I Do Without You”, incluido en un lejano disco de 1984, en esta ocasión sentándose al piano. Una balada donde tuvieron una mayor presencia los coros, liderados por la espectacular Sumudu, que eternizaron con sus voces el estribillo “What Would I Do”, con que la canción languideció durante más de dos minutos. Con “Days Like This” y, seguidamente, “Real Real Gone” se alcanzaba el punto álgido de la noche, dos pepinazos del seatlist del León de Belfast, incluidos en trabajos de la década de los 90’s. La primera implica toda una vindicación de la vida cotidiana, un himno a las cosas sencillas, con cierta serenidad optimista. Mientras, la segunda se ha convertido en toda una explosión de R&B en sus conciertos, con una acentuación diabólica, que casi invita a cerrar los conciertos. Sonó la balada “In The Afternoon”, otro éxito de "Days Like This", cuando quizá debería haber elegido alguna de sus baladas más célebres (pienso en “Someone Like You”, “Have I Told You Lately?” o “Crazy Love”. Pero no era el día para “Grandes éxitos”, y el nordirlandés encadenó temas de discos de su última etapa: "Live At Orangefield" (un directo de 2024), "Moving On Skiffle" (2023), "The Prophet Speaks" (2018) y "Versatile" (2017).

Así, pues, Morrison nos puso a bailar con el marchoso “Cleaning Windows”, que finalizaba reproduciendo aquel legendario verso de Gene Vincent: “Bebop a Lula she’s my baby. Después llegaba el apacible “Green Rocky Road”, el cual se fue hasta los siete minutos, al que sucedían dos temas más de su ultimísimo "Moving On Skiffle": “No Other Baby” y “Cold Cold Heart”. Morrison hundía sus raíces en el skiflle, un estilo afroamericano de los años 20’s que da prioridad a instrumentos caseros y acústicos, con armonías y ritmos sencillos, juntando estilos primigenios como el folk, el jazz o el blues. En los años sesenta, tuvo cierto predicamento en la Inglaterra beat, y tanto The Beatles como The Rolling Stones como Bee Gees o Jimmy Page lo desarrollaron puntualmente. En “No Other Baby”, destacó el solo portentoso del trompetista Matt Holland, con guiños a un conocido pasodoble español, al que se sumó el de congas de Wickett. Holland, diremos de paso, estuvo presente en la gira en que vi a Morrison en La Riviera, hacia1996, por lo que se conforma en uno de sus escuderos más fieles. “Cold Cold Heart” fue interpretado a un ritmo mucho más lento que el original, donde predominó el uso del lapsteal, del todopoderoso y versátil Dave Keary, más el sonido del saxo barítono y la tabla de lavar, ejecutada casi con humor por Alan Wickett.

Sin duda,“Aint Gonna Moan No More”, muy al estilo soulblues de Ray Charles, tuvo en el Hammond de McCullough, y en el solo muy expresivo del bajista (que ya había abandonado el contrabajo), la máxima expresión de la canción, al contrario que la anterior, tocada mucho más rápida. Morrison presentaba al personal en el corte doce del concierto, lo que hablaba de que resultaba más interesante hoy llevar casi todos los temas a los 6/7 minutos, con el lucimiento de los músicos de esta superbanda, que interpretar 20 temas. Morrison proseguía con un blues marcial, interpretando el penetrante “Broken Record”, cuyo estribillo repetitivo cansa en el disco ("Versatile"), pero da mucho más juego en los directos, con un muy digno solo de saxo alto del propio Morrison, y con las coristas redoblando la efectividad del estribillo sine die.

Para cerrar una noche mágica, diferente para aquellos que seguimos a Morrison durante más de tres décadas, el de Belfast encadenó tres "minihits" de sus históricos directos "Live at the Santa Monica Civic" (1973) y "It’s Too Late To Stop Now" (1974). “Wild Night” es recurrente en la mayoría de sus directos desde los años setenta, incluido en su mítico "Tupelo Honey". Aquí fue el único momento en que la guitarra de Keary sonó con cierta distorsión rockera, con otra nueva ejemplar improvisación del joven saxofonista Chris White, esta vez con tenor. Y sin bajar el listón de la efectividad rítmica, sonaba “Help Me”, un blues marcado de Sonny Boy Williamson, pasado por la batidora rítmica de la banda de Morrison, y recurrente en sus finales de conciertos, con le jefe a la armónica. Transcurrida una parte del tema, Van Morrison hizo mutis por el foro, y desapareció de escena, exactamente igual que las dos últimas veces que lo hemos visto en Madrid (2018/2022). 

Sin embargo, el cantante no se fue rápidamente al hotel a darse una buena ducha, sino que quiso unirse al fin de fiesta. Entonces sonaron los acordes de “Gloria”, aquel mega éxito de 1964, de su primera banda, los Them (canción grabada también por The Doors). Es cierto, pues, que el nordirlandés tuvo el detalle de regresar para entonar la primera parte de la legendaria canción. La talentosa Sumudu Jayatilaka entonaba el estribillo de la canción casi en solitario. Ahora sí, Morrison desapareció del mapa para ya no volver. E igual que en su última actuación en el WiZinkCenter, la banda (nueve musicazos) iniciaron una improvisación infinita, que llevó el tema ¡hasta los 16 minutos! Sin duda, el momento más destacado fue cuando la joven promesa Jolene O’Hara, vecina de Belfast, se marcó una improvisación desatada, que me recordó a la portentosa Clare Torry en “The Great Gig In The Sky”.

Sin duda, fue un concierto memorable, con nueves músicos totalmente desatados en los temas finales, pero, cierto, y ¿”Brown Eyed Girl?”, “¿Moondance?”, “¿Bright Side of the Road?”, “¿Domino?”… Se oían quejas entre el numeroso público que desalojaba la pista. Incluso una mujer se acerco al escenario a increpar, a los técnicos que allí se encontraban, la ausencia de “Brown Eyed Girl”, que, quizá sí, Van podría haber colado. Pero esta noche la idea era otra. Y aquellos que amamos verdaderamente al León de Belfast nos pareció también un plan perfecto, otro nuevo rugido desde la eternidad para depositarlo con esmero en nuestra memoria.

Turn Turn Turn: “Componiendo usamos el pasado para crear algo nuevo”


Por: Liberty Valance.  
Fotografías: Shelly Mosman.

Adam Levy (guitarra, voz), Savannah Smith (guitarra, voz) y Barb Brynstad (bajo, voz) son figuras prominentes de la comunidad musical de Minnesota, con una larga carrera a sus espaldas, sobre todo en el caso de Levy, quien está también al frente de The Honeydogs, una de las mejores bandas del rock americano de raíces de los últimos treinta años. 

Unidos por su afición por country, el folk y el pop de los años 60 y 70, Turn Turn Turn se formaron inicialmente como grupo de versiones, pero al poco tiempo de tocar juntos la química entre sus respectivas formas de componer y entender la música les llevó a ir incorporando sus propias canciones al repertorio. 

En la actualidad preparan su tercer álbum, del que ya conocemos dos prometedores singles. 

Entrevistamos al trío unos días antes de que emprendan rumbo a España, para actuar en El Puerto de Santa María (viernes 13, https://www.tickentradas.com/lugar/teatro-pedro-munoz-seca-el-puerto-de-santa-maria), Isla Cristina (sábado 14, https://www.islasonica.es/) y Madrid (martes 17 https://entradium.com/en/events/fiesta-1er-aniversario-de-balas-perdidas-con-turn-turn-turn-y-m-a-p-a), en la fiesta de celebración del primer aniversario del boletín Balas Perdidas.

La banda es nueva, pero los tres integrantes tenéis una larga trayectoria en la escena musical. ¿Os conocíais de antes? ¿Cómo se formó el grupo? 

Adam: En 2018, Barb estaba causando sensación como bajista tras reconectar con el instrumento, ya que se había tomado un descanso para criar a su hija durante la década del 2000. Había oído hablar de su forma de tocar, así que decidimos unirnos y formar una banda. En un momento dado, mi hija Ava formó parte del grupo, pero al final estuvo demasiado ocupada para continuar. Entonces pensé en Savannah, una talentosa cantautora a la que había dado clases en una escuela de música. Era estudiante de composición y tenía una voz increíble. Contactamos con ella y aceptó unirse a nosotros. Tener tres voces distintas nos distingue de muchas otras bandas de la ciudad. Cada uno canta por separado, y las armonías a tres voces crean un sonido único que distingue nuestra música. 

El nombre de la banda da una pista clara sobre sus influencias. ¿Son los Byrds tu banda favorita de los 60? Barb: Nos encantan los Byrds, pero no son nuestra banda favorita de los 60. Es difícil identificar solo una o dos referencias. The Turtles, Rolling Stones y Beatles son claros candidatos, pero la lista sería muy muy larga. 

Adam: Coincido con Barb. Toco mucho la guitarra eléctrica de 12 cuerdas y me encanta ese sonido, pero el título de la canción que usamos para nuestro nombre fue un referente de la época y la ubicación de los sonidos que creábamos. Aunque lo cierto es que Laurel Canyon en los 60 y 70 es solo una de varias influencias.. Nos encanta el soul clásico de Stax/Muscle Shoals tanto como la época dorada de la música country honky tonk. 

Además de esas influencias clásicas que mencionáis ¿Qué tipo de música soléis escuchar en casa o de gira? ¿Preferís revisitar clásicos o intentar descubrir nuevas bandas y artistas? 

Barb: Nuestras listas de reproducción combinan clásicos y artistas más recientes. Si compartiéramos nuestras listas de Spotify, probablemente compartiríamos muchos géneros y tendríamos influencias musicales únicas. Sí, los tres tenemos muchas influencias, propias de cada uno de los tres compositores. Nuestra primera lista de versiones que interpretamos debería darte una idea de nuestra trayectoria. Incluía canciones de The Flying Burrito Brothers, The Byrds, The Beatles, The Monkees, The Everly Brothers, Gram Parsons, The Faces, Them, Nick Drake, The Rolling Stones, Graham Nash, Glen Campbell, Fleetwood Mac, Simon & Garfunkel, Dolly Parton, Emmylou Harris, Nico, The Mamas and Papas, Delaney & Bonnie, Judee Sill, Dion, Blind Faith, The Association y Rod Stewart, por nombrar solamente algunos. 

Vuestra música tiene influencias clásicas reconocibles, pero tiene una personalidad propia y consistente. ¿Cómo creéis que lográis ese sonido único? 

Adam: Como decíamos antes, todos tenemos procesos de composición e influencias distintos. Nos encanta la música de los clásicos de los 50, 60 y 70, pero también nos gusta mucha música contemporánea. Como compositor, siempre uso el pasado para crear algo nuevo. Y siempre busco no repetir lo que he hecho dos veces. La banda ha evolucionado con el tiempo gracias a que tocamos juntos con mucha frecuencia... y al deseo de hacer un disco diferente cada vez. Nuestro tercer disco será diferente a los dos primeros. Cuanto más tiempo llevamos con esto, más cómodos nos sentimos juntos y, en mi opinión, nuestro sonido se vuelve más único gracias a nuestras respectivas inspiraciones y personalidades. 

El hecho de que haya tres compositores ayuda a que el sonido sea más amplio y diverso... 

Barb: ¡Por supuesto! Cada uno aporta sus propias influencias y estilos únicos a sus canciones. 

Adam: Creo que escribimos de forma diferente: temática, métodos de escritura. Me gusta cómo sonamos cada uno por su cuenta, pero mezcla y la diversidad funcionan muy bien. Sois de Minnesota, que tiene una gran tradición musical, ¿Os sentís pate de alguna escena o movimiento? Barb: Yo diría que sí. Las Ciudades Gemelas, Minneapolis y St. Paul, tienen una escena musical muy robusta. He notado que mucha de la gente con la que me relaciono está involucrada y, sinceramente, contribuyen mucho a mi red de apoyo. ¡Es genial formar parte de algo tan vibrante! 

¿Con qué bandas actuales os identificáis más? 

Adam: No quiero hablar por mis compañeras de banda, pero percibo muchas similitudes en Margo Price: la interacción entre el rock y la música de raíces más antiguas. Nos han comparado con Jenny Lewis, Dolly-Emmylou-Linda Ronstadt… Fleetwood Mac. Aunque nuestro sonido es diferente, creo que Charlie Crockett, Sturgill Simpson y Siera Ferrell se encuentran en ese espacio entre el country, el soul y el rock, cambiando de forma a lo largo de los álbumes, inquietos. Creo que tenemos ese punto en común. 

La industria musical ha cambiado mucho en los últimos años. ¿Os sentís cómodos con cómo funcionan las cosas hoy en día? ¿Qué opináis de la posibilidad de acceder a prácticamente toda la música de la historia desde un teléfono móvil? 

Adam:
Crecí aprendiendo música en un viejo tocadiscos, pero ahora puedes aprender a tocar cualquier canción viendo a alguien enseñándotela en YouTube. ¿Esa es la pequeña magia? Quizás. Se crea y publica más música ahora que en cualquier otro momento de la historia. Es fácil dar a conocer la música, pero más difícil encontrar a tu público. A pesar de todos los cambios, se trata de crear y presentar esa música al público. 

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de esta situación para grupos como el vuestro? 

Adam: Parece que nunca hay tiempo suficiente. Barb es consultora de marketing y toca en varias bandas. Savannah tiene una tienda vintage. Yo doy clases y tengo algunos proyectos musicales en marcha, como The Honeydogs. Esto limita la cantidad de conciertos y giras que podemos hacer. Tenemos muchas ganas de hacer más giras internacionales. 

¿Las giras son lo que más disfrutáis?

Barb: Como dijo Adam, todos tenemos trabajos de tiempo completo, lo que significa que no podemos salir de gira tan a menudo ni por tanto tiempo como nos gustaría. Pero siempre intentamos tocar para nuevos públicos siempre que podemos. Cuando podemos hacer un hueco en nuestras agendas, lo que nos gusta llamar mini-giras, lo pasamos genial y siempre lo disfrutamos mucho. 

Adam: Barb y Savannah son dos de mis mejores amigos. Pasamos mucho tiempo juntos en coche y en la carretera; somos como turistas, nos encanta la comida y todos tenemos curiosidad, así que viajar es algo divertido que compartir. También me encanta grabar música y crear en el estudio con ellas dos. 

¿Sois una banda muy diferente en el estudio y en directo? 

Barb: Creo que son dos facetas diferentes y complementarias. Como hemos grabado nuestros dos últimos álbumes en casa de Adam, eso nos da la oportunidad de ser creativos y probar nuevas ideas, al no estar tan sujetos a los gastos de un estudio de grabación convencional. Cuando tocamos en directo, nos nutrimos de la energía de los demás miembros de la banda y del público, lo que le da un ambiente completamente diferente. 

Adam: Sí, los conciertos son diferentes a los discos. Me encanta cuando cambiamos partes del disco y no simplemente "recreamos" las grabaciones. A veces, lo que haces en directo queda muy cerca de la grabación, pero otras no, y eso hace que la música sea algo vivo y cambiante. Por otra parte, nuestros directos varían mucho en función de que tengamos banda completa -con batería, pedal steel y teclados- o tengamos la versión acústica en trío. Me gustan las dos posibilidades. 

Venís a España por segunda vez en unos días. ¿Cuáles son vuestras expectativas respecto al año pasado? 

Savannah: Creo que todos estamos emocionados por tocar en eventos más grandes y escuchar música nueva. También tenemos ganas de tener más tiempo entre conciertos para explorar España y pasar tiempo con nuestros amigos españoles. 

Adam: Parece que nuestros amigos nos ayudaron a conseguir unos espectáculos geniales en esta excursión. Los Brass Buttons son gente increíble. Nos encanta pasar el rato con ellos y que nos muestren el recorrido culinario, histórico y cultural de Andalucía y Madrid. España es magnífica.