The Hives: "The Hives Forever Forever the Hives"


Por: Begoña Serralvo.

Tras más de tres décadas en activo y con un estilo que rara vez ha mutado, The Hives regresan en 2025 con "The Hives Forever Forever The Hives", su séptimo álbum de estudio. El disco consolida una fórmula conocida: canciones cortas, guitarras urgentes y un tono irreverente que reafirma la vigencia del quinteto sueco en la escena del garage rock veinticinco años después de su creación.

Producido por Pelle Gunnerfeldt junto a Mike D (Beastie Boys), con aportes de Josh Homme (Queens of the Stone Age), mantiene un sonido crudo pero nítido: guitarras con distorsión precisa, bajos al frente y baterías que sostienen el vértigo sin saturar la mezcla. No hay ornamentos excesivos; la crudeza es intencional. Con 13 pistas en apenas 33 minutos, el disco se consume como un concierto comprimido. Ninguna canción supera los tres minutos y medio, reforzando la sensación del "aquí y ahora", "lo quiero ya" que siempre ha caracterizado al grupo.

Temas como "Enough Is Enough” abre con un riff incendiario que remite al clásico “Hate to Say I Told You So”, marcando un retorno a la esencia garage punk, o la breve “O.C.D.O.D.” que acelera hacia territorios casi hardcore, con un pulso abrasivo que recuerda a Dead Kennedys, son quizás los himnos del álbum, sin olvidar el tema titular, “The Hives Forever Forever The Hives”, que funciona como manifiesto: arrogancia, humor y rock de alta velocidad.

Lejos de reinventar su propuesta, The Hives reafirman aquí su identidad. No buscan sorprender con giros estilísticos, si no defender su posición como una de las últimas grandes bandas de garage rock capaces de transmitir la energía del directo en estudio. En una época donde el rock convive con el pop sintético y la electrónica, este álbum se siente casi como una declaración de resistencia: la guitarra eléctrica aún puede sonar peligrosa.

Podríamos decir que "The Hives Forever Forever The Hives" no es, por tanto, un disco de reinvención, sino de reafirmación. Su fuerza radica en la coherencia: riffs frenéticos, ritmos inmediatos y la voz de Howlin’ Pelle Almqvist al frente con la misma insolencia de siempre. Un álbum que no pretende escribir un nuevo capítulo en la historia del rock, pero sí recordarnos —con estruendo— que The Hives siguen siendo una máquina de energía imparable. Y tendremos el gusto de comprobarlo en directo en noviembre en Madrid, Sala Riviera.

José Lanot: "Después de quemarlo todo"


Por: Txema Mañeru. 

Un disco tan especial como éste, necesitaba una edición tan chula como la que ha hecho Family Spree Recordings. Sí, se suponía que Tony había dejado el mítico sello discográfico, y realmente es así por falta de tiempo y exceso de trabajo, pero la afición le tira tanto que no descarta editar álbumes muy concretos como ha sucedido con este debut en solitario de este músico, escritor y hasta técnico de sonido.

Lanot se pegó 7 años (entre 2016 y 2023) escribiendo en redes sociales una serie de textos (reflexiones) con una temática variada donde tocaba comentarios musicales de sus bandas favoritas, pero también otros temas artísticos (mucho cine, que se nota que le encanta) y muchos otros de carácter histórico, porque la historia es una de sus aficiones mayúsculas.

Todos esos textos los recogió en un recomendable libro titulado “Después de quemarlo todo”, al igual que este vinilo, que publicó el pasado año la Editorial Sílex. El libro venía acompañado de un compacto con 10 canciones compuestas por él que son las que ahora ha sacado Family Spree en un vinilo con carpeta doble preciosa y con vinilo de color amarillo. La muy colorista (y chula) portada cuenta también con su diseño gráfico y en su interior tiene las letras de las 10 canciones en español e inglés. Bueno, 9, porque una es un precioso instrumental al estilo, casi, de Booker T. & The MG’s.

El disco cuenta con la gran y eficiente producción de Fernando Pardo. Algo muy lógico pues Lanot fue músico de los mismísimos Sex Museum. Además de esa gran banda ha estado implicado en otras historias tales como Los Potros, La Fundación, Teatro Negro de Praga, Los Delayers, Bird Dogs o Wonderboys. También ha trabajado como DJ o pinchadiscos y es técnico de sonido en la Sala El Sol de Madrid. Está muy bien acompañada por músicos amigos entre los que destaca Paco Poza (Los Imposibles) o Javier Polo (The Winnerys). Brilla también la aparición de Jevhen Riechkalov con su trompeta y su fiscorno. En la sección de ritmo tenemos a Lete García Merino y Javier Polo. José aporta, además de las canciones, multitud de voces, guitarras de todo tipo, ricos teclados y shaker. Hablando de teclados, también son importantes la presencia con dichos instrumentos de Eduardo Molina y Fran Meneses.

La aventura arranca contundente como una maza con "The Maze". Un tema con una intro entre Buzzcocks y Magazine, pero, a la vez, deliciosamente melódico con riffs de guitarra y órgano que molarían a los seguidores de George Harrison o Manu Gastado (Los Tupper). "Conjuro" contiene otra excelsa melodía muy bien coloreada por la trompeta de Jehven. Una buena historia y arreglos psicodélicos que te recuerdan a los Love del “Forever Changes”, pero que también trae ecos a Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán (CRAG) o Ángel Kaplan (Bubblegum)

El dato de Kaplan o Love es aplicable a muchos otros buenos momentos del disco donde incluso las guitarras traen logrados ecos western. "Strictly Bipolar" es uno de esos ricos temas que se ven aún más enriquecidos por los teclados de Fran y Eduardo. Resuena ensoñadora también al estilo de los de Arthur Lee, pero es algo más rítmica y las guitarras ahora tienen toques surf. El tema "Después de quemarlo todo" cuenta con otra muy buena historia y una melodía preciosa, además de un estribillo redondo y buenas guitarras. Lo compuso para que lo tocaran Micky y Los Colosos del Ritmo. Cierra la cara A "All Those Words", otra preciosidad melódica y romántica con más aromas a CRAG o incluso a Alberto Montero, pero con más tonos de americana. Sus voces múltiples y los coros son de los más destacados del trabajo, un aspecto especialmente cuidado a lo largo del mismo.

La cara B la abre un tema de corte más eléctrico como "La puerta". A lo mejor influye que el propio Fernando Pardo colabore en la composición de la música. Voces y guitarras dobles que conforman otra lograda melodía, haciendo más que comprensible que se citen referencias a The Zombies o Bee Gees. La letra de "My Town" la firma Matt Black (en la carpeta interior también viene la traducción al castellano, al igual que las otras cantadas y escritas en inglés) en un tema muy juguetón con muchos cambios en melodía y puentes que te hace pensar que suenan varias canciones en una. "Serenity" es el citado, y sereno, tema instrumental con ecos a Booker T., pero también a Pájaro por su ritmo casi de Semana Santa. "From The Ashes" vuelve a brillar con esas voces y guitarras mágicas llenas de eco. Tras un alegre puente con dobles voces otra vez tenemos unos poderosos punteos eléctricos sobre otras de fondo con tonos más western. "To Feel I’m Alive" es un gran final melódico con aires a The Zombies, pero también a Nilsson, Love o The Hanging Stars donde sobresale el órgano de Eduardo Molina y las estupendas voces en modelo pregunta-respuesta y con guitarras western-surf... 

Todo ello lo puedes escuchar y conseguir en www.familyspreerecordings.bandcamp.com y sería estupendo que hubiera una gira para presentar este trabajo tan especial y poco común.

Kingfishr: “Nuestro primer disco cierra un capítulo y abre otro”


Por: Àlex Guimerà.

La banda irlandesa Kingfishr acaba de publicar el pasado 22 de agosto su esperado álbum de debut, "Halcyon". Tras arrasar con sencillos como "Killeagh" y conquistar festivales internacionales, el trío formó parte del cartel del reciente Mad Cool Festival con una actuación el pasado 10 de julio y, más adelante, los tendremos de vuelta en Barcelona (7 de noviembre) y Madrid (8 de noviembre).

Nos atienden Eddie Keogh (voz y guitarra) y Eoin “Fitz” Fitzgibbon (bajo). Se disculpan por la ausencia del tercer miembro del trío, Eoghan “McGoo” McGrath (banjo). Charlamos con ellos sobre su trayectoria, sus influencias y lo que viene en el futuro. 

En España aún sois una banda poco conocida, aunque muchos os descubrieron en vuestra actuación del pasado Mad Cool Festival. Además, en noviembre regresáis a Barcelona y Madrid. ¿Cómo valoráis esta primera toma de contacto con el público español? 

Kingfishr: Estamos muy emocionados por tocar en España. Algunos amigos —unos diez o quince— vinieron a vernos desde Irlanda al Mad Cool porque llevaban dos años asistiendo al festival y les encanta. Nos hizo mucha ilusión tocar allí y también regresar en noviembre a Barcelona y Madrid. Creemos que es una oportunidad increíble para conectar con el público español. 

El 22 de agosto publicasteis vuestro álbum debut, "Halcyon". ¿Qué nos podéis contar de este disco?

Kingfishr: Supongo que es casi el cierre de un capítulo, una especie de versión moderna de los álbumes. Obviamente, ya hemos publicado mucha música. Probablemente hayamos lanzado cerca de 30 canciones. Quizás deba verificar la cifra exacta, ya que crece constantemente, pero es más o menos ese el número de temas publicados.

Los tres nos conocimos y nos hicimos amigos en la universidad. Estudiamos ingeniería juntos y no teníamos grandes expectativas musicales. Tocábamos música como pasatiempo y, más tarde, en 2022, lanzamos un par de canciones y las cosas empezaron a avanzar. Pudimos dejar nuestros trabajos y probar suerte. Siempre dijimos que volveríamos a trabajar en seis meses. Eso iba a ser solo una flor de un día. Y aquí estamos, tres años después. El álbum se ha hecho esperar, supongo. Pero solo se puede lanzar un álbum debut una única vez, así que más vale aprovecharlo al máximo. Estamos muy satisfechos, nos encantan las canciones. Todo el viaje ha sido absolutamente increíble. Así que sí, estamos emocionados por ver qué opina la gente. 

¿Cómo recordáis esos primeros tiempos de la banda? 

Kingfishr: Como he dicho, todos nos conocimos en la universidad, estudiando ingeniería. Los tres cursábamos la misma carrera. Aunque probablemente nos llevó un año antes de que realmente conectáramos con la música. Somos amigos por varias razones: traumas compartidos, la pasión por las pintas... La música no llegó hasta quizás un poco después. Creo que empezar la banda fue casi una casualidad. Todos éramos bastante musicales, pero supongo que nunca pensamos en formarla hasta que llegó la COVID-19, el confinamiento, y nos quedamos todos encerrados en casa. No teníamos nada mejor que hacer, solo pasar el tiempo. Así que no queríamos seguir con los estudios y decidimos jugar a la PlayStation y componer música. Hacíamos esas dos cosas durante unas 15 horas al día, todos los días, desde las 2 p. m. hasta las 4 a. m. Las horas de sueño eran raras. Fue en ese momento cuando empezamos a componer música, y la gente de la casa nos decía: «Esto es bastante bueno, deberíais hacer algo con esto». Y entonces nació la banda. No fue hasta seis meses o más después que conseguimos ponerle nombre, porque si nos preguntas a cualquiera de los tres, te dirá que lo más difícil de estar en una banda es elegir el nombre.

Así que fue complicado, pero al final lo conseguimos. Nos conocimos en la universidad y formamos la banda un buen tiempo después, por casualidad. Y estamos muy agradecidos de haberlo hecho, porque no éramos muy buenos ingenieros. Ha sido un accidente muy afortunado. 

Y ya que decís que es tan complicado poner nombre a la banda, ¿nos podéis contar de dónde viene? 

Kingfishr: El nombre lo sugirió la hermana de uno de nosotros porque nos rendimos, la verdad. Crecimos remando en botes, era un deporte. Y en la parte de atrás de nuestra casa hay una zona boscosa donde siempre había martines pescadores (kingfisher) subiendo y bajando. Si remabas, veías a los pájaros pasar en el cielo. Y pensamos que era un bonito símbolo visual. Desde entonces lo vimos como un nombre apropiado. Además, tiene muchas referencias mitológicas e incluso conecta con la leyenda artúrica, del “rey pescador”. Es un nombre que parece surgir mucho en diferentes lugares por alguna razón. Eliminamos la “e” porque nuestro abogado nos dijo que nos demandarían, ya que hay una empresa constructora o algo así con ese nombre. Así que, para evitar ir a juicio, simplemente quitamos la “e”. 

En los últimos años han surgido grandes bandas en Irlanda: Fontaines D.C., The Murder Capital, Inhaler... ahora vosotros. ¿Es Irlanda uno de los grandes salvadores del rock en nuestros días? 

Kingfishr: Irlanda siempre ha tenido una fuerte tradición. Y es algo que se siente y se vive. Incluso desde Thin Lizzy, Rory Gallagher y toda esa gente, parece como si vinieran de hace mucho tiempo. Todo lo relacionado con la música de guitarra, el folk y el rock está tan estrechamente unido que supongo que se presta a eso.

Pero sí, definitivamente también desde Fontaines y Murder Capital, e incluso bandas como The Scratch. No sé qué tiene la música rock y la música de guitarra en Irlanda. Es difícil saber exactamente qué es, pero estamos muy orgullosos de la situación actual en Irlanda, especialmente. Hay muchísima buena música y tenemos el privilegio de que nos mencionen junto con algunas de esas bandas. 

¿Cuáles son vuestras principales influencias musicales? 

Kingfishr: Cambiamos mucho con el tiempo. Crecí escuchando muchísimo a The Killers. Recuerdo que el primer CD que teníamos en el coche era "Sam's Town", una banda fenomenal. Y luego otros grupos como Mumford & Sons o Bon Iver. También nos han marcado cantautores como Dermot Kennedy, Ben Howard y, más recientemente, artistas de country como Tyler Childers.

Además, dos de nosotros crecimos tocando música tradicional irlandesa, lo que sin duda nos ha influido, ya que hay muchos grupos tradicionales irlandeses que están surgiendo y que escuchamos, como Project Smock, e incluso grupos con un toque más folk como Lankum y otros similares. Creo que ese elemento tradicional irlandés nos influye, al igual que todos los que mencioné. 

¿Y qué influencias literarias tenéis? Hago esta pregunta porque sé que la literatura y la poesía son muy importantes para el pueblo irlandés y su música, y percibimos esta importancia en vuestras letras. 

Kingfishr: Sí, absolutamente. Nos encanta que nos hagas esta pregunta. Nos inspiran autores como Seamus Heaney, que siempre nos ha parecido un personaje muy interesante. También está Seamus O'Rourke, que sigue escribiendo un montón de poesía. Escribió un poema que trata sobre su relación con su padre. Es un escritor fantástico que captura algo muy profundo de la cultura irlandesa. Pero también nos gustan John B. Keane o William Butler Yeats. Creemos que la tradición literaria irlandesa impregna nuestras letras, igual que el folk lo hace con nuestra música. 

El próximo noviembre, tocaréis en mi ciudad, Barcelona (7 de noviembre, Sala Wolf), y en Madrid (8 de noviembre, Sala Villanos). ¿Qué podemos esperar de este concierto en nuestro país para los que nunca os hayamos visto en directo? 

Kingfishr: Creo que cuanto más viajamos, más nos damos cuenta de lo que buscamos en cuanto a un concierto en directo. Creo que la cultura irlandesa se basa en cantar o tocar música en comunidad. Nos encanta la idea de que la gente pueda participar y cantar juntos, y que sea menos una banda en el escenario y más un canto colectivo en interacción con el público. Así que espero mucha energía, mucho canto, mucho sudor. Yo sudo muchísimo (risas). No es mi mejor cualidad. 

Habéis tocado en festivales como Glastonbury, Reading o la Isla de Wight. ¿Alguna anécdota especial? 

Kingfishr: Sí, Glastonbury fue una locura. Tocamos el sábado y otra vez el domingo, y tuvimos un público estupendo los dos días. Nos sorprendió mucho. El domingo por la mañana nos despertamos todos. Estábamos un poco cansados y tuvimos que ir a tocar. Estábamos programados a las 12:30, así que nos costó mucho salir del saco de dormir porque era el tercer día del festival. Bajamos a la carpa y nos sorprendió que estuviera llena. Nos quedamos impresionados. Ahora, anécdotas reales... mejor te las decimos en privado, (risas). Digamos que nos lo pasamos genial. 


Lleváis mucho tiempo sobre el escenario y no habéis publicado un álbum hasta ahora. Sin embargo, vuestras canciones han tenido un éxito increíble en las listas. ¿Cómo es que habéis tardado tanto en lanzar el LP? 

Kingfishr: Probablemente sea por el estilo de publicación actual. Supongo que hoy en día la gente asimila la música de forma un poco diferente. Creo que todavía nosotros valoramos mucho un álbum, y puede que tú también, pero creo que a la mayoría de la gente ahora lo que le importan son los sencillos. Así que el álbum, creo, está más enfocado en la comunidad que construyes con tus fans, y los sencillos buscan llegar a nueva gente y atraerla a esa comunidad. Quizás primero hemos estado construyendo esa base. Y el álbum, supongo, cierra este capítulo, y es de ese modo como uno quiere terminarlo.

Ahora era el momento de cerrar ese capítulo y pasar al siguiente. Llevamos tres años siendo “la nueva banda” y parece que ahora era el momento adecuado, al menos, para terminar esa etapa y comenzar otra. Es como el cierre de nuestro primer capítulo, en el que contamos quiénes somos y nuestra historia. De eso trata nuestro primer álbum. 

El sencillo "Killeagh (no sé si lo pronuncié bien)" tuvo 100 millones de reproducciones y alcanzó el número uno en Irlanda. ¿Es vuestra canción más especial hasta el momento? 

Kingfishr: Bueno, es una canción que ha cobrado vida propia, algo que nunca antes había sucedido a esta escala. Esa canción era la cara B de un lanzamiento que teníamos. Ni siquiera era el sencillo principal. Y en cuanto empezó a crecer, nosotros no tuvimos nada que ver. Fue la gente quien la tomó y la impulsó. Sin duda tocó una fibra sensible culturalmente. En Irlanda, ahora es sin duda nuestra canción más reconocible. Aunque para nosotros quizás "Shot in the Dark" sea la canción más representativa a nivel personal, ya que cuenta mejor nuestra historia. No es que estemos restándole importancia a "Killeagh" ni al papel que tiene para nosotros como banda. Pero simplemente fue una canción que surgió de la nada, algo fortuito y nada previsto. Que haya tenido tanto éxito en Irlanda es difícil de asimilar. 

¿Podéis hablarnos sobre vuestro proceso de composición? ¿Qué suele ir primero, la música o la letra? 

Kingfishr: Es algo que ha ido cambiando. Al principio solíamos empezar por la música y después venían las letras. Últimamente ocurre al revés: hemos estado escribiendo para el segundo álbum y nos hemos dado cuenta de que nos dejamos llevar más por las letras. Ahora comenzamos con una idea lírica o melódica. Estamos explorando nuevas formas y eso hace que el próximo material tenga un aire diferente. No sabemos si el sonido será mejor o peor, es algo que tendremos que ver. 

Muchas de las letras de vuestras canciones parecen muy íntimas o nostálgicas. Tocáis música folk irlandesa y también pop. Pero con el folk irlandés, tratáis temas universales que son importantes en otros lugares del mundo. ¿De dónde vienen esas emociones?

Kingfishr: Es difícil de decir. Quizás hayamos cometido muchos errores en la vida. Pero supongo que es simplemente la experiencia. Alguien dijo una vez que todos llevamos una canción en el cuerpo, y creo que es muy cierto. La música folk irlandesa es antiquísima, tiene miles de años. Algunos de los instrumentos más antiguos del mundo se utilizan en ella. Eso está en nuestro ADN cultural, igual que ocurre con la música tradicional española.

¿De dónde vienen los temas de los que cantamos? De la familia, de la tierra, de la experiencia de la gente contando historias en bares, casas, alrededor de chimeneas y disfrutando de la compañía mutua. Creo que de ahí vienen. 

Y después de la gira y el lanzamiento del álbum, ¿cómo veis el futuro de la banda? 

Kingfishr: ¿Quién sabe? El futuro de la banda, como el próximo año, ya está prácticamente definido entre el calendario de lanzamiento del álbum, las giras, los conciertos y demás. Y ya estamos escribiendo el segundo álbum. Hay algunas canciones que probablemente ya sean candidatas. Así que, después de algunas fechas en el calendario que no podemos compartir, probablemente estemos pensando en una campaña para el segundo álbum y una gira que nos lleve a lugares del mundo donde aún no hemos estado, con conciertos más grandes. Es más de lo mismo, pero porque es absolutamente increíble. Nos lo estamos pasando genial y no creo que ninguno de los tres quiera parar pronto. Así que más de lo mismo: más canciones, más álbumes, más conciertos. Va a ser muy divertido. 

Estoy seguro. Personalmente, las últimas dos semanas he estado escuchando mucho vuestra música y tengo una intuición muy clara de que seréis una banda muy famosa y grande. ¿Os habéis preparado para este éxito o para esa posibilidad? 

Kingfishr: No, probablemente no. Creo que lo único que tenemos a nuestro favor es que estamos los tres y somos amigos desde hace mucho tiempo antes de formar la banda, porque vemos a gente que se vio empujada a esto sola, sin un grupo de apoyo a su alrededor, y debe de ser muy difícil para ellos afrontar todo esto solos. Si ves el documental de Lewis Capaldi, cuenta cómo saltó a la fama tan rápido y simplemente no supo manejarlo bien, lo cual le afectó muchísimo. Creo que lo que venga, ya sea éxito o fracaso, tendremos que manejarlo. Todo es una posibilidad, pero ojalá no sea el fracaso. Al menos los tres estamos ahí para apoyarnos mutuamente y creo que estaremos bien.

LA MILAGROSA: “Ya no duele mal”


Por: Javier González. 

El verano es un buen momento para ponerse al día respecto a ciertas novedades a las que por diversas circunstancias no se le ha prestado el caso que realmente merecían, algo que por otra parte es más común de lo que pueda parecer puesto que diariamente no dejan de aparecer en el mercado canciones y discos a los que es imposible acercarse en el mismo momento de su edición. Afortunadamente la música es un ente cultural que merece ser disfrutada con reposo, o, al menos, así debería ser, capaz de perdurar a la inmediatez si las composiciones son buenas realmente.

Bajo el paradigma más arriba comentado encontramos uno de los trabajos aparecidos bastantes meses atrás que se escapó de mi radar personal, estoy hablando “Ya no duele mal”, el debut en formato larga duración de LA MILAGROSA, un curioso compendio de canciones que funcionan de manera más que efectiva entre un pop de guitarras limpias, acertadas ambientaciones y bajos marcadamente after-punk que sirven de acomodo sonoro a unas letras cristalinas plenas de desamor, extravío y anhelos que se clavan profundamente en el corazón por su cercanía y cotidianeidad, ajenas a cualquier amago de impostación. 

El pop saltarín con arpegios de “Tripitir” es una fenomenal forma de abrir boca, con la sombra juguetona de “This Charming Man” asomando en su desarrollo, perfecto anticipo a “Ponzano”, un hitazo en toda regla con ese bajo que se clava por dentro mientras clamamos al viento por nuestra condición de “bichos raros” con absoluto orgullo, y a “Me paso por tu zona”, gamberra y punk; claman contra la inmediatez y lo vacío de este mundo en “Anestesiado” y nos invitan a bailar con languidez en “La danza de la muerte”. 

La segunda parte se abre con “Héroes y villanos”, las más floja del minutaje, y la fenomenal “Ya no me duele mal”, con la ventana de la esperanza abierta a un posible amor que no acaba de confirmarse, continuando con la bella melancolía y añoranza que encierra “Carlos tiburón”, un bonito recuerdo a los tiempos pasados de amistad y fraternidad, cerrando con la gráfica “La vida es una mierda pero a veces mola un poco”, finiquitando de esta forma un primer trabajo de categoría donde los males comunes de una generación emergen con voz propia una vez más a la superficie, demostrando que actualmente dentro de nuestro pop florecen las propuestas emergentes que en no mucho tiempo están llamadas a acumular grandes audiencias, tal y como pudimos comprobar semanas atrás durante el fenomenal concierto que nos regalaron en el Canela Party.

Los Jaleo: “Nos gusta mezclar letras poéticas encaminadas hacia una lírica dolorosa que creemos que encaja con el dramatismo que le damos a nuestra música”


Por: Javier González. 
Fotografías: Teresa Sánchez.

El próximo sábado 13 de septiembre Los Jaleo estarán actuando en la madrileña sala “El Sol”, lo harán con la magnífica excusa de presentar en directo su primer disco de larga duración, titulado “El Quebranto”, continuación de su Ep editado en el año 2023, “El Duelo”. En el mismo han decidido ir un punto más allá en lo que a propuesta se refiere, ampliando las miras de sus habituales querencias rockeras, ahondando en el folclore hispano y latino, en su más amplia y virtuosa acepción, para rematar diez composiciones que son puro dramatismo lorquiano a las que acompañan con una variada y acertada instrumentación ante la que es complicado no dejarse arrastrar. 

Maravillados ante lo que bien podría ser un “redebut” de los más prometedores de nuestra escena actual, hemos decidido ponernos en contacto con la banda al completo para que nos hicieran partícipes de “El Quebranto” que ahora les recorre, todo ello en el marco de una de las semanas más especiales que recuerde este fenomenal y talentoso cuarteto madrileño. 

Desde hace tiempo un rumor venía avisando de que había un combo llamado Los Jaleo que estaba cocinando a fuego lento un auténtico discazo. Para todas aquellas personas que nos os conocen, ¿dónde y cómo surge una banda como la vuestra? 

La banda surge, como no podría ser de otra manera, en un bar del madrileño barrio de Malasaña, casi como un amor a primera vista. Los Jaleo surge de la fusión del folclore español y latinoamericano con la energía del rock. Hemos definido nuestro estilo como CoplaRock. 

Por fin ese trabajo está entre nosotros, bajo el título de “El Quebranto”; es un álbum de lo más especial que en esta entrevista vamos a intentar desentrañar, pero antes caigamos en el tópico del mal periodista. ¿Por qué un título tan rotundo y sentido como “El Quebranto”? ¿Con cuál de sus múltiples acepciones deberíamos quedarnos? 

Además de tener que ver con los duelos y quebrantos, que es un plato que se come por La Mancha, esto nos pareció que casaba muy bien con nosotros. Por un lado, “El Duelo”, que fue nuestro anterior trabajo, y ahora “El Quebranto”. Son dos piezas que conforman un todo. En nuestras canciones siempre hay un proceso de quiebra interna, de abrirse las tripas, mirarse dentro y sacar ahí una letra o una melodía. Eso es una constante. Y, además, quebranto es una palabra que sale mucho en la lírica de Lorca. Traerle de manera inconsciente ha sido una confabulación de los astros. Hemos trazado un camino que pasa a través del Misterio, la Pasión, el Quebranto, la Pena y la Esperanza. También hemos contado con referencias del neobandolerismo y la cultura mediterránea, manteniendo nuestros propios toques oscuros y rockeros. Las historias que contamos en nuestras canciones dejan ver escenarios de desiertos, iglesias, casas de pueblo antiguas y ruinas, con un simbolismo profano que terminan de adonar nuestro “Quebranto”. 

“Somos exploradores musicales y hemos querido experimentar” 

Hay muchas cosas que desentrañar en el mismo, desde su portada, con una iconografía muy particular y cuidada, hasta en el interior, donde la temática de las canciones, su lírica y sonoridades son capaces de llevarnos hasta otros tiempos musicalmente más cálidos e infinitamente más sentidos. ¿Cómo se aíslan cuatro personas de la inmediatez y los ritmos prefabricados hoy día para crear una decena de canciones que están en las antípodas del mundo actual? 

Creemos que nuestras canciones sí se encuentran en el mundo actual. Consideramos que venimos de una nueva oleada de música folclórica que comenzó con Rosalía y C.Tangana, a la que nosotros estamos mezclando con nuestra realidad del folclore latinoamericano y nuestro rock. Hemos trabajado en lo que creemos que es la clave, no tener prejuicios sobre la creación y aunar nuestras raíces del folclore español, del folclore latinoamericano con el que convivimos, y la razón por la que cada uno de nosotros cogimos un instrumento, que es el rock. Somos exploradores musicales y hemos querido experimentar con el pasodoble, el surf, la jota, la cumbia, la chacarera argentina y estamos muy felices de trabajar en esta línea. 

Es evidente que vuestras influencias son muy heterodoxas. ¿De qué forma se construye esta mezcolanza? ¿De qué forma decidís cómo vais a vestir cada composición? 

Muchas veces, cada uno de los integrantes puede traer una inspiración de un sonido, melodía o género que quiere explorar, así como una letra o una melodía que haya estado trabajando. El siguiente paso es tocarlo en el ensayo, en el que suele mutar mediante nuestros propios manierismos y lenguaje que tenemos con nuestros instrumentos. Ya luego terminamos de encajarlo en una gran imagen que nos permita contar una historia. Al fin y al cabo, contar historias es lo que hacemos. 

Vuestras letras son sentidas y apasionadas, donde el lirismo y la teatralidad y el drama se entremezclan. ¿Cuáles son los referentes de los que bebéis para dar vida a esa peculiar forma de hacer? ¿Hay más influencia de escritores de libros y poemas, o de autores de canciones? 

Parte de nuestra esencia nace de la adoración que tenemos por Federico García Lorca y de su realismo mágico. Nos gusta mezclar letras poéticas o encaminarlas hacia una lírica dolorosa que creemos que encaja con el dramatismo que le damos a nuestra música. También otros grandes referentes para nosotros son Luis García Montero, Gil de Biedma, Ángel González, Piedad Bonet, Mauricio Aznar, Javier Corcobado, Miguel Hernández y por supuesto, Pedro Salinas. A la hora de dar una guía a la gente que os desconozca hemos citado las siguientes referencias: Los Coronas, Andrés Hererra “Pájaro”, Gabinete Caligari, Malevaje, Diego García “El Twanguero”, Los Coyotes, Leone y Javier Corcobado. 

¿Hemos fallado mucho, poco o nada? ¡Está perfecto! Escuchando la forma de frasear de cada canción he observado una innegable cercanía con la forma de cantar del ya mencionado en un par de ocasiones Javier Corcobado. ¿Es una de vuestras grandes referencias? En caso de que así sea. ¿Qué destacaríais de su trayectoria? 

Justo lo mencionamos antes como referencia por su estilo desgarrador. Algunos de nuestros destacables en su trayectoria podrían ser su paso por Mar Otra Vez y Demonios tus ojos en los 80, con su visión oscura y rupturista, al igual que “Boleros enfermos de amor” y “Agrio Beso”. 

Revisitáis de una forma muy particular “Y Sin Embargo”, el clásico de los maestros Quintero, León y Quiroga. ¿Hasta qué punto es una responsabilidad abordar una canción de tal importancia y calado emocional? 

Es una responsabilidad absoluta, pero también queríamos hacer una revisión con mucha zapatilla y vientos a lo Big Band. Siempre nos gusta crear una versión, a nuestro estilo, que encajara con el lienzo que hemos estado dibujando en el trabajo en el que nos encontremos inmersos. Es este caso, “Y Sin Embargo” nos va como anillo al dedo. 

También hay cortes como “Libre”, donde abrazáis abiertamente el folclore del otro lado del Atlántico a ritmo de chacareras, algo que pondría de lo más orgulloso al gran Mauricio Aznar. ¿Hasta dónde llega el cajón sonoro de los Jaleo? ¿Con qué otros ritmos soñáis con jugar en un futuro? 

De momento estamos explorando géneros que tienen que ver con nuestra realidad y nuestra historia. Cada uno de nosotros le gustaba el rock y eso nos condujo a tocar un instrumento, pero también hemos pasado por una época de vuelta a nuestras raíces y mirar a las diferentes culturas que se encuentran cerca de nosotros, como la latinoamericana. Es probable que nos encaminemos a sonidos relacionados con África, pero eso sólo lo puede decir el tiempo cuando salga nuestro siguiente trabajo. 

Venimos hablando para bien de vuestra heterodoxia musical, tras cuya pista nos puso Nerea de BRAVA, todo sea dicho, y más tarde, Nacho Álvaro “El Patillas”. ¿Qué otras bandas del panorama musical sentís relativamente cerca de vuestra propuesta? 

Podríamos decir que bandas como Calexico, The Sadies, Lalom, Derby Motoreta´s Burrito Cachimba, Pájaro, Lila Downs, LaPuraSangre, Café Quijano, Los Rodríguez o Los Coronas. 

Hoy en día las fronteras musicales parecen haberse difuminado y hasta puede que tengáis la certeza de que el proyecto de Los Jaleo nazca con sentido minoritario, buscando paladares selectos, pero me apetece preguntaros algo. ¿Teméis quedaros en tierra de nadie sin encontrar acomodo en una escena concreta? 

Amamos el folclore, la cultura popular y creemos que nuestro directo puede sumar energía, color y raíces a cualquier escenario que pisemos, donde estamos acostumbrados a conectar tradición con modernidad. Creemos que ya existe una escena de proyectos que exploran en términos similares a nosotros, con un público que les sustenta, así que podemos ver casos de éxito. Es algo que nosotros mismos podemos ver en como nuestro público nos responde, como nos piden más y como eso permite a la banda seguir creciendo, así que no tenemos miedo.

El próximo sábado día 13 estaréis presentando “El Quebranto” en la sala “El Sol”. ¿Qué sentís ante la proximidad de una fecha que seguro tendréis marcada en rojo en el calendario? 

Pues sentimos mucha expectación, nervios, ganas de soltarlo todo y quedarnos a gusto. Este es todo un hito en nuestra propia historia como banda y en nuestras carreras como músicos. Es el trabajo en el que más cariño hemos depositado y vamos a contarlo con todo lujo de detalles, con sección de vientos, percusión y un despliegue que pueda sumergir al público en nuestro imaginario teatral y dramático. 

¿Qué podrán ver en directo todos aquellos chuletas madrileños que se acerquen a disfrutar del dulce de drama que encierra vuestra música? 

Folclore evocativo, rock descarnado y una estética lorquiana con detalles neobandoleros y western que les va a hacer experimentar un show único.

Tyler Childers: “Snipe Hunter”


Por: Kepa Arbizu. 

Si hacemos caso exclusivamente a las asépticas páginas del diccionario identificaríamos al vagabundo como simplemente un individuo errante y sin domicilio fijo, una imagen demasiado escueta y disecada para un espíritu señalado por el tino lírico del poeta León Felipe como portador de unas ropas donde duerme el polvo de todos los caminos y el sudor de muchas agonías. Una aproximación mucho más certera si pretendemos entender la naturaleza del músico Tyler Childers, quien recién alcanzado el ecuador de la treintena ha conseguido ya convertir, al entrar en contacto con sus manos, el country en un paseante nómada, capaz incluso de recolectar múltiples premios, que sin desprenderse de su silueta identificativa ha actuado de habitual visitante de otras latitudes, y no en el papel de turista necrófago, sino de observador ansioso por fagocitar todo aquello que agita su atención, buen sabedor de que su personalidad resulta imposible de reproducirse entre las rejas de la tradición pero tampoco sin su aprendizaje.

Una inquieta condición artística que se retroalimenta de su propia experiencia personal, porque quien por su currículum biográfico, nacido en plenos Apalaches de Kentucky, hijo de minero y conocedor del arte interpretativo en las escolanía de una la iglesia, podría estar abocado a actuar de más o menos talentoso compositor con calado sombrero vaquero y gestos clásicos, sin embargo ha sido capaz de engendrar un fascinante imaginario que tiene en su nuevo álbum, “Snipe Hunter”, la culminación más imponente. Un disco que sin desterrar su acervo, no es detalle menor que todavía siga residiendo en una cabaña con su mujer e hijos en esas paisajes que le vieron nacer, acumula de manera majestuosa e impredecible todos los saberes acunados en pasados trabajos, desde ensoñaciones lisérgicas a los vetustos violines identificativos de su tierra pasando por el emocionante canto eclesiástico. Ingredientes que le sitúan en este álbum como un pantocrátor perfectamente diestro para sujetar con una mano un desgastado ejemplar de “On the Road”, de Jack Kerouac, y en la otra sostener bajo un haz luminosa el Bhagavad Gita, texto sagrado de la religión hindú.

No es esta arriesgada expedición una empresa que el músico haya asumido en solitario, y a la ya consabida por habitual presencia de su banda de apoyo, Food Stamps, ha añadido el llamamiento a uno de esos productores que su nombre tiende a eclipsar al propio autor, Rick Rubin, en esta ocasión convertido en aliado y copartícipe de una experiencia que buscó su punto de partida en la infancia de Childers. Porque Kauai, en Hawái, lugar que visitó durante su infancia en un plácido viaje familiar, fue el destino de ambos para alquilar una vivienda y adecuarla a modo de estudio de grabación improvisado donde concebir una parte sustancial, pero no definitiva, del resultado, ya que todavía le quedaba una nueva intercesión, en este caso la de Nick Sanborn, mitad del dúo de electropop de Sylvan Esso, que aplicó su moldura más contemporánea a unas canciones en busca de su rumbo definitivo. Un logro desplegado sobre un paisaje que se puede considerar no tanto apátrida como reflejo de una inédita nacionalidad ensamblada por infinitas rutas inspiracionales.

Del mismo modo que resulta prácticamente imposible descifrar todo el ajuar decorativo que acompaña el noble retrato de su portada, los diversos ritmos e influencias, también un particular aspecto lírico que mezcla lo mundano, con lo metafísico y hasta lo paródico, que acogen estos temas se muestran casi inabarcables, lo que no impide traducir el álbum como un juego de antónimos que sin embargo no se sitúan distantes, sino en plena convivencia. Tanto es así que el concepto original de “Snipe Hunter”, destinado a ser una suma de relecturas de temas ya interpretados, acabó siendo desestimada por un inesperado torrente compositivo. De aquella inicial idea, solo se mantienen dos piezas, posiblemente, y propiciado por esa condición pretérita, las más vinculadas a un sonido ortodoxo, aceptando todas las salvedades que ese concepto adquiere en un trabajo como éste. Asumiendo el folk como lengua vehicular de ambas, mientras "Oneida" exhibe una elegantemente vestida delicadeza, "Nose on the Grindstone" arroja una estremecedora desnudez. Una dupla que se podría valer por sí sola para sustentar el reconocimiento global de un álbum pero que en este caso ejercen como hermosos capítulos de un conjunto que se desvela paulatinamente entre reiterados gestos de admiración. 

Rictus elogioso al que hay que conjugar el de la sorpresa, porque como los buenos equilibristas, Tyler Childers hace pasar por suelo firme un continuo ejercicio de funambulismo. Riesgos sobre todo asumidos al acometer ese atrevimiento tantas veces convertido en despropósito que significa retar a cualquier marco temporal. Eso no significa que el clasicismo no arraigue de manera firme en este disco, porque aunque canciones como "Cuttin' Teeth" sea un exquisito emplazamiento en Nashville, con Willie Nelson como factótum, esa es solo una parada de un recorrido que toma rumbo hacia el siglo XXI, incluso haciendo del honky tonk ruta sonora para un imaginario viaje hacia los lugares sagrados de la India acometido en "Tirtha Yatra". Reflexiones espirituales que abolen “apellidos” concretos y limitadores para entonar un llamamiento a su esencia común invocando sus diferentes ritmos característicos, del gospel a la música oriental, matrimonio divino oficiado en "Tomcat And a Dandy", una celebración de lo poco significativa que supone, en el ámbito creativo y humano, la distancia geográfica entre hemisferios aparentemente opuestos.

Un carácter religioso, en su acepción metafísica y nada dogmática, que en este baile de contrastes escenificado a lo largo del repertorio es capaz de alternarse con los aspectos más mundanos, desde el vitriólico despliegue de afrentas que circula en el ágil bluegrass de "Bitin' List" hasta el groove con denominación de origen de la Creedence que en "Eatin' Big Time" guía un puzle donde se asocia la confraternización y el desmedido apetito capitalista. Incluso el caricaturesco retrato de la fauna australiana dominada por el nervio libidinoso de los koalas sirve para demostrar en "Down Under" que la épica indie puede ser manejada con excelencia, una condición que en el tema homónimo se arremolina entre ruidismo salvaje. Caleidoscópico y fielmente representativo reflejo sonoro de la anarquía por la que circula el hecho cotidiano, espacio igualmente acondicionado para lo sublime o lo grotesco.

Dentro de ese constante desfile de identidades que acogen estas canciones, donde las cuerdas vocales de su autor se exhiben con rotunda profundidad o tocadas por una rasgada sutilidad, dos piezas son las que podrían ejemplificar a la perfección esa tierra compartida por incontables acentos que es este disco. Porque si "Watch Out", que esconde bajo esos habituales retratos costumbrista del mundo de la caza un acto preventivo contra los desmanes políticos actuales, construye un descomunal escenario donde las melodías de los Apalaches descansan en el momento presente previo paso de la electricidad setentera, la magistral "Poachers", hogar abierto por igual a su amigo Dylan, la homosexualidad o la clase obrara, elige una estructura tribalista alimentada de las frondosas costas irlandesas o la sobrecogedora majestuosidad de las montañas rocosas. Bocanadas que no sienten como ajeno ningún rincón del planeta a la hora de abducir su singular enunciación. 

Tyler Childers ha logrado con este disco, casi a modo de epifanía musical, convertir el country tradicional en un género dispuesto a conquistar también el porvenir. “Snipe Hunter” suena irreverente cuando lo necesita, metafísico si el ruido ambiental lo permite o cabalga su montura para no dejar en el olvido la ceniza de la historia. De esa forma consigue surgir sublime e inmortal desde su mismo alumbramiento, sabedor de que el tiempo y sus obstáculos solo pueden ser esquivados asumiendo que pasado, presente y futuro son partes de un mismo lenguaje.

Entrevista: Jordi Skywalker


“Nunca me pude imaginar volver a la música con un disco así”

Por: Jorge Bravo Crespo y Javier González.
Fotos: Jorge Bravo Crespo.

De sorprendente puede calificarse el debut de Jordi Skywalker después de su huida hace doce años de Buenas Noches Rose. No, este álbum no tiene nada que ver con aquello, sólo tiene en común con el grupo madrileño la voz del protagonista. "Corazón de Padre Atómico" es un disco en su casi totalidad acústico que ha sido producido por su ex-compañero de banda Rubén Pozo, ahora estrella gracias a Pereza, y que aquí firma bajo el pseudónimo de Rick Ruben.

El álbum empieza fuerte con el rock campestre de "Burriquita", las historias cotidianas se reflejan en "Héroe de mi Casa"; ahora Jordi se ha hecho mayor y es padre de tres retoños. "Babylon" y "Amor Cósmico", revindican el espíritu hippie que recorre todo el disco. "Muerte Súbita" por su parte fue grabada tras su salida del grupo y es un alegato al destino que quiere correr cuando pase a mejor vida, sin dudas una de las grandes joyas del minutaje. "Simple" y "Circulo", también son grandes temas en la línea y temática de todo lo que se esconde dentro de la carta de presentación que ha hecho Skywalker. Quizás por poner algún pero, lo más flojo sean las canciones en francés –Jordi ha pasado parte de los últimos años viviendo allí y su compañera sentimental es de el país vecino, por lo que algo se pega- pero ni por esas podemos hablar mal de este trabajo.

Había ganas de que Jordi volviera a la actividad y desde aquí le recibimos con los brazos abiertos. No contentos con escuchar su nuevo trabajo, decidimos acordar con él una cita en Madrid para que nos hablara de su nuevo proyecto.

Concertamos la cita con él en un caro restaurante de la plaza de Oriente. Era curioso el contraste de ver a nuestro entrevistado en un entorno así. Tras unos cordiales saludos con Pablo Camuñas, nuestro enlace, podemos estrechar la mano al señor Jordi Skywalker. Cuando era casi un adolescente, dinamitó la escena de mitad de los 90 en España como “frontman” y cantante de Buenas Noches Rose, grupo de culto del Madrid de la época. Conocieron esa extraña fama que surge en pocas ocasiones dentro del “underground”, rozaron el éxito y cuando estaban a punto de alcanzarlo, poco después de grabar su segundo disco, Jordi abandonó la banda para cambiar por completo de vida.

Jordi es un tipo afable, cercano, que mira a los ojos con ojos de niño travieso. Transmite mucha paz interior, cree en lo que hace y contagia su entusiasmo, ese que ha plasmado en su primer disco en solitario. Disfrutamos de una amena charla con él que ahora hacemos vuestra.

Pues vamos a empezar por el principio si te parece Jordi. Por el momento en que te plantas y dices “esto se para y se acabó la historia de Buenas Noches Rose”. Explícanos un poco los motivos por los que abandonas el grupo

Jordi: El detonante principal es que empecé a ver una lucecita y unas ganas de revivir una vida mejor, por decirlo de alguna manera. Esa lucecita me hizo darme cuenta de muchos males, muchas angustias que estaba viviendo en aquel momento. Había más factores, desde que el show-bussines era una puta porquería, al hecho de entrar en una multinacional, lo que lleva a la profesionalización del concepto del rock. Todo eso se estaba cargando lo que en realidad éramos o por lo menos, la esencia. Esa esencia la vuelvo a encontrar ahora y de la manera que lo estoy haciendo. Creo que estoy realmente libre y a gusto. Luego también estaba medio abrumado. Estaba en la oscuridad y no veía salida ninguna, estaba muy enganchado. No enganchado en sí a una sustancia determinada, sino muy enganchado a muchas cosas personales. A mis gilipolleces y no podía romperlas si no era realmente cortándolas y desafortunadamente había que romperlas. La única forma era romper ciertos nudos y entre ellos estaba el dejar el grupo.

¿Cómo se desencadenaron los acontecimientos de la ruptura de Buenas Noches Rose?
 
Jordi: Recuerdo que en ese periodo unos seis meses antes de que ocurriera ya no estaba bien. Lo iba soltando en las reuniones con el grupo. Era como si estuviese diciendo es que me apetece un “break” o un descanso, antes de realmente estuviese pasando nada entre comillas. Llevaban ya muchos años pasando cosas y realmente entramos en el periodo en el que pasan cosas de “verdad”. Te empiezan a reconocen los medios, la gente, empezamos a dar bolos muy importantes o a grabar un disco con un gran productor, cambiamos de manager y entramos en una especie de mal sueño, donde te aparecen los personajes y tú dices, si a este pavo no lo conozco, a ese tampoco (Risas). Veníamos de un mundo donde estábamos trabajando con gente de nuestra confianza. Luego dentro del grupo con tus compañeros empieza a haber roces, diferentes puntos de vista, cosas que dicen en una entrevista que a uno no le parecen bien, al otro sí y a nivel de concepto musical. Llega un momento en que dices “¿merece la pena seguir?”, pienso que depende de lo que cada uno busque.

¿Eres consciente de que tu historia, la de Jordi Skywalker, es una de las más paradigmáticas dentro del panorama underground de nuestro país?

Jordi: Sí, si lo ves desde un punto de vista más exterior, alguien puede pensar “¿Por qué cojones este pavo lo deja en este momento que han pegado un pelotazo y que eran un grupo que sonaba muy bien?”. Pero eso pasa en la vida, a mí me paso con Buenas Noches Rose y ha quedado un poco anecdótico, como un personaje publico que desaparece y…eso ha permitido también que ocurriesen cosas que soñaba. Con Buenas Noches Rose veía que teníamos un origen underground y que tenía que continuar siendo así.

Hemos insistido mucho en el tema Buenas Noches Roses por una cuestión. Personalmente creemos que ese momento es el que marca el nacimiento de este disco. Creo que en “Corazón de Padre Atómico” se refleja muy bien esa necesidad de encontrarte contigo mismo y la felicidad. Esos doce años son determinantes. Te has estado dedicando a ir de un lado para otro, a encontraste contigo mismo y siendo feliz con tu familia, tu pareja, teniendo críos. ¿Nos gustaría conocer el proceso hasta llegar aquí?

Jordi: Lo que dices es muy interesante. Si no hubiese tenido esa trayectoria o no hubiese ido por ese camino, quizás no hubiese sacado un disco hoy en día. Estaría dedicándome al campo y a mis cosas, a lo mejor por azares tocaría un poco la guitarra o escribiría o pintaría. Buenas Noches Rose fue mí escuela, pero en un momento dado de mí vida me dije “Tío, tu camino esta ahí”. Me refiero al proceso de crear, no a sacar un disco. De la manera en que lo he hecho me siento muy bien. A Buenas Noches Rose le agradezco todo lo que he pasado en mi juventud, siendo un fan del Rock and Roll y de lo que es la música rock y popular. Eso me ha aportado tanto de chaval, que haber pasado por ahí y ahora mismo verme en la posición que yo estoy. Buenas Noches Rose es como mi familia, son mis amigos de juventud y es lo que ha hecho que hoy en día este sacando un disco.

Y durante este tiempo en estos doce años de silencio, ¿como iban surgiendo las canciones? Da la impresión de que hay temas que son mucho más antiguos que otros. Algunas nos aventuraríamos a decir que son de la época inmediatamente posterior a dejar Buenas Noches Rose.

Jordi: Sí, nada mas dejar el grupo hice algunas. El resto las he ido haciendo según me venían. Había periodos. Yo en Buenas Noches Rose empecé cómo “frontman”, pero luego en mi casa con Rubén hacía mis cosas paralelas, hacíamos unas paranoias intragables, pero guapas. Rubén una vez incluso me decía "no se puede hacer música así, tío" porque yo era muy flipado de grupos como Fugazi. Bandas que hacían música en un garaje. Ese lado mío en Buenas Noches Rose no lo podía desarrollar, lo desarrollaba con Rubén en casa.

Durante aquella época apenas tocabas la guitarra.

Jordi: Bueno rasgaba la acústica de vez en cuando en "Hermana”.Aunque hoy en día tampoco toco muy bien. Se podría decir que me defiendo.

Bueno, en determinadas ocasiones lo importante es el sentimiento. ¿No crees?

Jordi: Me desenvuelvo bien y tengo ritmo (risas). Lo que quiero decir es que ese lado ya existía. Al tomar una vía más personal al margen del grupo, me encontré mas conmigo mismo, empecé a componer y a expresar las cosas que siento. Quizás llegó un momento que no me identificaba al 100% con lo que hacíamos y luchaba por defender las cosas que hacia en directo a niveles estratosféricos. Intentaba que aquello fuese la espectacular.

Nosotros recordamos cosas alucinantes de tu etapa con Buenas Noches Rose. Recuerdo momentos en que te lanzabas al publico, te llevaban hasta el final de la sala y te devolvían al escenario.

Jordi: Sí, sí. Hacíamos cosas de esas habitualmente.

Había momentos apoteósicos. Cuando te tirabas la cerveza por encima. En aquella época flipábamos. No había nadie que hiciera lo que tú hacías.

Jordi: Claro era muy guay. La verdad es que era la “caña” y a nosotros nos parecía que éramos un grupo cojonudo. Me creía el cantante más grande del planeta tierra pero bueno los años te enseñan. Para mí lo que hago hoy en día creo que es de puta madre y me vale. También el concepto personal ha cambiado y te ves a ti mismo de otra manera. Te ves tranquilo, sin ambición, sin histrionismo y disfrutas, ¡joder!

Creo que esto que comentas se refleja mucho en el disco. Habla de los sentimientos de una persona y su percepción del mundo. Hay pocos discos tan sinceros como este, luego gustará o no gustará, pero la sinceridad está ahí.

Jordi: Sí claro, eso ya da igual, eso es el mundo el que lo juzga. Es como si alguien viene y dice “hay gente que piensa que Jordi es de puta madre”. Mucha gente piensa que Jordi es gilipollas, pero da igual. Jordi o cualquier persona tienen su camino. El mío es este.

Jordi, en qué momento te ronda la cabeza la idea de grabar las canciones en una maqueta.

Jordi: Lo cierto es que tengo mucha relación con Mario Torralba, él está muy metido en la música y en el tema del sonido. Siempre tenía la intención de que grabáramos algo. Me decía "Joder, me encantaría grabarte estos temas tío". Un día ordenador en mano, con una tarjeta y dos micros, en Aragón nos lanzamos. Tardamos tres días en grabarlo allá por 2009.

¿Qué ocurre con esa maqueta? ¿Se envía a compañías por si interesa o simplemente se la pasas a tus amigos?

Jordi: Grabé esa maqueta y se la mandé a mis amigos. Dentro de mis amigos está Rubén. De vez en cuando me he visto con él. Ha habido periodos de tres y cuatro años sin vernos. Entonces un día Rubén me llamó en plan colega, y me dijo "tío me encanta, las canciones en francés son la polla, me encanta como cantas". Pablo Pinilla consiguió mí teléfono a través de Rubén, porque iba a sacar un libro de 30 años de su carrera y quería un recuerdo, él me dijo "joder, tío, qué hay de tu vida, cuántos años sin saber de ti". Le dije que había grabado una maqueta me dijo, "mándamela porque estoy montando un sello nuevo". Se la mandé y me llamó a las tres semanas para decirme que le encantaría editarla con su sello. Le dije que genial. La maqueta quedó muy...la grabamos dentro del carromato donde he vivido. La historia es que la gente flipo con el sonido era un sonido cálido, un sonido que molaba, no había que perder esa esencia. De hecho dije, “si grabo un disco lo grabo en el carromato”. (Risas)

El culpable de que hayas vuelto a grabar ha sido Pablo Pinilla.

Jordi: Pinilla ha sido el mecenas. Él ha puesto los tres mil “pavos” que hacían falta para tirarnos un mes grabando. Del carromato nos pasamos a una casa de madera, una vieja bascula de carros y camiones, ahí es donde finalmente lo grabamos. Nos molaban como quedaban los ruidos de fondo.

¿Qué ha aportado a los mandos de la producción Rubén?

Jordi: Rubén estaba allí desbocado y al mismo tiempo súper concentrado haciendo su tarea de productor. A nivel musical lo ha enriquecido enormemente. Yo con la persona que más a gusto me he sentido tocando ha sido con Rubén. Siempre me he entendido muy bien. Tenemos los mismos gustos musicales y además toca cómo Dios.

Podríamos decir que entre unas cosas y otras has encontrado el perfecto equipo de trabajo.

Jordi: Todo fue casual. Le dije estoy haciendo un disco y Rubén me dijo “yo te ayudo”. A Pablo le gusto mucho la idea, pero no pone Rubén de Pereza en ningún sitio, ni queríamos hacer un reclamo de ello. Luego está Pablo que ya me conocía a mí. Él ha hecho producciones muy comerciales que no se adaptan a mí. Él fue el productor del primer disco de Buenas Noches Rose. Yo no creo que nadie me hubiera grabado un disco si no me conoce. Él me dio confianza para que hiciera lo que me diera la gana.

Independientemente del barniz comercial que puedan aportar los nombres de Rubén y de Pablo, evidentemente este no es un disco de “40 principales”, no es un disco de melodías sencillas, no es un trabajo de estribillos fáciles. Volvemos a lo que decíamos antes, es un disco sincero y autentico. Nosotros creemos que con eso es más que suficiente.

Jordi: Nunca me pude imaginar volver a la música con un disco así. Estoy muy orgulloso. Este sonido me encanta. Me dicen, “¿Cual es tu canción favorita?” y digo, “no tengo canción favorita”. Me gusta en un momento dado la una y en otro la otra. Todo el equipo nos sentimos que estábamos haciendo algo arriesgado. Sacando sonidos que Mario decía “esto nos pilla en los setenta y nos hacen un monumento”. Hemos hecho cosas muy experimentales, que luego a lo mejor no se aprecian en su totalidad. Los estudios de sonido son tan antisépticos. Entras en un estudio y no se oye nada, a mí el sonido de fondo en los discos siempre me ha molado. Escuchas un disco de Pink Floyd, el "Wish You Were Here" y oyes a un tío desayunando “Corn flakes” en la cocina. Es cómo un viaje. Mola un montón descubrir ruidos e historias detrás.

A nivel de instrumentación también es un disco complejo. Habéis llegado a utilizar un cubo de basura como instrumento.

Jordi: Sí. Lo llevamos en directo y hay una persona que se dedica exclusivamente a tocarlo. El bidón lo recupere en la escombrera. Me decía Rubén necesitaremos una batería, “ni batería ni nada” le dije. Me subí a la escombrera y les llevé el bidón. Por otro lado también me gusta que haya batería en algunos temas. En el disco la toca Rubén.

Nos llama la atención el hecho de que hay algunas canciones dentro de “Corazón de Padre Atómico” que están cantadas en francés. ¿Por qué has grabado esos cortes en el idioma del país vecino?

Jordi: Lo hablo. Tengo amigos franceses, mí chica es medio francesa, mis hijos lo hablan. Me salió muy natural al hacerlo. Me tiré cinco años en Francia, además me permite componer de otra manera.

A nosotros nos gusta especialmente una canción. Se trata de “Muerte Súbita”. 

Jordi: Es una de las preferidas de la gente en general. Es uno de los cortes más antiguos. Tiene nueve años.

Vamos a ir acabando con la entrevista. ¿Qué planes tienes para salir de gira y sobre todo, con quién?

Jordi: Ya tenemos la banda formada. Somos ocho personas en el escenario más colaboraciones. Hay momentos que somos trece en escena. Nos hemos llamado la “Compost Band”. Estamos preparando una gira en burro por toda España. De pueblo en pueblo. (Risas)

Nos asalta una duda con respecto al directo. ¿Vamos a volver a encontrar a ese chamán que era Jordi Skywalker o por el contrario el paso de los años te ha relajado?

Jordi: No. Estoy todo el rato sentado y aburrido (Risas). Hay que verlo, no puedo prometer nada. No vais a ver a Buenas Noches Rose, pero pienso que la gente que venga a verlo no saldrá decepcionada, puede disfrutar de algo que le puede gustar. De momento quienes han venido a los directos han salido satisfechos. Te hablo de gente de setenta años, de treinta y de doce. Quizás si me quitan la guitarra y tengo una banda detrás pues a lo mejor vuelvo a desmelenarme, aunque ahora tengo que sujetar las canciones con la guitarra.

¿Tenéis algún concierto programado ya en nuestra ciudad?

Jordi: A partir de Octubre, cuando estemos más rodados, os iremos informando.

Una curiosidad…Recuerdo una anécdota que tuvimos con Rubén. Una noche me vio con una camiseta de los Posies y me dijo “este grupo me lo recomendó Jordi”. ¿Te siguen gustando?

Jordi: ¡Hostias los Posies! ¿Todavía siguen? A mí me gustan mucho tío (Risas). Los vi en una sala hace muchos años. Ahora no recuerdo el nombre...

El tiempo se agota. Recogemos nuestras pertenencias. Estrechamos unas cuantas manos y agradecemos a Jordi el trato recibido. Nos perdemos por el centro de Madrid con la satisfacción de haber entrevistado a un tipo de lo más artísticamente sincero que nos hayamos echado a la cara. A día de hoy podemos vanagloriarnos de decir que hace unas semanas entrevistamos a alguien que no entiende la música como negocio, que va más allá, pues la observa como forma de expresión vital. Mucha suerte Jordi y que la fuerza te acompañe.