“Este proyecto sólo podemos llevarlo a cabo nosotros, los demás no tienen instrumentos ni las capacidades musicales necesarias”
Ya nos avisó hace unos meses, en nuestra última conversación, de que el final de Ilegales daría paso a una sorprendente aventura musical que llevaba rondando su cabeza desde hacía muchos años. Nos explicó de viva voz cual era la idea, el concepto y el mensaje a transmitir. No vamos a negar que llamó nuestra atención por el radical cambio que anunciaba respecto a la música que durante muchos años había facturado con Ilegales. Aun así había que escuchar el nuevo material. Seguros de que aquello no era para tanto, nos repetíamos a nosotros mismos mientras estrechábamos nuestras manos en una despedida hasta que el destino quisiese volver a cruzarnos.
El tiempo pasó sin remisión. Dejamos atrás el frío invierno y vimos aparecer los primeros rayos del sol. Todo en un proceso natural que sólo se vio perturbado en un momento. En un único instante. Ocurrió semanas atrás, el mismo día en que, al recibir por correo el álbum de Jorge Ilegal y Los Magníficos, nos dimos cuenta de que aquella lejana tarde Jorge Martínez no iba en absoluto de farol.
En la primera escucha el escepticismo y la sorpresa se apoderaron de nosotros. El tipo que se autodefinía como líder del “ala violenta del rock and roll”, se nos mostraba ahora haciendo boleros, tangos y otro buen puñado de géneros, que se encontraban en las antípodas sonoras del punk que por momentos proponía con su banda original. Todo un cambio de rumbo. Un golpe de timón que nos dejó descolocados por completo, casi en estado de shock.
Poco a poco fuimos asimilando lo ocurrido, no sin cierta incredulidad. Fuimos acoplando los engranajes en nuestras cabezas y adaptándonos a los nuevos ritmos. De esa manera caímos en la cuenta de que dentro del primer disco de Jorge Ilegal existía un hueco sonidos más cercanos a nosotros de lo que en principio imaginábamos. Había twist, un más que llamativo swing y como no el inevitable rock and roll de sabor cincuentero. Al menos no todo estaba perdido, pensamos en primera instancia.
Aunque la sorpresa mayúscula vino al comprobar que poco a poco el resto de canciones, las que más desentonaban en un principio, acababan también por convencernos irremediablemente, quizás porque en sus letras volvía a sorprendernos la peculiar forma de escribir, cargada de rabia y sorna, aunque con un pequeño poso de sensibilidad que se hace ahora más patente, del señor Jorge Martínez. Una vez más nos había liado y conseguía que tras varias vueltas al disco, su propuesta, una vez más, nos calara muy hondo.
En la mañana de ayer el destino barajó sus cartas y cruzó nuestros caminos. Tuvimos tiempo de sobra para charlar con él, y que nos hablara de esta nueva aventura. Un curioso debut que llega después de más de tres décadas años al píe del cañón. Cuestión que, se mire por donde se mire, no deja de ser paradigmática.
El encuentro discurrió dentro de los cánones habituales que suelen tener los cara a cara con este sin par artista. Porque no, que nadie se lleve a engaños y que se acaben las falsas conjeturas. Jorge Ilegal reduce el pistón, cierto, pero sigue siendo el anticristo del rock español. Tal y como quedó patente en nuestros encuentro. Nervioso, con su habitual verborrea incontenible, despotricando de todo y de todos, y dotado de la mirada más inquisitorial que uno recuerde. Sin duda alguna al verle rodeado de guitarras uno se da cuenta de que pertenece a una especie en vías de extinción que, aún hoy treinta años después de su debut, sigue con ganas de experimentar. El más noble de todos los rockeros. El más macarra rey del mambo. Con ustedes Jorge Martínez.
Jorge Ilegal y Los Magníficos es ejercicio de arqueología musical en el que te enfrentas a géneros tan dispares como el bolero, el twist, los joropos, por citar sólo unos ejemplos… ¿Un salto al vacío repleto de riesgo no crees?
Jorge: Es cierto que en toda esta historia hay un alto porcentaje de riesgo, pero en Ilegales siempre demostramos ser unos tipos valientes… ¿Quién dijo miedo?
Un paso adelante que sabemos rondaba tu cabeza desde hace muchos años, podríamos decir que décadas. ¿Por qué ha tardado tanto tiempo en materializarse esta propuesta?
Jorge: Ha sido por falta de generosidad. Un proyecto de este tipo entraña muchísimas dificultades, pero finalmente nos hemos plantado y hemos ido a por ello. Teníamos que estar en disposición de ofertar algo valioso al público que me sigue, incluso contra su voluntad. Todos los estilos que recogemos han sido marginados, vituperados y tienen un halo de malditismo. Había que recuperarlos en este momento. Son una parte de la cultura musical global, y sobre todo de la cultura musical hispana, tan valiosa como el blues o el resto de la herencia anglófona.
Me interesa particularmente conocer cómo ha sido el proceso de grabación del disco. Si te parece vamos por partes. Sabemos que has tenido que adaptar todo el instrumental a utilizar, con las dificultades que eso conlleva.
Jorge: No hubo que adaptarlos. Simplemente tuvimos que buscar una instrumentación “nueva”, por llamarlo de alguna manera, ya que es realmente antigua. Gran parte del equipo es de los años treinta, pero también hay piezas de los años cuarenta y alguna de los años cincuenta. Los saxos están hechos de un tipo de metal que ahora está prohibido por venenoso. Es el que mejor suena. Si quieres ese sonido tendrás que jugarte la vida. Afortunadamente el tipo que se encarga de ese trabajo no tiene ningún escrúpulo a la hora de hacer música. Si tiene que jugársela se la juega. En cuanto a guitarras tuve que hacerme con algunas, porque las que utilizaba para Ilegales no me servían. El vibráfono es un instrumento totalmente nuevo. La batería si podría servir, pero hay que dotarla de unos instrumentos de percusión adicionales. La microfonía también es diferente. En definitiva nos hemos gastado un pastón.
Ya imaginamos porque el desembolso ha llegado al punto de haber tenido que montar un estudio de grabación nuevo.
Jorge: Es cierto. Hemos montado nuestro propio estudio. Autofinanciado gracias al dinero que la gente extrajo de los bolsillos de sus vaqueros para ir a los conciertos de Ilegales. Lo hemos reinvertido en algo valioso. Un estudio donde sólo graban Jorge Ilegal y Los Magníficos, con todo el instrumental antiguo, con los micros colocados de tal forma que genera un estéreo sin lubricar las señales. Luego el disco lo hemos mandado masterizar a Londres, a Metropolis, el mejor sitio del mundo, por eso suena como suena. Si quieres hacer tortilla tienes que romper dos huevos. Hemos trabajado sin marcarnos un límite de presupuesto.
Además para este nuevo proyecto has abandonado definitivamente el formato trio, en un intento por dignificar el sonido de las orquestas de aquella época, alejado por supuesto del concepto que se nos viene actualmente a la cabeza al escuchar esa palabra.
Jorge: Ahora contamos con dos músicos más. Es un gasto mayor en viajes, hoteles y restaurantes. Y por otro lado dificulta mucho más las cosas a la hora de adaptarnos en el escenario. Además son gente difícilmente controlable. Menudos golfos. Siguen la tradición de la gente del bolero y del tango que eran de lo peor, incluso peor que la del rock. Te aseguro que comparados con ellos cualquier rockero es un angelito. Su incorporación nos vendrá bien, en especial a mí que antes era el rock and roll sobre dos patas, ahora voy a ser el rey del mambo. (Risas)
¿En qué te has basado a la hora de elegir las canciones que se encuentran dentro de vuestro primer álbum?
Jorge: Hay seis canciones compuestas por mí utilizando antiguos patrones. Luego he escogido cinco más. Una muy twist de 1963, un par de canciones italianas, e “Inútilmente”, que es de Alfredo Núñez de Borbón de final de los años treinta principio de los cuarenta, es un tema muy bueno pero la grabación original era muy mala. Ni que decir tiene que todo está grabado por Jorge Ilegal y Los Magníficos. Debo decir que durante esos años, para paliar las deficiencias de grabación, lo que se hacía era introducir instrumentos que restaban intimismo a la canción, y que además entraban en conflicto con las voces y el sentido de la misma. Ahora lo que hemos hecho ha sido devolverles su frescura original. Restaurarlas de arriba a abajo. Personalmente creo que han quedado muy bien.
A priori parece una selección de lo más cuidada, sorprendente en una primera escucha, pero en la que es patente que las letras tienen ese punto canalla y malintencionado que poseían las canciones de Ilegales.
Jorge: Está muy claro. En los joropos, que por cierto desconocemos donde nacieron aunque sabemos que se desarrollaron en Venezuela, dentro de su estructura de tres por cuatro, te encuentras con un discurso punk que entronca mucho con lo que hacíamos en Ilegales. “Estrella Venenosa” es una canción muy Ilegal. “Jardín Mortal”, también tiene que ver con eso. Soy un poco venenoso. La ingestión de tóxicos conlleva éste tipo de consecuencias. Qué le vamos a hacer.(Risas)
Entrando un poco en los temas que componen el disco. Llama la atención el sentimiento de canciones como “No Creo”, o la anteriormente citada, “Estrella Venenosa”, que te acercan de una manera insospechada al folclore. ¿No sé si hasta tú te has sorprendido con este hecho?
Jorge: Creo que casi toda la música latina tiene una profunda raíz folclórica de la que es imposible desvincularse. Quizás hasta la música electrónica puede que la tenga. Es imposible que los humanos se liberen de su condición animal. “No Creo”, es una canción que habla del final de una relación con una chica. Me acuerdo que bajaba por una calle y me sentía cada vez más liberado. Ese fue el instante en que nació la canción. Me sentía feliz, después de la ruptura.
Me gustan particularmente dos canciones de las que han entrado en la selección final. Por una parte la versión casi swing que has grabado de “Bésame Mucho”. ¿De dónde surge la idea?
Jorge: Debo decir que siempre he sentido mucha aversión por esa canción y esta es mi particular venganza. Queríamos darle un tempo muy especial y unos coros muy infames. Para eso último hemos provisto al estudio de un buen bar. Primero invité a los asistentes a unos cubalibres, después gin-tonics y bourbons. Tras todo eso grabamos los coros. Así se consiguió la versión de “Bésame Mucho”.
Y también la revisión de ese clásico, que en su día interpretó Adriano Celentano, que es “Si é Spento Il Sole”.
Jorge: De esta canción hay varias versiones entre ellas la que citas, de Adriano Celentano, y también hay una de Torcuato y los 4. Queríamos darle un toque más sólido que Torcuato y los 4, y a la vez que sonara más rápida y más dura que la de Celentano. Grabamos dos versiones distintas, al final nos gustó más la que aparece en el disco.
En definitiva es una nueva aventura que encierra una clara apuesta por dignificar algunos géneros musicales que han caído un poco en desuso y que para el público más rockero no gozan de buena prensa. ¿Cómo está siendo la acogida por parte del público de Ilegales?
Jorge: Me ha sorprendido comprobar como han reaccionado. A la gente le ha gustado lo que hacemos en directo. Se han mostrado muy reticentes y sorprendidos ante la solvencia con que ejecutábamos tangos, joropos y guarachas, etc. Después al ver la evolución y darse cuenta de que acabábamos con rock and roll lo han entendido todo. Forma parte de una misma cosa. De hecho hemos tenido que ampliar mucho el repertorio porque la gente quiere que el concierto continúe. A día de hoy tenemos cerca de treinta temas para el directo.
Por cierto el disco es relativamente corto, tan sólo once canciones, ¿De qué manera vas a completar el repertorio del concierto?
Jorge: Tengo dos boleros más, un cha-cha-chá, varios tangos. Vamos a incluir canciones sorprendentes como una versión de José Guardiola o una adaptación al castellano del “Trouble”, de Elvis Presley. Es un tema que se merece una buena traducción a nuestra lengua, que es muy agradecida a la hora de adaptarla a la música, sólo por debajo del portugués, pero muy por encima del inglés, y ligeramente por encima del francés e italiano. También tendremos que incluir, tarde o temprano, alguna bossa nova en el directo.
¿Qué características te gustaría que tuvieran los lugares que albergaran el espectáculo de Jorge Ilegal y Los Magníficos?
Jorge: De cara a los recintos no es un grupo tan ágil como Ilegales, que cabía en casi cualquier local. Esto requiere de discotecas que hayan sido teatros, o teatros directamente. También estaría bien poder tocar al aire libre. Una fiesta en medio de un bosque sería perfecta, pero llevar las cosas allí sería imposible. Hasta la fecha hemos tocado en el casino de Logroño con un sonido inmejorable. También lo hemos hecho en la playa de Salinas, en Asturias, el lugar donde yo conocí el twist, para mí hacerlo allí fue un subidón tremendo. Y también en Oviedo, donde volvimos a darnos cuenta de que al público le interesa este tipo de música. Lo llevamos en los cromosomas, esta es nuestra música. Es imposible que esto no guste, si hasta el “bakalao” tiene su público.
¿Qué planes de gira tienes con Jorge Ilegal y los Magníficos?
Jorge: Se están cerrando conciertos constantemente, pero ahora hay que medir todo mucho más. Es un proyecto infinitamente más caro. Es una oferta más costosa que Ilegales. Este proyecto nace por una cuestión de justicia y necesidad. Además sólo podemos llevarlo a cabo nosotros. Los demás no tienen instrumentos ni las capacidades musicales necesarias para hacerlo. Por otro lado mis compañeros de profesión, la mayoría, no dan la media ni para cantar en un karaoke.
¿Qué le dirías a los escépticos para convencerles de que vayan a ver tu nueva mutación sonora?
Jorge: Al público le diría que esta es una apuesta valiente que encierra algo valioso por descubrir, y que hasta puede ser una cuestión de higiene mental prestar un par de escuchas a Jorge Ilegal y Los Magníficos, si no lo creyera no me hubiera metido en esto, porque ya veis las dificultades que acarrea.
Una última cuestión… la última vez que nos vimos no me quedó muy claro si al final enterrarías definitivamente a Ilegales o no… ¿Has tomado ya una decisión firme al respecto?
Jorge: Ilegales ha terminado en este país. Debemos conciertos en América y los vamos a dar. Es un público que ha apoyado al grupo durante treinta años en momentos difíciles. Cuando aquí se llevaba Operación Triunfo o el Indie “wachi-wachi”, siempre tuvimos un sitio al otro lado del Atlántico. Hemos funcionado bien gracias a un público caliente que siempre ha entendido bien las canciones. En la última gira tocamos un par de veces en Ecuador, pero debemos conciertos en México, Perú, Colombia, Chile… habrá que darlos. A riesgo de que me desequilibre mentalmente al tener que acordarme de dos repertorios tan amplios.
Por: Javier González.
Fotos: Jorge Bravo Crespo “El Gurú”.
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