“El mundo es grande, hay muchos mundos y todo están en este”
Por: Javier González
Antonio Arias vuelve a las alturas, al espacio que se abre entre los espacios, para dar vida una vez más a su proyecto “Multiverso”, esta vez bajo el título de “Hola Tierra”, en el marco de un trabajo coral donde a partir del poemario de Alfred Worden, astronauta de la NASA y piloto del módulo de mando de la misión Apolo 15 que consiguió llegar a la Luna, nos acerca la solitaria experiencia de mirar a nuestro planeta desde la inmensidad para descubrir su belleza.
Una obra mayúscula de cierta apariencia psicodélica, que paradójicamente muestra el lado más pop de la experiencia vital en que Antonio ha convertido sus “Multiversos”, en un disco que, nunca mejor dicho, nos transporta a un viaje interior, común a toda la humanidad, con el que es más que sencillo fundirse en armonía desde primeras escuchas.
Nos ponemos en contacto con Antonio Arias que desde su rebelión artística, vuelve a mostrar que hay tantos caminos posibles como nosotros mismos queramos recorrer.
¿Qué supone el proyecto “Multiverso” en la vida de Antonio Arias?
Antonio: Supone un trabajo en curso todavía, una necesidad artística que comenzó hace años y que nos ocupará varios pasos más. Es un camino abierto lleno de nuevos motivos por los que continuar.
¿Cómo es posible que un proyecto de esta índole haya logrado firmar hasta cuatro discos en un mundo musical y cultural como el patrio?
Antonio: Es un proyecto que vive en otros mundos. Trata de reconocerse en sitios donde habitualmente no se relacionaría con música, genera nuevos caminos y alianzas, vías que no tienen que ver con el camino establecido, que está muy bien, que es la escena que funciona y que se apoya desde otros ámbitos. Tenemos la cultura del ocio y la cultura de la cultura.
Personalmente creo que con este “Hola Tierra” has ido un paso más allá que en otros “Multiversos”.
Antonio: Es que su propia excusa era un motivo más que suficiente para ir más allá. Estamos hablando que discos como “Multiverso” I, II y III, son trabajos de poesía astronómica ligados a grandes nombres y firmas, sin embargo, en este caso no hablamos solo de la abstracción del poeta y del artista que mira al espacio con la tecnología de hoy, aquí tenemos al hombre y la máquina, como un Ulises viajero que hubiese escrito su historia, lo que le da unos motivos distintos al disco. En cierta manera te saca al espacio de Al Worden, pero de otra manera, desde el hombre y la máquina sin olvidarnos que buscando un nuevo hogar, lo que nos fascina es mirar a la tierra, la perspectiva del lugar donde venimos. Todo le daba una nueva perspectiva al trabajo, generando algo fantástico en una época fantástica de por sí. Solo los poemas te llevaban a los setenta y toda esa iconografía de grandes nombres del arte y la música.
¿Cómo lograste contactar y entablar amistad con Alfred Worden?
Antonio: Es una movida que te tienes que tomar con paciencia y calma, ya que en cierta manera uno se propone llevarse un trocito de la Luna consigo mismo. Pasaron muchos meses desde que el libro cayó en mis manos hasta que empecé a contactar con él en 2018-19. Todo fue muy espaciado. La conexión tuvo lugar a través de su biógrafo, Francis French, quien fue el intermediario, le mandó las demos de las canciones, las escuchó y mientras estábamos esperando su permiso, murió. Finalmente logramos hacerlo con la autorización de la familia. Es un proceso que debes afrontarlo con mucha tranquilidad, llegó un momento en que ocurre y tienes que estar listo.
¿Te das cuenta que eres el único artista capaz de fusionar ciencias, letras y música?
Antonio: Bueno, creo que he ido de la mano de grandes instituciones desde el comienzo. El primer “Multiverso” se estrenó en directo con motivo del año internacional de la Astronomía, gracias al instituto de Astrofísica y del CSIC, las autoridades más cercanas al estado de la ciencia. Ten en cuenta que cuando entras en contacto con ellas es porque tienen tus mismas inclinaciones, allí el que no canta, tiene otra vocación artística, hay comunicación en ambas direcciones, lo científico y la cultura real que a ellos les interesa y complementa. Ha sobrevivido porque todos los elementos seguían en comunicación y en contacto.
¿De qué manera unes al Instituto Cervantes, CSIC e Instituto Astrofísica de Andalucía?
Antonio: Con el Instituto de Astrofísica hemos hecho muchas cosas y con el Cervantes, teníamos la intención de reeditar el libro en formato bilingüe y quizás acceder a otras delegaciones, como ya hemos hecho con Lagartija Nick en Varsovia, quizás con este proyecto podríamos ir a Londres y Houston. Toda esta simbiosis ha hecho posible que el trabajo siga aumentando y retándonos a superarnos. Es una experiencia inmersiva en la que creo que con el libro y los discos te hará acercarte al poemario de forma potente. Es lo que viví yo al caer en mis manos. Es como compartir la experiencia de meterte en la piel del astronauta. Es un sistema de auge y caída del héroe, tiene mucha intrahistoria. Lo veo con mucha estética e historia interior, es muy interesante.
Te he escuchado decir que crees que este “es un disco hijo del Apolo y de la psicodelia”, no diré que no lleves razón, pero ante todo veo un trabajo de experiencia vital, donde hay rock y pop, así como una facilidad para que los temas dejen huella instantánea, algo que quizás solo ocurría en anteriores “Multiverso” con temas como “Desde una estrella Enana”.
Antonio: Sí, el poemario tiene su época dentro, al leerlo vi que era pop y estaba integrado por los acontecimientos que le rodeaban. Al llegar ya tenía su estructura pop y terminología propia. Una mezcla atractiva a la que lanzarse, pidiendo referencias a The Beatles y Pink Floyd, esa cultura pop sajona que sale sola. Es como invocar dioses. Invocar a The Doors, Electric Prunes o Syd Barret. Con respecto a la producción, hablando con Youth me dijo que nos centráramos en dos discos, “Dark Side of the Moon” y “Sgt Pepper´s”, lo teníamos claro. Al buscar una idea, íbamos a esos discos. Creíamos que la transformación del astronauta lo pedía, él llega como astronauta y vuelve como hippie, al menos durante un tiempo. El astronauta militar se convierte en humanista. Ese momento de epifanía que él ha conseguido quiere que la humanidad lo viva. Toda esa iconografía de los movimientos hippies aparece, aquí se podía jugar con ella.
Vuelve a ser un trabajo coral en el que tienen cabida Martín López Vega y Luis García Montero.
Antonio: Claro, cuando pedí a la familia hacer las adaptaciones, también les pedí permiso para jugar con los poemas. Al trabajar con ellos te ves obligado a repetir estructuras, cambiar ciertas cosas, es otra forma de trabajarlos. El disco se grabó en inglés, las adaptaciones están sobre los fraseos del idioma, así que las adaptaciones que están en el vinilo no dejan de ser un acto de libertad excesivo. Es algo genial que la gente tenga la traducción original y lo que un artista haría con el material. Ocurre como con “Omega” hay una versión libre y una versión respeto.
“240000 Millas Atrás” es un corte que es un mar de incógnitas, donde no hay certezas…
Antonio: En la letra dice: “por qué vamos a esa colina”. Ese impulso de buscar es suficiente. Es un reto que hay que superar, algo nos impulsa y genera que te desprendas de tu planeta. Al Worden, en su biografía lo dice, “Cayendo a la Tierra”, él es el hombre que viene de otro mundo. Es su experiencia-epifanía. Tiene el guinness del hombre más incomunicado, se quedó casi cuarenta minutos así. Ese poema es la búsqueda y el temor, la necesidad e impulso del solo por tenerlo a mano, deberíamos ir. Ahora los estados son los ricos que van al espacio, dando botes, aunque Virgin ha hecho algo distinto. Ahora los multimillonarios son estados en sí mismos. Los tiempos han cambiado, no hay unidad por parte de la humanidad para esperar algo conjunto como en los tiempos del Apolo. Mucha gente no lo sabe, pero Madrid tuvo mucho que ver con la emisión de la llegada del hombre a la luna. Esa unidad del poemario no existe en el mundo actualmente.
En “Hola Tierra” y “Flotando” te rodeas de Anni B Sweet.
Antonio: La idea de trabajar con Anni viene porque los últimos años nos veíamos mucho, había ganas de hacer algo juntos, algo que tuviese fuerza. Este trabajo era algo perfecto. Sobre todo porque era bilingüe que ella lo domina bastante. Era motivo más que suficiente para colaborar. Al comenzar a colaborar, ella me ofreció muchas ideas, sobre todo en ese final de “Flotando”, rollo Morricone espacial. Hay un material de Ennio Morricone, coral, que me recuerda a lo que hace Anni. Además, ella es fanática de la astronomía, puede entender la experiencia y enriquecer el proyecto. A la familia le gusto la simbiosis, le da mucho estilo al disco. En “Lanzamiento desde la Grada” también colabora, mete otra voz muy pop en estribillos y estrofa.
“Océanos” es uno de los temas más Bowie del proyecto.
Antonio: Me sonaba más Squeeze, más new wave quizás con los arreglos de Youth. Si hay ecos de Bowie sería más en “Hola Tierra”. En “Océanos” hay influencias sajonas, quizás Bowie en el estribillo. A Bowie no quería abordarlo, es un gigante, tiene tanto donde humillarte que no sale a cuenta. Mejor no citarle, Pink Floyd mejor…
“Dee O´hara” es un corte que ha quedado más cercano al folk americano y al rock sureño.
Antonio: En ese tema hay esa doble vertiente, habla de la enfermera de las misiones. No tiene mucho que ver con la temática del disco. Es un homenaje a las astronautas a las que dieron de lado, hay un homenaje dentro y una valoración de la mujer en sí misma. Se llenó de bandurrias por el apellido irlandés de la señora a la que hace referencia, fue acertado hacerlo para que suene algo a folk. Sé que a través del biógrafo de Al Worden, se le hizo escuchar el tema, la señora dijo que teníamos un “great tempo”. La metimos para glosar su figura.
Es en el corte en el que más se percibe el cambio de acento entre ambos discos.
Antonio: El tema de los acentos tenía su complicación en algunos casos. En “Lanzamiento desde las Gradas”, la locura de la letra es tremenda.
“El Héroe” es el auténtico temazo del disco.
Antonio: Aquí la experiencia cambia, tras la formación y el viaje. Hay un documental interesante, “The Fallen Astronaut”, que cuenta lo que ocurre cuando a Al Worden le echan de la NASA, pasar de héroes a villano. Dice, “antes del vuelo una bacanal, una denuncia y condena”, lo cuenta en cuatro frases, te engaña hablando de la tierra. Por el asunto de las postales de la NASA, le echaron, tardó un montón de recuperar su honor. Esos poemas son importantes para ver qué ocurrió con él. Te enseña lo cruel que es la NASA y cómo es capaz de tratarles.
En el álbum aparece una colaboración estelar, la de Carmen Celeste, tu hija.
Antonio: También tocó en “Crimen, Sabotaje y Creación” y en “Los Cielos Cabizbajos”, siempre hace un cameo, así nos vemos reflejados y le hará gracia en un futuro. Toca el violín en el conservatorio, toca también el teclado y canta muy bien, lo tiene claro. Imagino que en una casa donde ha crecido viendo baterías, guitarras y bajo, el violín es más revolucionario. Lo nunca visto. Ella es de conservatorio, sigue ahí, es algo que exige dedicación. Si le motiva, genial, es conocimiento, le va genial.
Vuestra última visita como Lagartija Nick a Madrid fue para la presentación de un espectáculo relacionado con la generación del 27.
Antonio: La movida es que eso fue un encargo a Lagartija en 2017, meter música a unas imágenes de Buñuel. Durante la pandemia lo revisé, será lo siguiente que hagamos el año que viene. Es el disco sobre Buñuel, lo presentamos en Madrid asociándolo a su generación. Tenemos Val del Omar, tenemos Lorca y ahora Buñuel. Creo que lo siguiente de Lagartija será eso, tiene unas letras de puta madre. Es muy surrealista. Acabaremos el tríptico del 27, Lorca con Omega y Enrique, Val del Omar y Buñuel, no hay dos sin tres.
¿Qué rentabilidad tienen este tipo de proyectos más allá de lo establecido?
Antonio: Es complicado, se consiguen llevar a cabo gracias a otros mundos y engañando a gente distinta que no te conozca.
No se te puede acusar de inmovilismo.
Antonio: Claro, el hecho de disfrutar con la música y otros mundos me motivo. Ahora tengo otro proyecto de folk nazarí, árabe y español, poemas del año1200 más o menos. La ruta iniciática que abrimos con Omega y la poesía en mi carrera me va guiando y te abre nuevas gentes y mundos, siempre con la vista puesta en algo que nos saque de “nuestro orden y de nuestro yo”, como diría Val del Omar. Hay que buscar donde no nos conocemos, en experiencias que no has tocado, de lo contrario te agotas en ti mismo. El sistema del rock está muy marcado en este país. Hay una estrategia que es parar, sacar lo mismo que la última vez y que la gente vaya a verte en directo, eso tiene los días contados. Uno tiene sus motivaciones y me gusta cantar cada día y tratar de cantar cosas distintas y mejores. Mi dinámica me obliga a hacerlo así, lo otro no me funciona. He estado ahí, pero ni me gusta ni me funciona, me agobio mucho. Aquí se pasa peor económicamente, pero si no, no podría estar sin ocupación. El mundo es grande, hay muchos mundos y todo están en este. Hay multimundos.