Natalie Merchant

Bristol, Colston Hall, 29-05-2010
Parte de la redacción de El Giradiscos se desplazaba hacia Bristol para ver a una de las cantantes preferidas de este redactor. Una vez más, España quedaba fuera del extenso tour europeo de la que fuera vocalista y líder del grupo de pop rock alternativo 10.000 Maniacs.

La ocasión lo merecía, su último trabajo publicado en el sello Nonesuch, “Leave Your Sleep”, es una obra magna, en la que la de New York estuvo trabajando durante los últimos siete años en lo que en principio surgió como un álbum de nanas dedicado a su hija que dio a luz en 2003. Natalie estuvo investigando en autores de poesía anglosajona de los últimos siglos, y todo ello bajo un manto de numerosos estilos musicales, aquí hay cabida desde la música cajún norteamericana, folk, oriental, balcánica o reggae. Álbum en el que han colaborado prestigiosos artistas como Wynton Marsalis por poner a uno de ellos o la co-producción de Andrés Levin.

Lo primero que nos sorprendió fue el recinto, un lugar principalmente dedicado a la música, con una gran programación, dando cabida a todo tipo de artistas y estilos. Con un trato correctísimo y con todo tipo de facilidades fuimos a nuestros respectivos asientos en el gran auditorio de la calle Colston.

A la hora indicada, cerca de las ocho de la tarde, Natalie salía acompañada por dos guitarristas que serían su principal acompañamiento durante toda la noche, también en algunos temas estuvo arropada por una violonchelista. Hay que recordar que el disco que está presentando se han involucrado 130 músicos en sesiones en directo. Difícil era pues para una amplia gira, pero la puesta en escena, aunque resulte sencilla se convierte en muy efectista, consiguiendo dotar a las canciones del mismo espíritu que en el disco. Además interactúan con la cantante, a lo largo del show uno de los músicos contando todo tipo de anécdotas como si no hubiera público delante.

El show se basó en su último trabajo “Leave Your Sleep”, y con una gran pantalla blanca de fondo se iban sucediendo imágenes de los escritores en los que se ha inspirado la cantante. Explicando brevemente la biografía del poeta en cuestión y del poema o historia a partir del cual nació la canción. Así fue transcurriendo el concierto, en el que en un principio le costó coger ritmo, pero llegaría a levantar de los asientos a toda una audiencia que no paraba de jalearla. Realmente no dábamos crédito a lo que estábamos viendo, poderosa voz, elegancia, una presencia escénica apabullante, en la que nos hacía levitar con sus sinuosos bailes, haciendo de la expresión corporal un arte.

Su simpatía y sencillez la hacen aún más grande si cabe a esta artista que ha sabido llevar su carrera en solitario a lo más alto. Destacar canciones es una tarea complicada, pero allá vamos, “The Dancing Bear” de Albert Bigelow Paine que abrió el concierto, “Maggie and Milly and Molly and May” de E.E. Cummings, o “The man in the wilderness”, Mother Goose, son tres ejemplos de lo que se vio la pasada noche en el Colston Hall. Llegado ya el final, a Natalie le costó bajarse del escenario, porque llegué a contar cuatro finales. Entre ellos, –ya dejando a un lado, su último trabajo–, de su carrera en solitario “Carnival” y “Life is sweet”. El público seguía en pié y pidiendo canciones, “Hey Jack Kerouac” gritaba uno, sin mucha fortuna, porque al final se decantó por “Kind & Generous” de “Ophelia”. Era la hora del final definitivo, pero no nos lo creímos hasta que se encendieron las luces del auditorio. Parecía que no estaba dispuesta ha dejarnos con ganas de más, y la verdad es que todo el mundo salió muy satisfecho, con la sensación de ver a una artista muy grande de nuestros días.

Texto y fotos: Alberto Vicente