Vinila von Bismark and The Lucky Dados: The Secret Carnival

Cuando supe de la existencia de Vinila von Bismark and The Lucky Dados, el gusanillo por ver de que iba su propuesta se instaló dentro de mí. No me digan porque surgió ese interés, puesto que no tengo antecedentes familiares que me hayan instruido en el amor por ciertos estilos musicales que aparecen en este “The Secret Carnival”. Por lo que enfrentarme a esta reseña no iba a ser a priori algo sencillo. Hay reseñas sencillas y reseñas que son pequeños marrones. Esta -en principio- entraba en esa categoría.

Este hecho nos coloca en la tesitura de crítico alejado de la pedantería, por lo que no mentiremos diciendo que no poseo un conocimiento excesivo en lo que a música de cabaret se refiere, ni en cuanto a Swing, Neoswing, Ska o Calypso – que los palos en los comentarios no sean muy gordos-. Quizás los grandes estilos en los que se mueve este “The Secret Carnival”. Ya se sabe, enemigos de las etiquetas, pero todo debe ser etiquetado. En fin…

Es más, no engañaremos al lector y hasta seremos sinceros con él. Creo firmemente que no tengo grandes conocimientos en nada, ni en la vida, ni en el arte, ni tan siquiera en algo que me gusta tanto cómo es el rock primigenio. Aquel que hacían los pioneros de los años cincuenta. En este apartado las carencias son menos, pero también existen. Poco a poco, voy logrando completar mi bagaje cultural -no sólo musical-, los huecos existentes en la discografía personal e incluso mis ansias por conocer pequeñas anécdotas de esa y otras épocas –al fin y al cabo, soy historiador, de los de carrera, aunque sirva para más bien poco-. Aún así soy consciente de mis limitaciones, jamás conseguiré saber de todo lo que quiero saber. Ni tan siquiera de música.

Estoy a años luz de poder mantener una conversación medianamente fundamentada y culta sobre ciertas épocas, estilos y corrientes musicales -¿quién no tiene algún punto débil?-. Sobre todo, si mí interlocutor es un “pope” de la música. Algunas de las personas que me rodean lo son. Son auténticas enciclopedias, heterogéneos en gustos y altamente sabios en datos, fechas y, lo que más envidio, discos. Personas a las que admiro y que admiran –punto de unión con esta reseña- lo que hacen Vinila von Bismark and The Lucky Dados. Todo ello hizo que mí interés por ellos creciera a pasos agigantados.

Fueron unas cuantas las semanas que hubo que esperar para que este disco estuviera en la calle. Por fin llegó el día. En mí poder el primer trabajo de la banda, su debut, “The Secret Carnival”.Lo cierto es que el camino hacia el coche fue una sucesión de pensamientos. Aquello sería tan bueno cómo pensaba o por el contrario sería otro “bluff” más. Otro azucarillo que se deshace a partir de la tercera canción. A pesar de las credenciales que les arropaban, uno es Español de toda la vida, por lo que no nos engañemos, tenía mis reticencias. Pronto las dudas quedarían disipadas. Una vez en el coche, las incógnitas fueron despegándose por si solas.

Desde el comienzo con “Evil Circus”, aquello tenía buena pinta, había esperanzas de pasar la criba. En el segundo corte las sensaciones aumentaban. Tema a tema mí confianza crecía. De la mano de temas supremos cómo “Oh Baby”. Un swing de los que te hace pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, de esos que elevan la categoría de un disco. Con este “hit” merodea constantemente por tu cabeza, el día en que te decidiste a pasar por caja para hacerte con algún trabajo de los grandísimos Stray Cats –benditos tiempos universitarios- .

Pero el disco no está hecho solamente para tupés, aunque los que somos de esa cuerda agradecemos que estos discos caigan en nuestra mano. “Runaway” es un claro ejemplo de ello. Es un tema afrontado desde una vertiente skatalítica, con la carga de ganas de saltar y bailar que suele acompañar a este estilo musical. Una canción que va a más a medida que se acerca su final. Con “I´ll Rob Your Soul”, recuperan el pulso swing para dar paso a “Sad Song”, la canción más desnuda de todo el trabajo- no exenta, por el contrario, de ciertos arreglos-, es en esta donde más se aprecia la potencia de la voz de Vinila. Es sin duda mí canción favorita de todo el disco.

De ahí en adelante, aparecen en este Carnaval Secreto, “Tropicana”, “Where´s My Sugar?”, el single de adelanto –atención al video, merece la pena ser visto-, la cabaretera, “Twiggy Lee” –Vinila, sus modelos, esa actitud propia del burlesque y esta canción en escena, ¿alguien da más?-, las cañeras “Fly” o “Bad Boy”. Con “Love a Sale”, de pronto me vi chasqueando los dedos. Lo peor fue camino del final, al llegar a desear que “Say Goodbye” y “Haunted Dinner”, pasaran deprisa, simplemente por la sana intención de volver a escuchar de nuevo el disco. No es que estás últimas sean los típicos cortes de relleno. Aquí no hay relleno de ningún tipo, pero es que el disco es tan bueno, que por mí cabeza sólo pasaba el escucharlo, una y otra vez, hasta que se rayara completamente. Ya habría tiempo de comprar otro.

El veredicto desde la objetividad es claro.“The Secret Carnival” es un disco cinco estrellas. Tiene todo lo que se puede pedir a un disco. Entretiene y te invita a ponerlo, una y otra vez. Pero no sólo eso, además cuenta con el respeto por la tradición musical de la que viene el rock, la fuerza del punk y una banda con tatuajes y tupés capaz de defenderlo en directo a capa y espada. Además de haberse pegado el lujo de haber sido producido por Graeme Durham -productor y padre de Kitty, Daisy & Lewis- ¿Alguien da más?. Yo verdaderamente creo que no.

Hace unos meses tuvimos la oportunidad de verles en directo en el Círculo de Bellas Artes, durante la ceremonia de entrega de los “Premios de la Música en Vivo”. Ni que decir tiene, que se comieron al resto de bandas con las que compartieron escenario. Sonido compacto, rotundo, con una vocalista, cómo es Vinila, sensual, llena de “glamour”-pero no del casposo, que tanto gusta en este país- con una presencia escénica que la convierte en la “frontwoman”- toma ya, acuñando términos- del momento en el panorama musical de nuestro país. Fue salir a escena y los “flashes” de la cámara se la comían. Un espectáculo digno de ver y oír. Lo de hacerse acompañar de cámara o no ya es cosa de cada uno.

El próximo viernes estarán tocando en la Joy Eslava de Madrid, en un concierto que se anuncia cómo irrepetible, por contar con un montaje único para la ocasión. Hay canciones, hay banda, hay cantante femenina con carisma y morbo. Las oportunidades pasan una vez en la vida. Este viernes “Vinila von Bismark and The Lucky Dados” pasan por Madrid. El que no vaya, o está muy liado o simplemente carece de gusto. Tu decides.

Texto: Javier González.