Entrevista Lagartija Nick

“En las letras prefiero buscar la sonoridad antes que profundizar en la idea o el mensaje”
El pasado lunes por la tarde tuvimos la oportunidad de mantener una interesante charla con Antonio Arias, vocalista, bajista y líder de los personalísimos Lagartija Nick, una de las grandes formaciones de nuestro panorama alternativo. El motivo

no era otro que tener la oportunidad de consultarle hasta el más mínimo detalle sobre el que es el undécimo disco de la banda, “Zona de Conflicto” –Chesapik-, producido de nuevo por Paul Grau y grabado en los estudios Gismo 7 de Motril.

A pesar de nuestra profunda admiración por él, lo cierto es que nunca habíamos hablado con Antonio Arias por lo que nos sorprendió su cercanía, simpatía y hasta su buen humor, patente a lo largo de todo el encuentro.

No tuvo reparos a la hora de abordar cualquier tema por el que fuera cuestionado. Respondiendo en cada momento con una sinceridad absoluta. Nos habló de los comienzos de la banda y de sus diversas mutaciones. También del afán dentro del seno del grupo por seguir experimentando en las labores compositivas con la intención de conocer y conectar con personas afines. Nos habló del entorno musical de su ciudad, Granada, y también de su relación con el tristemente desaparecido Enrique Morente.

Debemos confesar que al final del encuentro nuestra simpatía y respeto por su figura se habían elevado enormemente y eso que ya le teníamos un aprecio especial, fruto de su militancia en 091, una de nuestras bandas favoritas de siempre.

Les dejamos con Antonio Arias uno de los tipos más interesantes de la música que se realiza en nuestro país. Disfruten tanto como lo hicimos nosotros.


Después de dos años frenéticos, desde que apareciera en el mercado vuestro anterior trabajo, “Larga Duración”, Lagartija Nick nos entrega su nuevo disco, “Zona de Conflicto”. ¿Cómo fue el proceso de composición de las canciones? ¿Qué podemos encontrar en vuestro nuevo álbum?
Se hizo en dos tandas, la primera de ellas se desarrolló a principios del año pasado a raíz de un proyecto que tenía con el pintor José Callado, que consistía en un tubo con cinco serigrafías, un cd con canciones y un Dvd. Lo estuvimos moviendo, era una especie de proyecto “artie”. La segunda fue en el momento en que decidimos cerrar la fecha de grabación. Fue ahí cuando decidimos aplicar las canciones compuestas al sonido del grupo, siempre intentando sacar un sonido de trío, mucho más crudo. Después al entrar en el estudio nos dejamos llevar por lo que sugerían las canciones. En esta ocasión nos hemos sentido más a gusto con los temas que menos partes tenían, las más caóticas eran con las que nos sentíamos mejor.

Es curioso pero después de veinte años en el panorama musical y de tener un montón de discos editados, desde fuera de la impresión de que Lagartija Nick empieza una nueva etapa. Para empezar la banda se ha reducido a un trío después de la partida de Lorena Enjuto. ¿Cómo han afectado las diversas idas y venidas que han acontecido en el seno de la banda?

Como Lagartija llevamos tocando desde el año 1987, aunque Eric y yo nos conocíamos de otro grupo de versiones de Siouxsie que formamos en el año 1982, cuando él estaba en KGB y yo militaba en 091. En 1990 sale el primer single y después el disco “Hipnosis”.

En cuanto al sonido creo que como todos los proyectos que abordamos los hacemos con actuaciones en diferentes formatos de directo, cuando se deja en el esqueleto siempre funciona. En su momento tocamos “Omega” con tres, con cuatro y hasta con cinco músicos, indistintamente. Con este disco nos ha sorprendido que funcionaran todas las canciones, incluso “Warsawa” (Risas). Nos hemos tenido que adaptar a las diferentes etapas del grupo, a sonidos y discos cambiantes. Tenemos una visión permanente de renacimiento por los diversos proyectos que nos han exigido muchos procesos de experimentación.

Llama la atención el nombre que habéis dado al nuevo trabajo, “Zona de Conflicto”, parece, en cierta medida, un aviso en toda regla. Además el diseño del mismo presenta unas imágenes muy llamativas, densas humaredas, elementos de la naturaleza repletos de fuerza y, hasta en la contraportada, una nube “tóxica” sobre vuestras cabezas. ¿A qué querías hacer referencia con un título como ese?

Yo quería titular el disco “¿Hay Alien ahí?”, pero perdía todas las votaciones (Risas). Creo que el titulo puede evocar muchas cosas, como por ejemplo la situación dentro de un grupo o la propia naturaleza del disco y sus canciones. La duda entre tirar para el lado más luminoso o más oscuro. En la canción “Zona de Conflicto” de lo que hablamos es de evitar esas zonas más conflictivas, las pequeñas cosas que a todos nos atañen y aunque siempre se quieran evitar, te pueden pillar desprevenido en un momento dado.

Hace un momento hacías referencia a que vuestra intención era hacer un “disco con un sonido más crudo”, pero finalmente la temática de las canciones se mueven entre la luz de “Mi vida Anterior” o “Panorama nº 5”, de lo mejor de vuestra discografía por cierto, y la sombra que se desprende de “Vuelo Nocturno” o “Crimen, Sabotaje y Creación”. ¿A qué crees que responde esta bipolaridad de los distintos cortes?

Hay cortes que se defienden con dos partes simplemente. En otras como en “Mi vida Anterior”, necesitas estribillos trampa, por ejemplo. Uno personalmente intenta acercarse a nuevos frente de composición, y cómo no hay limites siempre encuentras algo interesante sobre lo que trabajar. Con Morente habíamos experimentado en canciones con pocas partes, que se podían sostener con una nota, sin embargo existen bandas, como Lori Meyers, que hacen ocho partes en una misma canción. Eso ya es cosa de cada uno. Como he dicho antes nuestra idea en un principio era tirar por las raras.

Me ha llamado la atención el título y la letra de “Mi vida Anterior”, parece una canción que habla de tu divorcio. ¿Es así?

Sí, habla del divorcio. Es una manera de darle voz a situaciones que pueden ocurrir en la vida. Cómo te enfrentas a una vida que ya no puedes rehacer. Salvar lo que no se haya mojado o quemado, y empezar de nuevo desde cero. Yo creo que es una cosa para la que nadie está preparado. Es otra vez una salida de esa “Zona de Conflicto”. En algún momento tienes que tomar decisiones, tomar partido. Por eso en la vida es mejor seguir ligado a ciertas cosas. Es más fácil seguir enganchado que desengancharse (Risas).

Por su capacidad de evocación nos ha gustado especialmente “Warsawa”. Creo que os emparenta con aquella primera etapa post-punk de bandas como Siouxsie, vuestros adorados Bauhaus y sobre todo con Joy Division. ¿Es un ejercicio de pura nostalgia o un pequeño homenaje a una ciudad con mucha historia?

De hecho “Warsaw” fue el nombre de la primera formación de Joy Division. Por otro lado es un homenaje a la reconstrucción. El año pasado estuvimos tocando allí y nos llamó la atención que la ciudad está profundamente reconstruida después de los desastres de la segunda guerra mundial. Entonces te preguntas a través de qué está reconstruida a partir de las fotos, los recuerdos, la litografía, los dibujos, de los cuadros… y lo comparas con la forma en que tú reconstruyes tu vida. Al visitar el geto de Varsovia nos explicaron que lo estaban dejando hundirse porque quieren construir un hotel. Por otro lado me apetecía meter la palabra nazi en la canción sin que nadie pudiera alegarme nada. Era por esa triple vertiente: por agradecimiento a como lo pasamos, a la reconstrucción constante y a esas ciudades que por sus recuerdos dolorosos prefieren que se derrumben. Es curioso porque en Granada ocurre todo lo contrario. Aquí abogamos por la conservación que a mí me gusta más.

Siempre me han llamado la atención la letra de vuestras canciones. “Panorama Nº 5” me parece un claro ejemplo de esa particular forma que tenéis de transmitir los mensajes. Creo que habéis encontrado un lenguaje propio con el que expresaros que os diferencia de cualquier otro proyecto de nuestra escena. ¿Qué buscas transmitir con tus letras?

En las letras prefiero buscar la sonoridad antes que profundizar en la idea o el mensaje. Tengo muchos amigos poetas que en ocasiones me comparan con ellos. Yo simplemente hago letras de canciones. Prefiero conformar mensajes de formas aleatorias. Con el tiempo se conformará o se destruirá. Por otro lado he trabajado tantos años con José Ignacio Lapido en 091, que siempre supe que me sería imposible llegar al nivel de sus letras. Yo le decía, “a ti te escriben las letras cuando estás durmiendo”. Una manera de huir de eso era hacerlas un poco a lo loco y… a lo loco se vive mejor (Risas).

No sé si por esa locura a la que haces referencia, pero sí que personalmente creo que Lagartija Nick es el proyecto más personal de la música que se hace en nuestro país. No os podría encasillar en ninguna corriente. ¿Sentís que estáis fuera de toda corriente musical? ¿Es eso un lastre o algo que os beneficia?

Perjudicar no nos ha podido perjudicar porque seguimos editando discos. También es verdad que hemos parado en muchos momentos para aprender. Paramos con “Omega” y aprendimos, también lo hicimos con “Val del Omar”. O personalmente en “Multiverso”. Ese impulso te lleva a acercarte a gente como David Jou que es uno de los mejores poetas de física y astronomía. Al final entras en contacto con otra gente que es afín a ti. Por otro lado considero sospechoso que le gustes a todo el mundo, ya que dentro de ti tampoco ocurre. Ha habido momentos en que hemos arriesgado con discos “desastrosos” si lo que hubiéramos pretendido era acercarnos al público. No era nuestra intención. Ocurrió con “Omega”. En ese momento se fue la gente que seguía a Enrique y la que nos seguía a nosotros. Estuvimos durante varios años defendiendo un proyecto en el que sólo creíamos nosotros. Era nuestra perspectiva. Decidimos dejarnos llevar. En ocasiones huir del círculo que tienes, de lo bueno que eres, de lo bien que te va todo, es necesario. A veces encuentras más tu sitio en el enfrentamiento.

Verdaderamente y gracias a ese afán de dejaros llevar, debéis ser la banda más multidisciplinar del panorama nacional. Víctor Lapido, toca en Lagartija y colabora en Grupo de Expertos. Eric compagina su labor en la batería de la banda con su militancia en Planetas, y también colaboró con Idealipsticks en su último disco y tú por tu parte, vienes de entregarnos el maravilloso “Multiverso”. ¿A qué se debe semejante inquietud?

Se junta todo. Antes podías sacar un disco y dejarte llevar durante un par de años. Ahora, no sé si por necesidad o vocación, eso no es así. Por otro lado está el factor tiempo. A medida que vas cumpliendo años, ves que el tiempo adquiere otra dimensión y te vas metiendo en diversos proyectos. Vas siendo consciente de que es limitado. No hay más que ver lo que le ha ocurrido a Enrique, un golpe tremendo, te enfrentas de pronto a su muerte repentina y en cierta medida a la tuya. Por todo ese cúmulo de cosas te das cuenta de que el tiempo es oro y de que es el momento de embarcarte en más cosas.

Es curioso Antonio, hace treinta años comenzaste a tocar en la banda de rock más integra que ha tenido este país, por supuesto me refiero a 091. Tres décadas después sigues al frente de otro proyecto del cuál podemos decir exactamente las mismas palabras. ¿Es difícil mantenerse fiel a unos principios éticos y artísticos en un momento en que todo, hasta la dignidad, tiene un precio?

Yo por mi parte no creo que sea una cosa de principios. Es más bien una necesidad de reconocerse a sí mismo en lo que se hace. En la mayoría de ocasiones que hemos tenido un acceso mayoritario, hemos tenido una tendencia a huir. Quizás esa huida sea la dignidad. No me gustaría estar en la tesitura de algunos grupos. Veo que esas bandas que tienen una fama desorbitada, y son amigos míos, lo sufren más de lo que lo viven. Es preferible moverse un poco como las serpientes o las lombrices, por debajo. Hemos tenido buenos maestros en esto. Un ejemplo de ello es Enrique que estaba arriba y abajo, en todos los sitios a la vez y en ninguno en concreto. Otro la casualidad de que Joe Strummer apareciera en nuestras vidas. Con diecinueve años viene y te produce un disco. Eso no tiene explicación, por lo que tampoco depende de tu voluntad como creador o de tu dignidad. Simplemente lo aprovechas como experiencia.

En otro orden nuestra experiencia con las multinacionales no fue positiva. Ellos no querían estar con nosotros, ni nosotros con ellos. Fue algo puramente casual. A nosotros nos gustaba la música… quizás esa sea también la dignidad, el gusto por la música. Eso lo puedes defender a viva voz.

Sois pocos los que os atrevéis a dar el paso de llevar una carrera musical que se guíe, única y exclusivamente, por aquello que de corazón deseáis hacer, sin importar el hipotético éxito o fracaso. En esa tesitura os incluiría muy cerca de lo que hace el maestro Lapido, salvando las distancias musicales entre un proyecto y otro. ¿Qué te parece su carrera y su último trabajo “De Sombras y Sueños”?

Ahora le va muy bien y me alegró mucho. Ha conseguido establecer una comunicación entre sus gustos y aspiraciones. Además ha encontrado una conexión con el público. Este es el disco dónde más se refleja y eso que este es el disco que más medios tiempos tiene. “Cartografía”, sin embargo, era un disco más cañero. Ha logrado relanzar una carrera y eso que él lo tenía mucho más complicado que ninguno de nosotros, porque empezó más tarde tras la disolución de 091. Ha empezado con mucha desventaja y más en este país, donde la memoria es tan frágil.

Llegado a este punto tan granadino de la entrevista es inevitable preguntarte por lo que ha supuesto para la ciudad la muerte de Enrique Morente.

El comportamiento de la ciudad se reflejó mucho el día del entierro. Tú veía a sus músicos y amigos, a todos los más cercanos, les veías más alejados, en una actitud de respeto. Estaban más cerca los que no tenían mucho que ver con él. Eso tuvo mucho que ver con la actitud de todo el pueblo.

Recuerdo que aquélla noche al dar una vuelta por el Albaicín estaba todo totalmente desolado. La reacción de todo el mundo fue de respeto y desolación. Era una persona que había hecho mucho por la ciudad. Se rodeó sólo de las cosas que más iban con él y de quién quería rodearse, independientemente de la fama que tuviéramos o no. Era un pilar, un auténtico gurú. Con su pérdida todo el mundo se quedó mucho más vació. Había establecido un contacto con las nuevas generación como ningún otro, ni tan siquiera las grandes figuras del rock de este país consiguieron establecer un vinculo tan profundo como lo hizo Morente. Se convirtió en el rey del rock, por su trascendencia, por su postura ante la vida. Es más que la desaparición de uno de los nuestros. Se va un ejemplo que estaba dentro de nuestro cosmos. Con su marcha nos hizo darnos cuenta del regalo que es la vida. En tu cabeza te vuelves un poco más loco al pensar que se ha ido. Hemos tocado juntos durante quince años en los que nos hemos reído, abrazado, llorado… de todo, girando, grabando…

Visto con la perspectiva de los años y tras la perdida de Don Enrique. ¿Cómo te sientes al haber sido participe de uno de los mejores discos de la música contemporánea de nuestro país como es “Omega”? Tanto por la calidad de los textos, como por la grandeza, innovación y experimentación que supuso un trabajo como ese.

Ten en cuenta que hemos estado girando durante quince años con un solo disco por todo el mundo. Es uno de esos milagros de la vida. No dejo de preguntarme cómo pudo cogernos en ese instante. A él le coge en el momento de máxima creatividad de toda su carrera, repleto de visceralidad. Después vino el rechazo y la ira que sufrió por todo el mundo del rock, pop y flamenco. Todo eso nos aportó una fuerza y una determinación, que unida a su madurez creativa, fue único. Luego nos ha legado una canción como “Omega”, que habla de lo que habla y de la forma en que él lo hace. Será trascendental para el resto de nuestras vidas. Yo siempre pensé que ese tema era un “réquiem” muy relacionado con el fallecimiento de su madre. Ahora, en el fondo, creo que de lo que habla es de la muerte de todos nosotros.

Finalmente el paso del tiempo convirtió un disco underground y alternativo en un álbum que todos quieren. Nosotros, gracias a él, nos hicimos inmortales.

Un disco tan particular que yo pondría en contraposición con la actual escena que, salvo honrosas excepciones, adolece de un mimetismo que empieza a cansar hasta al más pintado. ¿Crees que es necesario una vuelta de tuerca al sonido del rock? ¿Quizás directamente deberían aparecer más “Omegas” en el mercado?

No creo que el mundo del rock necesite un revulsivo, lo que debería ocurrir es que la gente se lo tomara con mucha más naturalidad y honestidad. Nosotros venimos de una ciudad como Granada en la que el flamenco, el pop y el rock se dan la mano, como parte de una cultura. ¿Qué es “Omega”?, ¿flamenco?,¿quizás rock?. Yo creo que simplemente es música. Los Planetas reivindican este tipo de música en “La leyenda del Espacio”. Si hay diferenciación es por miedo. Aquí sigue ocurriendo como hace muchos años, desde Décima Victima. “¿Qué funciona en Inglaterra Vampire Weekend?, pues a sonar como ellos”. Si en Londres funciona New Order o el folkie se busca eso. Tendemos al mimetismo. Esta ecuación siempre se repite, cuando en realidad sólo somos nosotros cuando nos alejamos de esos tics.

No puedo resistirme a preguntarte por las bandas, tanto nacionales como internacionales, que más te gustan del panorama actual.

Nos gustan mucho las bandas que juegan con las texturas. Gente como Nudozurdo que siguen experimentando. Todo aquello que busque cosas nuevas. También me gustan veteranos como Fernando Alfaro y por supuesto, todos los grupos de Granada. Los Planetas, Lori Meyers… vamos que nos gustan todos nuestros amigos (Risas).

Sé que ya tenéis unas cuantas fechas cerradas para presentar en directo “Zona de Conflicto” pero realmente ¿Qué planes de futuro tiene Lagartija Nick?

Hay una gira cerrada con Lagartija que es con quién nos permitimos tocar durante muchas fechas seguidas. Yo sería feliz haciendo como Dylan montando un “Neverending Tour”. Es lo que a mí me apasionaría.

Antonio, para terminar esta entrevista, me gustaría saber, ¿qué queda de aquél niño que jugaba en la puerta de la barbería de su padre, mientras de fondo sonaba a todo volumen Kraftwerk?

Eso era cosa de mi hermano Jesús, que era muy cruel (Risas). Tu imagínate en una barbería que es un “meeting point” de barrio con Kraftwerk de fondo. Yo creo que lo que siempre quedará es reflejar la dignidad del sitio del que venimos. Eso es lo que nos llevaremos al final, la dignidad de haber sido dignos hijos de los barberos, de los mecánicos, de los vendedores ambulantes…eso es la alta sociedad para nosotros. Eso y el haber sido unos hijos de puta con los ricos… pero sobre todo el haber sido dignos hijos de las Pymes (Risas).


Por: Javier González e Iván González.
Fotografía: Iván González.