Entrevista Diego Vasallo


“La pérdida de público es el precio que tienes que pagar por ir a tu aire y salirte de los circuitos comerciales"

Apareció por la puerta principal que da acceso a la sala Galileo Galilei alrededor de las seis de la tarde. Iba vestido con ropas oscuras. Recuerdo que nos pareció extremadamente delgado y mucho más mayor de lo que nos le imaginábamos. Nos llamó la atención una nutrida barba con la que arropaba su rostro. Nos saludó educadamente, mientras estrechaba nuestras manos, sin apenas elevar el tono de su voz, desde la quietud y la calma más absoluta, para después, sin tiempo que perder, acompañarnos como un perfecto anfitrión hasta el pequeño camerino en el que tuvo lugar la entrevista que habíamos cerrado con él.


De pronto, y sin apenas darnos cuenta, frente a nosotros, sentado en una silla, se encontraba el gran Diego Vasallo, un mito de la música de este país. Aquella portada del disco “Realidad Virtual de Rock and Roll”, que circulaba por casa cuando apenas éramos unos críos, se había convertido en realidad.


Lejos queda el período en que representó el cincuenta por cien de Duncan Dhu, una de las bandas con más éxito que este país haya conocido. También ha llovido desde su primera etapa en solitario, al frente del Cabaret Pop. Ahora y desde hace unos años, momento en que encontró el personaje definitivo, el que más nos gusta por otra parte, defiende una de las carreras musicales más honestas e interesantes de la siempre maltrecha escena musical.

Alejado del gran público y de los tejemanejes de la industria musical por decisión propia. Aportando a nuestra cultura trabajos de una belleza incuestionable que se mueven en el terreno musical del folk Mediterráneo, con el fado, la chanson y el pop de autor más intimista, como ejes vertebradores, y rubricados mediante letras de oro, gracias a un discurso siempre personal por lo doloroso y melancólico del mismo.

Con todos esos ingredientes ha logrado forjar, peleando a la contra, una carrera de largo recorrido, que si bien no goza del éxito masivo, si es disfrutada por unos cuantos “gourmets” del buen gusto, que reconocen al de San Sebastián como un ejemplo de dignidad y saber hacer a la altura de muy pocos.

En nuestro encuentro todas esas sensaciones se multiplicaron gracias a la calma y sinceridad de sus palabras y de su trato. Otro grande de nuestra música que decidió plegar velas y volver a su cuartel de invierno, para desde su atalaya observar las cosas con franqueza y determinación. Cantando lo que le venía en gana y dibujando la realidad con su paleta de colores. Con todos vosotros Diego Vasallo. Rey y no vasallo.

A finales del año pasado nos entregaste el que hasta la fecha es tu último álbum, “Canciones en Ruinas”, un catálogo de composiciones que podríamos catalogar como un “Ep” largo, en el que incluyes ocho temas y una versión. Habían pasado más de cuatro años desde tus últimas publicaciones, “Las Huellas Borradas” y “La Máquina del Mundo”, por lo que la primera pregunta es obligada. ¿Qué ha hecho Diego Vasallo durante todo este tiempo?

Diego: Hace tiempo que compagino la música con otras cosas, especialmente la pintura. También escribo algo, voy a publicar un poemario en octubre. Verdaderamente lo que me ha quitado más tiempo ha sido la pintura. He escrito canciones muy despacio, a un ritmo lento. Aunque también es cierto que es lo que me pide el cuerpo. No tengo necesidad de sacar un disco cada dos años. Hace tiempo que no estoy muy metido en el circuito de sacar disco, promoción y hacer gira.



El proceso de grabación se realizó el pasado mes de febrero en la isla de Menorca, concretamente en el teatro de Fornells. ¿Por qué elegiste un lugar como ese para llevar a cabo las sesiones? No sé si tendrá algo que ver la atmósfera que rodea “Canciones en Ruinas”, con las sensaciones de soledad que uno puede llegar a sentir en una isla en pleno invierno.

Diego: Suelo ir bastante a menudo a Menorca, de hecho paso varios meses al año allí. El hecho de grabarlo fue casual. Conozco gente en la isla y me ofrecieron este pequeño teatro para hacerlo. Ni Suso Saiz, el productor, ni yo queríamos grabar en un estudio convencional. Estábamos buscando un sitio alternativo, y surgió la oportunidad de este teatro que nos cedieron gentilmente. Es un recinto pequeño y muy acogedor. Nos encantó. En cuanto al ambiente, es verdad que Menorca en Febrero, sobre todo en ese invierno, es lugar un tanto inhóspito. Creo que en las grabaciones siempre se refleja un poco del entorno y de la circunstancias. A mí me gusta que se muestre esa situación. Supongo que ese punto inhóspito e invernal se habrá traspasado al disco.

¿A qué ruinas haces referencia con el título del disco?

Diego: Es una metáfora que puede ir en dos direcciones. En la parte musical he pretendido que fueran canciones grabadas en su mínima expresión. Digamos que sólo con el andamio, casi sin llenarlas. Composiciones que parece que se van a desvanecer. También hace un poco referencia a la atmósfera y a los textos en sí. Hablan de situaciones un tanto complicadas a nivel personal. Para mí han sido años un tanto duros, y las canciones han surgido de esos años y experiencias. De hecho en una se habla de las ruinas de una historia de amor. De ahí que sean como los restos del naufragio. Las brasas que quedan después de una vivencia. 

De lo que no hay duda es que estamos hablando de un disco que sigue la línea que habías marcado con anteriores entregas como por ejemplo “Los abismo Cotidianos”, inclusive podríamos hablar de que se ahonda en esas coordenadas pero aumentando la oscuridad de los textos, la aridez de las texturas sonoras e incluso, de la temática de las canciones, como es patente en “La Tarde”, “Así” o “Donde Palpitan las cosas”. ¿No sé si estás de acuerdo con la afirmación?

Diego: No hay ningún cambio brusco ni ningún salto al vacío, eso es cierto. Yo diría que este disco es un paso más en la desnudez de las canciones, en ir un poco más en busca de su esencia. He querido quitarlas todo lo superfluo. Apenas tienen arreglos e instrumentación, muchos menos que en los anteriores discos. En cuanto a estilo y ambiente sí van por esa línea de discos acústicos, de atmósferas melancólicas, con ecos de folk Mediterráneo , de fado, distintas músicas que se me van pegando. Hay diferencias también, por ejemplo la voz es más grave que en otros discos, pero no son enormes.

Por cierto Diego, solo ocho canciones llevan tu firma. Parece que se te resistían las composiciones. ¿A medida que te vas haciendo mayor cuesta más hacer canciones o simplemente es que andabas más disperso que en otras ocasiones?

Diego: A mí desde luego sí me cuesta más escribir canciones que cuando era más joven. También creo que el nivel de exigencia que te aplicas cada vez es más riguroso. Ya no te vale cualquier cosa. Creo que los textos están más pulidos y elaborados que hace diez años. Además no me salen así como así, cada vez me cuesta más. Por otro lado, no dedico todo mi tiempo a la música. Intento pasarme cada día por mi estudio de pintura, por lo que a la larga, es verdad, me han salido ocho canciones en cuatro años. No es una media muy alta.

Hace tiempo que parece definitivamente olvidada tu primera etapa en solitario al frente de Cabaret Pop. En ella tocaste sin ningún pudor y con mucho acierto géneros tan dispares como el pop, la música de baile o el funk. ¿A qué responde la pérdida progresiva de interés por esos estilos en virtud de este lado más intimista e intenso, que está más cerca del folk o de la canción francesa?

Diego: Creo que es la propia evolución musical de uno mismo. A medida que pasan los años te van gustando y te vas interesando por otras cosas. Yo diría que Cabaret Pop, que por cierto fue una cosa muy breve, pues sólo hay tres discos firmados así, fue una especie de experimento, de juego en mi carrera, porque no tiene nada que ver con lo que he hecho después. Ni lo que había antes con Duncan Dhu ni como Diego Vasallo. Yo casi lo veo como un divertimento. Es cierto que me interesaron y me gustaban ese tipo de sonidos, pero tampoco me duraron mucho tiempo. Enseguida volví a los sonidos acústicos y, por lo visto, me debo sentir más a gusto así, porque ya llevo unos cuantos años.

Desde fuera se observa un cambio respecto a ese período, no sólo en la propuesta musical, sino también en el vocal, con una voz que ha ganado en aspereza y que transmite mucho más que antaño. Siempre nos gustó tu voz, pero ahora está más cerca de la de Leonard Cohen o Lou Reed. ¿Hasta qué punto eres deudor de la obra de estos dos autores?

Diego: Es muy delicado compararte con artistas a los que admiras. Yo nunca tendría la osadía de hacerlo con Leonard Cohen que es uno de los más grandes cantautores de los últimos cuarenta años. Todos los cantantes que tendemos a cantar en tonos bajos, con una voz casi susurrada, damos importancia a los textos y dado que tenemos ese registro un tanto limitado, parece que estamos más cercanos. En cualquier caso son artistas a los que admiro y me gustan muchísimo. También me gustan mucho otros músicos que poco tienen que ver conmigo o con mi forma de cantar.

Por cierto, el disco se cierra con “Vuelve un poco de lo que perdí”, una revisión del clásico de The Smiths, “Please, Please, Please, Let me get what I Want”. Hasta este momento había sido tu ex compañero en Duncan Dhu, Mikel Erentxun, quien más había aireado su devoción por la banda de Morrissey y Johnny Marr. ¿Por qué has incluido esta versión a modo de final? ¿Qué han significado los Smiths en tu vida?

Diego: Debo confesar que aunque es un grupo que me gustó en su día, no soy especialmente fan de los Smiths. Lo que pasa es que esa canción para mí es muy especial. Creo que no es representativa del sonido de la banda. Es un tema cortito, acústico, con mandolinas, una melodía preciosa y muy melancólica. Recuerdo que el disco lo compré en la época de Duncan Dhu, y la escuché cien mil veces. Fue una canción que se me quedó ahí, no porque fuera de los Smiths, podría haber sido de cualquier otro grupo. Era una canción especial para mí. Probé a hacer una adaptación de la letra, no es literal, no es una traducción. La grabé tomándome todas las libertades del mundo. De hecho hay gente que me dice que no se parece en nada. No me gustan los covers. Creo que una versión debe ser una reinterpretación de un tema.

Llama poderosamente la atención el comprobar cómo a pesar de seguir editando discos, parece que te encuentres en un estado de semi-retiro. Es raro verte actuando y no es muy usual verte haciendo entrevistas. ¿A qué responde este hecho? ¿Terminaste muy harto de los focos tras el final de Duncan Dhu?

Diego: Con éste disco he hecho mucha prensa escrita, pero sí se podría decir que vivo en un semi-retiro respecto al tema musical. No es que no esté haciendo nada, pero me he salido de la música como mi profesión. Hacer discos y componer canciones es una de las cosas que hago. No me considero un profesional de la música. Acabé bastante cansado de la época Duncan Dhu. Fueron casi diecisiete años muy intensos. Yo empecé con dieciocho años, éramos unos críos, apenas hubo momentos de parón. Terminé cansado de giras, de viajar e incluso de escribir canciones y tocar. Al despedirnow decidí que sí que me apetecía hacer música, lo he hecho siempre, pero totalmente a mi ritmo. 

Personalmente creo que tu carrera musical en solitario es una de las más dignas de todo el panorama musical de nuestro país. A tu altura tan solo señalaría lo que está haciendo José Ignacio Lapido. Dos casos en los que la categoría de vuestros trabajos, no está en comparación al público que creo que os sigue. ¿No sé si estarás de acuerdo en lo que afirmo?

Diego: Lapido es un gran letrista. Me gusta mucho como escribe. La pérdida de público es el precio que tienes que pagar por ir a tu aire y salirte de los circuitos comerciales. Pero si quieres realmente hacer lo que quieres y cuándo te apetece, sin más, no te queda otro remedio. Hay que pagar algún precio. Y sí, es cierto, ahora vendo infinitos menos discos que antes. Eso es algo que le pasa a todo el mundo, pero en mi caso se agrava. Tengo menos conciertos. Todo es más difícil. Es el precio a pagar por llevar una carrera sin hacer concesiones y hacer las cosas como tú quieres hacerlas. 

¿Crees que los mitos de la música nacional son injustamente tratados tanto por la industria como por parte del gran público? 

Diego: Yo sí creo que en este país hay poco bagaje cultural. España no es un país con una gran cultural musical. Nos engañamos al pensar eso. Lo es en zonas con un folclore propio, por ejemplo Andalucía con el flamenco. Y no digamos el público en general, y la industria que busca el éxito inmediato y lo demás le da exactamente lo mismo. Tiende a buscar el éxito efímero sin seguir las carreras a largo plazo. Es un país que tiende al olvido de sus propios artistas.

Quizás por esa situación sabemos que te has refugiado en la fotografía y en la pintura. ¿Qué encuentras en estas dos disciplinas que no hayas hallado en tu experiencia musical?

Diego: Yo no sé dónde ha salido eso de que me dedico a la fotografía. No soy fotógrafo, me dedico a la pintura. No me considero fotógrafo. Me siento mucho más pintor. Las artes plásticas no tienen nada que ver con la música, son solitarias y lentas. Vas al estudio todos los días y estás a solas contigo mismo. En el mundo de la música todo es mucho más social ensayas, tocas, viajas, y pocas veces estás solo. Quizás cuando compones las canciones. Es muy distinto. Quizás a mi carácter, ahora mismo, le atrae más el trabajo en estudio que el tema de la grabación, gira y concierto. Lo puedo hacer de vez en cuando, pero como rutina no. 

Por último y retomando lo relacionado con el tema de la música. ¿Qué planes tienes de gira con este álbum y que verán todos aquellos que disfruten de tus directos?

Diego: Es difícil tener planes de gira. Está todo muy difícil y hay que arañar las actuaciones. Este año está siendo especialmente duro. De momento tengo cuatro o cinco. En verano haremos un parón, y probablemente, en otoño se retomará y haremos otras tantas. En cuanto al repertorio y la formación es algo peculiar. Se trata de guitarra clásica, acordeón y violín. Mi concepto es como si fuera un pequeño grupo de cámara clásico, por supuesto no cuando canto yo, porque no tengo nada de cantante lírico. He tenido que adaptar el repertorio a esa formación, no todas las canciones funcionaban. Se acerca mucho al último disco, y se aleja de trabajos anteriores que tenían más instrumentos. Hay de todo, pero sobre todo a partir del “Canciones de Amor Desafinado”. Tocó una de “Criaturas” y ninguna anterior. Básicamente es un repertorio de los últimos diez años.

Una última cuestión antes de despedirnos. ¿Conoces el trabajo de Raúl Bernal al frente de Jean Paul? Deberías darle una escucha, habla maravillas de ti. Además en youtube hay una versión acústica de tu tema, “La Vida te lleva por Caminos Raros”, realmente recomendable.

Diego: No sé quién es Jean Paul pero me gustaría poder escucharlo. Házmelo llegar por favor.

Por: Javier González e Iván González.
Fotografía: Iván González.