The Killers: "Battle Born"

Hace cuatro años que The Killers sacó “Day & Age”, su tercer disco, en el que la banda se desmarcaba del sonido rock que los había caracterizado, acercándose a intentos de crear himnos que se movían entre la épica, la electrónica y las baladas de corte romántico. Así mismo, el original grupo de fans que les seguía desde sus inicios, pasó a ampliarse ostensiblemente gracias a la difusión de su música en redes mainstream. Tras este cambio, los seguidores se dividieron y el grupo se distanció, tanto que acabó por quebrase en el 2010 a través de una separación indefinida que utilizó su carismático líder, Brandon Flowers, para sacar su primer disco en solitario “Flamingo” (2010).

Desde que el año pasado anunciaran que volverían a reunirse con la intención de sacar un nuevo disco, el cuarto de la banda, todos los medios han estado detrás de descubrir que nos iba a deparar “Battle Born”, pues declararon que “no queremos hacer un Hot Fuss 2, un Sam's Town 2 o un Day & Age 2, sino que cogeremos lo mejor de ellos y haremos lo que mejor sabemos hacer”

Con todo esto en nuestras cabezas llega a nuestras manos “Battle Born”, un álbum que acaba resultando muy lejano a sus dos primeros discos, pero que por otra parte posee claros puntos de unión con “Day & Age”. Volvemos a encontrar ecos de épica, empleo de sintetizadores y elementos grandilocuentes como campanas, coros y esfuerzos vocales por parte de un Brandon Flowers que se sabe centro de atención (“Flesh and Bone”).

Pocos son los intentos de volver a realizar un rock sustentado por riffs de guitarra y explosivos estribillos. Su primer single/adelanto “Runaway” parecía contradecir esta idea y proponer una nueva hoja de ruta, pues servía de perfecto enlace entre la música sentimental que siempre han mantenido y los grandes hits que les dieron a conocer entre la comunidad pop-rock. Estupendo tema que no es sino un oasis en el tracklist de “Battle Born”.

“The way it was”, “Here with me”, “Heart of a girl”, "Deadlines and Commitments" o “Be still” son claros ejemplos de que The Killers han perdido fuerza, originalidad y se han rendido a crear canciones planas, con contenidos extremadamente románticos, así como melodías, coros y ecos ochenteros, que no llegan a mostrar el verdadero potencial que posee el cuarteto de Las Vegas. Entramos así en temas superproducidos, carentes de aspectos originales o rompedores y que basan su cuerpo y desarrollo en pistas pregrabadas, teclados, sintes y una voz recargada de su vocalista.

También hay temas que tratan de cambiar esta visión, “A matter of time” (la más coreable del disco), “Miss atomic bomb” (de presumible base y extensión disco), “The rising time” (descafeinado intento de volver a sus raíces), “From Here on out” (de fuerte sabor americano) o “Battle Born” (una de las mejores del disco). Todas ellas devuelven, en mayor o menor medida, el peso a las guitarras, sin embargo, sucumben a ese espíritu grandilocuente que la banda quiere alcanzar, como si trataran de crear temas encaminados a perdurar en la memoria colectiva al modo de los himnos de Queen. Pero no lo consiguen, pues aunque cabría destacar que son temas que mejoran claramente el álbum, se alejan incluso de sus grandes canciones.

Estamos por tanto ante un disco que mantendrá a las nuevas legiones de fans e incluso a algunos de sus antiguos miembros, pero que parece demostrar que no hay retorno posible al grupo que nos sorprendiera a inicios de siglo. No porque la banda no sea capaz de volver a evocar ese sonido, sino porque parece estar comprometida a una nueva causa.

Por: Rubén López / ruben@elgiradiscos.com