Entrevista: Mamá

"El sonido de Mamá es inmediato, guitarrero, con buenas melodías y siempre un poco áspero, cítrico"

Por: Kepa Arbizu

Mamá significaron en aquellos años de La Movida marcados por la ruptura, innovaciones y exabruptos varios, la representación más melódica y, de alguna manera, juvenil. Lo que ya parecía que iba a quedar registrado como una carrera intensa y corta, ha sido años después cuando se ha establecido y ha encontrado estabilidad. Su, cada ve más ajustada y perfecta, ecuación de intensidad e inmediatez, o dicho de otra manera su ya característico power-pop, tiene una nueva creación de nombre Estándar. En él, nos encontramos entre otras cosas, como un grupo en perfecta sintonía, con uno de los mejores compositores de canciones dentro de dicho estilo, José María Granados. Precisamente con él hablamos para poner palabras a este gran nuevo trabajo.


“Estándar” es el título de este nuevo disco, en relación también con la canción de igual nombre, ¿hay que entenderlo como que estamos ante un trabajo bajo el sonido habitual de Mamá o hay que relacionarlo con algo más genérico, como con la propia esencia del pop-rock, hecha a base de piezas comunes como las que representan las que aparecen en portada? 

José María Granados: Bueno es más bien lo segundo. Mientras me iba saliendo la melodía de la canción me parecía un tema pop de toda la vida, un plagio de mil plagios anteriores. En el estribillo me vino la palabra estándar y la letra salió mecánicamente. Si no hubiera sido así quizás esa melodía se habría ido a la basura. Esta es para mi la auténtica esencia del pop, algo muy sencillo que sale sin premeditación y que por alguna razón tiene un gancho no buscado ni forzado, gusta porque si, porque es popular.

Musicalmente el disco mantiene todos los ingredientes conocidos en Mamá: pop pegadizo, new wave, cierto sonido americano, pero siempre tratados de una forma muy reconocible en vuestras manos. ¿Al final el reto de un grupo es alcanzar ese sello personal? 

J.M.G: El sello personal supongo que está presente aunque no lo busquemos, pudiera ser por las canciones o la voz, pero pienso que se nos reconoce mejor por el carácter urgente e inmediato de nuestras composiciones, cortas, directas, sin muchos solos, que proponen una idea o una historia perfectamente clara y que sobre todo nos creemos. Tanto en el disco como en directo. 

Siempre se tiende a pensar que lo sencillo, materializado en un tipo de sonido como el vuestro, accesible, pegadizo, dinámico, es sinónimo de fácil. Una ecuación que a todas luces supongo falsa...

J.M.G: Bueno, cada uno que piense lo que quiera, pero para mi es la apuesta desde hace ya varios años. No parto de un esquema, ni tan siquiera de que suene a Mamá. Tengo que no engañarme y enamorarme de la idea que se me acaba de ocurrir en un momento, generalmente una melodía que me engancha, una frase para un estribillo, algo que merezca la pena desarrollarse, pero ese desarrollo tampoco debe durar mucho tiempo, me refiero a la composición directamente, no a los arreglos y demás. La canción tiene que ser válida en un minuto o en un día como mucho, las grabo cutremente y las dejo reposar un poquito, no vaya a ser que sean igualitas a otras o que sean un coñazo con más pretensiones que sentido. Luego vendrían los arreglos, la grabación, el sonido, eso es un proceso más largo en el me meto menos. Se encarga Carlos Rodríguez haciendo los arreglos y posterior proceso de grabación. 

En ese “sello Mamá” creo que son importante las letras, buena parte de ellas dedicadas al (des)amor tratado de una forma juvenil, como en esta ocasión “Las torres de Shangai”, “Inútil”, “Tirabuzones”, etc... En ese sentido,¿ hay que verlas como autobiográficas o como una construcción de historias? 

J.M.G: El tema del amor/desamor se presta a contar historias con los que todos nos identificamos. Reflejan sentimientos íntimos pero muy cercanos, que solo se suelen expresar en ese contexto, el abandono, la cercanía, sentirse chungo, vacío o feliz. La causa de ello es lo de menos, lo importante es lo que provoca y sobre todo como se expresa, en nuestro caso dentro de la más absoluta cotidianidad. 

Es habitual en el grupo una cierta mirada social, aquí representada en canciones como “Los hombres de las praderas”, “A patadas” o “Aquí no hay quien baile”. Algo que también parece estar en el ADN de la banda.

J.M.G: Los tiempos que estamos viviendo desde que iniciamos nuestra nueva etapa en 2009 son durillos e intentamos pronunciarnos sobre algunos temas chirriantes que nos resulta ineludible denunciar. Pero al igual que con los temas de amor que preguntabas antes, dándole más importancia a la historias que provocan, más que a la injusticia social a lo que nos afecta individualmente. Como en los temas "Tírolina" y "Sin crédito" de nuestro disco anterior o en "Segundo asalto". Los Mamá siempre nos hemos movido bien en tiempos críticos porque somos una banda continuamente en crisis. 

A veces me da la sensación de que dentro de este estilo de sonidos más pegadizos y melódicos se suele huir algo de abordar este tipo de temática...

J.M.G: Supongo que resulta un poco complicado expresar esa concienciación en un estilo pop, es cuestión de ponerse si quieres o te da la gana. Sería más sencillo adornarlo con sentimientos grandilocuentes de insatisfacción. Nosotros lo llevamos a la vida cotidiana que es en el fondo lo que interesa, el día a día. 

Precisamente esos tres temas citados aparecen juntos en el disco, no sé si ha sido premeditada su colocación en ese orden, como para incrementar su fuerza o creando un paréntesis respecto al tono generalizado del álbum. 

J.M.G: El orden es absolutamente pretendido, ponemos mucho énfasis en él. Primero la gente te tiene que reconocer en algunos temas, según lo que ellos piensan que es el grupo. Y cuando ya avanza el disco puedes ir expresándote más abiertamente, ir donde quieras. Si alguien ha aguantado hasta el tema 6 es que está dispuesto a escuchar el disco entero, es decir que le gusta y está dispuesto a que le cuentes tu rollo. 

“Estándar” es el quinto disco desde vuestro regreso en el 2009, marcando un ritmo de publicaciones mucho más elevado que en vuestra primera época. Aunque pueda parecer paradójico, ¿es ahora el momento en el que sentís que el grupo está consolidado? 

J.M.G: Sí, en la primera época las cosas fueron tan rápidas que el grupo no llegó a consolidarse sobre todo en el asunto de las producciones. La gente no atinó a producirnos y nosotros tampoco teníamos mucha idea en como traspasar nuestra energía a un vinilo. Ten en cuenta que en general nuestras canciones no suelen parecerse mucho, era el directo lo que gustaba y el sonido tenía que homogeneizar esa locura, pero no pudo ser. Por eso ahora nos estamos desquitando y disfrutando.

¿Incluso se podría decir que el característico “sonido Mamá” del que hemos hablado es ahora cuando verdaderamente se construye y que resulta más representativo que el de la primera época? 

J.M.G: Creo que he contestado un poco antes. Cuando le pasé las primeras canciones a Carlos Rodríguez para nuestro primer disco de regreso "La Mejor Canción", no teníamos muy claro el sonido. ¿Cómo debía sonar Mamá después de tanto tiempo? Lo curioso es que al ser los mismos en la banda en seguida nos dimos cuenta de que era lo que teníamos en común. Algo que por ejemplo muy distinto a mis discos en solitario. Las canciones se pueden parecer pero la energía es otra muy distinta. El sonido de Mamá es inmediato, guitarrero, con buenas melodías y siempre un poco áspero, cítrico. Por eso nuestra banda favorita de siempre es XTC. 

El nombre de Carlos Rodríguez, guitarra y productor, que tantas veces ha salido nombrado, entiendo que es determinante en ese doble papel a la hora de la consolidación del grupo.

J.M.G: Su papel es todo. Sin él no hubiera sido posible encontrar la expresión de este sonido. Se lo ha currado una barbaridad, grabando, tocando, compartiendo sus dudas y volviendo a comenzar una y otra vez. Fundamentalmente en los dos primeros discos. Creo que a partir de "Segundo Asalto", nuestro tercer disco de esta época, se ha consolidado ya un tipo de sonido, aunque por supuesto va mutando de un disco a otro, de una canción a otra, en función a lo que se necesita. Creo que cada vez es más sencillo y en el futuro la meta es que lo sea aún más. 

Y cómo vivís esa dualidad que supongo se dará, en la que por una parte el grupo está en su momento más estable y rotundo pero parte del público os seguirá pidiendo y recordando por vuestros primeros temas.

J.M.G: Siempre tocamos 11 o 12 temas antiguos en nuestros conciertos, la gente lo agradece y nosotros también. Como la energía es la misma compaginan perfectamente con los nuevos. Además muchas de las canciones recientes ya se han hecho clásicas también. No hay problema, sólo por la cantidad de temas que al final terminamos tocando por bolo, unos 30. Y ya no somos unos jóvenes punkarras.