Izal: Magia y emoción

Teatro Circo Price, Madrid, 22 de Enero de 21-01-2016
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com 
Fotos: Pablo Cobos 

Son las nueve y cuarto de la noche en el madrileño Teatro Circo Price cuando las luces se desvanecen y los miembros de Izal comienzan a entonar a capela los primeros fraseos de Copacabana, canción que da título a su último trabajo de estudio, elegida para comenzar la tanda de tres noches consecutivas en el siempre elegante recinto capitalino que a buen seguro marcará un hito en el seno de la formación. 


Tres noches que se antojan como de éxito, no solamente por haber agotado el papel, sino por el hecho de que lo que ayer tuve la oportunidad de presenciar fue una importante revelación que se nos mostró en muy pocos segundos. Como en las grandes noches y como con los más grandes artistas. No hubo necesidad de grandes alardes, ni de un progresivo calentamiento. Apenas comenzaron a sonar los primeros acordes el Price se puso en píe para abrazar la propuesta de la banda capitaneada por Mikel Izal, en un oleaje que emocionaba y personalmente me invitaba a reparar en lo que ocurría en el graderio casi más que en lo que estaba ocurriendo en compases iniciales sobre el escenario. 

Asimilado el oleaje con vendaval producido por Izal en el público madrileño, comenzamos a reparar en un repertorio consistente y sinuoso que compaginó a la perfección temas novedosos por otros más antiguos, convertidos en clásicos ya por sus seguidores, dando minutos a sus tres discos de estudios, con predominio claro está de sus dos últimas obras. 

Hubo tiempo para ocuparnos de Asuntos Delicados y de la fenomenal Hambre, también de buscar Prueba y Error hasta plantarnos en la eterna digresión sobre el Arte Moderno, antes de dar paso aun set intimista en el que defendieron Sueños Lentos, Aviones Veloces y Palos de Ciego, rebajando el pistón de la intensidad a través de un instimísmo con el que personalmente no llegué a conectar del todo. 

Afrontamos la segunda tanda del concierto con Los Seres que me Llenan, una revisión de Oro y Humo, innegable la impronta que le dieron con el referente claro de The Cure, la emotiva dedicatoria a la sobrina de Mikel que supuso Pequeña Gran Revolución hasta llegar a la terna, aparentemente final, de Agujeros de Gusano, Magia y Efectos Especiales y La Mujer de Verde con la que abandonaron el escenario al menos momentáneamente. 

Retomaron al mismo con ese caramelito repleto de amor que supone Qué Bien, la llamada de emergencia que supone Pánico Práctico y dejando para el final la sintomática y preclara El Baile, para invitar una vez más, como durante toda la noche, al personal del Price a sumarse a una fiesta que comenzó, antes ya lo dije, en los primeros compases de la actuación con el propio Mikel pisando el patio de butacas mientras estalla una lluvia de confeti ante el aplauso rotundo de una audiencia que hace tiempo les ascendió al altar de la primera división de la música nacional.