Nine Stories: "Cinéma Vérité"

Por: J.J. Caballero 

Con el cambio de estación y de circunstancias vitales –aunque podría servir para todo el año- apetece escuchar discos como "Cinema vérité", el tercero de la banda del inquieto Nacho Ruiz y primero en el nuevo sello creado para la ocasión. Nine Stories componen canciones como quien no le da importancia más que a las cosas pequeñas, a esos recuerdos de infancia que se guardan como oro en paño para recordar de dónde venimos en los momentos de máximo agobio. La prueba está en una íntima y delicada canción llamada "Low sun" o en otra radiante "Grand tour", donde prácticamente todo huele a felicidad, no exenta del necesario punto de melancolía. Y así casi todo el rato, con la lejana primavera oliéndose en el horizonte de unos sonidos luminosos que susurran historias plácidas de experiencias añoradas y vidas exprimidas con el pensamiento. La sensación de estar escuchando un pop sin aristas, facturado a base de medios tiempos bien cuidados aumenta en "A simpler life", tal vez la pieza más directa en una colección precisa pero demasiado uniforme. 

Para la producción se ha elegido en esta ocasión a Carasueño, personaje de probada eficacia en estos menesteres, y se ha llamado a otros satélites en la onda folk psicodélico como Alondra Bentley, identificada plenamente con la causa y aportando buena onda entre arreglos de sofisticación soleada a lo Beach Boys y dream pop de afiliación británica. La fórmula se estira hasta el final sinfónico del célebre "Canon" de Pachelbel en el que se inspiran para decirnos que sí, que lo suyo también es pop de cámara ("A dream that never was" podría ser la envidia de The Divine Comedy, sin ir más lejos), pero del bueno y sin empalagar. Con cierto riesgo como el que asumen en la composición de "Renoir retiro" o la estructura clásica de "Time travels at lightspeed", toda una invitación al carpe diem y a la ausencia de arrepentimiento por cualquier cosa que nos haya hecho disfrutar. Nine Stories parecen hacer música exclusivamente por esa razón, y les gusta que lo sepamos, que veamos que saben trabajar al margen de sus preceptos jugueteando con la electrónica en "Beijing" y una sorprendente "First night on the town". No es investigación, es pura diversión. 

Al fin y al cabo el pop está para eso, ¿no? Para decirle al mundo que nada es más importante en un momento dado que una buena canción y la enorme sensación de poder compartirla con quienes sienten lo mismo que tú. En tiempos de enajenación política y social, ellos se remiten a lo apuntado en "Everything politics" para desacreditar cualquier opinión basada en la intolerancia. Justo lo que nadie debería sentir ante unas canciones tan bonitas. Esa era la palabra que estábamos buscando para resumir el contenido de este disco, con lo fácil que es decirlo y lo mucho que nos cuesta a veces.