The Who: "Who"

Por: Oky Aguirre

¡¡Ahora vas y lo cascas!! Cuando aún estamos confeccionando nuestras listas para demostrar que somos los que más sabemos (yo el primero) sobre lo que nos ha dejado el año, vienen dos simpáticos abueletes a darnos una hostia en toda la cara. Cuando todavía andamos clasificando canciones según géneros que van surgiendo, de repente nos damos de bruces con lo último de The Who en trece años, haciendo añicos cualquier lista que a estas alturas ya estaba bien planificada, poniendo la etiqueta Rock donde corresponde.

El 2019 ha estado repleto de conmemoraciones de auténticas joyitas contemporáneas, que por su nacimiento en otras décadas han perdurado en el tiempo como lo que son: parte de nosotros. Hace 40 o 50 años, nacían grupos que hoy son monumentos (cada uno tendrá el suyo) tan trascendentes como Shakespeare, Orson Welles o Goya. Pero fuera de nostalgias y naftalinas, se agradece acudir al pasado para encontrar supervivientes de lo que nunca más se podrá hacer hoy: un disco nuevo de los Who. Y ellos lo han hecho, aunque salvando las distancias, ya que la ausencia de Entwistle y sobre todo de Keith Moon jamás nos podrá devolver a su original formación, con aquel sonido explosivo comparable a un cuarteto de música clásica.

Lo que está claro es que Pete Townshend no ha perdido su prodigio compositivo; y lo que es evidente es que la voz de Roger Daltrey sigue en su estado indomable. Pero lo cojonudo es que ellos lo saben y lo explotan, con el único resultado verdadero posible: 11 canciones con un aroma inconfundible a “puritito” rock, donde según una nota de prensa para relamerse, "el plagio musical, la espiritualidad, la reencarnación y el poder de la memoria" serán algunos de los temas que han abordado The Who en esta obra, que también se recrea en la historia de "una vieja estrella del rock que ha perdido el norte". Además de contar con una exquisita portada de Sir Peter Blake, responsable del “Sgt. Peppers” o del “Stanley Road” de Paul  Weller, con iconos como Chuck Berry o Muhammad Alí junto al símbolo Mod, ya te dan una idea de lo que está por venir; aunque nada que ver cuando le des al play, con el volumen, aconsejablemente muy, muy alto.

“I don't care; I know you're gonna hate this song; And that's fair; We never really got along”. “No me importa; Sé que vas a odiar esta canción; Y es justo; Realmente nunca nos llevamos bien”. Así comienza “All this music must fade”. Una auténtica explosión de todo lo que siempre han sido los Who: vozarrones, guitarrones y baterías con su punzante y definitivo estribillo. Podría ser una de las candidatas a canción de serie de la década, con un claro deje hacia el “Won´t get fooled again”, pero resulta ser una más de las que da sentido a las palabras de Roger Daltrey, dejando claro que junto a Pete siempre tienen mucho que decir, sin florituras ni poses; haciendo canciones capaces de trascender durante generaciones, como “Ball & Chain”, segundo corte que te transporta inevitablemente a sonidos ochenteros del "Baba O´Riley", con un primer minuto creciente insuperable.

“I don´t wanna get wise” vuelve a ese estilo tan británico entre el pop y el rock que ellos inventaron, que a unos les gusta y a otros no. Nada más lejano que un “Detour”, que bien podría haber entrado en ese monumento que es “Quadrophenia” (muy recomendable el libro de Javier Cosmen Concejo), cuando esos chicos alternaban guitarras enfurecidas con pasajes vocales a lo Beach Boys. Por eso también tienen cabida los momentos pausados en “Beads one string”, con Pete cantando bastante fino, que enseguida se desvanecen con “Hero Ground Zero”, donde violines y la gran labor de la sección rítmica, con John Palladino al bajo y en la batería Zak Starkey (el hijo de Ringo, que a mí me parece que lo hace que te cagas) se juntan con la voz de Daltrey en una cadena de temazos "made in Who", destacando un rabioso “Street Song”, la acústica y preciosa “Break the news”, que ya les gustaría hacer a los War on Drugs, y cerrar con un “This Gun Will Misfire”, con guitarrita flotante de Townshend, que también canta para sellar una década, otra vez, prodigiosa.