Alcalá Norte, la ciudad a sus pies


La Riviera, Madrid, lunes 22 de diciembre del 2025. 

Por: Javier González. 
Fotos: Estefanía Romero. 

Alcalá Norte dieron por finalizada anoche su estancia de tres días en “La Riviera”, lo hicieron con el enésimo “sold out”, confirmando con en un auténtico fiestón la grandeza y los parabienes que vienen recogiendo desde hace poco más de un año cuando, tras la publicación de su primer y hasta el momento único trabajo en el mercado, pasaron a convertirse meteóricamente en una de las grandes esperanzas de nuestro nuevo pop-rock. 

A medida que nos acercábamos a la madrileña sala pudimos comprobar que el ambiente era de lo más festivo. Era fácil rastrear bastantes corrillos de gente tomando apresuradamente la última caña antes de entrar, grupos de amigos disfrazados de “Power Rangers”, dando color a la noche, y cómo no, fans customizados con emblemas del grupo para demostrar militancia, todo ello sin duda potenciado por las fechas en que nos encontramos donde las festividades invitan al desenfado. Pero cuidado, todo ello no sería posible si detrás no hubiera un proyecto capaz de transmitir sensaciones distintas, capaces de facturar canciones con marchamo de himno, defendidas en el escenario con mucha solvencia y un descaro y cercanía en el trato al público que les eleva por encima de la media, convirtiéndolos con toda justicia en una de nuestras propuestas actuales más frescas y sinceras. 

Mareas de gentes totalmente intergeneracionales accedían hasta el recinto capitalino, el cual poco a poco se fue poblando, presentando un aspecto como pocas veces recordamos, con la intención de disfrutar del que quizás pueda ser uno de los últimos conciertos de la banda en una sala de mediano aforo, toda vez que hoy mismo salen a la venta las entradas del que será su primer concierto en el Movistar Arena, hecho que deja claro que lo suyo, con toda probabilidad, comience a ser algo más propio de grandes audiencias que de citas en petit cómite. 

Irrumpieron en escena con cierto retraso, pasadas las nueve de la noche, pero lo hicieron tirando de paso firme y regalando carisma, acercándose al borde del escenario, saludando y sabiéndose de ganadores de antemano. Fue Barbosa, parlanchín y dicharachero durante toda la velada, el encargado de hacer el “protocolario” saludo, casi a la par que pegaba tientos a una bota de vida que posteriormente hizo volar por los aires para regalársela al personal, instantes antes de arrancar con la oscuridad de las pétrea “Dr. Kozhev” y “Superman”, con las que ya pusieron al personal a enardecer, para posteriormente atacar “El Guerrero Marroquí”, “420N”, absolutamente celebrada por una audiencia ya entregadísima, una tonada antigua como “Codere” y “La Sangre del Pobre”, cuya fenomenal intro nos puso los pelos de punta y que coreamos como una sola voz hasta rematarla con el mítico “Sustancia, que solo pones patata, macho”, dando un sentido generacional a la desesperación que también dibujan los madrileños a través de sus curiosas y castizas imágenes. 

Con el público en todo lo alto acometieron una de las mejores tandas de canciones de la velada. Se hicieron la planetaria “10k”, sacando a relucir más tarde sus mejores galas para mostrar una elegancia deudora de La Mode en “No Llores, Dr.G”, un bombazo de afterpunk calmado que es pura adicción, donde la interactuación de guitarras entre René Sharrocks-Carlos Elías, los teclados de Laura de Diego junto al buen hacer empastando bajo y batería del “Admin” y Barbosa, junto a la actitud impertérrita de Rivas consiguieron elevarla al cielo. Posteriormente continuaron con “El Rey de los Judíos” (“Cosquilleo”), “Arteligencia” y su acertada revisión de ABBA en “Gimme Gimme”, robándonos una sonrisa, pero sin dar tregua ni permitir que cogiéramos el más mínimo resuello. 

Barbosa
abandonó momentáneamente su batería para coronar a Rivas, era el momento de invitarnos a pasar un rato en “La Calle Elfo”, acercándose a La Dama se Esconde, mientras seguían mezclando su mensaje subversivo con melodías vaporosas y arpegios hipnóticos que hacían corear y bailar al personal con una sonrisa en los labios. Antes de rematar la velada, sin posibilidad de bises, lo cual resultó todo un acierto por su parte, sonaron su adaptación de Icare, “Fils de Lucifer”, que Barbosa presentó como “una versión de heavy francés”, la pontetísima “Los Chavales”, “Barbacoa en el Cementerio”, cercana en su sonoridad a los míticos Parálisis Permanente y a los primeros Gabinete Caligari, “Langemarck” y la casi industrial “Westmister”, donde Rivas se abrió paso entre las primeras filas que arrodilladas le confirmaban como su pastor. 

Tocaba cerrar y vaya cómo lo hicieron. Barbosa tomó la palabra para presentar “La Vida Cañón”, inspirada, tal y como explicó, en un artículo que vio la luz en “Mundo Gráfico” un 25 de diciembre de 1935 que recogía la opinión de un vecino de las corralas de “Lavapiés”, quien mostraba toda la lucidez y sabiduría centenaria de los barrios populares de Madrid abogando por disfrutar de la vida apurando las pequeñas cosas en un alarde de inteligencia. Instantes después, “La Riviera” botaba en un interminable pogo repleto de buen rollo, mientras quien más y quien menos canturreaba, imaginando a su chica con peineta y mantón, o a él mismo apurando un puro y disfrutando en el tendido de sombra en Las Ventas para así dejar de pensar en una existencia que no es tanto horror si suena la música que suena de fondo pertenece a Alcalá Norte

La noche terminaba como empezó, con los Alcalá Norte acercándose al borde del escenario, sonrientes y sabedores de su victoria, mientras sonaba de fondo un divertido “All Right” de Cristopher Cross, ante un público que les despedía como lo que son: una de las grandes bandas de nuestra música actual. Para cerrar del todo la fiesta y como si de una boda se tratase, Barbosa abrió un par de cajas de puros y los lanzó al respetable con toda naturalidad, demostrando lo salado e incorregible que es, pero también que la cercanía y la personalidad tienen todavía cabida en una era de falsas apariencias y vacuidad. En un mundo podrido y sin ética, la esperanza reside en unos cuantos chavales de barrio que se dedican a hacer lo que les da la real gana. No lo olviden, lo de anoche fue tan épico como histórico. Tres noches de absoluta confirmación. Próxima parada: Movistar Arena. O como digo el ya más que mencionado Barbosa, en el Palacio de los Deportes, coño.