Entrevista: Los Radiadores

“Lo importante es que cada uno pueda sacar una idea de lo que escucha”

Texto: Sergio Iglesias
Fotografías: María Carbonell y Susana Godoy  

Los Radiadores cumplen una década al pie del cañón y lo celebran con un disco ("Bailes de verano") dividido en dos partes: una primera cara con seis temas nuevos en los que la banda muestra el presente de Los Radiadores, centrado en un sonido punk más directo y en el que han contado con colaboraciones destacadas como las de Pat Escoin (Lula, ExFan, Los Romeos) y José Manuel Casañ (Seguridad Social) y, por otra parte, una cara B que repasa la historia del grupo a través de versiones en directo y nuevas revisiones de los temas más emblemáticos de sus discos anteriores. 

Para comenzar, permíteme que os felicite por cumplir diez años de carrera que, tal y como están las cosas, es algo complicado de conseguir… 

Raúl Tamarit: Pues muchas gracias. Nosotros, cuando empezamos, lo hicimos de una manera tranquila y sin ninguna prisa. De esta forma, hemos podido llegar a cumplir diez años y creo que, escuchando los discos, se puede comprobar que, aunque mantenemos las constantes vitales del grupo, ha habido una evolución hacia un sonido mucho más depurado, más rotundo y más sintetizado. Antes, a lo mejor nos andábamos más por las ramas y ahora está todo más definido en cuanto al rock and roll que queremos hacer. 

Si hablamos de la aceptación que tienen Los Radiadores, tampoco somos un grupo “amable”, pero estamos haciendo nuestro caminito y cada vez tenemos un público más fiel y estamos llegando a más gente. Como tampoco hemos tenido prisa por llegar a ninguna cima concreta, ahí seguimos… en la escalada. 

En este mundo de la música, es fundamental no tener prisa ¿no? 

R.T:: Yo creo que sí, eso lo que provoca es un desgaste, porque te marcas unas metas demasiado pretenciosas que puede ir minando el seno del grupo y la convivencia entre los miembros de la banda; nosotros, aparte de compañeros, somos amigos porque sabemos hasta dónde podemos llegar y somos realistas en ese aspecto. 

De todas formas, la cosa tampoco está muy boyante y, como te decía, no somos un grupo que haga un estilo de música especialmente comercial, así que estamos contentos haciendo lo que nos gusta. 

¿El hecho de ir sacando EPs o singles en vez de hacer discos largos es parte de esa filosofía de la banda de ir paso a paso?

R.T::  Lo que observamos es que la gente no tiene tiempo o capacidad para asimilar un disco entero como sucedía en los 90 con el boom del CD cuando se metían 12, o incluso 15 canciones en un disco; ahora eso es impensable y, de hecho, se están colgando canciones sueltas. 

Nosotros, aun así, de vez en cuando sí que sacamos un LP entero, pero es verdad que los tiempos y las prisas con las que vivimos han derivado en el hecho de que los discos vuelvan al formato original de los años 50 y 60 con un minutaje que no superaba los 40 minutos. Creo que la evolución de Los Radiadores ha ido por ahí en cuanto a sintetizar y darle a la gente las cosas claras y directas, y así es como vemos el formato, porque también sucede que muchas canciones en las que tienes mucho interés se pueden perder porque la gente escucha el disco de una pasada, y por eso creemos que vale la pena hacer las cosas de una manera más sencilla para que las canciones permanezcan durante más tiempo. 

Centrándonos ya en el nuevo trabajo, en varios de los temas se puede percibir la influencia del sonido de Los Ramones, al igual que en el anterior, Puño en alto, parece que la influencia principal eran The Clash… 

R.T::  Es muy probable. De hecho, las canciones de Puño en alto y estas nuevas iban a ir en un mismo disco, lo que pasa es que, como no tenemos un presupuesto muy amplio, decidimos separarlo y hacerlo en dos; por eso puede ser que se note esa influencia del punk que más nos gusta. También es cierto que, en los últimos tiempos, he estado escuchando viejas reediciones de trabajos de The Clash y Ramones y eso, de alguna forma, ha quedado muy presente; además, volviendo al tema de la síntesis, ambos sabían sintetizar bastante en eso del rock and roll y lo que vivían era lo que presentaban. 

Siguiendo esa línea sonora, era inevitable contar con Pat Escoin, nuestra artista más “ramone” ¿no? 

R.T::  Pat Escoin siempre me ha gustado mucho. Cuando era un chaval y vi a Los Romeos me dejó alucinado el sonido que sacaban a las canciones y, sobre todo, la presencia que ella tenía; así que, cuando tuve el tema preparado, me vino inmediatamente a la cabeza Pat porque me recordaba a esas canciones que Los Ramones hicieron con Debbie Harry. Le mandé la canción y cuando me la devolvió grabada pensé que era perfecto y que eso era exactamente lo que yo tenía en la cabeza, pero llevado a su rollo y ha quedado muy bien. 

Hablando de la letra de ese tema, “Luna roja”, me parece brillante el paralelismo que haces entre El Tempranillo y Curro Jiménez con Joe Strummer y Joey Ramone… 

R.T:: Siempre me han gustado esas historias de la España profunda y me atraía mezclar ese anglosajonismo de Strummer y Joey Ramone con algo tan castizo como son estos bandoleros… dos personajes que estaban en las montañas peleando contra el capitalismo y el imperialismo de los más poderosos al igual que, de otra manera, hicieron Joe Strummer y Joey Ramone. 

Al final, todo surge de esa dualidad que viene heredada de grupos como Gabinete Caligari y, si me apuras, incluso de Los Brincos. También era una forma de mantener y reivindicar la esencia de nuestra historia y nuestra cultura ya que, si te pones a analizar, por ejemplo, lo que hacía Narciso Ibañez Serrador en Historias para no dormir, ves que no tenía nada que envidiar a las películas de serie B o de terror americanas.

En el disco también contáis con la participación de José Manuel Casañ en el tema El gran premio final, ¿cómo surge esta colaboración? 

R.T.: En la época que él empezaba con el punk, en los primeros discos de Seguridad Social, ya había reggae en algunos temas y yo empecé a conocer esa música por ellos o incluso por Kortatu antes que por The Clash o Marley, así que cuando tuve la canción, inmediatamente pensé en José Manuel porque, al fin y al cabo, él fue quien me abrió esa puerta del reggae dentro del rock. 

Teniendo ese gusto por The Clash, sorprende que no hubierais tocado este palo jamaicano mucho antes… 

R.T::  Pues la verdad es que, aunque en Puño en alto había algún amago, nunca lo habíamos hecho; sí que lo habíamos intentado cuando estábamos montando Manual de supervivencia, pero no nos convenció y se desechó porque el concepto de aquel disco tampoco lo permitía, a diferencia de este nuevo trabajo, donde veíamos que podía encajar perfectamente. Esta canción venía de tiempo atrás aunque tenía otros arreglos y cuando le propuse al grupo hacer un reggae, inmediatamente nos pusimos en marcha y creo que en seguida dimos con la composición porque no es un reggae puro, sino que lo hemos llevado a nuestra idea de lo que es el rock. 

Volviendo al tema de las letras, vemos que hay un poco de todo: la crítica social de El gran premio final, el divertimento de Benidorm e incluso el surrealismo de Voces en mi cabeza… 

R.T::  Así es. Las letras llegan como se te ocurren y no te planteas hacer una letra con un carácter definido en plan “ahora voy a hacer una letra graciosa, ahora una más profunda…”, sino que te vienen ideas a la cabeza y vas apuntándolas. 

Sí que es verdad que antes éramos más serios, las letras estaban más encriptadas en discos anteriores y en este son más transparentes. Pero no hay ningún misterio a la hora de hacer los temas: yo me pongo con la guitarra, un boli y un papel y voy anotando las cosas que se me ocurren… lo que sí que me suelen decir y yo también lo creo así es que todas las letras tienen ese punto de ironía y que hay muchas formas de entenderlas y eso es lo importante: que cada uno pueda sacar una idea de lo que escucha. 
En cuanto a la cara B de Bailes de verano, habéis hecho una selección perfecta de lo que han sido estos diez años de Los Radiadores, empezando por las versiones en directo de Buddy Holly y Manual de supervivencia, dos temas imprescindibles en vuestros conciertos… 

R.T:: Sí, Hemos intentado sintetizar lo que han sido estos años con canciones de todos los discos que hemos hecho. Hablando de estos dos temas, Manual de supervivencia la llevamos tocando desde que salió y nunca ha salido del repertorio porque creo que es una canción que se quedó un poco diluida en el disco, pero que tiene mucho gancho y es de las que más me gusta por ese carácter rockero que tiene con alguna pincelada surf; y luego Buddy Holly representa esa dualidad de la que te hablaba antes de mezclar lo anglosajón con lo castizo porque tiene esos acordes aflamencados e incluso en la versión del disco se metieron unas castañuelas. Estos dos temas representan, básicamente, lo que hemos querido ser Los Radiadores en este tiempo y quisimos hacerlas en directo por ofrecer algo diferente en vez de hacer el típico “Grandes éxitos”. 

También nos encontramos dos revisiones de himnos de la banda como Hasta el final y la sorprendente versión de Gasolina, Santos y Calaveras, que aparece aquí en una versión mucho más sucia que la original. 

R.T:: Pues esa canción ya estaba así desde hace mucho tiempo. Cuando empezamos a grabar aquel disco el resultado no nos acabó de convencer y fuimos a otro estudio y algunas de esas pistas se regrabaron otra vez y otras se quedaron por ahí en un disco duro. Y un día, un amigo que empezó a hacer cosillas por su cuenta en un home studio, nos pidió esas pistas que habíamos desechado y nos mandó esta mezcla que él había hecho sin haber escuchado la canción siquiera, dándole ese formato y nos encantó; y Hasta el final sí que está regrabada, es una versión más lenta y con ese punto fronterizo diferente a la que habíamos grabado en el disco, que era más pesada y rotunda. 

Finalmente, tampoco podía faltar la versión de Extraño corte de pelo de Los Coyotes ¿no?

R.T:: Sí, nos apetecía incluirla porque la gente nos la pide habitualmente y porque es una canción que reivindica nuestras raíces con el rockabilly y el psychobilly patrio a través de Los Coyotes. De hecho, la íbamos a grabar pero nos dimos cuenta de que la fuerza que tiene en el directo no la íbamos a conseguir en estudio ni de coña así que, finalmente, la dejamos así. 

Para terminar, ¿cómo os planteáis las cosas ante esta nueva situación que estamos viviendo? 

R.T:: Yo creo que ahora las cosas hay que tomárselas con mucha calma para ver cómo podemos empezar a trabajar otra vez y cómo podemos volver a actuar. En esta situación, yo quiero romper una lanza en favor de las salas de conciertos, que es donde empezó todo y donde tiene que volver a empezar de nuevo todo, atrayendo a la gente a los conciertos, potenciando la cultura y la música de base y luego, más adelante, ya iremos pensando en los festivales poco a poco. 

Ahora todo está en el aire y no sabemos siquiera si dentro de un año vamos a poder estar haciendo conciertos; yo percibo que va a haber un cierto miedo a meterse en sitios concurridos y lo que pienso es que somos los grupos de aquí los que ahora tenemos que tirar del carro para que no se pierda la cultura del directo, porque creo que aún tardaremos en ver grupos de fuera asomándose por nuestras tierras… primero empezaremos los de aquí y, poco a poco, irán viniendo giras internacionales y festivales, por lo cual la responsabilidad ahora mismo es de los grupos de aquí, trabajando y creando los cimientos de la cultura de directo. 

¿Crees que, después de lo que estamos pasando, se valorará más esa cultura local tan necesaria? 

R.T:: Yo quiero ser optimista y creo que sí que hay que valorar lo que está pasando; estamos viendo ahora que grupos que tenían escasa repercusión porque estaban tapados por los “cabezas de cartel”, de repente están teniendo conciertos por las redes sociales y son los que están manteniendo el espíritu del directo. 

Esos grupos que estaban pasando desapercibidos están cobrando una importancia que antes no tenían y lo que vemos es que en este momento todos están jugando con las mismas cartas… obviamente, hay quienes tienen mayor repercusión porque tienen más infraestructura o más ayudas, pero esos pequeños grupos de los que no se acordaba nadie, están fomentando, aunque sea desde sus casas, esa cultura de directo que espero que, cuando se pueda, se traslade a las salas y que todos puedan trabajar en las mismas condiciones… luego ya cada uno que decida lo que quiere, pero que todos puedan estar en el escaparate. 

De todas formas, aunque en la cultura estamos pasándolo muy mal y es un sector que mueve mucha gente, creo que hay familias que lo están pasando peor y es el momento de que, entre todos, hagamos que esto vaya hacia adelante ayudándonos unos a otros.