Ghostemane: “Anti-Icon”

Por: Juanjo Ordás

No sé qué ocurrirá con este disco en el futuro y menos en la época tan incierta que vivimos. No se trata de algo que afecte solo a la industria discográfica, el mercado económico mundial se encuentra en plena crisis y eso afecta a personas y al destino de los productos. Sin embargo, pienso que “Anti-Icon” (Blackmage), el octavo disco de Ghostemane, está llamado a cambiar las reglas del juego. Por un lado, si no lo consigue da igual porque se trata de un trabajo especial tenga o no una gran acogida. Pero por otro, estaría muy bien que fuera aclamado por multitudes porque se trata de algo bastante rompedor. Salvando las distancias -insisto, salvando las distancias- despierta en mí una sensación parecida a la que tuve cuando escuché “The downward spiral” de Nine Inch Nails o “Antichrist Superstar” de Marilyn Manson, con sonido, canciones y concepto dando forma a un todo. Las influencias de Reznor y Manson se notan, Ghostemane es un tío listo y sabe filtrarlas para no ser un mediocre remedo de los que pululan por ahí. No, aquí tenemos a un artista con mucha personalidad.

Definir la música de “Anti-Icon” es complicado. Es trap mezclado con metal y elementos siniestros. Anticomercial hasta más no poder, posiblemente lo más fácil de oír sea el sencillo “Lazaretto” y eso no es mucho decir. Pero es que “Anti-Icon” no se puede escuchar como un disco normal. Las canciones fluyen de una hacia otra, en algunos momentos no vas a saber ni en qué tema te encuentras, pero lo importante es serás absorbido por la obra. Y ahí ya decides si pulsar stop y salir o continuar sumergiéndote del todo. Sinceramente, merece mucho la pena coger aire seguir buceando para entender la experiencia. De pronto te ves en mitad de un maremágnum de ritmos teclados, guitarras y voces infernales, pero con ganchos. Sí, es curioso. Si te das cuenta, en cada canción hay pinceladas que van a hacer que la recuerdes en una segunda escucha pese a toda la agresividad vomitada. Es bastante excitante, la verdad. Evidentemente, tienes que tener cierta predisposición. Si las coordenadas facilitadas no te dicen nada, olvídate, pero si te ha picado la curiosidad, “Anti-Icon” podría ser uno de tus discos del año.

Hay que tener en cuenta que nos encontramos en un momento en el que tanto artistas jóvenes como maduros están redefiniendo el concepto de música popular. Tanto que los términos “pop” o “rock” se están quedando cortos. ¿Qué es lo que hacen Bunbury, Mark Lanegan, Rosalía, C Tangana o Nick Cave? ¿Deberíamos dejar a un lado los géneros y empezar a hablar simplemente de canciones o de música popular y que cada uno se la coma como quiera? Sin tener nada que ver con los mencionados, Ghostemane encaja ahí. Y ya es cosa tuya decidir si te apetece una apuesta arriesgada o no. Pero vaya por delante que “Anti-Icon” es muy agresivo, con una actitud muy joven pero que no desprecia en función del rango de edad. Lo dicho, estoy muy seguro que los seguidores de NIN y Marilyn Manson se encontrarían como en casa.

Este chico está más que preparado para dominar el mundo, solo hace falta que los astros se alineen y que caiga una canción suya en una película de Lynch, una portada en Rolling Stone y una actuación en los Grammy. Se lo merecería, desde luego.